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De compañero de carrera a amante (Parte 2)

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Este relato es la continuación de la relación furtiva entre ‘Paola’ y yo. Sin duda, de las más apasionantes y excitantes que he tenido.

Después de ese encuentro que tuvimos en su casa, Paola y yo seguimos frecuentándonos pero en el buen sentido de la palabra, pues éramos compañeros de carrera universitaria. Solo mis amigas (a las que habíamos ayudado con unas grabaciones) lo sabían y confiábamos en ellas ya que si salía ese secreto se armaría un desastre en la escuela, y es que el novio de Paola tenía varios amigos en la carrera, por lo que teníamos que disimular.

Una día, sentados fuera de los salones, platicábamos con otros muchachos y después ella me preguntó por mi número telefónico, se lo di y veo que me guarda con otro nombre que no era el mío, yo solo reí. Después me dijo que cuando quisiera le hablara o le mandara mensaje en caso que tuviera apuros en ir a la escuela, y es que su trabajo quedaba por rumbos de mi casa y ella sin problemas podía pasar por mí.

Los días pasaron, siguieron de lo más normal, eso sí, cada noche nos mandábamos mensajes subidos de tono, lo que nos deseábamos y una que otra imagen sugerente para deleitar nuestros placeres.

Llegó el día que muchos esperábamos, el viaje para realizar el cortometraje con el que nos evaluarían, y eso involucraba la preproducción, la producción y postproducción; para la preproducción debo admitir que soy un asco, pero para las otras dos estoy más afilado que una katana de samurái.

El día del viaje solo íbamos los involucrados en la cuestión de la producción, éramos alrededor de 17 personas e iríamos en un camión normal, es decir, con capacidad para 40, al enterarnos de eso ella y yo nos volteamos a ver y sonreímos, ya cocinábamos algo para el viaje, y es que ella también iba en el equipo de producción.

Y ustedes, amigos lectores, se han de preguntar: ¿pues qué no estaban en diferentes grupos?, así es, estábamos en diferentes grupos, sin embargo, los tres grupos vespertinos colaboramos para hacer dicho cortometraje (una historia de terror, por cierto) y es por eso que fuimos juntos.

Ella fue de las primeras en subir, yo iba a subirme al final ya que ayudaba al chofer a subir las maletas de mis compañeros al maletero, en eso que vibra mi teléfono, era un mensaje de Paola: “me senté hasta atrás, aquí te espero”. Cuando lo leí vi que ya todos habían subido y respondí que si no había nadie cerca de ella, respondió que no.

Me subí y también me fui hasta atrás pero me senté dos asientos delante de ella, para disimular. Ya teníamos cerca de dos horas de camino, me levanté y vi que la mayoría de mis compañeros iban dormidos, otros viendo la película que puso el chofer, volteé hacia atrás y vi que Paola estaba pegada a la ventana con su cabeza recargada en ella y con las piernas en el asiento vacío. Me encaminé hacia ella y le acaricié una de sus muslos por la parte interna, ella sonrió.

Paola: Te estabas tardando

Yo: Como eres impaciente, nadie debe de enterarse, déjame sentarme.

Ella se enderezó pero se puso contra la pared, dándome la espalda y dejando a mis ojos sus monumentales nalgas, en cuanto las vi comencé a ponerme duro; me senté y volteé hacia ella y comencé a frotarme con sus nalgas, la abracé y comencé a besarla y a tocar sus jugosos pechos, mi otra mano la dirigí hacia abajo y empecé a tocarle su flor por encima del su pantalón. Se sentía caliente.

Paola se movió, y con la cobija que llevaba nos tapó, me desabrochó el pantalón y sacó mi pene, lo sobaba delicioso, me comenzó a masturbar.

P: Deberías de comenzar hacer lo mismo conmigo

Yo: (entre risas) Eres tremenda, solo no vayas a gritar.

Desabroché su pantalón y lo bajé un poco, después metí mi mano por debajo de su panty y suavemente comencé a frotarla, ya estaba mojada, era increíble la capacidad de esta mujer para llenarse de sus jugos a la primera provocación.

