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La vida cotidiana de la señora Angélica

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Hola comunidad de Cuentorelatos, soy un escritor novato y este es el primer relato que escribo. Trataré de crear una serie de historias relacionadas entre sí donde los personajes conviven unos con otros en la misma cuidad y vecindario.

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Cada mañana era siempre lo mismo, levantarme temprano preparar el desayuno a mi esposo e hijos y dedicarme a las tareas del hogar. Mi nombre es Angélica soy una mujer de 40 años, vivo al norte de México y estoy casada con Carlos, nos casamos muy jóvenes a la edad de 20 años y de nuestro matrimonio nacieron mis 2 hijos, Álvaro y Sandra de 18 y 16 años respectivamente

Mi vida se había hecho cotidiana y solo me dedicaba a atender a mi familia. Había perdido la pasión tanto en mis actividades diarias como en la cama. Mi marido Carlos pasaba todo su tiempo trabajando y siempre estaba cansado, las pocas veces que teníamos sexo me dejaba mal atendida y con ganas de mas

Me resigne a que mi vida fuese así. Un día mi mejor amiga Verónica me sugirió que buscara nuevas actividades para salir de la rutina, me recomendó un gimnasio que queda cercas de donde vivo. Nunca había pensado en asistir a un gimnasio, a pesar de mi edad considero que tengo un buen cuerpo, soy de tez blanca y de complexión delgada, mido un 1.65, aun que mis pechos son de tamaño medio lo compenso con unas pompis algo grandes y redondas

Acepte su sugerencia y al día siguiente me inscribí en el gimnasio .En mi primer día me dijeron que esperara a el instructor ya que él me daría la rutina de ejercicio, espere cerca de 10 minutos cuando llega un joven de unos 28 años, alto, moreno y con un cuerpo bastante trabajado en el gimnasio

-Hola. ¿Es usted Angélica?

-Sí, soy yo –respondí

-Mucho gusto mi nombre es Ricardo –dijo al momento en que me saludaba de mano –Voy a ser su instructor.

Nos terminamos de presentar he inmediatamente después me enseño las máquinas y la rutina que iba a realizar. Al explicarme un ejercicio se ubicó detrás de mí y coloco sus manos en mi cintura, rápidamente pude sentir el pene de Ricardo recargado en mis pompas. A cada movimiento del ejerció puede sentir el pene de Ricardo restregándose lentamente en mis nalgas.

Lejos de molestarme, la sensación del pene de Ricardo frotándose sobre mí me fue excitando y comencé a sentir como mi vagina empezaba a humedecerse. Termino de explicarme el ejercicio y me dijo que eso era todo por hoy.

Regrese a mi casa y en todo el resto del día no pude sacar de mi mente lo que había pasado. Esa noche trata de calmar un poco mi calentura con mi marido pero como siempre me ponía el pretexto de que estaba cansado, otra vez me dejaba insatisfecha y con ganas.

A la mañana siguiente después de despedir a toda mi familia me prepare para regresar al gimnasio. Al llegar me encuentro con Ricardo y me dice que hoy me dará una nueva rutina para trabajar piernas, me explico los nuevos ejercicios. En todo mi entrenamiento pude notar como Ricardo me miraba fijamente mis nalgas, además de que buscaba cualquier pretexto para sujetarme de la cintura y pegarme a él sintiendo nuevamente todo su miembro en mis pompis.

-Suficiente por hoy Angélica –Dijo al momento de sujetar las pesas–Descansa.

-Lo has hecho muy bien.

-Gracias –respondí tratando de recuperar el aliento.

Me paso una botella de agua y siguió alagándome por lo bien que había hecho los ejercicios. Seguimos hablando y pude notar como se me insinuaba buscando salir conmigo, le dije que era casada y que no podía.

Esa misma tarde le conté todo a mi amiga Verónica, le dijo todo lo que había pasado con Ricardo en el gimnasio.

