Hace un año conocí a Sara mi novia, vamos juntos a la prepa, a las pocas semanas conocí a su madre Ángela y me quedé asombrado ante semejante mujeron, a sus 45 años lucia muy bien, mucho mejor que mi novia, siempre iba por casa en short o con pantalones muy apretados, su culo y piernas marcados, se le nota que es una mujer caliente, uff simplemente espectacular, Sara era muy reservada en cuanto al sexo y es por eso que aún no teníamos relaciones, pensaba dejarla pero solo seguía con ella para poder ver a su madre.
Sara no se llevaba bien con su madre constantemente peleaban, cuando estaba en su casa a veces se sentía muy tenso el ambiente.
Un día mientras jugaba fútbol en el patio, mi novia llegó enojada y con algunas lágrimas en los ojos a mi casa, había vuelto a discutir, le dije que iba a ir a hablar con su madre, al llegar me recibió con un short de mezclilla y una blusa negra con escote que dejaba ver parte de sus tetas, sentí un poco de cosquilleo en mi pene, con aquel short deportivo que llevaba cualquier erección se notaría al instante, tomamos asiento y comenzamos a platicar.
- Sara llego a mi casa llorando, ¿Qué pasó?
- Nada, ya sabes cosas de adolescentes que nada les parece bien, que nadie los entiende, etc., le dije que limpiará su cuarto y se enojó.
- Discuten mucho, deberían de llevarse bien, son madre e hija. De a ratos solía lanzar alguna miradas a sus tetas.
- Aquí tiene su casa, tiene su celular, tiene ropa, tienen un novio guapo, debería de estar feliz, a su edad con todo esto estaría más qué contenta pero ella no lo aprecia.
Creo que ella empezó a notar que le estaba viendo el escote, bajo su mirada a sus tetas, volvió a subirla me miró y se rio, yo solo solté una carcajada nerviosa.
- ¿Quieres un vaso de agua?
- Si no es mucha molestia.
Se levantó y no sé si lo hizo adrede pero al caminar movía sus caderas de manera seductora no me pude resistir y comencé a tocarme la verga por encima del short, de repente ella volteo y di un salto de susto quitando mi mano.
- ¿Con hielos? Lo decía con una sonrisa en su rostro y volteando a ver mi short.
- Si, si. Respondí nervioso.
Al volver me preguntaba, ¿Me habrá visto? ¿Pensara que soy un pervertido?, ¿Me sonrió, será que le gustó? Me dio el vaso, se sentó alado mío y comenzamos a ver la televisión.
- ¿Y tú cómo vas con mi hija?
- Genial, es una chica hermosa.
- ¿Y ya han tenido relaciones sexuales? En ese momento casi me ahogo con el agua, comencé a torcer, ella soltó una risa.
- Jaja, vamos muchacho yo no tengo tabúes, solo quiero saber si se están protegiendo.
- No señora, aún no.
- Enserio, dime la verdad, no mientas.
- Es verdad, aún no hemos tenido sexo, ella es muy tímida, ya lo intentamos pero se termina arrepintiendo.
- No lo puedo creer, ya entiendo porque está así de enojada y amargada, mírate con ese cuerpo cualquier mujer querría estar contigo.
Aquello me estaba comenzado a excitar, en eso sonó música salsa en la televisión.
- ¿Sabes bailar? A mí me encanta.
- No, soy muy malo
- Ándale levántate, yo te enseño.
Mi pene aun apenas estaba empezando a reaccionar pero era claro que se veía un bulto sobresaliendo, la veo bailar, veo aquel culo moverse, se pegaba, aquello ya era imposible de disimular, se marcaba totalmente, una carpa se veía allí abajo, en un movimiento de cuerpo pegado ella lo siente y da un apretón con la mano.
- ¡Uy, pero qué es esto! Veo que te has animado jaja.
- Lo siento, no quería...
- Joder pero que grande que está ¿No? Intentaba tapar la erección con mis manos.
Se acerca de nuevo y comienza a tocar otra vez.
- ¿Y todo esto se está perdiendo la ñoña de mi hija? Mientras agitaba un poco mi verga, mi respiración comenzó a incrementar.
Se acercó a mi oreja y susurrando me dijo algo que hizo que tuviera un escalofrío por todo el cuerpo.
- Si no lo prueba la hija al menos que lo pueda probar la madre ¿No?. Seguido de esto se puso de rodillas, bajo mi short quedando mi verga expuesta y comenzó a masturbarme lentamente mientras me miraba a los ojos.
