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El padrastro de mi novio

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Hola mi nombre es Karla y tengo 28 años, la historia que les contaré a continuación sucedió cuando tenía 18 años, en ese tiempo tenía un novio, se llamaba Fer con el que llevaba más de 2 años de relación, lo conocí en la prepa, era muy atento y tierno conmigo, de hecho perdí con el   mi virginidad   cuando tenía 16 años. Lo amaba y fue para mí una experiencia muy linda y placentera. Sin embargo yo fantaseaba con tener sexo con hombres dotados  desde antes de perder mi virginidad y cuando me entregué a mi novio me desilusioné un poco porque  su pene no era del tamaño que yo tanto deseaba probar,  aunque eso no me impidió disfrutar de mi sexualidad y descubrirla  junto a él . Llevaba ya dos años teniendo vida sexual con mi novio, cuando tuve una experiencia que lo cambio todo.

En ocasiones quedaba un tanto insatisfecha cuando tenía sexo con mi novio, incluso había veces que debía masturbarme imaginándome que me cogía un vergon, para  no quedar toda caliente. Me apenaba, porque me constaba que mi novio se esforzaba por hacerme feliz en la cama, cosa que solo raras veces sucedía y entre más pasaba el tiempo más volvía a mi ese deseo de probar a un hombre realmente dotado o al menos más dotado que mi novio de 14 cm. Amaba a mi novio, pero yo era muy caliente y tenía ganas de probar a un macho viril como los que veía en películas porno cuando me masturbaba rico. Alguna vez pensé en dejarlo para tener libertad de probar las cosas que tanto deseaba, sin embargo, se me hacía muy frívolo dejarlo solo por el tamaño de su miembro, pues yo misma era delgadita, bien formada y chaparrita, tengo lo mío, pero no me considero una mujer voluptuosa. Después me alegré de no haberlo dejado, porque de haber sido así no hubiera pasado los que nunca me imaginé y que tanto me gustó.

Mi chico y yo salimos de la prepa al mismo tiempo y por suerte nos quedamos en la misma universidad, aunque en carreras distintas, por lo tanto seguimos viéndonos tanto como antes;  podría decir que hasta más. Fue cuando empecé a ir más a su casa para esto yo ya había cumplido 18 años.  El padrastro de mi ex novio se llamaba Mario y era el típico padre de familia, cuando lo conocí dije para mis adentros,  "el señor se ve guapo", pero solo hasta ahí, nunca imagine lo que pasaría dos años más tarde. 

Como les decía íbamos muy seguido a la casa de Fer, su mama nunca estaba por que trabajaba todo el dia, pero quien siempre estaba era Mario y algunas veces platicábamos de diversos temas, incluso llego a caerme mal porque en ese tiempo yo tenía rastas y el aprovechaba cualquier momento para hablarme acerca de la importancia de tener una gran presentación. Como trabajaba de noche siempre se subía a dormir y mi novio y yo cogíamos en la sala, nunca nos llegó a  escuchar porque yo no hacía mucho ruido ya veces me ponía muy cachonda  estar cogiendo tan cerca de ese señor que poco a poco iba despertando mi deseo, cuando estábamos sentados en la sala se le podía ver un gran bulto en el pantalón y yo aprovechaba cualquier distracción en los presentes para voltear a ver el bultote qué se le hacía en la entrepierna,  me  excitaba tanto que  llegué a meterme al baño a masturbarme  imaginándome lo que habría debajo de ese pantalón,  me desconcertaba un poco que me excitara  tanto un hombre maduro que bien pudiera ser mi padre.

