Nuevos relatos publicados: 0

Mi primera infidelidad a los 22 años

  • 4
  • 22.903
  • 9,46 (26 Val.)
  • 0

Mi nombre es Ariel tengo 41 años. Esto que les voy a contar ocurrió cuando tenía 22 años. Estaba yo recién casado, hacia 2 días que habíamos llegado de la luna de miel y trabajaba, junto con mi señora, en el centro de exposiciones de la sociedad rural como mozo. En esta oportunidad trabajamos para la misma empresa pero en distintos stand. Para quien no conoce en estos stands se promociona un producto y se hacen distintos negocios. Son amplios para el público pero tienen un sector privado muy chiquito para uso exclusivo del expositor. Lugar que entran 2 o 3 personas pero como también se usan como depósito el lugar era apretado. Allí nos tocaba trabajar sirviendo bebida para los invitados de la empresa durante 7 días, tiempo que duraba la exposición. La Secretaria del dueño, Clara, de unos 40 y tantos, organizaba todo y nos tenía muy cortitos ya que era sumamente exigente e histérica con todos nosotros. Entraba y salía del privado a cada rato. El lugar era tan chiquito que al pasar me rozaba casi empujándome. Ella era rubia media rellenita de una estatura media y con unas tetas hechas, de tamaño ideal y firmes, lindas de observar entre sus escotes que día a día me deslumbraban más y más. Al pasar los días ella se ponía mas histérica ya que el dueño de la empresa trataba de levantarse a cualquier promotora que estuviera cerca, que por cierto son chicas jóvenes muy lindas y vestidas muy provocativas. Clara entraba y salía a cada rato nerviosa y maldiciendo la situación. Al 4to día sin quererlo me di vuelta en el momento que pasaba y con mi brazo rocé sus hermosos pechos, ella me miro y al pedirle disculpas me dijo “está todo bien” no pasa nada”, desde ese momento cada vez que entraba ella pasaba sus tetas por mi cuerpo. Espalda, brazos la parte del cuerpo que fuera se notaba que ella lo hacía intencionalmente. La temperatura fue subiendo pero ninguno de los dos decía nada al respecto, solo lo disfrutábamos. Tenía cierta morbosidad y cierto temor ya que mi resiente esposa trabajaba a metros de ese lugar.

Al otro día ya desde temprano ella entraba y repetía los roces. En un momento estando yo ya muy caliente me di vuelta y ella hizo lo mismo apoyándome el culo sobre mi bulto que ya estaba bastante duro. Cuando lo sintió me dijo, “epa” y salió rápido hacia el stand de al lado. A los pocos minutos volvió con mi señora y le pidió que me cubriera y a mí me ordeno de muy mala manera que la acompañara a buscar más bebida al estacionamiento donde estaba el auto de la empresa. Practica que había sido habitual todo ese tiempo. No dijo una palabra en todo el trayecto. Cuando llegamos al auto me dijo “no soy tan mala como parece”, me beso metiendo su lengua hasta mi garganta y manoteo mi paquete, al principio dude pero cuando mi pene volvió a su estado anterior, la calentura me hizo olvidarme que estaba recién casado. Clara abrió la puerta trasera del auto y subimos los dos. Ella enseguida subió arriba mío y me enseño sus hermosas tetas las que chupe por un rato con total placer, quise desprenderle el pantalón pero ella no me dejo se bajó y abrió la cremallera de mi pantalón buscando mi pija. Una vez en su mano se acomodó y me la chupo de una manera extraordinaria mientras yo le acariciaba las tetas. Después de un rato le avise que iba a acabar y ella siguió hasta que estalle un su boca. Abrió la puerta escupió toda esa leche que tenía en la boca y siguió succionando por un rato, volvió a repetir lo hecho anteriormente y me dio una pañuelito para que me limpiara. Se acomodó la blusa y me pidió que me apurara porque mi señora iba a sospechar.

Volvimos los dos con unas cajas de champán y al llegar le conto a uno de los vendedores que se había encontrado con un cliente y había estado charlando un rato, todo esto delante de mi señora, lo que hizo que ella no sospechara de la tardanza. Al finalizar el día me guiño el ojo y susurrándome al oído me dijo “si tu señora no sospecho nada, mañana vamos por todo lo que no pudimos hacer hoy”. Toda la noche pensé en eso, incluso durante las dos veces que le hice el amor a mi señora, pero ese fue el último día que la vi. Los siguientes dos días no fue a la exposición dejándome con ganas de más…

(9,46)