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Por fin me convertí en su putita

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Después de aquel fin de semana con el jefe de mi marido, ya no volví a ser la misma. Me tenía completamente subyugada y estaba dispuesta a hacer lo que él me dijera. Me estaba convirtiendo en su puta, algo que escapaba a mi entendimiento pero que no podía ni quería remediar.

Pasado un mes mi marido me dijo un Jueves, que debía pasar algunos dias fuera porque Pedro, su jefe, le enviaba a un congreso, pero que en esta ocasión no podía acompañarle. Yo ya me imaginaba que aquello era realmente una maniobra de Pedro para tenerme a su disposición durante varios dias. Y efectivamente, el Viernes por la mañana al poco de irse mi marido, sonó mi móvil:

-Hola zorrita. Reconocí al instante la voz de Pedro.

-Hola, le contesté

-Ya se ha ido el cornudo?, me preguntó

-Si, le dije

-Bien dentro de una hora paso a recogerte.

A las once en punto estaba allí. Yo ya estaba vestida y preparada. Le abrí a puerta y entró. Me miró de arriba abajo, me sobó a su antojo y yo me dejaba hacer.

- Estas muy guapa, me dijo, pero puedes estarlo más. Vamos a tu habitación que te voy a ayudar a elegir el vestuario.

- No te gusto asi?

- Si, mucho, pero quiero que te vistas más sexy, más provocativa. Quiero que sepan que eres mi puta.

Yo le obedecí sin rechistar y le llevé a mi habitación. Abrí la puerta del armario para que eligiese mi vestuario. Me sacó unos minishorts blancos que apenas me ponía por atrevidos y un top muy fino de tirantes, muy escotado, muy ceñido también blanco, que resaltaba mucho sobre mi piel todavía morena.

-Así estarás bien ahora, me dijo.

Me quité lo que llevaba puesto, quedándome con el tanga y el sujetador, delante de él. Me iba a poner lo que me había elegido, pero me dijo:

-Eh, nada de ropa interior, ya sabes.

Me quite el sujetador y el tanga mientras él me miraba.

-Joder, que buena estás, me decía, pero te haré unos retoques para que estés más rica todavía.

-Que retoques? Le pregunté

-Ya lo verás.

Me puse la ropa sin nada debajo,.Los pantalones me estaban muy ajustados, de forma que se me metían en la rajita marcándola completamente. Los pezones y las areolas también se me notaban. Me daba algo de vergüenza salir así a la calle, sobre todo en mi vecindario, pero a la vez me excitaba muchísimo y me estaba empezando a mojar. Pedro lo notó y metió los dedos en mi coño.

-Vaya, no decías que te daba reparó vestirte así?. Estás chorreando, me decía mientras mojaba sus dedos en mi flujo y me los hacía chupar.

-Menuda guarra eres, cómo te gusta esto eh?

-Si, me encanta.

Salimos a la calle y nos montamos en su coche. Durante el camino me fue metiendo mano por las tetas, sacándolas del top y sin dejar que las volviera a meter. En los semáforos los otros conductores alucinaban y alguno me decía obscenidades a las que yo respondía con una sonrisa.

Llegamos a un local que se anunciaba como "Salón de Estética" y le pregunté que haciamos allí

-Me gusta que mis putitas estén marcadas y me gusta que tu tengas un aspecto determinado que resaltará tu condición de zorra.

Entramos al local y Pedro saludó a varias personas. Estuvo hablando con ellos y luego me pasaron a una peluquería donde me cortaron el pelo dejándome una melenita pequeña y rapada por la nuca. Me tiñeron el pelo de rubio platino. Luego me inyectaron un poco de silicona en los labios y me maquillaron pero no dejaron que me viera hasta el final. El resultado era bastante bueno aunque un poco exagerado. Me había quedado un aspecto de "calentona" inimaginable por mi marido. No se lo que diria cuando me viera, pero no me preocupaba. Además todavía no habían acabado conmigo. Cuando salí de la pelquería vi cómo Pedro me miraba satisfecho.

-Que bien la vas a chupar ahora, en conmigo, me dijo

Bajamos a un piso inferior dónde había una sala de tatuajes. Entramos en una habitación donde había un tio que le preguntó a Pedro:

-Dónde se lo hago, en las tetas o en el culo?

-En el culo, le respondió.

-Vamos zorrita, enséñame ese culo tan bonito, me dijo el tatuador.

