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¿Forzada?

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Después de mis historias de la adolescencia, me puse de novia y me casé muy enamorada. Y a partir de ahí solamente en mi vida existió mi esposo y mi hijo, ellos dos llenaban mi vida, a veces por el trabajo mi marido viajaba al interior, pero fui una mujer fiel y abnegada hasta que algo modificó mi vida. Me casé embarazada de dos meses a los 19 años.

Mi nombre es Claudia, tenía 32 años y un hijo de 12 años, cuando mi vida cambió abruptamente. En el mes de diciembre mi marido por cuestiones de trabajo no podía venir para las fiestas, él estaba trabajando desde hacía 6 meses en Santiago del Estero por lo cual decidí sorprenderlo y viajé con mi hijo, pero en realidad la sorprendida fui yo… mi marido tenía una doble vida, lo encontré en pareja y con un hijo de un mes. Volvimos e inicié los trámites de divorcio.

Desde ya tuve el peor fin de año de mi vida, pasé las fiestas con mi hijo y mis padres en una casa que ellos tenían en la costa, mi hijo se quedó con los abuelos, los primos y mi hermana; yo volví a mi casa, necesitaba estar sola, ordenar y rehacer mi vida

Al lado de mi casa, estaban edificando unos dúplex, y como se veía todo el fondo de mi casa debía cuidarme como estaba vestida y lo que hacía. Como me veían sola se quedaban mirando cuando salía, me piropeaban, y eso me molestaba bastante.

Alguna vez me queje con el dueño de la construcción pero nada cambió, cuando me cruzaban los piropos se sucedían; pero eso era lo de menos porque en si no eran soeces, pero si cuando me cruzaba con uno de los obreros en particular, los de él eran bastante elevados de tono desde insinuar como que cogería, a hacer alusiones a cada parte de mi cuerpo, como me chuparía las tetas o el estas divina putita, tenía miedo pero no permanecía quieta a sus dichos mientras él me decía sus cosas yo le respondía con gruesos insultos. Pero debía arreglarme sola ya no tenía marido y mi padre estaba bastante grande como para inmiscuirlo en mis problemas.

Por suerte la construcción estaba casi terminada cuando volví aunque para mi desgracia si bien dejaron de concurrir mucho de los obreros, el de los calificativos soeces seguía estando, pero bueno todo estaba por terminar. Jamás imagine lo que iba a suceder.

Era sábado y yo había ido a la mañana temprano a visitar a una amiga cuando volví fui hasta el fondo de casa y me encontré con un par de baldosas estrelladas en mi patio, eso colmó mi paciencia y fui a quejarme, salí hecha una furia cuando llegue vi que estaba el auto del constructor e iría a hablar con él, antes de hacerlo me cambie de ropa poniéndome algo holgado y no llamativo.

No me considero una mujer que enloquece hombres pero soy delgada con buena figura 92-57-90, de cara agradable, cabello negro ensortijado varios centímetros por debajo de mis hombros, piel blanca (en ese momento algo dorada por el sol) ojos marrones, 1,65 mts de altura, y muy lindas piernas.

Fui a la casa de al lado todavía con el maquillaje, una remera blanca holgada, con poco escote y una pollera negra para nada ajustada y con un largo de falda que llegaba hasta mis rodillas y unas sandalias de taco bajo, el auto del constructor estaba en la puerta, por lo que toque el timbre, abrió la puerta Rómulo, el tipo que me piropeaba con gruesos calificativos, él era muy morocho, para nada lindo de unos 50 años de edad, cabello negro con canas y unos dos o tres cm. más alto que yo. Para mi gusto bastante desagradable por donde se lo mire.

Pregunte por el señor Carlos y me dijo que estaba en el primer piso, subí evitando todo lo que él pudiese observar ya que se quedó viéndome y recién subió las escaleras cuando yo casi estaba llegando arriba, al llegar al salón este tenía algunas cosas propias de una construcción que ya se estaba despejando, como ahí no había nadie fui hacia una puerta me asome por ella la habitación estaba totalmente vacía solamente había en ella un colchón con sabanas desordenadas, volví sobre mis pasos, Rómulo estaba en medio del salón y yo dije:

C- Acá no está

R- Quien?

Yo ya estaba sintiéndome incomoda y alterada porque consideraba que estaba jugando conmigo y dije en mal tono.

C- Él señor Carlos, te pregunté y me dijiste que estaba arriba.

R- Ah, él no está.

C- Entonces para que me hiciste pasar si él no estaba

R- Para poder verte con detenimiento, sos tan linda, tan putita, sabes las pajas que me hice por vos, jamás nadie me enloqueció así, además quería disfrutar viéndote subir las escaleras, me encanta como moves ese culito, tenés un cuerpo espectacular.

Me asustó su manera de hablarme y dije enfurecida

C- Porque no te vas a la mierda, yo soy una señora; no una puta con la que estás acostumbrado a salir, que te quede claro con vos no saldría ni siendo el último hombre que pueda haber en la tierra, ¡sos negro de mierda!, ¡dejame pasar!