Un día mi novio olvidó su trabajo de fin de semestre y como también tenía exámenes me pidió de favor que   fuera por él a su casa para que se le pudiera dar más tarde, aunque sólo se tratara de que entrara a su cuarto por un folder, me empezó a dar una gran ansiedad saber que Mario estaría ahí.  Cuando llegue a su casa no podía abrir con la llave así que estuve batallando unos minutos con la cerradura para poder abrir la puerta,  cuando por fin pude entrar Mario estaba bajando las escaleras muy rápido en ropa interior bajo en una camiseta y una trusa  la cual exaltaba el área de su  miembro,  en ese momento mi vagina empezó a palpitar y no pude evitar verlo como embobada, él me miró extrañado y dijo:

- Oye perdón que haya bajado así creí que alguien se estaba metiendo que estaban forzando la cerradura.

- No señor perdón es que no podía abrir es que Fer me pidió que entrara sin hacer ruido porque podría estar durmiendo,  perdón si lo desperté sólo vine por un trabajo qué se le olvidó-le respondí.

El no hizo ningún gesto por taparse y yo no hice por dejar de mirarlo, pues no podía, se aceleró mi corazón y mis manos comenzaron a sudar estaba excitada y muy nerviosa a la vez.  Después de un  breve silencio que para mí fue una eternidad, me  dijo.

- Adelante puedes subir a su cuarto necesitas algo más

- No, sería todo muchas gracias y disculpe  la molestia  sólo subiré por un folder y ya- le dije mientras pase a su lado rápidamente para subir las escaleras- 

Mientras subía las escaleras pude escuchar que me seguía y eso hizo que me calentara aún más, pues no había  olvidado el hecho de qué estaba en ropa interior y sólo podía pensar en ese gran bulto qué se le veía.    Entre al cuarto y encontré rápidamente el folder  lo tomé y me  apresure a salir,  cuando voltee Mario estaba en la puerta mirándome mientras se sobaba  el miembro  por arriba del calzón,  se le veía más hinchado, eso  era todo para mí había lo que pasaría, mi vagina se empezó a mojar mientras observaba  en silencio a ese macho tocarse,  tenía muchas ganas de que se la sacara, la quería ver. El esbozo una sonrisa y me dijo.

-Te he visto como miras todo el tiempo mi entrepierna, solo te quiero preguntar algo sin que te ofendas, ya eres como parte de la familia y lo que menos quiero son problemas -yo lo escuchaba en silencio- quería saber si te gustaría verlo.

Solté una pequeña risa nerviosa, no podía negar que lo veía, por que le mismo me cacho en mas de dos ocasiones, le dije muy cohibida:

- Es que me siento muy rara de que me lo enseñe,  pero la verdad sí me gustaría verlo,  sólo si no le dice nada a Fer.

-No te preocupes-me dijo- yo no diré nada de lo que pase aquí, pues tampoco quiero que tu suegra se entere, pero está bien aquí te la enseñó para que la  veas a gusto.

Acto seguido bajo su trusa y dejó ver una enorme verga semi dormida, aun así se veía más larga que la de mi novio y mucho más gruesa, se agarró los huevotes y se empezó a masturbar frente a mí, yo lo veía atenta, entre más crecía su verga, más se mojaba mi pantaleta. El me miraba morbosamente mientras me enseñaba su macanon que se veía poco mas del doble que el de mi novio. A veces veía películas de negros muy dotados y yo pensaba que solo ellos la tenían así de larga, gruesa y cabezona, pero ahí estaba frente a mí la vergota de Mario que le podía ganar en tamaño a varios de esos actores porno. Estaba solo ahí mirándolo sin que ninguno de los dos dijera nada, yo estaba muy mojada y tenía muchas ganas de tocarme también, pero tenía pena, no quería hacerme la santa, pero tampoco sabía cómo dar el primer paso, así que él lo dio. Se acercó mas a mi jugueteando con su cosota y me dijo con voz calmada:

-Ven agárrala- y tomo mi mano llevándola despacio a su gran miembro.

