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2 de Noviembre

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En la mañana de esa fecha no me quise levantar en lo absoluto, tenía una gran flojera además de que es un día festivo me dije a mi mismo ¡¿para qué ir?! A nadie le interesa ir a un día de clases en medio de un día festivo y menos cuando es obligatorio.

Y algo dentro de mi me hacía levantarme, quizás la responsabilidad, al final de cuentas termine cediendo y asistí a clases, qué me podía esperar, un montón de tetos a los que les obligaron a ir o que fueron para adelantarse en las clases, que se yo, oh mi gran sorpresa, me bajo del camión y la maldita puerta está abierta y el prefecto nos estaba esperando, mi amigo Marcos. Nos saludamos como diario y hablamos un poco sobre lo que vimos anoche en la telenovela nacional y reímos un poco, me despedí y entre a la escuela, en seguida está la recepción, dónde veo a unos cuantos de mi salón, bueno en total éramos como 30 alumnos los que fuimos a clases y para colmo de males, dice el director a viva voz y enfrente de los profesores.

"¡No hay clases, se han suspendido por la falta de alumnos!"

Lo cual no me sorprendió en lo absoluto su comentario porque era de esperarse, así que mejor me metí al salón para ver que hacía, a ver si habían traído un balón de fútbol para jugar al menos o algo peor no, lo único que recibí a cambio fue ver al baboso de un ex amigo cantando un tonito bastante entupido y repetitivo que el se había inventado pegándole muchas veces a la banca el tono, el tono era más o menos así… "Maria Fernanda me quiere dominar…" ((tan tan)) y así una y otra vez hasta que te enfadas y le pides que se callé, peor mejor me salí a ver que o quién estaba en los patios, para mi suerte me encontré a amigos de otros salones y me puse a platicar con ellos.

De mi cabeza no salía esa maldita canción, y de pronto, la "protagonista" de esa canción aparece en escena y me empiezo a reír un poco siendo el centro de atracción en ese momento del porque mi risa rápido me inventé algo quedando todos conformes, seguíamos platicando y Fernanda vuelve a pasar de nuevo, regresaba de la tiendita con un pote o botella de plástico que tiene un té de no sé que carajos era.

Me invitan mis queridos amigos a pasar al salón porque el frió estaba pegándonos duro eran 4, Poncho, Emmanuel, Carlos y Edgar, ellos estaban en otro salón peor cursando el mismo grado que yo, entramos a su salón, y allí estaba Fernanda y dos de sus amigas fumando y platicando cualquier cosa, nos fuimos a dónde generalmente se sientan ellos que es un rincón muy alejados de la puerta y de la vista de muchos, y empezamos de nuevo con nuestra charla, al poco rato Fernanda se acopla con nosotros a la plática porque sus amigas se fueron, vinieron sus novios por ellas y la dejaron sola, aburrida ella solo escuchaba y de pronto dijo,

-"hay que hacer algo…"

Con un tono de niña consentida aburridísima de la charla de hombres, claro, a ella le gusta hablar mucho con los chicos de todo, me di cuenta una vez de eso, pero eso es harina de otro costal, el caso es que ella sugirió un rato fútbol en el salón y dicho y hecho, empezamos a jugar fútbol, nos dividimos de a 3 por cada equipo, recorrimos a un costado las bancas e improvisamos la portería, armamos una pelota con cinta adhesiva y basura y a jugar se ha dicho.

Y valió la pena…

Demasiado… estábamos jugando y excitándonos porque Fer estaba jugando con nosotros con su preciosa faldita que le deja ver unas piernas que… wow…

Ah me faltaba algo… Fernanda no es fea, pero tampoco digamos que físicamente es guapa, ella es morenita clara, ojos cafés, delgadita, y senos del tamañazo de unas manzanas, y unas piernas delgadas pero bien torneadas, pero lo que la caga es que tiene la cara de Ronaldinho, y cuando pasa frente a mi, hago a sus espaldas los cuernitos esos que hace Ronaldinho cuando anota gol y todos cagados de risa.

Estábamos cansados la verdad, el resultado del partido fue lo de menos, nos llevamos un buen taco de ojo cuando ese culito bajo esa falda que se movía mucho, volvimos a salir para comprar algo para quitarnos la sed para nuestra desgracia la tiendita estaba cerrada, nos regresamos al salón y nos sentamos en nuestro rincón tapados ahora por las butacas.

