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Petado por una desconocida después de hacer el amor con ella

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Me gusta escribir relatos sobre sexo y un día, una atractiva mujer me puso un agradable comentario que me conquistó. Deseé conocerla más y vi que ella en el perfil donde volcamos estos relatos había dejado su email. Me decidí a contactar con ella y después de algunos mensajes, uno de los dos dio el paso y decidimos quedar cara a cara para hacer el amor. Ya nos habíamos referido nuestros gustos sexuales y yo me decidí a hacerla un par de regalos muy morbosos, un strapón con un pene de gel exterior y un pene algo más pequeño para que se diera placer mientras me la clavara e hincara en el culo, pues me daba morbo la lasciva idea de ser petado y entaponado a base de bien con ella. Y también le llevé a ella un sexy y libidinoso tanga muy lujurioso en color rojo sangre, para que al ponérselo ella me pusiera yo más salido y procaz.

Yo me endilgué un sexy y muy obsceno tanga de cuero negro con cadenitas de plata a los lados para darle morbo a ella y le gustara.

Quedamos en casa de una amiga de ella, que me dijo que era muy libertina y que allí nadie nos molestaría durante la sexual jodienda. Me pareció perfecto quedar en una zona neutral, pues el quedar así acrecentaba más mi morbo de estar sexualmente junto a esta nueva amiga.

Quedamos en una zona de la ciudad que ambos conocíamos y nos dijimos como iríamos vestidos pero no nos dimos los nombres para así aumentar el morbo de la primera cita y además sexual.

También nos rogamos máxima puntualidad, cosa que los dos cumplimos.

Yo llegué cinco minutos antes de lo previsto para ver cómo era la dama a la que iba a conocer y me había vestido "arreglado pero informal", más bien de sport pero no muy llamativo.

Habíamos quedado en un cine y vi que no muy de lejos venía una atractiva mujer con un modelito sexy muy ajustado y unas botas de charol en negro con unos finos tacones que elevaban su lascivo culo y sus muy fenomenales tetas.

Me dio un vuelco de alegría el corazón y el rabo se me puso tieso y muy erguido y las pelotas cargadas de cremosa y pastosa lefa de macho semental, al ver a esa mujer tan lascivamente sexy

— Hola, ¿eres la escritora de relatos sexuales? — inquirí

— ¿y tú eres quien me ha respondido? — preguntó ella

— ¿cómo te llamas? — interrogué

— Natalia, ¿y cuál es tu nombre? — expresó Natalia

— Marcelo — descubrí

Me gustó mucho lo atractiva que era Natalia y la invité a charlar y a tomar un café en un restaurante cercano al cine donde habíamos quedado para esta primera cita. Fuimos dando un buen paseo, pues la primaveral mañana invitaba ello y había que aprovechar tal circunstancia. Llegamos enseguida al restaurante, pues no estaba lejos y tomamos sitio lejos de la barra para tener una animada charla

— Bueno, Marcelo, ¿porque te has decidido a contar historias sexuales? — comenzó Natalia

— Un poco por morbillo y otro poco para dar rienda suelta a mi imaginación — secundé

— ¿y tú, querida Natalia, porque escribes sobre sexo? — examiné

— Me encanta escribir, creo que es una de mis pasiones, aparte del sexo y el fetichismo — descubrió Natalia

— Te he traído dos pequeños obsequios — afirmé

— No hacía falta, no deberías haberte molestado — concluyó Natalia

Le mostré el envoltorio de ambos presentes y le comuniqué lo que eran y le brillaron los ojos a Natalia pues le encantaron

— ¡guau!, ¡que morboso eres, canalla! — exclamó Natalia al ver el procaz y libidinoso tanga

— ¿te ha gustado, Natalia? — indagué

— ¡pues claro que me gustó!, ¡acabo de mojar las bragas! — Prorrumpió Natalia— pues el siguiente es más morboso… — aseguré

— Déjame ver… — manifestó Natalia toda expectante morbosamente

— ¿que?, ¿qué te parece querida Natalia? — inquirí libidinosamente

— ¡esto sí que no me lo esperaba!, ¡esto ya es el colmo del morbo!, ¿me vas a dar tu culo?, ¿vas a dejar que te pete el ojete, cabrón? — examinó Natalia con mirada viciosa

