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Me cogí al esposo de mi amiga

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Conocí a una guapa señora en la escuela del hijo de Lora, yo a veces llevaba al pequeño y ahí la vi, delgada alta y guapa, con unos ojazos miel almendrados, bellísima, de unos 22 años, ella notó mi presencia en la fila donde recogíamos a los pequeños, curiosa se me quedó mirando barriéndome de arriba abajo y de abajo arriba, no sabía que era yo, me sonrió ligeramente y yo le respondí con una mirada cómplice, vestía ella un vestido estampado de color verde agua muy entallado que le marcaba su cintura perfecta, tetas bien formadas, perfectas y unas piernas de verdad hermosas, lo que más me impresionó fue su rostro, enmarcado con una cabellera negra, lacia y suelta, dos anillos pequeños de oro en cada mano uno con una piedrita verde y aretes del mismo tipo y zapatos blancos de tacón, sin medias, era la imagen de la guapura de una mujer, su mirada penetrante y curiosa.

Unos días después la volví a encontrar en la tienda de la esquina de la escuela con un vestido negro largo y abierto al frente permitiendo a su pierna izquierda mostrarse generosamente, solo que llevaba atado el cabello con un moño estirando su pelo dejando ver su cara perfectamente maquillada ¡Hola! Me saludo, respondí igual con un ¡Hola! ¿Te llamas? Julieta respondí, eres muy linda me dijo. Gracias, pero tú eres una belleza. Me gusta tu figura me dijo. Bueno, es que este pantalón de mezclilla te da buen culo, rio y nos relajamos un poco más. Me llamo Mara, mi hijo está en primer grado ¿Y el tuyo? También, solo que es de mi hermana Lora. ¡Ah! ¿Ella trabaja? No, que va, se casó con un hombre de cierta opulencia y su hijo que no es de él se quedó con mamá y conmigo, yo tengo un hijo también pero tiene dos años y medio apenas ¿Tuyo? Sí. Perdóname, es que creí que eras… Y lo soy solo que lo tuve con una mujer ¡Ah! Perdóname soy muy metiche. No pasa nada ¿Desde cuándo vistes y te ves así…como una nena? ¡Huy desde siempre! Creo que desde niña me visto así. Te ves muy bonita. Nuevamente Gracias ¿Eres casada? Sí, desgraciadamente, me casé muy chica a los 15 años, pero no me gusta. Entiendo ¿Nos tomamos un café por aquí cerca? Me dijo: Es que no quiero ir a mi casa mejor me espero a que den las 12 y recojo a mi nene y me voy ¿Te parece, me acompañas? Sale, nos fuimos atrás de la escuela a una cafetería pequeña a tomar sendas tazas del aromático líquido.

Platicamos, ella muy curiosa de conocer a una transgénero me contó que hacía poco había ido con su marido a un espectáculo travesti en una discoteca y que le fascinaron los chicos-chicas que vio, le despertaron un morbo extraño, al menos eso me dijo, así comenzamos una amistad, cierto día acompañé a Lora a un almacén del centro y la encontramos ahí, le presenté a Lora y las dos se prendaron una de la otra, entre ellas surgió rápidamente una “amistad” y me hicieron a un lado, poco después igual conocí en la escuela a una muchacha muy joven, de 20 años, inquieta, delgada, alta morena clara que empezó a llevar al colegio a su hermanito, solo que éste ya iba en la primaria, me saludo como si fuéramos amigas y me enteré así que ella trabajaba y estudiaba dos carreras, era muy inteligente y abierta, le gustaba andar sin brasier por la calle con blusitas que permitían apreciar sus senos y sus pezones, las mujeres la veían con coraje y los hombres con deseo, poco a poco nos fuimos haciendo amigas y conociendo más la una de la otra, Lora y Mara llevaron su amistad a otro nivel, yo lo sabía, a veces Lora me contaba algunas cositas que hacía con Mara, después de cierto tiempo me di cuenta que solo quería estar con Citlali, mi nueva amiga, me encantaba toda ella, su forma de ser sus cosas, su vida llena de viajes y aventuras, cantaba, tocaba la guitarra, sabía de libros, de música clásica y rock, de comida y bebida, de casi todo. Así le pedí temblorosa que quería estar con ella a solas como sabía que estaba a veces con sus amigos pero, ella se negó.