Avance con decisión pero cuando estaba pasando delante de él me jalo de un brazo, haciéndome girar, en el envión del giro yo estampe un cachetazo en su cara, él me dijo

R- Ahora te voy a enseñar modales "puta de mierda".

Un soberbio cachetazo bastante fuerte hecho con el revés de su mano se estampo en mi cara a la altura de la mandíbula, yo trastabillé, caí al piso y con algo golpeé mi cabeza mi visión se nublo, la habitación me daba vueltas y me desmaye.

No sé cuánto tiempo pasó; pero cuando volví en mí me hallaba atada por las muñecas, con mis brazos estirados los cuales estaban atados a un caño y mi boca amordazada, entonces todavía aturdida escuche su voz diciendo:

R- Por fin reaccionaste, espero que te sirva de escarmiento, te hubiese dejado ir si no me insultabas, ahora no hay vuelta atrás, vas a sentir como este negro de mierda se coge a una blanquita puta como vos.

Se acercó a mí y me acaricio donde había recibido el cachetazo, yo aún aturdida y dolorida por el golpe reaccioné al contacto de su mano en mi cara, él me tomo con fuerza del cabello y dijo:

R- Mira putita, te queda dos opciones o portarte bien conmigo o salir de acá con muchos golpes y moretones, de las dos formas nada va impedir que te coja, sos muy bonita y me molestaría lastimarte, me molestaría golpear tu carita hermosa, de señora fina, me gustaría tenerte y disfrutarte sin tener que golpearte, mientras estabas desmayada te miraba y me excitaba y disfrutaba viéndote, sabiendo que en poco tiempo te iba a gozar disfrutando de tus senos, de esa cola que tanto me enloquece… y para tu ego personal quiero que sepas que sos la mujer más hermosa que poseí. Realmente te miro y me gustas tanto que todavía no me decidido por dónde empezar a desnudarte, me gustas tanto, y soltándome el cabello, acercó su boca y me beso el cuello, no podía gritar, mi boca estaba amordazada la suya me chuponeaba y besaba el cuello, al tiempo que su mano acarició mi pierna subiéndome la pollera yo sentía asco por el contacto de sus besos y manos.

R- bueno no tiene sentido perder el tiempo, quiero empezar a disfrutar lo que hay debajo de esa ropita.

Entonces tomó mi remera la alzó y la paso por mi cabeza y por detrás de mi cuello, dejando mi torso al descubierto con mis senos solamente cubiertos con el corpiño. Y mientras acariciaba mis senos dijo:

R- Uhm, mi amor son hermosos, duros y redondos, pero viste que no me equivoque cuando dije que sos una putita, a las putas les gusta usar ropa interior de encaje roja, y si siempre estuve caliente por vos ahora lo estoy más.

Entonces me acaricio el vientre, yo sentí sus manos ásperas en mi piel, luego se arrodilló y comenzó a besarme, yo sentía asco y desesperación al contacto de él con mi cuerpo, a la vez que comenzaba a arrepentirme de haber reaccionado así porque tal vez nada de esto estaría pasando.

Él se incorporó y desabrocho mi corpiño y lo paso por mi cabeza hasta dejarlo en la misma posición de mi remera, entonces me tomo por la espalda y dijo tenés unas tetas hermosas y comenzó a acariciarlas a besarlas a chuponearlas, y a succionar mis pezones, yo intentaba resistirme pero no lograba mi objetivo, es más parecía que mi resistencia lo excitaba más, luego de varios minutos así bajo por mi tórax hasta arrodillarse, así tomo mi pollera y la desprendió dejándola caer por mi cuerpo, dejándome con una tanga pequeña y roja que hacia juego con mi corpiño, entonces él sujeto mis nalgas, y beso con desesperación mi bombacha a la altura de mi concha mientras sus manos ásperas acariciaban mis nalgas, entonces bajo mi tanga y me sujeto con fuerza por las nalgas mientras su boca casi con desesperación beso mi concha depilada hundiendo su boca en ella, para luego deslizar su lengua por los labios de mi vagina, yo agitaba mi cuerpo resistiéndome, pero a medida que pasaba el tiempo sabía que nada impediría que él poseyera mi cuerpo, luego de besar y acariciar mi cuerpo de todas las maneras posibles, se incorporó, se alejó un poco de mí y dijo:

R- Sos hermosa, jamás goce tanto el cuerpo de alguien, tu concha… tus tetas son divinas

Entonces mirándome comenzó a quitarse la camisa, sabía que el momento en que me poseería estaba llegando, yo agitaba mi cuerpo intentando de alguna manera quitarme esas ataduras, pero era por demás imposible, él se quitó la camisa, el pantalón y el slip, entonces giró hacia mí, entonces vi su pene semi erguido, oscuro, con su cabeza roja ardiendo de deseos y de gran tamaño, tanto como para afirmar que nunca había visto algo así.

Él se paró frente a mí, y dijo:

R- Bueno, el momento llegó, es imposible que te desates, e intentarlo va a hacer que te lastimes.

