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Presencié como se tiraban a la mujer que me gustaba

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Gabriela era una de las chicas más buenas de mi salón. Completamente morena con tetas del tamaño mediano y un trasero firme. Yo estaba profundamente enamorado de ella así que hacía todo lo que ella pedía, aunque sabía que tenía novio. Un día me pidió que la sacara de su casa ya que su madre nunca la deja salir sola, solamente si es conmigo ya que la señora me conoce y confía en mí. En aquel día Gabriela se veía hermosa con un pantalón ajustado y una blusa negra con escote. No me dijo dónde íbamos.

Agarramos el camión y estuvimos platicando todo el camino. De vez en cuando baja la mirada hacia sus pechos, ella se daba cuenta pero no le importa.

Llegamos a nuestro destino, era una casa grande de tres pisos. Yo no tenía ninguna idea de que estábamos haciendo aquí o sobre quién vivía aquí y ella no me decía nada. Tocamos la puerta, tardaron unos minutos en abrirla, la abrió el novio de Gaby llamado Carlos, un hombre más alto, más moreno y más fuerte que yo. Yo me sentí algo incómodo y furioso ya que acompañe a la chica que me gusta a la casa de su novio.

Nos invitó a pasar, a ella la saludo con un beso de lengua y una nalgada, todo eso enfrente de mí. Ya después me saludo con la mano. Entramos a su sala que era grande, ellos se sentaron en un sillón grande mientras que yo me senté en el sillón individual que estaba a su lado izquierdo.

Nadie dijo nada, una vez que ellos se sentaron se empezaron a besar, luego a manosear y lentamente subieron el tono. Carlos tomó la mano derecha de Gaby para llevarla hacia abajo, para que sintiera su miembro sobre la tela del pantalón. Ella automáticamente llevo su otra mano y empezó a desabrocharlo mientras el baja el escote de su blusa y después bajó su sostén, liberando sus hermosos senos. Yo empecé a hablarles pero ellos me ignoraban completamente, ni siquiera me miraban. Parecía que iban a seguir sin importar que yo siguiera ahí. Gaby sacó rápidamente el erecto pene de su novio que era de un gran tamaño, lo veía muy asombrada. Ellos intercambiaron una mirada sensual antes de besarse. Gaby empezó a masturbarlo mientras que el besaba y chupaba sus pezones que ya estaban duros. Yo volví a hablarles pero seguían sin responderme. No sabía qué hacer, salir de la casa o ver como cogían a la chica que me gusta.

Gaby se levantó y se llevó sus dedos que tenían algo de semen a su boca para chuparlos con mucha lentitud. Después con la misma lentitud se quitó toda su ropa quedando completamente desnuda. Tiene un cuerpo muy hermoso, una piel morena muy suave, unas tetas de tamaño mediano muy redondas y un trasero muy defino y con poco vello en su zona íntima. Ella se dio media vuelta y por fin me miro.

—Sácate la verga si quieres. No me importa si te masturbas.

Después de decir ello se agacho enfrente de su novio y acerco sus labios a su gran pene.

—Exactamente, jálate la verga mientras me follo a la chica que te gusta. —Dijo Carlos de un modo muy burlón.

No podía creer que Gabriela me hiciera esto, que me humillara de esta manera. Me sentía muy importante pero no hice nada, me quedé sentado en el sillón a lado de ellos mientras que mi miembro crecía en mi pantalón. Al final no pude evitarlo y me lo saqué para masajearlo.

Gaby empezó a lamer la gran verga de su novio con tanta pasión y placer. Se lo metía completamente a la boca mientras acaricia sus huevos y el gemía al mismo tiempo que jugaba con su caballo. Ahora al revés, Gaby chupaba sus testículos mientras masajeaba su pene y con su mano libre se dedeaba. Yo ya la tenía muy dura de tan solo ver eso, me estaba gustando y al mismo tiempo me sentía muy humillado. Mis sueños de salir con ella se destruían con cada lamida que ella daba y con cada jalaba que yo me proporcionada a mi mismo.

Así estuvieron por 5 minutos. Le quito el pantalón a su novio mientras él se quitaba su playera, quedado completamente desnudo. Ella se levantó y se subió encima de él. Coloco la verga de Carlos en su entrada y lentamente bajó, metiéndola completamente en su vagina, soltando un gran gemido de placer al momento. Ella empezó a mover su culo y sus caderas para adelante y para atrás, para arriba y para abajo, primero lo hacía lento pero después lo hizo con mucha velocidad. Carlos besaba, lamia y chupaba las tetas morenas de su novia al mismo tiempo que nalgueaba su culo. Ambos gemían de placer al mismo momento en que yo me masturbada al verlos como cogían como bestias.

Gabriela se cansó de esa posición y se dio media vuelta para seguir cogiendo. Ahora Carlos besa su cuello al mismo momento en que aprieta sus tetas y ella masaje a su clítoris. Así estuvieron por un rato hasta que ella se vino en un gran orgasmo acompañado de un potente grito.

Después de escuchar a su hembra gemir, Carlos la agarro de su cintura y la tumbo en el sillón, en dirección mía. Ella automáticamente se puso en cuatro, viéndome fijamente con esos ojos llenos de lujuria. Carlos se colocó atrás de ella, poniendo sus manos en su cintura y lentamente metiendo su verga de nuevo en su vagina. Yo veía la expresión de placer que puso Gaby al sentir toda la verga de su macho adentro suyo. Yo me vine al ver esa hermosa expresión de placer de Gabriela, manchando mi pantalón de semen, ellos solamente se burlaron de mi.

Carlos no tuvo compasión con Gaby, la empezó a follar fuertemente, podía escuchar el ruido de sus testículos al chocar con ella. Las embestidas que le daba eran tan fuerte que ella gritaba con fuerza mientras que sus pechos se movían de un lado para otro. Carlos empezó a nalguear su culo, dejándolo todo rojo.

Gaby suplicaba por más, que le diera más duro, que la follara como la Puta que es y esas palabras me calentó tanto a mi como a su novio que después de escuchar eso se vino en un gran orgasmo, vaciando toda su leche en el interior de la chica que me gusta. No removió su Verga hasta vaciar completamente toda su leche. Después se separó de ella, le dio una última nalgada que sonó por toda la casa y la beso en la boca. Después me dedico una mirada sádica mientras recogía la ropa interior de Gabriela, se dio la vuelta y subió por las escaleras. Gaby se empezó a vestir con la ropa que la había dejado. Después me miro y me habló.

—Ya vámonos.

Yo no dije nada, solamente la acompañe hasta llegar a su casa.

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