Eso me entristeció y Mara se dio cuenta, ellas se conocían ya por mí pero se odiaban, no se soportaban, una era intelectual y la otra consumista y exageradamente femenina, las dos competían por mí amistad y por ser más guapas. Yo le pedí consejo a Lora y está me desilusionó, me dijo que Citlali no quería nada de mí más que mi amistad porque era yo una cosa rara que ella presumía a sus amigos y que ella, Lora, ya se había hartado de Mara porque era muy superficial y ya no disfrutaba tanto como antes de tener sexo con ella. Un día acompañé a Lora a una fiesta en casa de Mara, allí estaba su esposo que miraba a Lora con deseo, se sorprendió mucho cuando se enteró que era yo hermana de Lora, me invitó una copa y me sacó a bailar, él era alto y guapo, con facciones recias y varoniles, moreno y bien vestido, usaba relojes enormes y caros, me dijo que era panadero y conforme pasó la noche sentí que le atraía cada vez más. Casi al final me dijo: ¿Nos podemos ver el martes por la tarde? ¿Dónde? Dije. Pues nos vemos enfrente del cementerio como a las 6 ¿Te parece? Miré a Lora y a Mara que estaban cruzándose los brazos para tomarse una copa, mientras reían y la gente les coreaba ¡fondo, fondo, fondo! Acepté. Muy puta y muy nerviosa ese sábado me preparé lo mejor que pude para verme no guapa, sino lo que le sigue, con una minifalda negra, súper depilada, bien maquillada y con el cabello alaciado y atado con un moño, de tacones y con mi bolsita de noche llena de condones, cremas y vaselina para jugar a ser toda una mujer, me puse la infaltable toalla sanitaria para disimular mi penecito y a putear.

Él llegó en su auto medio nuevo, medio viejo, y me abrió la puerta ¡Sube! Ordenó. Nos fuimos nerviosos a un motel de la salida a Oaxaca, allí, me besó con una su boca masculina, rozándome con su barba de dos días las mejillas de una manera deliciosa, luego le tomé el pene bajo el pantalón frotándoselo ¡Se puso enorme! Y le quité el cinturón fino y me arrodillé frente a ese macho para besarle la verga, me la tragué hasta arquearme, Me dio la vuelta y haciendo a un lado mis pantaletitas blancas de encaje me metió de un jalón dos dedos, lo bueno es que antes de salir me unté una dosis enorme de vaselina, comenzó a jugar con mi culo a sus anchas, yo sentía estar en el cielo, sensaciones hasta ese momento desconocidas llegaron a estremecer todo mi cuerpo, con maestría me metía sus dedos y acariciaba mi perineo, le supliqué ¡Ya papacito, métemela no me hagas sufrir más! Me la metió de un jalón, hasta el tronco y sentí que me cagaba pero de placer, se quedó de repente quieto y me dijo, te voy a mear, espérame, no te muevas, no sé cómo le hizo pero con su verga adentro de mi culo comenzó a orinarse, sentí oleadas de placer y comenzó a moverse nuevo empujándome su orina dentro de mí y yo sacándola por el culo, de repente me inclinó aún más y tomó mi penecito, lo acarició diciéndome: Pinche puto, vente, es lo que querías verdad, a poco crees que no sé que la puta de mi mujer y tu hermana se lamen sus panochas! ¡Me voy a coger a tu hermana y a la puta de Mara juntas, así, acostadas una junto a la otra en cuatro patas, y tu pinche puta serás mi testigo. Me vine y él se vino al mismo tiempo que yo, llenándome el culo de semen. Continuará.

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