Yo lo tome con suavidad y me calentó ver que no alcanzaba a cerrar mi mano alrededor de semejante instrumento, lo masturbé lentamente y me sorprendía ver que no lo abarcaba con ambas manos, me olvide completamente de Fer y  ahí estaba absorta acariciando ese fierrote y cuando reaccione por fin un poco le dije sin dejar de masturbarlo:

-La tiene muy grande señor, esta es el segundo pene que conozco pero he vistos otros por internet y le digo que está muy grande, usted podría salir en una de esas películas porno, como la tiene, es de más del doble que la de Fer.

-Yo prefiero hacer gozar a las damitas sin pedirles nada a cambio -me dijo mientras tomaba mis hombros- oye y tú, ¿no me vas a enseñar nada a mí?.

-Pero quedamos que nadie se va a enterar , si es así le enseño lo que quiera.

-Ya quedamos en eso, quiero que empieces por hablarme de tu, mira como estamos (dando a entender que estábamos ahí solos el semidesnudo y yo jugueteando con su verga)-ambos reímos un poco.

-Como quieras Mario y que vas a querer que te enseñe-preguntaba mientras me alejaba un poco de el para que pudiera verme de cuerpo completo.

-Quiero verte toda desnuda-dijo de manera tajante- quiero ver ese bonito cuerpo esbelto que tienes.

Me quite las botas y empecé a menearme sexy frente a él, claro que le complacería, poco a poco empecé a despojarme del pantalón y la blusa hasta quedar solo en ropa interior, el me miraba masturbándose y me calentaba ver que era capaz de calentar a un hombre tan viril, mucho mas grande que yo. Me quite la ropa interior y quede completamente desnuda frente a él, haciendo movimientos lentos y sexis, solo podía mirarlo a los ojos y a la verga, me dijo ya con voz más cachonda:

-Que rica estas flaquita, eres muy caliente, te ves bien rica encueradita-y otras cosas mas que no recuerdo por la emoción del momento.

-Quiero seguir tocando tu vergota papi me gusta mucho.

Me acerque de nuevo y lo tome del pene agarre sus huevos grandes que se sentían pesados, el comenzó a acariciar mis senos, me tomo de la cara y se inclinó para besarme, creo que con ese beso sellamos un pacto, me iba a entregar a él y nadie lo podría saber. El beso fue muy intenso, con mucha pasión, yo sentí que pase mucho tiempo besándolo mientras no soltaba su miembro. Después del beso mis inhibiciones se fueron y como hipnotizada sin decirle nada le quite la playera quedando ambos desnudos, me agache a chupársela, mi puchita estaba super mojada y deseosa, su pene se puso muy duro y se comenzó a hinchar aun mas en mi boca, lo veía inmenso, lo quería probar estaba muy excitada pero aunque suene ridículo me daba un poco de temor que me lastimara, ese pitote de Mario no se podía comparar con la de Fer, apenas me cabia una cuarta parte en la boca, asi que empecé a besar todo el fuste, besaba y lamia su cabezota que emanaba ese líquido transparente salado, me sabia riquísimo, besaba sus huevotes y mi respiración se entrecortaba mientras el acariciaba con ternura mi cabeza y soltaba pequeños gemidos de placer, yo me masturbaba de a poco, mi clítoris estaba sensible e hinchado como nunca. Tenía muchas ganas de sentirlo dentro de mí, pero lo poco que me quedaba  de resistencia y pudor  me impedía pedirle a gritos que ya me llevara a la cama y me hiciera suya  como él quisiera. Después de un rato me levantó de los hombros y como le doy a la altura del pecho se inclinó un poco para tocar mi sensible e hinchada cosita, con la otra mano me agarro firmemente una nalga y comenzó a besarme el cuello, después me dijo al oído.

-¿Quieres que te lo meta?

-Si, si la quiero, pero quiero no sé si me vayas a lastimar, estas muy pitudo, nada que ver con Fer y yo solo he estado con el.

-Te la voy a meter despacito, tu puchita me lo pide mira como estas de mojada, vas  a ver lo que es probar una de verdad, si en algún momento te sientes incomoda, solo dime y paramos, ¿ok?.