- ¿Te gusta? Yo solo respondía con gemidos.
Lo comenzó a chupar, le daba pequeños besos, me masturbaba, lamía mis bolas, las succionaba, lanzaba escupitajos para lubricarlo, nunca creí que me podría pasar esto, le empecé a tocar las tetas, me tomo de la playera y me empujó hacia el sillón, se paró frente a mí y comenzó a desvestirse, se quitó la blusa dejando ver su brasier, se dio la vuelta dejándome a la vista su increíble culo y se bajó el short lentamente junto con sus bragas, estaba depilada al estilo brasileña, se subió arriba de mi e introdujo mi pene en su coño el cual ya estaba húmedo, se quitó el brasier dejando ver sus tetas y comenzó a cabalgar, yo mientras las apretaba, las chupaba, fue incrementando la velocidad, le daba algunas nalgadas y ella respondía con algunos gritos.
- Así, así, sigue. El sonido del golpeteo de sus nalgas era increíble, hacia movimientos de balanceo, toda una mujer con experiencia, ya podía sentir como algunos jugos escurrían por sus piernas.
Se levantó para volverla a chupar, mi pene lucia brilloso, se metía toda mi verga a la boca, se oían las arcadas, la agarraba y con mi pene le daba algunos golpes en su cara, ella lo disfrutaba.
- Pero que pendeja es mi hija para no disfrutar semejante verga.
Se levantó dándome la espalda y se volvió a introducir mi pene en el coño, dejándome sus nalgas para tocarlas, saltaba y saltaba sobre mi verga, aquellas tetas botaban sin parar.
Sin darnos tiempo a reaccionar la puerta se abrió, era Sara, yo me quedé paralizado, pero a su madre no parecía importarle.
- ¿Pero qué chingados está pasando? Dijo Sara.
- Shhh, calla joder. Mientras seguía saltando sobre mi verga sin parar, los ojos los tenía cerrados de placer no importándole que su hija llegará.
- Mamá, hija de puta ¿qué estás haciendo? ¿Y tú Daniel? Yo no sabía qué hacer.
Ángela se levantó y tomo del cabello a Sara.
- Que te calles la puta boca, deja de ser una niña berrinchuda, mira el pedazo de verga que se carga tu novio, no sabes disfrutar las cosas buenas de la vida por eso estás así de enojada, tú sola sigue haciendo tus putos berrinches, aprovecha las cosas si no alguien te las puede quitar mamita. Seguido de esto volvió conmigo y comenzó a chuparla.
- ¡Los odio a los 2, cabrones hijos de puta!
- Que te jodan, tú sigue de amargada mientras yo disfruto con la verga de tu noviecito. Le dijo mientras le levantaba el dedo.
- Daniel no me vuelvas a hablar, terminamos. Y se fue enojada a su habitación.
Venía a intentar reconciliarlas y ahora las había separado aún más.
- Tú no te preocupes, tú sigue dándome. A mí ya me daba igual, prefería follar a este mujeron a estar esperando a que mi novia se decida.
Se tiró en el sillón y la comencé a penetrar lo más fuerte que podía, ella gemía y gemía, de seguro lo hacía para que su hija oyera.
- ¿Estás escuchando como me rompe el coño tu noviecito? Y se reía.
- Así, tú sigue, dame más fuerte.
- Que caliente resultaste. Dije.
- ¿Lo dice el que no paraba de mirarme las tetas hace un rato? Que lo note y me has puesto cachonda.
Se oía el crujido de sus jugos en su vagina, era increíble, estaba totalmente mojada, le mordía aquellas tetas, aquello era un no parar de placer, pasaron unos 10 minutos y ya tenía ganas de expulsar mi semen.
- Me corro.
- Espera, tengo una idea, tíramelos en la cara. Se puso de rodillas, tenía una mirada de zorra total, eche una gran cantidad de lo excitado que estaba, su cara quedó completamente bañada en semen.
Se levantó fue hacia la habitación de Sara, abrió la puerta y le dijo.
- Bonito el maquillaje que me puso tu novio ¿No crees? Se estaba burlando descaradamente de ella.
- Que te largues puta, déjame sola.
Se acercó conmigo:
- Vuelve cuando quieras.
Su madre era una hija de puta total, ya me imagino porque discutían.
En la prepa ya no nos hablamos y desde ahora voy a su casa cada vez que puedo y no le importa si está su hija aun así follamos como locos.
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