-Que suertuda amiga -dijo verónica riéndose- al parecer ya tiene nuevo galán.

-Lo que te digo es en serio –conteste reclamándole.

-Está bien no te enojes amiga. -dijo tratando de ocultar su risa- pero dime, ¿No te gustaría acostarte con él?

-¡No! ¡Claro que no! –Exclame- Recuerda que estoy casada y además aunque no lo estuviera él es muy joven para mí.

-Que la edad no sea un impedimento –dijo riéndose nuevamente– Los jóvenes siempre están llenos de energía y son muy buenos amantes.

Al escuchar lo que me dijo me entro una gran curiosidad y no pude evitar preguntárselo directamente.

-¿Has estado con alguien más joven que tú?

Ella solo se sonrojo y me contesto con su cabeza que sí. Su respuesta hizo que me diera más curiosidad pero no pude sacarle más información ya que en eso llega mi hijo Álvaro con un amigo. Me pregunto si no había problema si su amigo Fernando se quedara a cenar a lo cual respondí que no.

Verónica me dijo que ya se tenía que ir, se levantó del sillón y se despidió de todos. Antes de irse se acerca a mí y me susurra al oído que no desaproveche esta oportunidad. Las palabras de verónica retumbaron en mi mente, tener una aventura fuera de mi matrimonio nunca había pasado por mi mente. Durante toda la cene pensé en la palabras de Verónica.

Decidí hacerle un poco de caso a vero y para mi próxima sesión en el gimnasio me lleve un pantalón de lycra súper ajustado que resaltaban mis pompis. Mi intención era jugar un poco con Ricardo. Al entrar al gimnasio noto como todos los hombres se me quedan viendo, me veían con lujuria, todas sus miradas se fijaron en mis nalgas y por supuesto que Ricardo no fue la excepción.

Pasaron los días y nuestros coqueteos fueron aumentando, me gustaba sentirme deseada nuevamente y que los hombres me admiraran. Saliendo del gimnasio fue abordada por Ricardo pidiéndome que saliéramos los 2, le dije que lo pensaría y me dio su número telefónico por si cambiaba de opinión.

Rápidamente le conté todo a Vero y me animo a que aceptara que una salida con él no me haría daño. Esa tarde le envié un mensaje aceptando salir con él y nos quedamos de ver el viernes. Llegando el vieres dejo todo listo para salir con Ricardo, preparo la cena y le digo a mi marido que voy a salir con unas amigas, solo me dijo que si y actuó como si no le importara, mi hijo no estaba ya que me había pedido permiso de quedarse en la casa de Fernando y mi hija estaba embobada en el celular.

Me vestí con un pantalón blanco ajustado y una blusa negra con unos tacones negros. Nos quedamos a ver en un antro y al vernos nos saludamos.

-Qué guapa te vez Angélica.

-Gracias Ricardo –respondí al entrar al Antro.

Entramos al antro y rápidamente me pidió una bebida, comenzamos hablar y nos fuimos a bailar. En medio de la pista de baile lentamente se acercó a mí y me beso.

-¡Ricardo detente! –dije tratando de separarme de él.

Me sujeto de nuevo con sus brazos acercándome a él.

-Yo sé lo que te hace falta Angélica –contesto al momento de besarme otra vez- y yo te puedo dar lo que necesitas.

Trate de resistirme pero nuevamente me beso, llevo una de sus manos a mis nalgas y me las estrujo fuertemente.

-Andas necesitada de macho Angélica –dijo al momento de colocar mi mano sobre su pene– y creo que puedo ayudarte.

Me quede sin palabra al sentir su enorme miembro en mi mano. Pagamos la cuenta y me llevo a un motel. En todo el trayecto nos fuimos besando y acariciando. Llegando al motel rápidamente se fue despojando de su ropa, tenía un cuerpo bastante musculoso y trabajado.

