Ya vuelto una bestia quiero ponerte en cuatro, tu rostro sobre el colchón, tu trasero a mi merced.
Penetrarte sin ningún miramiento, entrelazar tus manos sobre tu espalda, mientras te penetro con furia.
Sentir tu vagina completamente húmeda, me excita más, me provoca más.
Te doy una nalgada, sueltas un quejido me gusta pensar que ese dolor momentáneo se transforma en placer, otra nalgada, tu piel se pone roja marcando perfectamente mi mano.
Te penetro con los dedos, con salvajismo hasta que te chorreas ¡Dios! ¡Como lo disfruto! y sigo, no me detengo y chorreas más y más, tus piernas tiemblan, mi verga toma el lugar de los dedos y te embisto, tus gemidos son un indicativo que disfrutas que no pare que siga comportándome como una bestia, que te trate como una vil puta, que deseas más.
Es tan delicioso cogerte, nalguearte, dedearte, que me salpiques. Una mezcla de todo: olor, sabor, gemidos.
Te agarro las nalgas y las abro ¡carajo te encanta que haga eso! me fascinas necesito venirme dentro de ti, necesito hacerlo es la culminación de toda ésta fiesta carnal.