Me bajé los pantalones hasta los tobillos y me coloco apoyada en los codos y en las rodillas en una camilla. El tatuador empezó a sobarme el culo hasta que eligió e sitio (la parte alta de mi nalga izquierda) y empezó a tatuarme. Aquello me estaba poniendo como una moto. Pedro estaba cambiando mi aspecto sin consultarme y me tenía allí con el culo expuesto a un desconocido que además de tatuarme aprovechaba para meter sus dedos por entre mis nalgas y en mi coño. Pedro sabía que me estaba calentando asi que se puso delante de mi y empezó a tocarme las tetas, primero metiéndome mano por debajo de mi top pero luego acabó quitándomelo dejándome allí con las tetas al aire. Se sacó la polla y dijo:

-Vamos a estrenar esos labios

Me cogió de la nuca y me la metió en la boca

-Venga, chupa

Yo se la chupaba con frenesí. El tatuador ya había acabado y me estaba haciendo una paja desde atrás. Me besaba el culo y me metia los dedos en el coño a la vez que me sobaba el clítoris lo que hizo que me corriera.

-Dale por culo si quieres, le dijo Pedro. Así te pagará el arreglito que le hemos hecho

El tatuador se sacó la polla y comenzó a restregarla entre mis nalgas. Me llenó el culo de saliva y me la metió. Mientras Pedro se corrió en mi boca cosa que me provocó de nuevo un orgasmo tremendo. El tatuador me la sacó del culo, se sentó en la camilla y me hizo arrodillarme delante de él.

-Ahora con las tetas, cerda, que las tienes muy bonitas.

Yo frotaba su verga con mis pezones, la metía entre mis tetas y me la metía en la boca, le chupaba los huevos y asi hasta que se corrió llenándome la cara y las tetas de semen.

-Ésta si que es buena, le dijo a Pedro. De dónde la has sacado?

-Su marido es empleado mio, le contestó, pero no la da caña

-Ya lo veo, Quieres ver su tatuaje?

-Si

-Venga guarrita, date un paseito

Me hicieron pasear por la habitación desnuda llena de semen para ver mi tatuaje.

-Te queda muy bien, me decían mientras se reian

Cuando me lo miré vi la causa de sus risas: era una especie serpiente-pene muy sexy, muy erótico y muy "guarro", que se dirigía serpenteante hacia mi culo.

-Y mi marido que dirá?

-Tu verás zorrón, seguían diciendo entre carcajadas.

-Ven que todavía no hemos acabado.

Me hicieron salir de la habitación desnuda y me llevaron a otra donde me sentaron en otra camilla boca arriba y con las piernas abiertas. Me llenaron el coño de espuma de afeitar y me lo depilaron dejándome una especie de Y, que quedaba fenomenal.

-Bueno, ya hemos acabado, dijo Pedro, vístete.

Lo hice. Al ponerme el pantalón vi que parte del tatuaje quedaba fuera y se veía, cosa que me gustaba. Pedro me llevó a mi casa y me dijo que pasaría a por mi por la tarde y que no me vistiese hasta que no volviera. Subí a casa y me desnudé. Me miré al espejo y la verdad es que entre los labios, el tatuaje y el chochito que me habían dejado tenía una pinta de putón que no podía con ella, pero me gustaba y me gustaba que no me hubiera consultado. No se si a mi marido le gustaría pero no me importaba.

A las siete en punto Pedro vino a buscarme. Le abrí desnuda. Al entrar pasó su lengua por mis labios, me dio la vuelta y me palmeó el culo

- Ahora si que eres mi putita, me dijo. Vístete con esto que te he traido, vas a ser la reina de la fiesta.

Me trajo un top de satén negro, una mini de cuero negro abierta por los lados y unos pantys de red negros también. Me lo puse. El top me quedaba de vicio, pero era tan corto que si levantaba los brazos se me salían las tetas por debajo y aún sin levantarlos como mis tetas son grandes desde abajo se me veían. Además era muy escotado y muy suelto de forma que con cualquier movimiento las exhibía. Me puso también una gargantilla de cuero con aros de plata. La falda llevaba de cinturón una cadenita de plata. La quitó y la unió a un aro de la gargantilla y me hizo pasear como si me llevara atada.

-Ves para que sirve este cinturón?. Para que te lleve como a una perrita, te gusta?