Seguimos cada quien en lo que estaba, Paola jalando de mi falo, yo metiendo mis dedos y deslizándolos suavemente dentro de ella, sentí una gran cantidad de sus jugos en la palma de mi mano, la saque y lo que quedó en ella lo chupé, me vio y en ese momento apretó mi pene y lo jalaba con más intensidad. Volví a lo mío.

Cada vez era más intenso el momento, yo levanté la cabeza para ver que no viniera nadie. Todo tranquilo. Aceleré mis movimientos y oía como su respiración se agitaba, de repente comienzo a sentir que me vengo y solté un pequeño jadeo.

P: Cállate

Yo: Tú sigue, más rápido

P: Pero no hagas nada

Yo: Cállate y sigue

En vez de disgustarse solo me sonrió porque sabía lo que estaba consiguiendo, y si, comenzó hacerlo más rápido y con mis muslos empujaba sus nalgas. Mientras me seguía masturbando yo le bajé un poco más el pantalón hasta dejar sus nalgas al descubierto y en cuanto sentí que terminaría puse mi verga en una de sus nalgas y comencé a frotarla hasta terminar, mi cara la arrimé a su cuerpo para que no me escuchara, fue una gran descarga de leche, tomé una parte de ella con un dedo y se lo puse en la boca, la muy zorra lo chupó.

Yo seguí masturbándola y minutos más tarde comenzó a temblar, tomo mi antebrazo y lo mordió mientras ahoga su grito, con su otra mano apretaba mi pene que, con solo verla como se deshacía de placer se volvió a poner duro, y si, una vez más, la princesa explotó. Tuve que poner mi mano en su boca para ahogar sus gritos; ambos sudados, nos besamos y volví a mi lugar.

¿Creen que la historia termina aquí? Para su fortuna no.

Son poco menos de seis horas de viaje al pueblo que fuimos, un pueblo mágico, dicho sea de paso.

Llegamos y lo primero que hicimos fue llegar al hotel, yo pedí una habitación individual, presentía lo que pasaría las tres noches que pasamos allí, muchos me preguntaron la razón de haber hecho eso y les inventé mil excusas: que roncaba, que me movía mucho, que era sonámbulo. Paola solo sonreía.

Fuimos invitados a comer a la presidencia municipal, nos recibieron muy bien y después echar un vistazo a las locaciones donde grabaríamos, primero fuimos a una mina abandonada a pocos kilómetros del pueblo, estupendo lugar para comenzar. Mientras estábamos allí, Paola me mandó mensaje preguntando si nos pondríamos traviesos esa noche, “ni lo dudes”, respondí.

Regresamos al pueblo, ya de noche, era una agradable noche de primavera, ya con el verano a la vuelta de la esquina. Me encerré en mi cuarto y me metí a bañar, estando allí me masturbé recordando lo vivido con Paola durante el viaje. Cuando salgo de bañarme veo que recibo una llamada, era ella:

P: ¿Qué onda, bajarás a cenar?

Yo: Si, me estoy cambiando

P: Bueno, ahí nos vemos

Bajamos y me senté con ella y otros dos compañeros, discutíamos por el poco tiempo que teníamos para grabar, necesitaríamos al menos otros dos días más para terminar todo. El profesor escuchó y dijo que no preocupáramos, que tendríamos otro viaje programado para esto, sin embargo, no seríamos nosotros los que tendríamos que hacer eso, sino otro equipo de producción.

Se fueron subiendo poco a poco mis compañeros y cuando quedaba la mitad del grupo en el restaurant subí yo, le mandé un mensaje a Paola diciéndole el cuarto en el que estaba, por si quería pasar a ‘visitar’.

Pasaron 20 minutos desde que llegué al cuarto cuando escuché que tocaron, pensé que era el profesor, tenía las luces apagadas y escuché que eran dos compañeras, dentro de mí me pregunté a qué habían ido. Tomé mi teléfono y le llamé a Paola:

Yo: ¿Estás afuera de mi cuarto?

P: No, hay un par de gatas afuera de él.

Yo: Ah loca, ya venías para acá…

P: Si, pero me tuve que regresar.

Yo: Quítalas de la puerta, diles que ya estoy dormido, te regresas a tu cuarto y vuelves más tarde.

