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Un joven me engañó y se corrió dentro estando embarazada

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Esta es la segunda vez que contaré una experiencia sexual durante mi etapa de embarazo. A diferencia de la primera historia relacionada con esta etapa, y que podéis encontrar en mi lista de relatos, esta vez no me prostituí ya que no necesitaba el dinero, y tuve sexo de manera voluntaria y totalmente gratuita porque simplemente llevaba un par de meses sola y me apetecía una buena follada antes de que el bebé naciera para despedirme de esta etapa de mi vida.

La experiencia fue con un chico más joven que yo, de 18 años, virgen todavía, y al cual tuve que enseñarle todo lo relativo al sexo, ya que esta fue la primera experiencia sexual que tuvo.

Voy a contaros un poco a cerca de este chico. Él era un joven al cual había conocido en una fiesta en casa de una amiga antes de quedarme preñada. Él era de esta clase de jóvenes introvertidos, con poca vida social, algo friki y feo, que no se atrevía a entablar más de dos palabras seguidas con una mujer. Por aquel entonces incluso llegó a mis oídos el rumor de que el chico era gay, y se contaba la historia de que había sido visto realizando una felación a un compañero.

En resumidas cuentas, y en mi opinión, era el típico joven cortado y tímido, pero de mente sucia y oscura que pasaba los días enteros masturbándose frente al ordenador mirando videos de toda clase de cerdadas.

Un día, y tras haberle conocido personalmente en aquella fiesta, recibí una invitación suya en una red social, tras lo cual comenzamos a mantener una conversación. Al principio no me apetecía, ya que para nada me apetecía mantener una relación con un niñato que no podía aportarme nada y del cual sabía que era un depravado mental, pero sentí algo de lástima, y decidí responder.

Entre mi grupo de conocidos, y mucho más allá, era de sobra conocida mi fama de puta, así como el hecho de que me había ganado la vida prostituyéndome. Ese fue el inicio de nuestra conversación, y es aquí donde viene la cosa más curiosa.

Tras preguntarme acerca de mis experiencias, algo que yo no tuve problema en compartir con él, él me hizo la siguiente confesión.

Era un chico que creía sentir gusto por las mujeres, pero que a veces había tenido fantasías con sexo gay, el cual últimamente había comenzado a ver. Entre sus fantasías, me confeso que sentía dentro de sí el deseo de ser dominado por un hombre, así como que disfrutaba vistiendo la ropa interior de su hermana cuando se encontraba sólo en casa. Toda esta serie de gusto causó un periodo de confusión.

Toda esta temática de hombres homosexuales siempre había sido de mi interés (Ya había tenido una experiencia en este mundo, como os relato en otra de mis historias), y no pude evitar sentirme excitada por aquello.

La conversación terminó, pero en los días siguientes no pude evitar pensar en aquel chico cada vez que me masturbaba (Generalmente por las mañana al despertar).

Yo me encontraba en mi séptimo mes de embarazo, y mi barriga ya era de un tamaño considerable, al estar cercana a dar a luz. Finalmente, no pude evitarlo, y decidí invitar a aquel joven a mantener relaciones sexuales conmigo con el fin de saciar este deseo que había comenzado a sentir (Estaba seguro que su mente sucia no podría dejar pasar la oportunidad de follar con una embarazada, y más siendo virgen sin ninguna experiencia con una mujer, lo cual causaría frustración).

Así pues me ofrecí, y a pesar de su timidez inicial, aceptó la propuesta. Comienza aquí el relato de lo que ocurrió ese día.

Él se trasladó hasta mi apartamento de alquiler, lugar en el que se desarrolló nuestro encuentro sexual y en el cual ya he contado alguna de mis experiencias.

Llegó a casa. El vestía unos pantalones negros y una ancha sudadera con dibujos de grafitis, típica de los jóvenes frikis de su edad. Yo, que no tenía vergüenza ninguna después de todos estos años siendo puta, y que sabía a lo que el chico venía, le esperé vistiendo unos pantalones vaqueros ajustados y un camisón rosa de seda, el cual marcaba enormemente mis pezones, los cuales ya había comenzado a producir leche y eran más grandes de los normal.

-Adelante entra no te quedes ahí, ¿Estar avergonzado? – Le dije dándole dos besos en la cara e invitándole a pasar.

Tras esto le conduje hasta mi habitación cogiéndolo de la mano.

-¿Quieres que empecemos a follar ya?

-Como quieras- Contestó riendo y sonrojado.

Sin decir nada, me acerqué a él, y rodeándole como mis manos, comencé a abrazarle, comenzando a dar besos por su cara y cuello. El permanecía en silencio y me dejaba a mi hacer todo el trabajo. Comencé a acariciar su cuerpo, hasta que llevé mi mano hasta sus pentalones, notando que tenía una gran erección.

-Estarás molesto, déjame que te ayude.

Desabroché su pantalón, liberando la presión de su bragueta, y metiendo la mano por dentro de sus calzoncillos, tras lo cual, saqué por fuera de estos su erecto pene. No era de un tamaño muy grande (Aceptable pero nada que ver con los pollones de los viejos a los que me follaba), y estaba completamente empinada y vertical. Era blanca y no muy gruesa.