Se quitó su camisa e inmediatamente me abrazó con mucha efusividad y comenzamos a besarnos, fue un beso muy, yo estaba muy entregada y caliente. Inicio a darme besos por todo mi cuello, me empecé a excitar con cada beso y caricia que Ricardo me daba.

Me levanto entre sus brazos y me llevo a la cama, coloco sus manos en mis piernas acariciándolas hasta llegar al botón de mi pantalón, me lo desabrocho quitándomelo de golpe quedando en bragas. Sentí mis bragas mojadas por lo caliente que estaba. El comenzó a bajar el cierre de su pantalón y me ordeno que le bajara el pantalón.

Le baje su pantalones y apareció frente a mí cara su pene enorme, era casi el doble de grande que el de mi marido. Me pido que se lo chupara, lo introduje en mi boca y comencé a mamárselo, su pene fue despertando en mi boca y yo seguía chupándoselo una y otra vez sin parar.

Coloco mis manos en su abdomen marcado y empecé a acariciarlo. Su pene creció tanto que sentí que me ahogaba, pare de chupárselo y coloque mi mano sobre su verga masturbándolo suavemente. Puede observar su pene erecto y con facilidad superaba los 20 centímetros, aunque no estoy segura de cuanto le media en realidad.

Me quito mi blusa y me bajo las bragas todas mojadas, me volteo en la cama poniéndome en la posición del perrito, me dio una nalgada y me dijo que tenía un culo de primera. Me sorprendió un poco su agresividad.

Puso sus manos en mi cintura sujetándome con fuerza y lentamente comenzó a penetrarme, me introdujo todo su pene con gran facilidad, llevaba mucho tiempo sin hombre y mi vagina estaba lista para recibir uno.

Sentí todo su enorme pene abrirse pasa dentro de mí, se detuvo un momento para luego emprender el movimiento de sus caderas. Deje escapar pequeños gemidos con cada embestida que me daba. Ricardo estaba como loco mirando mis nalgas aumentando el ritmo de sus caderas.

Era tan delicioso volver a sentirme llena y plena. Ricardo estaba eufórico embistiéndome con fuerza, sin más un poderoso orgasmo invadió todo mi cuerpo haciéndome dar un gran gemido de placer, al oírme gritar Ricardo exploto eyaculando dentro de mi.

Caí desfallecida en la cama, llevaba mucho tiempo sin disfrutar del sexo y Ricardo había superado por mucho a mi marido. Sin darme tiempo en recuperar mi aliento Ricardo estaba erecto nuevamente.

-Lista para el segundo round –dijo Ricardo colocando mis piernas en sus hombros

Me penetro nuevamente y siguió embistiéndome. No se cuento tiempo duramos teniendo sexo, pero logre comprobar lo que dijo mi amiga Vero, los jóvenes tienen una gran energía para el sexo.

Llevaba tanto tiempo sin sentirme mujer que no resistí el ritmo de Ricardo, termine agotada en la cama y cubierta de sudor. Note como su semen escurría de mi vagina. Había perdido la noción del tiempo y al revisar mi celular vi que eran más de la 1 de la madrugada y tenía varios mensajes de mi familia.

Rápidamente me levante y me comencé a vestir, Ricardo me paso una toallita desechable para limpiar los restos de semen de mi entrepierna. Nos despedimos con un beso y con la promesa de volver a repetir. Apenas y podía caminar a mi auto.

Llegue a mi casa y aún tenía el aroma a sexo del motel, saque mi perfume de mi bolsa y trate de disimular el olor. Entre a mi casa y me encontré con mi marido y mi hija, me preguntaron porque tarde tanto y solo se me ocurrió decirles que no me di cuenta de la hora.

Me metí a bañar lavando todo rastro de mi noche con Ricardo y me fui a acostar a mi cama. Esa noche dormí plácidamente y muy satisfecha y esto solo era el inicio de mi nueva vida.

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