Natalia se puso muy rijosa y cachonda de lo que ya venía de por sí y más al ver mis libidinosos presentes, pues babeaba de vicio, solo de pensar que me jodería el culo con un strapon. Al ver el strapon y la forma que tenía de un pene hacia fuera y otro hacia dentro para darse placer mientras me lo diese a mí, hizo que de puro morbo se le pusieran duros los pezones y me miraba con vicio cual zorra depravada en celo y ya deseaba con urgencia lúbrica y vicio pasional el entaponarme el ojete. La belleza lasciva de Natalia resaltaba aún más al tener duros los pezones pues sus fenomenales melones de zorra lúbrica eran idóneos para hacer buenas cubanas y explotarles la cremosa lefa en ellos

— ¡así que quieres que te entapone el ojete después de hacérmelo tu a mi!, ¿eh bribón? — sonsacó Natalia

— por eso te lo he regalado, quiero que cates mi culo a fondo, me lamas el ojete todo lo que quieras, te pongas y aprietes el strapon y me folles el culo hasta la extenuación — descubrí lascivamente

Natalia se puso más cachonda y su lascivo cuerpo de ramera depravada ya estaba inquieto por ir a joder conmigo a casa de su amiga. Nos levantamos, pagué las consumiciones y marchamos a casa de su amiga Alba que ya nos estaría esperando. Como no vivía muy lejos, casi enseguida llegamos y nos abrió Alba con una descarada pinta de zorra burdelera que me empalmó de golpe

— hola soy Alba y tú debes ser Mateo, ¿no? — inquirió Alba

— Sí, soy Mateo, efectivamente — asentí mientras le daba dos castos besos a Alba

— ¡hola Alba, hacía tiempo que no nos veíamos! — clamó Natalia

— si, por supuesto — evidenció Alba

— ¿cuál es nuestras habitación? — investigó Natalia

— ¡seguidme! — cortó Alba

Natalia y yo nos agarramos con fuerza de las manos y nos encaminamos a la zona del placer mutuo que nos íbamos a dar con lujuria vicio y mucha depravación

— Aquí es… — descubrió Alba

Alba abrió la puerta blanca que con un tirador dorado adornaba y al entrar en la sala de la concupiscencia, lujuria y lascivia estaba adornada con sedas y tules y espejos en paredes y techo así como una luz roja para vernos darnos carnal placer por todo el cuerpo como lujuriosos seres depravados en celo libidinoso

— ¿qué te parece la habitación? — interrogó Alba

— ¡guau, magnifica, mejor imposible!, ¡vamos a joder hasta hartarnos y quedarnos destrozados! — observó viciosamente Natalia

Yo me quedé atónito y patidifuso al ver que era igual al de muchas habitaciones donde había jodido con zorras y rameras de carreteras y hasta había hecho tríos incluyendo a alguna sexy transexual en celo

— ¡bueno, chicos, ahí os dejo! — clamó Alba

Natalia y yo nos quedamos solos frente a frente y ambos observamos sorprendidos y boquiabiertos la magnífica habitación que la libertina de Alba nos había preparado para dar rienda suelta a nuestros más libidinosos y lujuriosos instintos carnales

— ¡Estoy muy cachonda, Marcelo, quiero que me mates a polvos, canalla! — observó Natalia lascivamente

— ¡No te preocupes, so guarra, me voy a quedar seco, haciéndote trajes de lefa! — descubrí viciosamente

Mutuamente comenzamos a desnudar el uno al otro mientras nos largábamos unas miradas de vicioso deseo y nos insultábamos chabacana y groseramente presos de la viciosa cachondez que teníamos

— ¡zorra, que ganas tengo de comerte el coño! — bramé lascivo

— ¡cabrón, me ha puesto como una cerda con tus putos regalos! — clamó Natalia viciosamente

— ¡pero que zorra eres, cariño!, ¡me encanta que seas tan guarra! — mugí depravadamente

— ¡te voy a dejar seco, so morboso! — reveló libidinosamente Natalia

Nos quedamos casi desnudos hasta quedarnos solo vestidos con los ropajes de la jodienda que nos íbamos a dar la guarra Natalia y yo

