Nuevos relatos publicados: 0

Él de 20 y yo de 34, una grata aventura

  • 10
  • 25.834
  • 9,63 (30 Val.)
  • 7

Lo conocí una tarde en una reunión, soy una mujer a la que le es fácil entablar platica tanto con personas más jóvenes como con personas mayores, así que al platicar con él, yo no le tomé importancia, es joven, delgado y la verdad no muy atractivo, platicábamos sobre música y como para los dos el baile es una de nuestras pasiones, pasada la tarde me despedí sin mayor relevancia, a los días me envió una solicitud de amistad y la acepté para no parecer grosera y me envió un mensaje saludando, las primeras platicas eran algo inocente y sin importancia, poco a poco me fui dando cuenta de lo que el intentaba.

Ese muchachito estaba tratando de seducirme, al principio pensé, ay por favor! es un niño, así que cortaba la plática lo más pronto posible pero él no se daba por vencido, era tanta su insistencia que me causaba gracia y le decía que podía ser su hermana mayor y el me respondía que no lo era y seguía insistiendo, al pasar de unos dos o tres meses me envió uno de sus mensajes saludando, era fin de semana, estaba sola y un tanto cachonda, le respondí en tono pícaro y el tomo más valor, me dijo que yo le gustaba y que como todo joven, tenía la fantasía de hacerlo con una mujer mayor, yo no estaba segura de cómo reaccionar, él tenía tan solo 20 años y yo 34, me ganó más la curiosidad y le seguí el juego tratando de disimularlo, lo provocaba diciéndole que era muy pequeño y que él debía aprender con niñas de su edad, el me respondió que sabía lo necesario y que lo demás yo se lo podía enseñar, me pidió que le enviará una foto y yo le dije que el debía enviar una primero. Cuál fue mi sorpresa que recibí una foto, se apreciaba de su abdomen hacia abajo, por lo mismo que baila profesionalmente tiene un abdomen muy bien marcado, muy delgado para mi gusto pero un paquete muy bien desarrollado, tiene un pene no muy grueso pero si de muy buen largo, unas venas ligeramente marcadas, una cabeza muy bien definida y se notaba que ya estaba lubricada, con el bello recortado, la verdad eso disparó mi libido, por mi parte yo le envié una foto donde llevaba puesta una tanguita y mis senos que son talla 36 al descubierto solo tapaba mis pezones con mis manos, a partir de ese día me pedía que nos viéramos, pero aunque me calentaba mucho pensar en cómo sería hacerlo con este jovencito y ya me había masturbado más de una vez viendo su foto, aún no me atrevía, pensaba que era una locura, hasta que la necesidad llamó a mi cuerpo, después de cierto tiempo de sequía, que para una mujer a la que le encanta coger más de un mes ya es sequía, una mañana, al despertar, revisé mi teléfono y había una foto suya enviada muy temprano, decía: “amanecí con ganas de cogerte, de verdad te deseo, puedo verte esta tarde?”.

Sentí un cosquilleo entre mis piernas, mi clítoris palpitaba, eran ganas de coger y había alguien que estaba más que dispuesto a sacarme de mi sequía, le respondí que cual era su plan, para mi sorpresa respondió de inmediato, “eso es un sí?” me preguntó, “es que aún lo estoy pensando respondí”, “bien”, me dijo, “te veo a las 3 si te animas te estaré esperando” y me dio el lugar donde debíamos encontrarnos. Me metí a bañar, me puse un liguero con unas pantimedias a medio muslo y una tanga que hacia juego con el liguero, mini falda negra y zapatillas, mis piernas están muy bien torneadas y llaman bastante la atención cuando voy en zapatillas, una blusa beige de botones, un brassiere beige con rosa que se traslucía un poco de la blusa, mi cabello suelto, maquillaje bien cuidado y lista para gozar, le envié un mensaje para avisarle que iba saliendo de mi departamento, él llegó antes que yo a nuestro punto de encuentro, reconocí su carro, el, entre una sonrisa de nerviosismo y excitación se bajó de su carro y me abrió la puerta del lado del pasajero para que yo pudiera subir, mi clítoris no dejaba de palpitar, sentía deseos de coger con ese jovencito, que si bien no es muy atractivo tiene unos labios muy carnosos ricos para besar, un abdomen espectacular y una verga a la que yo le tenía muchas ganas, solo de recordarlo me vuelvo a humedecer.

