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(8) Reflexiones sin bragas

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Una mañana más, Ana afrontaba las prisas y los exámenes finales en la facultad. Tocaba hincar codos y apretar las tuercas lo máximo. A primera hora tenía un examen que llevaba preparando noches enteras sin dormir, pero en ese instante de correr para llegar le sonó el móvil. Pese a ser un número desconocido, se puso.

-Diga.

-Hola, ¿eres Madame Ani? Llamaba para pedir un servicio con Lidia. ¿Esta tarde está libre?

Vaya, cliente directo y serio.

-Claro. ¿Le viene bien de cinco a seis?

-Perfecto.

-Estará en el hotel NH Málaga, habitación 33, tercera planta. Dígame su nombre.

-Guillermo Ramírez.

-¿Su edad?

-42.

-¿Profesión?

-Concejal local.

-¿Del ayuntamiento?

-Sí, tengo mi despacho pared con pared con la del alcalde.

-Wow. Pues anote: serían 700 euros, pago vía PayPal al e-mail [email protected]. Necesito que haga el pago antes de la una para avisar a mi chica y se prepare.

-Mi secretaria realizará el pago de inmediato. Muchas gracias.

-A usted. –Y Ana colgó alegre-. ¡Yeah!

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El examen fue como la seda. Ana iba muy bien preparada e incluso le sobró tiempo. Ahora a la biblioteca a repasar para el examen de las once. Pero otra vez le sonó el móvil con otro número desconocido.

-Dígame.

-¿Hablo con Madame Ani?

-Sí, soy yo. ¿Qué desea?

-Concertar una cita con Lidia. ¿Estaría disponible esta tarde?

-Por supuesto. Hotel NH Málaga, habitación 45, cuarta planta. No es necesario que pase por recepción. Usted sube y Lidia le abrirá la puerta sexi y encorsetada a las seis de la tarde.

-¿Precio?

-700 euros por PayPal.

-¿E-mail?

-Apunte. [email protected].

-Muy bien.

-¿Me facilita su nombre?

-José Luis Cano.

-¿Edad?

-39 años.

-¿Profesión?

-Policía. Patrullo la ciudad por las noches. Vi a Lidia en su book y me fascinó.

-Pues por favor, haz el pago lo antes posible. Si a las dos no lo veo hecho, cancelo el servicio y usted se queda sin chica.

-No se preocupe. En cuanto cuelgue lo hago.

-Eso me gusta. Adiós. –Y Ana colgó-. Genial… -sonrió con gozo.

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-¡¡Jodeeeeer!! –pegó Guillermo Ramírez el último embiste y eyaculó con bravío. Lidia aguantó el chorro de placer abrazada a su cliente.

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-Mierda…

Lidia llegaba tarde. Desnuda y con la ropa enrollada en las manos, subió así al cuarto piso del hotel. Abrió la habitación 45 y se preparó para el segundo cliente.

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-¡¡¡YA YA YA YA!!! –empujó José Luis Cano con la pelvis y realizando una eyaculada magistral. Lidia se tapó la cara con la almohada para silenciar su chillido de loba.

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Otra noche puñetera de estudios y cafés para aguantar las horas. Ana consultó su reloj deportivo de pulsera. Las dos de la madrugada, pero parecía que el tiempo se había detenido.

En ese momento llamaron a la puerta. ¿Quién sería tan tarde? Pese al cansancio, Ana se levantó de la mesa de estudio y fue a ver quién era.

-Hola, ¿tú eres Ana Etxeberría?

Ana se quedó descolocada. Tenía delante a un maromo musculoso de 30 años envuelto en una gabardina oscura. ¿El mundo se había vuelto en un sinsentido o solo era una visión causada por el agotamiento?

-Sí, soy yo.

-Te traigo un regalo de Lidia Ortiz.

-Ah, vale. ¿Y dónde está el regalo?

-El regalo soy yo –se abrió la gabardina y enseñando sus años ejercitados en el gimnasio. Enseñó su desnudez excitante y su tanga dorado de hilo filo.

-Coño puta… -A Ana se le quitó el sueño en un segundo.

-Tienes una hora.

-¿Eres gigoló?

-De los buenos y te lo pienso demostrar.

-Pasa, cacho cabrón –le tiró Ana del brazo-. Fuera tanga y te la cascas en mi cama. La quiero ver bien dura cuando te enchufe.

-Por supuesto.

Ana hizo una llamada rápida a Lidia.

-Hola, pedazo de guarra -rió Ana.

-¿Qué tal, putón verbenero? ¿Qué haces?

-Voy a disfrutar de tu regalo. Muuuuchas gracias, guarrona. Sabes elegirlos. Está de puta madre.

-¿Te gusta? Lo elegí entre 100 gigolós de lujo.

-Sólo te llamaba para agradecértelo. Eres una amiga de las buenas. ¿Y tú qué haces? Escucho voces de fondo.

-Es Diego con la polla en la mano.

-¿Te lo vas a follar gratis?

-Ni de coña. Diego ha estado ahorrando dos meses para pagarme.

-Esta es mi puta.

-Le he dicho a mis padres que vamos a estudiar juntos toda la noche en mi cuarto.

-Claro, él te estudia a ti y tú a él –rió Ana-. Bueno, guarrona, que mi gigoló se va a correr en la mano si espero más. Que tengas buena follada.

-Y tú también. Te quiero mucho, Ani.

-Y yo a ti, so zorra. Y ya sabes, fotitos y para el facebook.

-Hecho.

-Pensé que sería una noche de pena, pero me equivoqué yeahhhhhh…

... FINAL

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