— ¡pero que puta eres, cariño!, ¡que morbo me das!, ¡pareces una fulana del oeste! — descubrí lujuriosamente

— ¡y tú eres un hijo de puta morboso!, ¡que morbo me das con tu puto tanga, canalla! — reveló lascivamente Natalia

Efectivamente Natalia parecía una auténtica fulana del oeste, pues iba toda de color rojo sangre, pues llevaba un bustier, un sexy sujetador que reafirmaban sus gordos melones de guarra lúbrica, un tanga sexy, unas medias de rejilla así como unos zapatos de charol todo en igual color con un muy alto taconazo de aguja que elevaban su procaz culazo follable y sus gordos melones de ramera de burdel

— ¡que morboso eres cabronazo!, ¡ahora sí que te voy a romper el culo con el strapon! — proclamó Natalia libidinosamente

Natalia observaba mi libidinoso tanga babeando y contemplando lo duro que ya tenía el rabo y me miraba también el culo con vicio y frenesí porque deseaba petarme y entaponarme el ojete con el strapon que yo le había regalado.

— ¡que cerdo me has puesto, guarra! — revelé lascivamente

Nos subimos a la cama y nos empezamos a comer con lujuria mientras nos sobábamos y magreábamos con frenesí voluptuoso.

— ¡qué buena estas, zorra! — jadeé viciosamente

— y tu, canalla, ¡que cerda me pones con tu puto tanga de actor porno!, ¡que dura la tienes, bribón! — reveló Natalia viciosamente mientras me tocaba el rabo

Lo que todavía no había visto la zorra Natalia era que debajo del tanga de actor porno, llevaba una especie de tanga que me comprimía los cojones y me agarraba con presión y fuerza el rabo y me hacía estar soberbiamente empalmado

— ¡que morbazo la pinta de fulana del oeste que llevas, querida Natalia! — observé lujuriosamente

— ¡y tu con tu procaz tanga de actor porno!, ¡tengo la impresión de que estoy jodiendo con uno — aseveró Natalia libidinosamente

— ¡eso es lo que quiero, so puta!, ¡eso es lo que quiero! — aseguré

Natalia y yo estábamos en un procaz 69 y nos lamíamos con lujuria los tangas y de puta concupiscencia y salimiento babeábamos sobre ellos con lujuria

— ¡que sexy eres, so puerca! — bramé lascivamente

— ¡y tu eres un jodido morboso, cabrón! — soltó Natalia procazmente

Desnudé a Natalia lenta y libidinosamente y solo la dejé el tanga pues me daba un morbazo increíble el lascivo tanga de guarra ninfomaníaca que tenía la muy cerda

— ¡pero que perra viciosa eres, cariño! — largué lascivamente

— te da morbo mi tanga, ¿eh?— inquirió Natalia entre vagidos

— ¡claro que si, zorra!, ¡claro que si! — aseguré lujuriosamente

Después de comernos con viciosa depravación e intensa lujuria, nos despojamos mutuamente de los lascivos tangas para deleitarnos uno con otro de los sexos

— ¡qué bien huele tu coño, Natalia! — olisqueé

— ¡que morbazo me da tu rabo ya empalmado, so cabrón! — soltó Natalia procazmente

Nos dedicamos plenamente a deleitarnos comiendo sexos y mientras Natalia devoraba con lúbrica avidez mi enhiesta pero dura verga, yo horadaba y lamía lenta y muy libidinosamente cualquier nimio rincón del profundo coño de la cerda Natalia

— ¡uff!, ¡siiii!, ¡que gustazo me das, zorra! — bramé libidinosamente

— ¡ah!, ¡uff!! ¡qué bien me lo comes, cabrón! — rugió Natalia lascivamente

— ¡me matas de placer, golfa! — respondí entre mil gemidos

— ¡me vas a volver loca, hijo de puta, me estoy derritiendo de placer! — berreó Natalia obscenamente

Ambos nos deleitábamos con el sexo del otro en la boca y se escuchaban y oían una lasciva y procaz serie de vagidos, gemidos, jadeos y mil bufidos ya que ambos estábamos presos del arrebato, satisfacción y fascinación de tener en la boca el sexo del otro.

