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Acosado y seducido (3)

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Lo vi rodearme por la izquierda mirándome y con sus labios curvados en una sonrisa lasciva…

Entonces intenté por última vez resistirme con un ruego desesperado: -No, señor Trovatto, por favor… No me… no me lo haga… Yo… yo no soy gay…

Él soltó su típica risita y me dijo con tono burlón: -¿Ah, no?, pero bien que te gustó chupármela… ¡muy bien me la chupaste, Jorgito! -y ya a mis espaldas me ordenó que me entreabriera las nalgas… Le obedecí temblando de miedo y ganas y me estremecí violentamente cuando sentí la punta de su verga en mi entradita… Gemí cuando el ariete empezó a entrarme y enseguida y tuve que morderme los labios para no gritar ante ese dolor tan fuerte que tuve miedo de que mis pobres nalgas fuesen a estallar en mil pedazos… Pero para mi alivio, ese dolor fue atenuándose poco a poco hasta desaparecer cuando la verga estuvo toda metida y sentí los huevos de mi violador repiqueteando contra mis nalgas… ¡Ay, qué placer tan grande!... Yo gemía y jadeaba y él me humillaba mientras no dejaba de bombear: -Te gusta, Jorgito… Sí, te gusta tragar pija… Te la hice tragar por la boca y ahora por el culo y estás gozando porque sos putito y quiero que me lo digas… -y la verga seguía yendo y viniendo elevándome a cumbres indescriptibles del goce sexual…

-Decilo, Jorgito… Decí que sos putito… ¿o querés que te la saque?...

La amenaza me desesperó y entre jadeos dije: -Soy putito…

Él río y me humilló con una nueva exigencia: -Decí que sos mi putito… O te la saco ya…

-No, señor Trovatto… Por favor no me… no me la saque…

-¡Decí lo que te ordené!

-Soy… soy su… soy su putito, señor Trovatto…

-¡Jajajajajajajajajaja! –y después de la carcajada una eyaculación abundante que me llenó el culo de semen caliente mientras el rugía como un animal…

Fue mi iniciación como putito y déjenme que les cuente cómo siguieron las cosas con Mi Señor… Sí, a partir de esa tarde él es Mi Señor y así me gusta llamarlo… Es Mi Dueño, el hombre que me despojó de mi voluntad y me impuso la suya, porque desde esa tarde es la voluntad de Mi Señor la que rige mi conducta, mis actos y hasta mis pensamientos…

Al día siguiente de esa primera vez volvió a llamarme a su oficina y cuando entré vi que también estaba la señora Eleonora, la Jefa de Personal, que nos envolvió en una mirada sugestiva… “¿Sabría lo que había entre Mi Señor y yo?”…

-Sentate, Jorgito… -me ordenó Mi Señor y me senté junto a la señora Eleonora…

-Señora… -empezó diciendo Mi Señor… -a partir de mañana Jorgito va a trabajar en mi casa… La agencia va a seguir pagándole el sueldo, pero él ya no va a venir… Lo necesito en mi casa para las tareas domésticas…

Me estremecí al escuchar semejante cosa y más todavía cuando agregó: -Va ser mi sirvientita a las órdenes de la señora Chela…

-Mmmmhhh, es brava Chela, te va a convenir portarte bien, Jorgito… -me sugirió la Jefa de Personal…

Ahí ya se me hizo evidente que Mi Señor y la señora Eleonora eran cómplices y yo estaba totalmente en manos de ellos…

-Está bien, señora… -acepté sumiso…

-Bueno, nene, todo arreglado, a partir de mañana te presentás a las dos de la tarde en mi casa, acá tenés la dirección… -me extendió una tarjeta que tomé con mano temblorosa y fue en ese momento cuando la señora Eleonora dijo: -Señor Trovatto, tengo un caprichito…

-Dígame, señora…

-Me gustaría ver cómo usted monta a esta linda potranca…

-Sus deseos son órdenes, Eleonora… -bromeó MI Señor y me ordenó quitarme la ropa… Me desvestí temblando de ganas y de morbo por la presencia de la Jefa de Personal como espectadora…

Mi Señor se paró ante mí, sacó su verga y dijo: -Vea primero cómo me la chupa…

-¡Sí! ¡Me va a encantar!... Es una belleza este chico, señor Trovatto, una belleza rara, ambigua, tiene un cuerpito casi de nena sin ser una nena…

-Sí, por eso me calienta tanto, nunca vi nada igual… Bueno, abrí la boca, Jorgito…

La abrí y MI Señor me metió ahí su verga que mientras yo la chupaba se iba poniendo más y más dura y él jadeaba y su jadeo caliente me hacía feliz…

No tardó mucho en acabar y llenarme la boca de semen… La Jefa de Personal había seguido toda la mamada de pie junto a nosotros y manifestando su excitada complacencia con exclamaciones inequívocas: -Bien, nene mamón, muy bien… Así, Jorgito, así… ¡Muy bien!...

Como siempre, tragué toda esa deliciosa lechita y más tarde, ya en mi casa, mientras cenaba con papá y mamá, me puse a imaginar lo que me esperaba al día siguiente como sirvientita de MI Señor y a las órdenes de esa tal señora Chela…

(Continuará)

(9,20)