-Me encanta , le contesté

-A ver si es verdad.

Y me empezó a sobar el coño que estaba mojadísimo

- Uf, ya lo creo que te gusta , perra. Venga vámonos

- Dónde vamos?

- A la fiesta de cumpleaños de mi amigo Miguel, Don Miguel para ti.

- Y no voy demasiado descocada?

- No, le gustarás mucho. Y tu eres mi regalo para él asi que espero que te dejes hacer lo que quiera.

Cuando llegamos a la casa de Don Miguel, ya había bastante gente, muchos de los cuales conocía por mi marido y claro se sorprendían de verme allí sin él y con Pedro, aunque dada la fama de Pedro ya se suponían lo que ocurría. Me presentó a Don Miguel que era un hombre muy atractivo de unos cincuenta años.

-Mira Miguel, esta es la putita de la que te hablé

-Ah si, la esposita de Andrés no?

-Si, te gusta?

-Joder, está muy buena, le decía mientras me acariciaba el cuello y bajaba su mano hasta mi cintura y la volvía a subir metiéndola por debajo del top y sobándome las tetas, allí delante de todos. Luego veremos que sabes hacer con ellas, me volvió a decir.

 

La fiesta fue pasando y yo me iba exhibiendo cada vez más. A medida que transcurría el tiempo notaba las miradas de los tios mas lascivas y yo estaba cada vez más caliente. Ya quedaba poca gente cuando Pedro se acercó a mi me quitó la cadena de la cintura y me la puso en la gargantilla, y tirando de mi me llevó a unos sillones un poco apartados. De camino vimos como Don Miguel estaba magreando a una mujer de otro empleado

-Vamos Elenita, ponme cachondo, me dijo, mientras me sentaba en sus rodillas

Empezamos a besarnos y a sobarnos. Bajó las hombreras de mi top y me sacó las tetas. Me quitó la falda y bajo un poco mis pantys, me sentó de espaldas a él en sus rodillas y empezó a masturbarme, mientras veíamos como humillaban a la otra mujer Don Miguel y los otros. Ella no quería pero la decían que si no quería ver a su marido en el paro tenía que comer polla. La metían mano, la sobaban y le restregaban sus paquetes por la cara, mientras otros le daban azotes en el culo. Yo me corrí con aquel espectáculo y limpié los dedos de Pedro con mi boca.

Don Miguel vino donde estábamos y me dijo:

-Traenos bebida, puta.

Asi lo hice. Me levante medio desnuda pero no permitieron que me vistiera. Fui al otro lado del salón con las tetas fuera y los pantys medio bajados. Se me veía el coño y el tatuaje del culo. Durante el camino varios tios me metieron mano , me dijeron obscenidades y me llevé mas de un cachetazo en el culo. Volví con unas cervezas y me senté entre ellos, que terminaron de desnudarme. Don Miguel se levantó, se quitó los pantalones y los calzoncillos. Cogió estos y me los restregó por la cara mientras me sujetaba de la nuca.

-Te gusta como huele?

-Siii, le contesté

-Pues ahora vas a saber a lo que sabe. Se puso de rodillas en el sillón y me dijo:

-Chúpame el culo.

Pedro me agarró de la cadena bien corta y me arrimó la cara al culo de Don Miguel. Empecé a pasar la lengua entre sus nalgas y acabé metiendosela en el culo. Pedro me cogió una mano y me la puso en la polla de Don Miguel.

-Así, cerda, hazme una paja mientras, me dijo

Así estuvimos un rato hasta que se dio la vuelta.

-Tienes unos labios preciosos, hazme una paja con ellos

Se lo hacía como me ordenaba, le pasaba mis labios arriba y abajo de su polla . Le lamía los cojones y el culo mientras Pedro me estaba follando por detrás . Cuando noté su leche llenando mi culo, me metí la polla de Don Miguel en la boca y tardó poco en correrse dentro de ella.

-Pedrito, le dijo a Pedro, ésta si que es buena y ambos se estuvieron riendo un buen rato.

Me cogieron de la cadena de la gargantilla , me dejaron atada a la pared y llamaron a los que estaban con la otra tia que ya había dejado de llorar y disfrutaba como una perra de lo que la estaban haciendo.

-Aquí teneis otra guarra , les dijeron.

Me miraban con ojos de deseo mienytras yo les provocaba con mi culo y mi boca.

 

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