Yo me esforzaba a lamer con fruición y complacencia el agitado, hirviente y profundo coño de la ramera Natalia, porque luego también le quería comer el ojete para después entaponarlo y petarlo a placer

— ¡me vuelves loco, cabrón!, ¡vas a hacer que me arda bien el coño, canalla! — largó libidinosamente entre vagidos la golfa Natalia

— Eres una cerda lasciva, me lo estás babeando muy bien! — solté entre gemidos

Con este libidinoso festín sexual, nos demostrábamos el uno al otro lo bien que se nos daba dar placer con la boca, ya que se oían los ruidos propios de unas fuertes lamidas.

Después de estas mutuas mil lamidas sexuales pensé que ya era hora de atragantar el borboteante coño de esta guarra de Natalia y sacar nuestras lenguas de los respectivos sexos del otro

— me encanta comerte el coño, Natalia, pero quiero follarte y atragantar tu coño con mi duro rabo!, ¡Estoy a punto! — bramé viciosamente

— ¡de acuerdo, canalla!, ¡fóllame, jódeme, clávamela, cabrón! — mugió Natalia entre mil jadeos

Me situé frente a Natalia que me miraba con depravación y vicio desmedido y le abrí y alcé las piernas y comencé a atravesar con mi duro rabo el hirviente coñargón de esta putona de Natalia

— ¿lo sientes, cerda? — inquirí entre vagidos

— ¡si, cabrón, siiiii! — bramó Natalia de regusto sexual

La ramera libertina de Natalia estaba corrida de dicha, disfrute y felicidad sexual mientras le horadaba lentamente el caliente coño de ramera depravada en celo y observaba que ponía los ojos en blanco mientras me insultaba grosera, chabacana y sexualmente al ir recibiendo cada milímetro de mi penetrante rabo

— ¡hijo de puta, que cerda me pones, malnacido cabrón! — soltó Natalia libidinosamente

— ¡ya lo veo, so puta, estás muerta de vicio, guarra! — bramé

La asía con mis fuertes manos sus piernas y la daba lentos embates porque me excitaba brutalmente el obsceno y chabacano lenguaje de esta ramera libertina de Natalia y me empujaba a darle más rabo con insaciable afán sexual mientras ella seguía babeando de regusto y mezclando depravadas groserías sexuales con chabacanos insultos

— ¡so cornudo, tengo el coño "echando bombas"! — vomitaba Natalia lascivamente

— ¡toma rabo, cerda!, ¡toma rabo, puta!, ¡gózame, guarra! — solté lujurioso

Su burdo y zafio lenguaje de ramera libertina me volvía loco y me ponía cachondo y procaz pues me excitaba y me impelía a no terminar de darle rabo sin parar y en esa postura

— ¡vamos a cambiar de postura, cerda! — ordené

— ¡lo que quieras, cabrón, soy tu puta esclava! — acató Natalia

— ¡Ahora te voy a entaponar y petar el ojete! — bramé muy salido

Estaba tan cachondo que deseaba entaponar y petar el ojete de Natalia para echarla un brutal polvazo por el culo y arrancarle más vagidos, gemidos, berreos y brutales gemidos

— ¡Ponte a cuatro patas, guarra!, ¡te voy a partir el culo! — ordené

— ¡si, canalla, si!, ¡jódeme el culo!, ¡ábremelo! — aceptó

Me situé detrás de Natalia y comencé a lamer, lengüetear y relamerlo para darle una brutal serie de embates y embestidas al ojete de esta puta puerca de Natalia y la muy puerca daba mil vagidos, gemidos y bufidos de placer mezclados con groserías chabacanas que sabía que a mi me excitaban y me impelían para lamer y lengüetear su culo sin descanso

— ¡uff!, ¡arf!, ¡que gusto me daaass, sucio cerdo! — bufaba la guarra Natalia

— ¿te gusta cómo te como el culo?, ¿eh?, ¿sucia puta? — inquirí lascivamente

— ¡jodido canalla, me estás matando de placer!, ¡me pones muy cerda! — mugió Natalia lujuriosamente

