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Mi amiga Promise

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Mis rasgos son caribeños, tengo el pelo negro muy rizado, largo a media espalda, mis ojos negros y muy vivaces, mi boca es algo gruesa pero bien dibujada

Mi piel de color café, tengo los pechos pequeños y bien formados, tengo la cintura delgada, pero como buena descendiente de cubana mi culo es bien respingón y macizo.

Soy muy solitaria y callada, parece ser que mi condición de centroamericana de piel negra hace que me discriminen un poco. Tengo pocas amigas entre ellas esta Gauge que conocí en la universidad, un día me presento a Víctor un hombre mayor que yo, con la misma edad de mi padre diría.

Una persona muy amable que me trataba de igual a igual. Sin importarle que raza o credo tenía yo.

Una tarde fui al departamento de Gauge para hacer unos trabajos para la universidad y grande fue mi sorpresa cuando llamaron a la puerta y entro Víctor.

Me saludo con un beso en la mejilla y se sentó junto a nosotras, Gauge le sonreía como si fueran cómplices de algo, me llamo la atención cuando del bolso que trajo saco una cámara de fotos, le pregunté si era aficionado a las fotografías, me dijo que trabaja para una agencia de modelos y que si no me parecía mal podría tomarme algunas fotos y presentarlas ante sus jefes.

Sentí como se ruborizaron mis mejillas, el hecho de que alguien pensara que mi cuerpo podría ser hermoso para exhibirse me sorprendió bastante, él me dijo que no me preocupara que soy una chica muy linda que no tendría problemas en encontrar mi espacio en el mundo de las modelos.

No pude ocultar mi nerviosismo cuando tuve que sacarme la ropa y quedar totalmente desnuda, ¿era realmente necesario posar desnuda?

A pesar de que me estaba dando cuenta que las cosas estaban tomando otro sentido, yo me dejaba llevar por la buena manera que tenía Víctor de envolverme con sus palabras.

Esta situación me estaba realmente excitando, no quería que Víctor ni Gauge se dieran cuenta, me sacaron fotos en distintas posiciones, me sentía una verdadera diva.

A través del espejo que tenía al frente pude verme totalmente desnuda y desinhibida, mis ojos brillaban de lujuria y vanidad.

Ya no podía echarme atrás, alentada por Gauge me entregue totalmente a los caprichos de Víctor, que me pedía poses cada vez más osadas.

Con voz bastante sensual a esta altura le dije que quería copias de las fotos que allí me estaban sacando, de seguro al exhibir mi cuerpo bien formado a más de uno se le pondría dura la polla de solo verme.

Mis compañeros de la uni no podrían reconocerme así tan despampanante, tan lanzada y sin perjuicios.

De seguro que viéndome así no pensarían más en discriminarme, salvo las chicas, los muchachos pagarían por poder tocar partes de mi cuerpo.

Mientras mi mente vagaba en pensamientos morbosos y lleno de lujuria, los flashes de la cámara no paraban de accionarse, mi instinto me decía que Víctor tenía preparado algo más que unas poses desnudas.

Cuando pude darme cuenta lo tenía a él al lado mío, mientras tanto Gauge se había hecho cargo de la cámara de fotos.

Me acaricio el pelo y sin mediar palabras me beso como nadie antes lo había hecho, mientras una de sus manos acariciaba mis pechos, a pesar que estaba bastante excitada no pude dejar de sorprenderme por lo que estaba ocurriendo.

Respondí a su beso introduciendo mi lengua en su boca, poco me importaba que estuviera mi amiga, realmente hace bastante que nadie me acariciaba de esa forma.

Luego tomo mi mano y la puso sobre su bragueta que parecía a punto de estallar, de solo tocarla me podía imaginar lo grande y dura que estaría en estos momentos, y toda para mi solita, estaba perdiendo la compostura, me educaron para ser una señorita y me estaba convirtiendo en una verdadera puta.

Me pidió que le bajara el cierre, cuando lo hice salió como catapultado para afuera, era inmenso estaba totalmente enhiesta y muy dura, bastante humedecida en la punta debido al líquido preseminal.

Tuve que confesarle que a pesar de haber tenido relaciones con mi novio hace un par de años nunca le había chupado la polla.

—Usted va a ser el primero que va a probar mi boca virgen de pollas.

Mi comentario no hizo más que aumentar el grado de excitación de Víctor, su pene empezó a dar pequeños saltos como si tuviera vida propia, y en sus ojos note que ya no me miraba con ternura sino con bastante morbo.