Deslizó suavemente su mano por mi cuerpo y quiso besarme, yo me resistí, él tomó mi cuerpo con fuerza y a pesar de la mordaza me besó con desesperación, luego sujetó mi cuerpo tomándolo por mis nalgas, acercó mi cuerpo al suyo, él besaba mi cuello, y a la vez daba en él pequeños chupones, entonces sentí como su pene se iba endureciendo más aun, acariciaba mis senos mientras decía lo mucho que le gustaba, lo mucho que deseaba cada una de las partes de mí, su pene tenía una dureza infernal lo podía sentir a las puertas de mi vagina; entre medio de mis piernas, jugando con él haciéndome sentir su virilidad, entonces bajó a mis senos comenzó a lamerlos a besarlo a deslizar su lengua por mis pezones, entonces mi resistencia comenzó a flaquear, empecé a gozar sus juegos, luego continuó bajando por mi tórax besó mi vagina e introdujo su lengua en ella y la deslizó unos segundos, volvió a subir en busca de mi boca, me sujeto nuevamente por las nalgas arrimó su endurecido pene en mi vagina, y entonces comprendí que ya no me iba a negar ni a resistir porque deseaba sentir ese pene dentro mío, y él lo comprendió cuando volvió a besarme en la boca, pese a la mordaza mi boca intentó compartir su beso, luego de un par de minutos mi boca quedaba liberada y su lengua ardiente entró en ella y mi boca se entregó a sus besos apasionados en medio de gemidos y desesperación de ambos, y yo en medio de esa vorágine le pedía más entonces le pedí que corte mis ligaduras, me soltó, y me sentí liberada ahora había llegado a tal clima de calentura que solamente deseaba entregar lo mejor de mí para recibir lo mejor de él.

Yo pase mis piernas por su cintura y me llevó hasta una pequeña mesa que allí había me sentó en ella yo tome su cuello y nos besamos en un beso de lengua apasionado, al mismo tiempo tomé su pene con mi mano y lo llevé a las puertas de mi vagina sintiendo la delicia de tenerlo allí y abrí mis piernas esperando ser penetrada, y entonces dije: "cógeme negrito, deseo sentir tu pene dentro mío"

Mi ruego fue satisfecho al instante mi vagina estaba lubricada como pocas veces, sentí su pene introduciéndose y mi boca gritó y gimió de deseos como pocas veces, sentí su vigoroso pene dentro de mi concha llenándola y sintiendo y gozando cada vez más ese momento; su pene se deslizaba con vehemencia dentro de mi vagina, y mi cuerpo no pudo contener un violento orgasmo que me hizo gritar y al que solo pude aplacar hundiendo mi boca en la suya, mientras su pene seguía haciendo estragos de placer en mí, pasaron un par de minutos y sentí que ya no iba a poder controlar un nuevo orgasmo y cuando mi cuerpo volvía a sacudirse en intensas y violentas convulsiones, su pene me entregaba la calidez de su semen incontrolable, mis piernas rodearon su cintura, él tomó la mía, me alzó y me tuvo así mientras continuaba inundando mi vagina, mis brazos rodeaban su cuello y un profundo y apasionado beso se adueñó de nosotros, mientras como nunca antes mi cuerpo no dejaba de convulsionarse, e íntimamente deseaba que mi vagina no fuese abandonada por su pene, entonces le pedí que me volviese a coger, se inclinó nuevamente sobre mi cuerpo y comenzó a lamerme y a besarme los pechos, deslizó y mordisqueo mis pezones que estaban erectos yo con mis piernas cruzadas por su cintura hacia que su pene se deslizase en ella y sentía como su erecto pene volvía a desearme , yo gemía de placer, su pene comenzó a recorrer aceleradamente mi cuerpo volvió a tener otro orgasmo y su pene volvió a llenar mi vagina de leche, en medio de mis gritos de placer, luego de varios minutos llegó la calma y yo fui al baño a ducharme, él entró se metió en la ducha conmigo y nos bañamos juntos en medio de besos y caricias, de su boca y mi boca recorriendo nuestros cuerpos.

Volvimos a la sala y yo deseaba más, a tal punto que quería ser penetrada analmente, y ahí tuve una noticia que destruyó por completo mis planes, él se estaba vistiendo y yo dije:

C- No me vas a decir que no vas a seguir

R- Quisiera pero no puedo

C- ¿Por qué?

R- Porque en diez minutos me pasan a buscar, salgo para Mendoza, empezamos un trabajo allá.

C- Cuando volves?

R- Más o menos en tres meses

C- Tres meses?

R-Si

Volvió a besarme, estaba aún desnudo de la cintura hacia abajo, me dio vuelta me recostó sobre la mesa, abrió los cachetes de mis nalgas apoyo su pene en mi ano yo gemí profundamente y dijo: "cuídamela putita, tenes un culito divino, y cuando vuelva voy a rompértelo de todas las maneras posibles.

Él se fue yo me quede con el deseo insatisfecho y lamentablemente aun hoy pienso en su promesa incumplida, ya que nunca más volví a verlo.

Pero ese día todo cambió asumí que debía rehacer mi vida, y empezar a buscar un marido reemplazante.

(9,27)