Con los dedos en forma de pinza (Eran suficientes) agarré su pene y comencé a masturbarle, sintiendo como respiraba profundamente y las piernas le temblaban. Tras unos segundos masturbando y sin dejar de besar su cuello, me senté en el borde de la cama, bajando sus pantalones y obligándole a quitárselo. En mi estado de embarazada me resultaba imposible agacharme debido al tamaño de mi barriga que me hacía perder la inestabilidad, así que decidí mamarle y hacerle una felación así sentada. Tras recogerme el pelo, acerqué mi boca hasta su pene, metiéndolo entero dentro de mi boca, ya que cabía completamente. Solté su pene, y sosteniéndolo sólo con mi boca, comencé a comérsela, cogí sus manos con cuidado, y las llevé hasta mi cabeza, colocándolas sobre mi nuca. En ese momento y de manera instintiva, comenzó a moverme la cabeza hacia adelante y tras, por lo cual sonreír. Intentaba hacer el máximo ruido posible, con el objetivo de excitarle.

Tras un rato mamándosela, me detuve, ya que por nada del mundo quería que eyaculase sin antes haberle dado una follada a mi coñito, que estaba empapado pidiendo a gritos la penetración de un buen rabo.

Volví a levantarme, y con un leve empujón, lo tiré sobre la cama. Entonces yo comencé a desnudar. Primero quité mi camisón mostrando mis pechos, cuyos pezones como ya he dicho eran de un tamaño más abultado.

A continuación, bajé mis pantalones, quedando delante de él en tanga. Era un tanga de encaje blanco, algo más grande de los tangas de hilo que acostumbraba a vestir normalmente, pero que sujetaba mejor mi barriga de embarazada.

-¿Así son los tangas que te pones de tu hermana?- Sonreí. Voy a dejar saber a qué sabe un coño, a ver si te gusta. Me subí encima de la cama, sentándome sobre su cabeza abierta de piernas. Aparté mi tanga hacia un lado, quedando sobre su cara mi vagina, la cual estaba depilada por los laterales pero permanecía con algo de vello en la entrada (algo que es recomendado en caso de embarazo). Poco a poco bajé, hasta que sentí que mi coño rozaba con la punta de su nariz. Pronto sentí la lengua suya salir y penetrar en mi vagina, algo que era posible ya que en esta época se encontraba más abierta de lo normal.

Sujetando mi barriga con mis manos, comencé a moverme, restregando mi coño sobre su cara, la cual dejé empapada. A la vez, pase una de mis manos por detrás de mi espalda, inclinándome levemente hacia atrás para alcanzar su polla, la cual agarré y comencé a masturbar, hasta que sentí que sus gemidos indicaban que estaba cercano a correrse.

-Para -dije levantándome de encima de su cara.

-Vamos a follar ya no? -le cogí de la mano y le ayudé a incorporarse.

Debido a que no quería que eyaculase dentro de mi vagina (Ya que no me habría sentido bien al estar tan avanzado mi embarazo), le dije que el sexo sería anal. El quedó de pie en el suelo, y yo me coloqué a cuatro patas sobre la cama. Ya que su pene no era muy grande, mi culo podría tragárselo sin problema, por lo que decidí que no era necesario lubricante.

-Sé que es tu primera vez, no te pongas nervioso y mete la punta primero y después empieza a meter el cuerpo lentamente.

Sostenía mi barriga con una mano para no presionar esta sobre la cama. Entonces, comenzó a intentar metérmela. El problema se produjo ya que al no ser de gran longitud su pene le costaba atravesar mis glúteos. Eso unido al hecho de que mi culo estaba muy cerrado al no haberlo estimulado antes, hizo que no pudiese metérmela bien, y que sólo consiguiese introducir la punta levemente.

-Espera para, vamos a dejar el anal -Le dije tras algunos intentos fallido y recapacitar un par de veces.

-Vamos a hacerlo por el coño vale? –Dije mientras me daba la vuelta y colocaba tumbada en la cama boca arriba, abriendo mis piernas ampliamente todo lo que pude.

Él se colocó entre mis piernas, poniéndose de rodillas sobre la cama. Mientras con una mano separaba los labios de mi vagina, con la otra sujetaba su pene, colocando la punta en la entrada de mi vagina.

-Venga métemela y después me abrazas y te mueves, pero ten cuidado y antes de correrte sácala y te corres fuera -Entonces sin ningún esfuerzo metió su polla dentro de mí, la cual debido su no muy grande tamaño y lo lubricaba que estaba entro sin problema, tras lo cual comenzó a moverse.

-Ummm eso es, fóllame despacio y disfrutas -dije mirándolo a los ojos, tras lo cual cerré los míos y me dejé follar. Nuevamente comencé con mi costumbre de contar las embestidas cuando eran lentas y podía hacerlo. No me acuerdo del número exacto, pero no pasó mucho tiempo hasta que se corrió.

-¿Te queda mucho? -Le pregunté medio gimiendo para asegurarme que no se corría dentro.

-No -Me dijo.

Sin embargo, al poco, y sin avisarme, comenzó a embestir con algo más de intensidad, tras lo cual soltó un quejido y eyaculo todo su semen dentro de mí.

-Ahhhh perdón lo siento -Dijo sacando su pene de mi vagina, saliendo inmediatamente después su semen de dentro.

Evidentemente esto no me hizo gracia ninguna, razón por la cual discutimos, y le obligué a irse ya que no me gustaba la idea de que eyaculase dentro de mí en mi estado. Tras ello me dirigí inmediatamente a la ducha, para lavar mi vagina y asegurarme que no quedaba leche en las paredes internas.

Espero que les haya gustado la historia, y nuevamente les pido respeto y comprensión. Contar estas experiencias reales no es fácil para mi, por lo que necesito de todo su apoyo para seguir haciéndolo.

Ya saben que pueden hablar conmigo en la dirección [email protected] donde con gusto os atenderé para compartir experiencias, aconsejar, o hablar de cualquier tema que deseen.

Besos.

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