Ya no le conteste, solo asentí con la cabeza y nos volvimos a besar,  después me cargo entre sus brazos y me impresiono la facilidad con la que me levanto,  me cargo como los novios llegan a su luna de miel, pero ambos desnudos, me llevo cargando su cuarto y me acostó en su cama, la misma cama donde se cogía a mi suegra. Me  acostó y me empezó a besar todo el cuerpo, mis pechos, mi abdomen y abrió mis piernas para lamer mi ganosa puchita, la besaba y me lengüeteaba rápidamente el clítoris, metía su lengua en mi entradita y yo arqueaba la espalda por el placer que me daba su lengua y sus labios que besaban con pasión mis labios vaginales, me vino un orgasmo muy rico, fue cuando se separó y yo casi por instinto me incorpore para volver a chuparle su falo, masajee sus huevos y recorrí todo la longitud de su trancota besándola y  ensalivándola, el sabía que me estaba preparando para recibirla, así que después de dejarla lo más lubricada posible, me tomo entre sus brazos y me volvió a acostar, ahí estaba yo,  una chica que hace unos días había cumplido la mayoría de edad, desnuda y ofreciendo su cosita a un hombre maduro y vergon de 45 años.  Ni siquiera quise pedirle que se pusiera un condón, quería sentirla al natural esa cabezota y  los pliegues de las gruesas venas de ese pitote. No soportaba más, me empecé a comportar como la caliente cogelona que en realidad soy y le susurraba:

-Ya Mario, méteme tu vergota, pero despacio, cógeme rico ahorita soy tuya, hazme lo que quieras.

-A ver flaquita rica te la voy a meter despacio -me dijo mientras se acomodaba en medio de mis piernas-vas a ver que te va a gustar.

-Si ya métemela, dámela-le decía impaciente.

Tomaba su vergon y lo ponía en la entrada de mi ansiosa vagina la cabezota tapaba toda mi entradita, mis jugos comenzaron a mojar su cabezón y yo lo jalaba hacia mí, pero no entraba, mi pequeño cuerpo contrastaba con la virilidad de ese señor ganoso, de repente se acomodó mejor y me tomo de la  cintura para clavarme, con la otra mano  acomodaba su verga y la frotaba en mi cosita, fue cuando sentí que entro la cabeza, solté un agudo gemido de dolor,  me dolía y le quería pedir que parara, pero estaba decidida a dejarme coger por él, de pronto empezó a moverse y en cada mete y saca me metía un pedazo más, hasta que me  metió la mitad.

-Que rica cosita tan apretadita hasta pareces virgen chiquita, me estas mojando todo con tus meaditos, te gusta la vergota, verdad flaquita.

-Aaay papi si me gusta, que pitote ahh, ahh que rico que rico no manches ahí, ahí ahí uhh uhh uhh que verga uy asi asi asi asi me voy a veniiiir!!

No sabía que podía ser tan escandalosa, gritaba como loca, de ahí empezó a moverse más rico y con más firmeza, el dolor fue cediendo y ahora solo sentía  sensaciones nunca antes conocidas en mi cosita,  no sabia que hacer, gemía como loca, lo agarraba de los brazos y sin darme cuenta le enterraba las uñas, mordía la colcha de la cama y no pasaron ni cinco minutos cuando me hizo venir  solo con la mita de su instrumento. Grite y todo mi ser empezó a temblar, mi puchita palpitaba y apretaba el vergon de Mario:

-¡Aaay, uh uh uh uy papi papi siii ahh rico!

-Tomalo Karlita es tuyo -dijo orgulloso de verme gozar tanto.

-Es mío ayyyy!