Al entrar al salón, Carlos le levanta la falda dejándonos ver sus braguitas, eran negras tipo tanga, Edgar le da una nalgada, y Poncho se las aprieta, yo la verdad no me animé a hacerle algo, no sé porque.

Ella solo reía y nos pedía que la dejásemos en paz, pero su sonrisa me aprecia que pedía más.

"Hay ya sueltenme… jijiji, hay Poncho que cochinito.". Cosas de esas.

Empezamos a jugar botellita castigada, la insistencia de Fer era demasiada para no aburrirse, empezamos muy ñoños, confesando estupideces de quién nos gustaba, cuantas veces habíamos hecho el amor, etc. Hasta que Edgar sugirió que las cosas subiesen de tono, no sé cual fue el móvil, pero Fernanda empezó a ganar 4 veces consecutivas, y casualmente le gano a mis cuatro amigos, a uno le pidió que le mostrase su pene, a otro se lo toco su paquete sobre el boxer, uno le pidió un beso en la boca y otro que se dejara los pantalones abajo lo cual causo mucha risa porque al que le toco tener los pantalones abajo tenía unos calzoncillos de ositos. De pronto vino a mi mente esa maldita tonadita de la mañana y me reí y la relacione con ella, todos me miraron extrañados, yo solo giré la botella y esta vez ella perdió, todos emocionados esperando un castigo severo, mi mente corría mil por hora, no dejaba de mirarle las piernas, de pronto se me ocurrió.

Quítate la falda enfrente de nosotros.

Boquiabiertos por lo que pedí, Fernanda me miraba directo a los ojos, esperaba un no rotundo no como respuesta. De pronto se levanta del piso, empieza a bailarnos un poco y se quita la falda lentamente, su falda era una de a cuadritos rojiza con azul y blanco, misma que salió lanzada por los aires y cayó justo del otro lado, se sentó de nueva cuenta en su lugar y seguíamos jugando, a partir de entonces los mandatos estaba divididos, haciendo perder a Fernanda, que le pedíamos cosas realmente atrevidas, Poncho le pidió un beso francés, ella estaba enfrente de él, así que tuvo que cruzarnos para alcanzarlo, se puso en 4, sus nalgas daban justo a mi rostro, no desaproveché la oportunidad.

¡ZAAZZZ! ¡Qué nalgada tan tronadora!

Todos nos reímos pero parece que a Fernanda no le gusto.

¡Ay, oye, cuidado pendejo!

Y como era de esperarse, a reírse, me disculpe con ella.

Discúlpame, me pasé de lanza.

La tomé de la cintura y le di un beso en la nalga, justo dónde le había pegado, dicen, me lo contó Poncho días después, que Fernanda al momento de que hice eso, cerro los ojos y apretó los labios y luego los humedeció con su lengua, algo que me excitó demasiado.

Pero volviendo a lo del juego, ella se volvió a sentar, y mi mano inquieta se empezaba a pasear justo sobre sus piernas, apretaba despacito sus muslos cerca de su ingle, no decía nada, solo sonreía muy picara, algo que no le había visto la maldita tonadita no se iba, seguía perturbando mi cabeza pero lo que me causaba risa, es que era verdad, Fernanda nos estaba dominando. De pronto vi un brazo frente a mi, no sé de quién era pero yo solo veía que le acariciaban las tetas, empecé a notar que su rostro reflejaba mucha excitación disfrutaba ya de nuestras manos sobre ella.

Mi mano se había pasado de sitio, ahora acariciaba su entre pierna con mis dedos, lo hacía muy suavemente para verla gozar ella estaba contra la pared aumentando su respiración cada vez más.

De pronto escuchamos un golpe sobre la puerta todos nos espantamos en especial Fernanda, voltee a verla y estaba más agitada, pero vi que había mojado sus braguitas había una manchita que se alcanzaba a ver algo.

Se levanto rápido del piso, tomo su falda y se la puso tan rápido que ni lo note se volvió a sentar y cómo si nada hubiese pasado, decidimos mejor parar el juego pro si las dudas y cada quién se fue a su casa, esa mañana de dos de noviembre, no sería ni la primera ni la última que yo recordaré, al salir de la escuela, me llevo otra sorpresa muy agradable.

(7,50)