— ¡ya lo veo so puerca!, ¡te estás poniendo muy caliente, cacho cerda! — chillé

Natalia berreaba y bufaba y daba mil gritos de complacencia sexual pues estaba más caliente que un alto horno presa de la brutal lascivia que tenía y la había babeado el culo y me disponía a taladrar y ensartar mi duro rabo con brutal avidez sexual

— ¿te gusta, eh?, ¿sientes mi pollón, cerda? — bramé

— ¡¡mmmeee eeennncaaaannntaaa!!, ¡sigue canalla! — ordenó Natalia lujuriosa

Iba atravesando la profundidad del lascivo y sexy culo de esta puta guarra de Natalia que tan jodidamente cerdo me ponía y era un gustazo y un lascivo deleite perforar ese culo que tan loco me volvía

— ¡que culo tienes, cariño!, ¡como traga, cerda! — afirmé lascivamente

— ¡pétame animal!, ¡entapóname cerdo!, ¡no me la saques, cabrón! — demandó Natalia lujuriosamente

Iba perforando y horadando lentamente el culo de esta fulana libidinosa de Natalia para que apreciara la dureza, longitud y grosor de mi rabo y mientras bufara, gruñera, rugiera, berreara y chillara de placer anal al percibir cada milímetro de mi rabo en la oquedad de su caliente cavidad anal

— ¡jooodeeerrrr, cabrón, que rabo tienes!, ¡como entra, canalla! — bramó Natalia lascivamente

— ¡siente mi pollón, puta!, ¡toma polla, guarra! — grité con vicio

Daba sin descanso y con hambre anal una continua batida de golpes de rabo a su culo y gemíamos, gruñíamos, berreábamos y dábamos cientos de vagidos de la terrible calentura presos de la avaricia sexual que ambos teníamos

— ¡eres un puto cerdo, me estás mareando de placer, que calentón tengo! — afirmó viciosamente Natalia

— ¡te estoy matando de gusto!, ¡siente mi polla, guarra! — bramé airadamente

— ¡deseo petarte yo, cabrón! — deseó Natalia

— ¿quieres mi culo, zorra?, ¡te lo daré, puerca! — gruñí lascivamente

Saqué mi rabo del sexy culo de esta zorra ninfomaníaca de Natalia y me dispuse a dejarme petar el ojete con el strapon que le acababa de regalar a esta golfa libertina de Natalia

— ¿estás preparado, cariño?, ¡tú puta favorita te va a joder a tope el ojete, bribón! — soltó Natalia eufórica

— ya se ve, estas como loca por petarme el culo, zorra — largué

— ¡te voy a matar a polvos, sucio canalla!, ¡vas a gozar más que yo, hijo de puta malnacido — mugió Natalia lujuriosamente

Me puse a cuatro patas y con el culo en pompa y preparado para que esta guarra licenciosa de Natalia me lengüeteara el ojete a placer

— ¡gime cabrón!, gime canalla! — chilló Natalia mientras me lamia el culo y me atizaba sonoros palmetazos en las nalgas

— ¡zorra, me estás volviendo loco con tus palmetazos y lamidas, puerca! — bramé lujurioso

La muy puerca de Natalia sabía que me ponía más burro y más cachondo ser maltratado y la muy zorra sacaba a relucir mi lado masoquista y seguía y continuaba y persistía golpeando su mano en mis nalgas

— ¡ay, que gustooo meeee dasss!, ¡no pares, puerca! — bramaba

— ¡estás salidísimo, bribón!, ¡goza cerdo! — mugió Natalia

— ¡me estás poniendo muy cachondo, puta! — rugí

— ¿te gusta, eh?, ¡eres un puto morboso masoca! — afirmó Natalia

La sádica Natalia persistía azotándome las nalgas y se estaba dando cuenta de mi brutal y procaz cachondez y proseguía lamiendo y lengüeteando mi ojete para clavarme con avaricia lujuriosa y petarme con vicio inusitado y volverme loco con el strapon en mis hirvientes entrañas

— ¡sucio cabrón, te voy a petar el culo!, ¡ya lo tienes preparado! — exclamó Natalia

— ¡si, cerda, si!, ¡estoy preparado para que me petes el culo a placer!, ¡clávamela puta! — bramé lujurioso