Este aprovecho para enterrarme otro pedazo de su grueso tronco y mi venida se intensifico, sentía esas ricas cosquillas en todo mi cuerpo, pero sobre todo en mi sexo, mis fluidos empezaron a mojar toda su tranca,  la venida fue brutal, hasta se me nublo  vista,

-Ay que rico lo tienes ay ay ay

-Ya te la voy a meter toda ehh

-Si si dámela toda, méteme toda tu vergota uy si uy si toda toda

Cuando entro toda no tarde demasiado en acostumbrarme al tamaño, mis nalgas chocaron con sus huevotes húmedos por nuestros jugos,  gozaba de lo lindo y en cada metida y sacada sentía tan rico que no podía dejar de  aullar, mi venida ya había pasado pero sentía que se aproximaba otra con cada empellón que daba  mi caliente cogedor, solo disfrutaba y pensaba, “que cogida me esta dando este cabron”, no me acordaba de Fer ni del mundo, su dura tranca taladrando firme y profundamente mi ser, era lo único que existía en ese momento para mí.

De pronto  me levanto más las piernas y se encorvo sobre mí para chuparme una teta. Su miembro penetro aún más en mí y me toco en un punto que me hacía sentir un intenso placer, bramaba en cada metida, nunca habla gemido así, sentí que me orinaba pero no podía pedirle que parara.

-Aaaaay papi uy uy que riiicooo ayyy Mario Mario aaay no manches aaaaah

Solo oía a Mario bufar y se concentraba en mantenerme en ese nivel de calentura y goce y este fue subiendo cada vez más hasta que sentí un intenso orgasmo que me corto la respiración, no podía gritar, todo mi cuerpo se estremeció, mi puchita y mi ano palpitaron violentamente. No estoy segura si me orine o fue una eyaculación de mis fluidos pero le bañe toda la vergota hasta las piernas, la sabana todo, humedad. Esas fuertes y ricas cosquillitas que paralizan el cuerpo y cortan la respiración fueron bajando un poco y solo fue hasta ahí cuando se me escapo un gran grito, el metió todo su pitote empujando contra mi, como queriendo traspasarme y mordía suavemente mi pezón.

-Ya, ya, ya aaaaaaay aaaaaaay ya ya uhh uy uy uh ah si si aaaaah si si damelo

No habían pasado diez minutos desde que me la había metido y ya me había sacado dos orgasmos como nunca los había sentido, gozaba tanto, no solo era su penesote, si no la firmeza de sus movimientos, ya era suya y el lo sabía, se incorporó y me la comenzó a sacar poco a poco, estaba llena de nuestros fluidos, cuando la saco se me quedo un rico hormigueo en mi cosita, yo aun reponiéndome de tanto goce le obedecí cuando me jalo a la orilla de la cama y me pidió que me pusiera en cuatro.

-Empínate en la orilla de la cama, quiero sentir tus ricas nalgas.

-Si mi amor, dámelo como tu quieras.

Fue ahí cuando me acordé de Fer, porque a el le encantaba cogerme en esa posición, pero la verdad no me gustaba, en esa posición casi no lo sentía, alguna vez le dije que así casi no lo disfrutaba y lo hice sentir muy mal, empecé a tener un poco de remordimiento pero el morbo de lo rico que me estaban cogiendo podía más, no iba a interrumpir la gran cogida que me estaban dando, estaba entregada a su voluntad y   ahí estaba obediente, mis piernas temblaban un poco pero me empine lo mejor que pude ofreciéndole mi mojada cuevita, el se paro y comenzó a masturbar su animalon en mi entradita, después se inclinó y comenzó a lamerme todo, eso me hacía desearla aún más, se la volví a pedir:

-Métemelo pero despacio uy que rico me estas cogiendo

-Eres una flaquita muy golosa y cogelona, te veías muy estrechita pero te comes toda la  verga -me decía mientras frotaba su  cabezota en mis labios vaginales.