P: Ok, está bien ¿oye, te gustan los baby doll?

Yo: Me fascinan

Colgamos y si, pasó ella y les preguntó a las otras compañeras que si que querían, le dijeron que querían salir a fumar, yo solo pensé “mira nada más”. Paola les respondió que lo más probable es que ya estuviera dormido y que no molestaran.

Yo estaba sentado en la cama viendo las sombras bajo la puerta moverse en dirección opuesta. Diez minutos después, la dueña de los senos y nalgas más grandes que mis ojos han visto me mandó un mensaje, “ya voy a tu cuarto, espero que a mí sí me abras”, respondí: “no solo la puerta te voy abrir”.

Tocó la puerta y abrí.

Yo: ¿Te vio alguien?

P: No, solo un señor, pero ni al caso, no viene con nosotros

Yo: ¿Y tu roomie?

P: Ya está dormida

Se metió a mi cuarto, me pidió que me acostara y ella se metió al baño, para ese momento ya tenía una gran erección que era imposible disimular. Quité la colcha y dejé las puras sábanas de la cama, me tapé con ellas. Cuando Paola salió del baño, quedé encantado con lo que mis ojos veían.

Se apoyó en el marco de la puerta con un baby doll rojo con vivos rojos, y una diminuta tanga roja, cuando se volteó, el hilo de la parte trasera desapareció entre sus nalgas. Fue magnifico presenciar ese panorama.

Puse mis manos detrás de mi cabeza mientras ella caminaba hacia mí, vio como mi pene estaba erecto bajo la sábana, sonrió y se mordió sus labios; se sentó en mi cama y comenzó a sobarlo junto con mis huevos, me senté y comencé acariciar su cara, bajé mis brazos sobre ella y la jalé hacia mí, nos acostamos y nos besamos con mucha pasión, yo la rodeé con mis brazos y tomaba sus nalgas, las apretaba.

Comenzó a besarme el cuello, a lamerlo y también a chuparlo, me mordió la oreja, eso me encantó; yo también besaba su cuello, la apretaba hacia mí para sentir sus enormes tetas en mi pecho (siempre que nos veíamos en la escuela me abrazaba de igual forma), levantó la sábana y se tapó también con ella, nuestros cuerpos estaban juntos desnudos una vez más, sentir esas nalgas me causaban un enorme estruendo dentro de mí.

Ella se acostó y me puse arriba de ella, ubiqué mi falo en su flor, y si, ya estaba extremadamente mojada, recuerdo muy bien su diminuta tanga roja totalmente empapada de sus fluidos, no soporte y una vez más comencé a chuparlos, estaba loco por el sabor de ella, excitaba chuparle todos sus labios, meter mi lengua en su vagina y más que nada su morbo por besarme con mi boca barnizada de ella, eso hacía que mi verga se pusiera a punto de reventar, sentía que al mínimo roce con ella me vendría, afortunadamente no fue así.

Paola encerró con sus piernas mi cabeza en su muy mojada vulva, tiraba de mi cabello; mi nariz, mi boca y mi lengua las movía tan rápido como podía para provocarle un orgasmo de lo más placentero (no es por publicidad, pero me gusta primero hacer reventar a las mujeres, después voy yo). Me apretó más hacia ella, comenzó con su movimiento de caderas, en esta ocasión un movimiento circular, mi lengua la tenía dentro de ella, muy dentro de ella hasta que sentí el vibrar de sus piernas, comenzó a jadear y cada vez más alto.

Estiré mi brazo para alcanzar una de las almohadas que tenía y justo antes ella gritara la puse sobre su cara, con sus ante brazos la presionó contra su cara, sus movimientos cada vez fueron más súbitos, con una de sus manos apretó la almohada a su cara y con la otra me empujaba, no quise quitarme y aparté su mano hasta que me bañó en sus fluidos, sentí un explosión dentro de mí al sentirme así, me los quité con la mano y la sacudí, lo poco que quedó en ella lo chupé.

Paola recuperaba su respiración, me dijo que me devolvería el favor, pero no la dejé, así que la puse boca abajo y le pedí que levantara su culo, y allí estaban esas hermosuras de nalgas, brillantes y ahora si pude ver el resto de hilo de su tanga, pasé mi dedo entre sus enormes posaderas y a llegar a su culito comencé a tocarlo.