La zorra Natalia ya estaba preparada para petarme bien el ojete y clavar y hender el strapon en mi culo y llevarme a un lascivo mundo antes desconocidos por mi

— ¿gozas canalla?, ¿sientes mi rabo, cerdo? — inquirió Natalia lascivamente

— ¡loooo noootoooo !— bramé libidinoso mientras la guarra Natalia me petaba el ojete lenta y libidinosamente para hacerme gemir como un puto cabrón en celo

— ¡toma rabo, cabrón!, ¡toma polla, canalla!, ¡siente a esta puta! — exteriorizó Natalia de ferviente arrebato sexual

— ¡me estás matando de gusto, guarra!, me estás volviendo loco! ¡cómo te siento, puerca! — bramé lujurioso con un brutal calentón

Natalia me iba perforando el ojete con el strapon de gel y ambos gemíamos lasciva y muy lujuriosamente como dos libertinos seres en celo

— ¡sucio cabrón, goza!, ¡estás muy salido, canalla!, ¡que vicio tienes bribón! — berreó Natalia de arrebato libidinoso

— ¡vamos, cerda!, ¡pétame, entaponame, puta! — rugí

— ¡siiii, meeeee ennncaaantaaa, follar tu culo, cabrón!, ¡como traga tu culo, cabrón! — bramó Natalia lascivamente

Natalia había agarrado con fuerza mis nalgas y me estaba petando y entaponando el culo con hambre y avaricia sexual al tiempo que me tiraba de los pelos de la cabeza y me azotaba con una mano para que mi cachondez aumentara de fuerte arrebato sexual

Yo gemía, resollaba, exhalaba y bufaba de placer como un semental en celo, ambos jadeábamos de puro vicio sexual. Nos insultábamos viciosa y sexualmente con un burdo y obsceno lenguaje muy pornográfico y mientras me enculaba, ella me pajeaba para darme un continuo placer sin igual.

—¡eres una jodida guarra, me estás matando de gusto, puta! — resoplaba yo libertinamente

La ramera libertina de Natalia proseguía jodiendo y fornicando con su horadante strapon mi bullente ojete y yo la insultaba sexualmente y se ponía más rijosa y salaz todavía pues disfrutaba la muy puta en hacerme esta lasciva jodienda con el strapon de gel en mi profundo culo

— ¡si, puta, me gusta!, ¡jódeme más, guarra!, ¡dame tu rabo, zorra!, ¡no la saques! — me desgañitaba de vicio anal entretanto Natalia permanecía con el pie derecho subido al sofá para petar más y mejor mi agitado culo

— ¿te gusta cómo te la clavo, canalla? — inquirió Natalia morbosamente

— ¡si, cerda, si!, ¡me estás volviendo loco, puta!, ¡tengo el culo hirviendo, zorra! — berreé libidinosamente mientras recibía los empellones con el strapon dentro de mi culo

— ¡eres un cabrón, tienes el rabo duro!, ¡estás muy cachondo, bribón! — afirmó Natalia lascivamente

Natalia me petaba lenta y lascivamente mientras yo resoplaba y berreaba de placer al sentir en mi oquedad anal este strapon que me volvía loco a cada segundo

— ¡cambiemos de postura, cerdo!, ¡móntame! — mugió Natalia

— ¡si, puta, si!, ¡te voy a montar, guarra! — berreé

Cambiamos de postura y la guarra Natalia se tumbó y yo monte sobre el strapon y parecía un vaquero montando una yegua en un rodeo

— ¡vamos, cerda, muévete, puerca! — solté viciosamente

— ¡si!, ¡toma rabo, cerdo!, ¡gime, canalla! — chilló Natalia

Ambos subíamos y bajábamos y yo recibía el strapon en mi ojete y eso me ponía más y más caliente y Natalia también, puesto que ella también tenía un pene de gel en el coño que la volvía lascivamente loca

— ¡gime, canalla!, ¡vamos, toma rabo cerdo! —bramó Natalia procazmente

— ¡me estás matando de vicio!, ¡estoy loco, guarra! —solté de arrebato lujurioso

Mientras me petaba el ojete, yo la sobaba las tetas y se ponía más y más cachonda la puerca de Natalia y nuestros procaces gemidos y mil vagidos iban en aumento debido a la brutal cachondez de ambos