-Es que está muy rica papi ya cógeme sígueme dando tu pitote

De repente me dio una nalgada y me tomo la cintura con una mano, con la otra tomaba su macanota metiéndola en mi, la penetración fue lenta y profunda, sentía y sentía cada vez mas carne rígida llenándome y cuando sus huevos chocaron con mis nalgas sentía que me partía en dos, me empezó a arder pero era muy agradable, después sus manotas tomaron mis hombros y jalándome hacia el me empezó a dar a un ritmo tan rico que yo misma lo  buscaba haciéndome hacia atrás, solo se escuchaban los fuertes pap pap pap! de nuestros cuerpos chocando y mis aullidos. Mi ano y mi sexo lleno se contraían, no se cuanto tiempo paso; pero me arranco a un orgasmo tan largo que no estoy segura a que hora empezó y a que hora acabo, por momentos gritaba y por momentos me quitaba la respiración. Se detuvo y me la saco de nuevo poco a poco, yo caí rendida en la cama, él se abalanzo de nuevo sobre mí y le pedí  solo un momento.

-Espera-le dije mientras me tocaba el pecho y suspiraba agotada.

-Ok-contesto agarrando su palote y abalanzándolo orgulloso frente a mí.

Después de unos minutos recupere el aliento y se acostó a mi lado, sentí su pecho en mi espalda, me acomodo de cucharita  y comenzó otra vez a besarme el cuello, tomaba mis pechitos y me pellizcaba despacito los pezones, me mordía la oreja y me calentó otra vez sentir en mi espalda su vergota parada, que aguante tenía pensé, yo solo quería hacer que el también se viniera como recompensa por el gran trabajo que había estado haciendo. Me levanto la pierna y empezó a penetrarme, esta vez entro sin dificultad pero me estremecía cada vez que la metía hasta el fondo, otra vez me llevo a la cúspide del placer y no sabía como agradecerle, yo me entregaba de lleno, le restregaba mis nalgas para que la metiera toda y le tomaba sus manos para ponerlas en mis erectos pezones. Gimiendo le decía:

-Aaaaay Mario ya ya que rico estas no manches que rico me cojes papi si si ahí  si

-Te encanta la verga ya sabia que iba a terminar dándote esto que te mereces flaquita comelona mira nadamas como te comes toda

-Es que me encanta que rico au au que rico au

-Que rico cuerpo chiquita como gozas perrita

-Soy tu perrita papi soy tuya sii cógeme cógeme si si aah

Se detuvo y después se sentó en la orilla de la cama, me tomo de la mano e hizo que quedara parada frente a el, después me pidió que lo montara, solo dijo: “vente”, ya sabía de que trataba y quería coger con el de todas las formas posibles aunque estaba algo agotada y mis piernas temblaban por las venidas. Me tomo por la cintura y me ayudo a subirme, yo baje mi mano y tome su cosota poniéndola en la entrada de mi puchita, cuando entro la cabeza lo tome por los hombros y el me empezó a dejar caer clavándome toda, me movia en círculos y el con sus brazos me hacia h arriba y me dejaba caer de nuevo en su pitote, era fabuloso, se me empezaron a salir las lágrimas, bramaba gustosa hasta que me empezó a hacer hacia arriba como queriendo quitarme de encima. Le rogué:

 -¡No me la saques!, no, no  ahh aaaaaah

-Ya me los estas sacando- me dijo con tono algo preocupado.

-Echamelos échamelos, quiero tu leche en mi cosita papiii dámelos dámelos

-¿Segura?

-¡Si!,  no me la saques, si si si aaauu aaaaau uuh  papi papi

El ya no me dijo nada solo sentí como empezó a darme mas fuerte y me tomaba de la cintura firmemente moviéndome en su vergon, comenzó a bufar, yo ya no podía me iba  venir otra vez, yo gritaba y el bufaba y de repente nuestros violentos movimientos se acoplaron tan rico  y al mismo ritmo, de tal forma que comencé a sentir su venida,  me lo clavo hasta el fondo y comencé a sentir sus chorrotes llenando mi cosita, su abundante venida me daba un placer adicional,  explote tan rico de nuevo que me volvi a mojar abundantemente y nuestros sexos se juntaron lo mas que pudieron palpitando juntos. Los movimientos se hicieron poco a poco mas lentos y mis gemidos fueron cambiados por suspiros de ambos por el cansancio. A mi se me dibujo una gran sonrisa y de repente comencé a sentirme muy cansada, ahí seguida montada en su pene que ya había perdido su dureza recuperando el aliento. Me levanto poco a poco y cuando me la saco nuestros fluidos abundantes se escurrieron mojando la alfombra. Reímos un poco y nos abrazamos acostándonos en la cama aun desnudos. Estaba tan agotada que no sabía que decir, solo me quede dormida por una media hora, fue un sueño tan placentero entre sus brazos que me parecieron horas.

