En la plaza, con una vieja amiga
Julia sonrió, satisfecha, y comenzó a besarlo de nuevo, sus labios explorando su cuello, su pecho. Él la ayudó a despojarse de la camisa, y luego de la suya propia, sintiendo el aire fresco en su piel. Sus manos recorrieron su cuerpo, adorando cada curva, cada pliegue. E...