— ¡zorra, me estás matando de gusto!, ¡dame rabo, puta!, ¡sí!, ¡sí!, ¡pétame!, ¡entapóname más, cerda! — gimoteé viciosamente entre jadeos placenteros mientras Natalia me daba rápidos empellones y la muy cerda se deleitaba viciosamente de satisfacción y gozo

Aquello parecía un rodeo y yo saltaba más y más sin parar y ambos entre gemidos, vagidos, berreos y mil bufidos nos insultábamos grosera y sexualmente debido a la calentura lasciva de nuestros cuerpos

— ¡so puta, que bien me jodes, cerda! —bramé viciosamente

— ¡so canalla, me vuelve loca petarte el culo, cabrón! —resopló Natalia entre bramidos

Ya llevábamos un buen rato en esta postura y Natalia deseó cambiar porque ya ambos queríamos corrernos porque estábamos a punto y nos quedaba poco

— ¡vamos, cerdo!, ¡cambiemos de postura, so cabrón! —afirmó Natalia lascivamente

—¡eres una hija de puta depravada!, ¡qué buena estás, sucia zorra!, ¡me encanta que entapones mi ojete —berreé Renata mientras me lo clavaba

Al dejar esta postura me tumbé y la golfa de Natalia salió de la cama y se situó entre mis piernas para joder mejor con el strapon mi culo que hervía y bullía a mil grados

Natalia me daba fuertes y rápidos empellones en el ojete con el strapon y yo me desgañitaba, gemía, resollaba y jadeaba como un cabrón en celo del desmedido placer que yo tenía al ser reventado y entaponado con el strapon

— ¡jódeme!, ¡jódeme más!, ¡jodeme así, ¡mátame a polvos, zorra!, ¡clávamela puta ! — chillé de regusto mientras Natalia taladraba con más fuerza mi culo y yo seguía jadeando viciosamente mientras me pajeaba

— ¡goza, cabrón!, ¿no era esto lo que deseabas?, ¡toma polla, cerdo! — berreó Natalia procazmente

— ¡sigue guarra, sigue!, ¡tira del rabo, casi estoy a punto! — solté entre gemidos

— ¡toma rabo!, ¡goza canalla! — bramó Natalia libidinosamente

— ¡vamos, tira del rabo, me hierve el rabo, puta!, ¡casi estoy a punto! — grité

— ¡lo noto, cerdo, lo noto! — advirtió Natalia

Ya estaba casi a punto de correrme y tenía la sensación de ser un pozo petrolífero a punto de explosión pues la cremosa lefa me hervía y bullía dentro de las pelotas y pedía a gritos explotar

— ¡vamos, tira más, cerda!, ¡meee cooorrooo! — grité como loco

— ¡y yoooo! — chilló Natalia como cerda en matanza

Expulsé por fin mucha lefa en mi estómago pues la calentura de Natalia con mi rabo en la mano no dejaba soltarlo y eché más cremosa lefa de lo acostumbrado y me quedé un poco destrozado

— ¡guau, has echado mucha lefa, canalla! — advirtió Natalia

— ¡si, zorra, si, me has puesto muy caliente mientras me clavabas el strapon! — afirmé rotundo

— ¡me ha gustado straponearte!, ¡ha sido muy morboso! — observó Natalia

— y a mi me ha gustado la experiencia — mencioné

— Espero volver a quedar contigo para joder — reveló Natalia

— Eso espero — admití

Nos marchamos a la ducha para quitarnos los sudores, flujos y lefas y relajarnos un rato más y la muy viciosa de Natalia empezó a rozar morbosamente su rodilla en mi rabo que se puso duro y me hizo una mamada final de campeonato que me dejó totalmente laxado y muy relajado.

Finalmente, ella me pidió el tanga que yo había llevado para este momento y además le regalé el morboso strapon para otra libidinosa ocasión. Le acompañé a la puerta y nos dimos unos lascivos besos con respectivos magreos anales para que no se nos olvidara el maravilloso momento que habíamos pasado.

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