Cuando desperté me exalté porque me acorde de Fer y su trabajo, Mario estaba ahí a mi lado y le dije mientras me acurruque en su pecho de nuevo:

-Gracias por esto de verdad me gusto mucho por favor no quiero tener problemas no le vayas a decir a nadie.

-No te preocupes flaca la verdad también te goce mucho y nadie tiene por que saber.

-Llévame un día  a algún hotel lejos de aquí o donde sea, no sé,  yo quiero seguir estando contigo, está muy grande tu verga, goce mucho,  que rico.

-Te voy a dar dinero para que compres la pastilla del día siguiente,

-No como crees, yo me encargo de ese asunto no te preocupes, si puedo me escapo mañana a esta hora, si no el jueves es seguro.

-Acá te veo y este vergon que tanto me chuleaste va a estar esperando para cuando lo quieras.

-Ayy gracias que rico, ya me tengo que ir.

Me incorpore y sentí que mis piernas se doblaban y me seguía  escurriendo leche, junte mi ropa y fui al baño a vestirme y a echarme agua en la cara, estaba toda chapeada y sudada, me dieron ganas de bañarme pero ya no tenía tiempo. Salí del baño y fui de nuevo con el,  seguía acostado desnudo con su vergon semidormido expuesto, le di un gran beso apasionado y después le di un besito en su instrumento mágico.

-Nos vemos, oye vamos a intercambiar teléfonos, porque nunca he tenido el tuyo

-Si y sirve que ahí cuando necesites algo me avisas, recuerda que ya eres mi novia también ehh y aunque no se pueda saber, yo te voy a cuidar y apoyar y te voy a coger como nunca cada que podamos.

-Si papi si cuando tu quieras, si soy tu novia me encanto estar contigo

Salí con el tiempo en contra pero alcance a llegar por suerte, Fer ni siquiera supo cuánto tarde en su casa, pues venia saliendo de otra clase, después de darle su folder se acercó a darme un beso, todo el día me consintió y hacia arrumacos por haberle hecho el favor de ir por su folder, que tierno mi novio pero me remordía la conciencia que me besara cuando se la había chupado a su padrastro y las piernas tambaleantes por la arrastrada que me puso. Me costó trabajo después disfrutar medianamente el sexo con mi novio, pero me desquitaba cada que podía con mi “nuevo” novio, asi estuve dos semestres y faltaba una o dos veces por semana a algunas clases. Seguí con mí relación por que podía estar cerca de Mario y también porque de verdad quería a Fer, por los mismo a veces me sentía mal por lo que le hacía, lo quise cortar algunas veces pero me rogaba que no lo dejara y me partía verlo así por mi culpa, por otro lado también trate de alejarme de Mario, pero se me volvió adicción. El tiempo se encargó de arreglar las cosas, pero hubo más historias de por medio, historias ardientes que viví el lado de ese señor maduro que ahora recuerdo y encienden de nuevo mi deseo. Claro que más adelante se las contare.

 

Gracias por leer mi relato, perdón si me extendí demasiado, pero trate de relatar lo más explícito posible una de las experiencias más excitantes de mi vida. Sigo siendo una mujer muy caliente que disfruta al máximos sin restricciones. Si tú eres un hombre maduro y dotado, te invito a mandarme un relato donde me platiques de  tus experiencias con mujeres.

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