Coloque mi mano alrededor de la base del pene, apretando bien, para ver toda aquella polla en su esplendor, pero no pude aguantar demasiado esa visión, necesitaba comerme aquella polla ya, así que no tardé en darle lentos y húmedos lengüetazos, notando el sabor de su piel, desde la base hasta la punta del capullo, chupando siempre la puntita en busca de flujo preseminal. Luego pase la lengua alrededor de la base del grande y me metí la punta en la boca, apretando todo lo que pude mis labios y haciendo fuerza para que pareciera que me lo metía en una apertura muy estrecha.

Víctor entonces poso su mano sobre mi nuca y suspirando me dijo.

—Promise, trágatelo toda pequeña sé que tú puedes, dame el gusto.

Como negarme con lo bien que me trataba, trague lo más que pude, produciendo en mi arcadas, después de varios intentos tenía todo el pedazo de carne alojado en parte en mi boca la otra mitad en mi garganta. Era la forma de demostrarle mi agradecimiento, por tratarme de igual a igual.

De pronto saco su pija en forma abrupta de mi boca, dejando una gran cantidad de saliva en toda la dimensión de su pene y me dijo.

—Todavía no estoy listo, primero quiero probar como coges.

Después me tumbó encima de la mesa, no sin antes despejarla de libros y papelorios de un solo manotazo y cogiendo con una mano su enorme polla y empezó a restregármela por el coño. Bajaba desde el clítoris hasta la concavidad de mi vagina, metiéndome tan solo el glande, volvía a repetir la operación, volviéndome loca con cada uno de sus movimientos, empecé a gemir como una perra en celo.

Entonces él me la clavó hasta el fondo, me la metió toda entera hasta que sus huevos golpearon mis nalgas. Sentí como mis paredes vaginales se contraían, y entonces estallé... Él paró un momento dejando que me recuperase, pero inmediatamente después siguió bombeando mi coño. Agarró fuertemente mis caderas y empezó un violento mete-saca, follándome entera... Las penetraciones eran muy profundas pues no sólo empujaba brutalmente con su polla, sino que además llevaba mis caderas hacia él.

Ya no era dueña de mí, la lujuria se adueñó de mi persona entonces le dije.

—Víctor déjeme que me suba, quiero montarlo, quiero demostrarle cuan agradecida estoy con usted.

Sin decir palabras se hecho de espalda dejando esa pija larga y tiesa a mi entera disposición, sin necesidad de tomarla con la mano su miembro encontró mi raja, la cual se introdujo sin demasiada resistencia. Mientras tanto Gauge no perdía detalles con la cámara.

Comencé a moverme como nunca antes lo había hecho, sin que nadie me lo enseñara aprendí a moverme como una víbora, movía en círculos mis caderas, dejando la pija casi en su totalidad afuera, para tragarla nuevamente hasta rebotar en sus huevos. Él no se quedaba atrás y comenzó un mete y saca realmente endemoniado que me arranco espasmos de placer y gemidos que anunciaban mi segundo orgasmo tuve la necesidad de decírselo.

—Mi amo… ooor, te amo, quiero que me cojas siempre, nunca me hicieron tan feliz.

Sus ojos me decían que no podía ya aguantar demasiado, yo ya le había dejado mis líquidos en su polla entonces me dijo.

—Promise quiero acabar en tu boca, que me ordeñes la leche que tengo guardada para ti.

Lo hice lentamente, hasta que vi que él ya no podía más. Entonces empecé a hacerlo paulatinamente más rápido, haciéndole una paja con mi boca, un rápido mete saca. Lo hacía tan deprisa que pronto me empezó a doler el cuello. Iba a decírselo a Víctor cuando me gritó que se corría... y se corrió. Sí, señor. En toda mi boca. O mejor sería decir en toda mi garganta, porque noté cómo un chorro caliente y espeso de semen se me colaba por la garganta y descendía hasta mi estómago.

Terminamos recostados en el sofá, agotados pero sumamente satisfechos, Gauge me sonreía, como aprobando lo que habíamos hecho.

Desde aquel día mi teléfono no paro de sonar, no eran mis compañeros ni mi exnovio, sino productores que estaban interesados con mi trabajo de modelo "de escenas eróticas".

De esa manera me catapulté a la fama no precisamente como hubieran querido mis padres, pero igual me siento orgullosa de poder hacer feliz a tantos hombres con mis fotos, y de paso ganar un buen dinerillo.

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