P: ¿Qué haces, por allí no?

Yo: No lo haré por ahí, pero ahora dime que no te agrada

P: Que rico, que rico, más rápido

Yo: No que no

P: Pícame más rápido

Tomé un poco de sus jugos y los usé como lubricante, volví a estimularle su culito en forma de círculos

P: Ay, que rico se siente, más rápido, ¡más rápido!

Comencé hacerlo más rápido y de la misma forma hasta que metí mi dedo, la masturbé analmente, cubrió su cara con la almohada mientras ella tocaba su vulva; seguí tocándole el ano y una vez más volvió a estremecerse, vi su mano cerrarse y empuñar la sábana, jadeaba una vez más y cada vez más fuerte, se levantó y me pidió que le diera dedo más rápido, se volvió a postrar en la almohada y moví mi dedo medio más rápido hasta que volvió a temblar, todo su cuerpo se sacudió con ese orgasmo que había tenido, mi dedo tenía un líquido muy parecido a sus fluidos vaginales, me sabía que era hasta que después me lo explicaron.

Quedó de lado, me veía con una mirada perdida pero bastante satisfecha, creí que no me metería dentro de ella como corresponde, pero no fue así.

P: Ahora me toca.

Me levanté ella se hincó en el piso, el panorama era de lo más hermoso; sus labios chupándome el pene, sus seños tocando mis muslos y sus nalgas relucían casi tocando el suelo, solo sus pies las separaban. Me sobó los huevos muy rico, era bastante excitante y confortante el como ella devolvía los favores. Yo pensaba “si le dan un buen oral, te lo devuelve igual”, siempre me quedé con la duda si era su filosofía.

Apretó mis nalgas y me empujaba hacia ella, solita se embestía conmigo, y yo feliz de la vida, sintiendo su garganta en la punta de mi verga, dejó eso y yo la comencé a embestir, tomé su cabello con ambas manos y su cabeza la empujaba hacia mí, su lengua hacía maravillas con mi falo dentro de ella.

La volví a llevar a la cama ahora si para ponerle punto final a esa noche, me recosté y ella me montó, mientras lo hacía se quitó el baby doll y dejó sus tetas al aire. Se acomodó mi verga en la entrada de su vagina y se dejó caer, estaba tan mojada que sentí un enorme placer de sentirla así, estaba tan estrecha su vagina aún que era un deleite sentirla de esa forma. Se movía en círculos, muy rico, me hice hacia el frente y mi cabeza la anidé en sus pechos, quería sentirlos en mi cara, ella me abrazó y me apretó a ellos, la besaba entre ellos, mis dedos jugaban con sus pezones duros.

Los lamí, los chupé y los mordí, ambos senos, ambas aureolas, debo confesar que en ese momento no sabía cómo prender a una mujer a través de sus senos, Paola me enseño.

Mientras ella sentía una vez más llegar a otro orgasmo me dijo que los pellizcara, no sabía si de verdad era buena idea.

P: ¡Que me los pellizques, maldita sea!

Un tanto asustado lo hice y después su cara liberó una expresión de placer, mientras sentía mi pene bañarse de sus jugos dentro de ella, después me pidió que los mordiera pero de una forma en específico, en esta ocasión no lo dudé y lo hice como ella me lo pidió, pegó un pequeño grito y justo en ese momento a través de mi pene volví a sentir que se había llenado de su jugosidad otra vez.

Siguió moviéndose hasta que volvió a terminar, yo también lo estaba haciendo, pero por lo menos me dio la oportunidad de volver hacerlo y tener un poco más de tiempo para hacerlo.

La puse en cuatro, una vez más con sus nalgas hacía arriba, a las cuales nalgueé (no aguanté más la tentación de hacerlo), a Paola le agradó.

Con ambas manos en sus nalgas flexioné mis rodillas y ubiqué mi verga en la entrada de su vagina, y la metí.

