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Él te acecha (2)

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Estaba esperando el camión que me lleva afuera de mi casa, llevaba una mochila con todos los utensilios para pasarla bien, miraba en todas las direcciones buscando mi próxima víctima, y la había encontrada, a unos cuantos pasos de mí, una mujer rubia, pelo de hongo hasta los hombros, llevaba un saco de gamuza negro, y unos leggins del mismo color, traía su bolso en una mano y con la otra sostenía su teléfono, unos tacones altos, sin duda una excelente presa.

Me acerque sigilosamente y con cautela, me coloqué detrás de ella y revise la zona en busca de más personas, pero no, estábamos solos, me acerque y con una mano amase ese perfecto trasero, ella reaccionó en seguida, pero posando una navaja en su costado, volvió a quedarse inmóvil, se quedó petrificada ante tal abuso.

Por instinto de superioridad, metí mi mano dentro de sus leggins, pudiendo tocar sus trasero con tan suave piel, llevaba una tanga, madre mía de no haberme controlado la hubiese follado ahí mismo.

Ella decía:

—Llévate todo pero por favor no me hagas nada

Pero realmente yo no quería nada más que su cuerpo, rápidamente saque mi mano de sus leggins y saque el paño humedecido con cloroformo de mi mochila, cuando saque mi mano de los leggins de la mujer, se relajó un poco creyendo que todo había acabado.

Pose mi arma en su cuello y el cloroformo en su nariz, cuando cayó inconsciente, guarde mis cosas y la cargué hasta mi auto, la puse en la cajuela y la amordacé y amarre de manos y pies, encendí mi coche y me fui hasta la cabaña de la otra ocasión.

Una vez que llegamos a nuestro destinó, la baje del vehículo aún inconsciente, la metí hasta la habitación y amarre de una viga que había en el techo, antes le retiré su saco, prepare todo lo que iba a ocupar en una mesa, un vibrador, un látigo para azotar, una videocámara, una máscara para que no me reconociera, y una pistola (falsa).

Me puse la máscara y espere a que despertara, una vez que lo hizo me le acerque y le dije al oído:

—Si te portas bien, nada te pasará y disfrutaras tu estadía aquí, pero si te portas mal, tengo un juguete que te agradará

Fui hasta la mesa y tomando la pistola, la encañone, su rostro se llenó de terror y pánico:

—Por favor, no me mates, haré lo que pides, pero no me mate.

Tome su blusa y la desabotone, traía un lindo brasier blanco, que le quedaba muy ajustado, estruje sus tetas por encima del brasier, ella cerraba sus ojos y se mordía los labios, tome mi navaja de la mesa y me acerque de nuevo a ella, cuando observo que me acercaba con la navaja se puso pálida, yo me reí con superioridad, corte las tiras de su brasier y se lo quité, me baje a el leggin y lo baje hasta sus muslos, ahí le corte las tiras de la tanga y de la quite, estaba completamente depilada, y el color de los labios de su vagina eran de un tono rosado.

Hice dos hoyos en su leggin, uno por el frente y otro por detrás, lo volví a subir hasta su posición inicial y traje el látigo junto con la cámara, me pose detrás de ella y presione el botón de grabar, puse la cámara en una repisa que había en la habitación, y me puse a azotar aquel par de nalgas dignas del Olimpo, ella gritaba con cada azote, me detuve pues nos quería que sufriera, por el contrario quería que gozará.

Saque mi verga que para ese entonces estaba escurriendo, baje un poco la soga que la sostenía a la viga, hasta que sus tacones tocaron el suelo, la tome de sus piernas, las pose alrededor de mi cadera y lubricando mi verga, con mis propios jugos, la ensarte, soltó un grito, empecé a moverme con vigorosidad, pronto los gritos se transformaron en gemidos, la cogía bruscamente y con rapidez.

Cuando sentí acabar, me salí de ella y fui a por un frasco, me di unos cuantos apretones y empecé a correrme, todo mi semen lo eche en el frasco, volví con la mujer y me puse detrás de ella, tome sus caderas y tomando algunos de sus jugos orgásmicos, los embarre en su ano, supongo que ella sabía lo que le esperaba, pues un escalofrío recorrió su cuerpo, abrí sus nalgas y le metí la cabeza de mi verga sin contemplaciones.

Empezó a gritar y a retorcerse, la sostuve con firmeza y la volví a clavar, estuve con ese ritual hasta que le entró toda mi verga, estuve follando su culo por quien sabe cuánto tiempo, solo sé que debió de haber sido insoportable el dolor que sintió porque se desmayó, hice lo mismo que la primera vez, antes de correrme, fui al frasco y pude mi contenido dentro de él.

Había traído el vibrador más grueso que conseguí, tenía 6 cm de grosor por lo menos, volví a su culo y le metí el vibrador en el ano, lo encendí y me puse a jugar con sus tetas, chupe, pellizque y mordí sus pezones, estruje y mordí sus tetas dejando marcas, la nalgueé incontables veces, la folle sin medida, la bese, vaya le hice de todo.

Cuando me agote y aburrí, apague la videocámara, una vez que despertó, traje el frasco y la pistola, la obligue a que se tomará todo el semen que estuve recolectando y no tuvo más remedio que obedecer, le saque el vibrador y la volví a nockear con el cloroformo, una vez que la limpieza y corrobore que no había rastro mío, la deje donde la rapté.

(8,60)