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El vicio oculto de Silvia (II): El mail

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Al día siguiente comprobé que Silvia era una mujer de palabra, un mail con un encabezado “Cuando tú te fuiste” estaba en mi bandeja de entrada. Me sorprendió, no pensé que me iba a escribir pero ahí estaba su mail. Una desconocida que había visto como me masturbaba me escribía para contarme sus secretos.

Hola Luis

Acabo de correrme recordando nuestra conversación. Como te dije prefiero tocarme después de que un chico se masturbe para mí. Pedirle que se toque y ver como se excita hasta correrse, me pone a mil. Además, hoy me has cogido en una noche especial, ya me encontraba muy excitada y tu acabaste de calentarme totalmente. Cuando desconectamos, apague la luz únicamente la luz del salvapantallas iluminaba tenuemente la habitación, vi la marca de humedad que se había formado en mis braguitas, pasé mis dedos sobre ellas, estaba mojada y las yemas de mis dedos recorrieron fácilmente mi raja sobre la tela húmeda. Me gusta sentirla rozar sobre los labios de mi sexo cuando está así. Mis manos subieron hasta llegar a mis pechos, acaricie su redondez con suaves movimientos circulares, mi mano los recorrió moldeándolos hasta llegar a los pezones, y note que estaban duros como piedras. Para tu información, mis pechos son grandes sin llegar a ser exagerados y mis pezones son oscuros no muy grandes pero siempre fueron muy sensibles al tacto. Los humedecí con el flujo que mis dedos habían recogido de mi coñito, los acaricio y tiro de ellos con las yemas de mis dedos, los pellizco suavemente, cada vez más fuerte, hasta que un gemido escapo de mi boca. Mi excitación fue en aumento, incluso pensé en despertar a mi marido pero desistí, me hubiese hecho el amor y en ese momento quería que me follasen, el vicio y la lujuria se apoderaron de mí.

Recordé tu polla, sus venas marcadas, fue la primera vez que vi una con esa forma, ligeramente curvada hacía arriba, había leído que cuando te penetraban ese tipo de pollas se amoldaban mejor a la vagina, eso me excitaba y generaba curiosidad. Otra imagen que se repetía en mi cerebro era la forma de tu capullo, ese color rojo húmedo y brillante que adquiría cuando te tocabas para mí. Bufff, este vicio de ver pollas por cam cada día me excita más, no sé cómo acabará. Te imaginaba enfrente de mí, mirándome como me tocaba para ti, diciéndote que solo me mirases, sin tocarte, deseaba que te excitases tanto como yo la había hecho viéndote a ti.

Satisfechos mis pechos, volví a mi coño, deslice mi mano bajo la braguita y me noté totalmente mojada, mis dedos se deslizaron por mi piel suave, recién depilada, me gusta estar bien depilada antes del sexo aunque sea conmigo misma. Su tacto suave me excito todavía más, me quite las braguitas y las deje sobre el teclado del ordenador, me quedo mirándolas excitada, nerviosa e inquieta, sin ellas puestas noto todavía más la humedad de mi vagina. Empiezo a acariciarme los bordes de mi rajita; suavemente, sintiendo las yemas de los dedos sobre mi piel. Mi dedo índice se introduce con facilidad, mi vagina esta húmeda y caliente, y me encanta. La yema de mis dedos se desliza por mi vagina lentamente, pero aumentando la velocidad y la fuerza según crecía mí excitación. Me gusta tocarme cuando estoy húmeda, incluso soy un poco pervertida. En alguna ocasión en el trabajo, disimuladamente cogía el bolígrafo de un compañero, me iba al cuarto de baño y me lo metía, lo volvía a dejar sobre su mesa. Después, esperaba pacientemente a que se lo metieran en la boca, cuando lo hacía un escalofrío recorría mi columna, pensar que mis empleados estaban probando los flujos de mi coñito sin que ellos lo supiesen hizo que en alguna ocasión tuviese que cambiarme de bragas.

Separe levemente los labios, ahora dos dedos acariciaban mi vagina, buscado su entrada, me introduje el dedo índice hasta el nudillo, lo metí muy lentamente y con suavidad y lo moví en mi interior, notaba la rugosidad del interior de mí vagina en mis dedos, me gustaba aquella sensación, imaginaba tu polla venosa dentro de mí, así pase buen rato pasando de un dedo a tres. La postura no era muy cómoda sentada en el silla de mi despacho, pero en vez de molestarme, esa incomodidad me excitaba todavía más, si cabe, ya que te imaginaba follándome en algún cuarto de baño, en el coche o en algún lugar que no fuese una cómoda cama.

Un flujo tibio y pegajoso chorreaban entre mis dedos, me costaba silenciar mis gemidos, aunque el dormitorio estaba lejos del despacho, temía que mi marido se despertase. Seguí con introduciendo rítmicamente mis dedos unos minutos, cuando note que estaba demasiado dilatada, los saque y recorrí raja hasta que encontré el punto que buscaba, justo en la parte de arriba, donde mis caricias adquirieron una sensación nueva. Jugué con mi clítoris, lo empapé de mis flujos a base de movimientos circulares con la yema de mis dedos, a veces volvía a introducirlos en mí coño; para volver al poco tiempo a mi clítoris que ya estaba duro, hinchado y muy sensible. Quería correrme así que mis dedos aceleraron el ritmo y la presión, mi mente voló, se inundó de las imágenes de tu polla corriéndose, el recuerdo de tu chorro de leche saliendo de tu polla hizo que explotase en un orgasmo silencioso pero bestial, me mordí el labio mientras mis espasmos se prolongaron durante un tiempo.

Al abrir los ojos y ver mis bragas sobre el teclado un espasmo de morbo recorrió mi cuerpo, me sentía bien.

Como puedes ver me inspiraste tuve que ir al baño a secarme tenía los muslos empapados, mi marido sigue durmiendo en cama, al pasar lo vi, si supiera lo que acabo de hacer no sé cómo reaccionaría. Cada día que pasa me vuelvo más caliente y morbosa. El sexo por el sexo, la búsqueda del placer no me hace sentir culpable, me hacen sentir viva.

Mañana estaré sobre las 1 conectada, ¿jugamos?

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