Al principio con movimientos suaves para no perder el equilibrio, después la tomé de su cabello y una vez que la tenía bien agarrada comencé a embestirla más rápido y más fuerte; arqueando su espalda me tuve que mover un poco para no soltarle el cabello, quedé más apretado a ella, eso le gustó, con la cara una vez más cubierta por la almohada me gritó que le diera más fuerte, así o hice.

No me toqué el corazón, mientras le daba fuerte, solté una de mis manos y empecé a tocarle el culito otra vez, eso la hizo estremecerse y jadeo profundamente. Seguí picando su culito hasta que perdió la fuerza en sus piernas, le temblaron, tuvo un hermoso orgasmo y lo digo porque su forma de gemir y de gozarlo no había sido como los anteriores que le había visto.

Paola, mientras recuperaba la respiración, terminó boca abajo, veía como respiraba rápidamente pero yo ya no podía aguantar, ya quería explotar en ella.

Me coloqué sobre ella y con mis pies separé los suyos, me dejó la entrada, hice su tanga a un lado y entre en ella, lo hice rápido y fuerte, la empujaba hacia el colchón con tanta fuerza que seguro incomodamos a los huéspedes de la habitación inferior.

Mis manos tomaron las ella, correspondió a la acción. Me dejé caer sobre ella sintiendo sus maravillosas nalgas en mi ingle, guio mis manos hacia sus pechos y me hizo exprimirlos, pegó un pequeño grito ahogado por la almohada, en ese instante comencé yo.

Mi verga comenzó a calentarse, sentí un cosquilleo que la recorrió desde la punta y poco a poco siguió, en ese momento puse mi cabeza junto a la suya y la otra almohada la coloqué encima de nosotros, jadeaba cada vez más fuerte en su oído, ella comenzó a jadear igual.

P: Vente adentro, la quiero adentro

Yo: Ni pensaba salirme

P: Quiero sentir tu leche caliente dentro de mí, quiero esa explosión

Mientras mi brazo aplastaba la almohada contra nosotros, con la otra le pellizcaba uno de sus pezones, sus jadeos cada vez eran más intensos, los míos igual y de la misma forma que en su casa, salió el primer chorro y grité junto a ella.

P: Ay, pero que rico se siente, dame otro

Yo: Ahí va

P: Ay papito, me harás un hoyo por dentro, dame otro

Yo: (entre gemidos) Ahí está

Yo me quedé dentro de ella y siguió moviéndose hasta alcanzar otro orgasmo, nos quedamos acostados besándonos y seguimos tocándonos, hicimos un delicioso 69 que hasta la fecha sigue siendo fuente de inspiración; ella se sentó en mi cara y comenzó a mamarme. Fue bastante excitante sentir como sus jugos caían en mi cara, los chupaba, eso me ocasionaba fugas a las que Paola le sacaba bastante provecho, fue tan hermoso que lo catalogo como un 69 tántrico, ambos terminamos al mismo tiempo.

Ella se dejó caer en mí sintiendo sus senos en mi abdomen y sus nalgas a escasos cinco centímetros de mi cara, jugué con él hasta que se durmió.

Me había quedado con un de las cámaras, le tomé unas fotos, le quité su tanga -la cual también guardé como trofeo-, le hice un sesión fotográfica con ella desnuda que ni se dio cuenta, una galería que también poseo hasta estos días. Hacer eso me prendió y me masturbé viéndola desnuda, terminé en sus senos.

Al día siguiente llamaron a la puerta del hotel, era la roomie de Paola preguntando por ella, obviamente le dije que no la había visto, para entonces ella ya se había levantado y se estaba bañando en mi cuarto.

Yo: Te vinieron a buscar, pícale antes que nos descubran

P: Ya voy, ya voy… oye y mi tanga

Yo: Esa también se queda conmigo, querida (dándole un beso, el cual correspondió)

P: ¿Hasta cuándo dejarás de quitármelas, diablito?

Yo: Cuando dejes de mojarlas

Me vio y saco una sonrisa coqueta, ella salió de mi cuarto asegurándose que nadie la viera, y así fue, la mayoría ya estaban desayunando. Tomé la lap y pasé las fotos que le había tomado, esa no fue la única galería de ella, hubo otras, pero eso es para la siguiente historia.

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