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Poema para la chica de “El club de las bragas rosa”

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Desvístete al lado de la cama si quieres

Desvístete con temor a que te vean mis ojos

Pero deja caer esa braga rosa.

Cuando te sonrojas es el instante,

La ocasión que mis ojos estaban esperando

Matar la curiosidad, el instante, juntas.

Niña de bragas rosa

Y es que todas tus bragas te recuerdan a mí.

¿Verdad?

Déjame tocarte ahora, eso, eso que te tocabas sola antes

Deja derramadas sobre estas sábanas las abundantes

Y olorosas secreciones que emanas, déjame conocerte así, así como eres.

Estabas demasiado nerviosa, pero ya ves que los nervios pasan

Lo que no pasa es el instante de verte a mi lado

De sentir tu piel blanca cediendo espacio a mi mano.

Tus pechos parecían haber despertado

Al instante de haber sentido sobre ellos mi tacto

Emborráchate con mis brazos, confúndete con cada toqueteo.

Tú que no pierdes tu carisma y tu risa ni cuando te están tocando

Aquel lugarcito recóndito de tu cuerpo donde no asoma ni el sol,

Ves cómo se contornean tus caderas cuando sientes el cosquilleo.

Déjame decirte que eres peluda, pero también caderona

Y que te humedeces como el pasto en la tierra fresca

Es decir que solo se percibe cuando te tocas, o te tocan.

Tus piernas quedan abiertas, tus nalgas apretadas a las sábanas

Suéltate ya, que lo mejor está por llegar, esta solo a una caricia más

Con mi mano, o más bien, con mis dedos que son los que te van explorando.

¿Ves qué fácil te vas acostumbrando?

Porque lo que es tocarte, a eso, ya me he acostumbrado

Y a mirarte, ni se diga, ya me sé la distancia entre tu raja y tu ombligo.

Pero por ahora déjame consumir la baba espesa

Que sale a borbotones, déjame averiguar a qué sabe

Aquello tan fresco que ha salido desde adentro de tu sexo.

Averiguaré contigo, que es sumergirse en deseo tan secreto

Después de todo estamos tú y yo solas, así que, dame tus manos

Entrelaza tus dedos a los míos y déjame sumergirme en tu sexo.

Tus sensitivos labios vaginales reciben mi lengua y éstos se van abriendo

Húmedo me recibe tu sexo, entregando ese tu saborcito a mi boca.

Impregnada ya tengo la lengua de tu menjunje medio dulce y amargo.

Sobre tu piel delicada y lustrosa se desliza mi lengua,

Cada lamida te llena de sensaciones que se intensifican

Y te ponen más ansiosa, se incrementa el cosquilleo en tu cavidad.

“Cómeme dices” sintiendo mi boca, te retuerces, gimoteas

Gritas mi nombre, recuerdas el instante en que bajabas tus bragas

Y finalmente te dejas disfrutar y caes pesada sobre la cama.

Tú eres el instante, tú has creado este bello instante

Bajándote las bragas, colocando en ellas mi nombre

Dejándome verte, permitiendo que te toque.

Dejándome que te muestre que sí es posible

Sentir, desear, experimentar y disfrutar

Aquello que hasta ahora pensabas que era imposible.

Chicas, me gustaría conocer su opinión de este poema, pueden hacerlo escribiéndome a mi correo: [email protected] a cambio les enviaré mi libro “El club de las bragas rosa”, y por favor solo chicas.

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