Fue un transcurso corto hasta el motel a donde iríamos, ya que no era mi intención andar por toda la ciudad en el auto con un veinteañero, abrí la puerta de la habitación en lo que el cerraba el carro, es un hotel que yo ya conozco, así que pasé y acomodé mi bolso, hay una especie de tocador y un banquito, subí una de mis piernas al banco y entró el, no lo dejé pronunciar palabra, lo miré, sonreí y con una seña le indiqué que se acercara, lo tomé de su camisa y lo acerque a mí y lo besé, en el beso se notaba su nerviosismo y su excitación, poco a poco se fue relajando y sus manos se posaron en mi cadera, yo desabroché su camisa, quería ver y sentir ese abdomen que había visto en las fotos, que rico estaba ese jovencito, estaba muy excitada, tomé su mano y la bajé de mi cadera a mi pierna y parece que ahí perdió todo su nerviosismo, mientras seguíamos besándonos, yo lo acariciaba en su abdomen y su espalda suavecito con las puntas de mis dedos y mis uñas, el subía y bajaba su mano por mi pierna que estaba arriba del banco y pegó su cuerpo a mí, por la posición no fue difícil y pude sentir rozando mi vagina una erección que más me prendió, lo dejé rozar y gozar en esa posición, después de un rato quería yo probar esa verga juvenil y le dije: quítate la ropa, cosa que hizo inmediatamente, yo lo observaba como queriendo devorar a mi presa y así era, me lo quería devorar, ahí está por fin lo que solo había visto por fotos, ya tenía la verga bien parada, me acerqué y lo besé pero mientras lo besaba mi mano derecha bajo desde su pecho hasta su verga y comencé a masturbarlo lentamente, el dio un gran suspiro, sin previo aviso me puse en cuclillas y observe esa verga, la tenía en mi mano y comencé por pasarla por mis labios, a besarla suavecito mientras lo miraba directo a los ojos, un lengüetazo desde los testículos a la punta, el gimió y comencé a chupársela, este muchachito gemía y se contraía su cuerpo con mis chupadas, pero cuando llegué a sus testículos enloqueció, “ay mami que rico, nunca me había hecho sentir así, por favor no pares”, volví a su pene y quise darle esa sensación de poder y puse sus manos sobre mi cabeza y lo dejé que el guiara el ritmo de mis mamadas, después de unos 20 minutos cambié de posición y me puse de rodillas, le dije que aún no terminaba de chupársela y el volvió a meter su verga en mi boca, lo llevé al punto de eyaculación varias veces y justo ahí cambiaba el ritmo y seguía chupando, lo retiré un poco y me ayudó a ponerme de pie, me alejé y comencé a desabrochar mi blusa. “Que ricas chichotas tienes”, me dijo, mientras se acercaba y las acariciaba por encima de mi brassiere e intentaba desabrocharlo hasta que lo logró, ahí estaban mis tetas deseosas de ser manoseadas, él tomó las dos en sus manos y me las tocaba con tanto deseo que se sentía en cada caricia, acerco sus labios y con su lengua lamió todo mi pezón, comenzó a mamarme las tetas como un pequeño hambriento y la imagen de este jovencito chupándome las tetas me ponía muy caliente, yo jugaba con su cabello y arañaba suavecito su espalda, su mano bajó y se abrió camino entre mi falda hasta llegar a mis labios, rozaba por encima y yo estaba entregada al placer.

Desabroche la falda y la dejamos caer al piso, me pidió que lo dejará verme bien y yo camine hasta la cama muy lentamente, el me siguió y me pidió que me recostara y así lo hice y vaya sorpresa me llevé, se puso de rodillas y se hundió en mi vagina, con sus dedos hizo a un lado mi tanga y su lengua se abrió camino entre mis labios vaginales, que manera de chupar de este jovencito, parecía que lo había hecho toda su vida, jugó con mi clítoris que ya estaba muy hinchadito, succionaba y me arrancaba suspiros, lamia que me tenía ahí revolcándome de placer, me cogía con la lengua y con tanto placer que me estaba dando me corrí en su boca, el no paraba de chupármela y yo no paraba de gemir de placer. Se levantó y siguió chupando mis tetas, mi cuello y mis labios, ya deseaba yo sentir su verga dentro de mí y le susurre al oído, cógeme bebe, tomó su verga y la pasó por toda mi vagina, yo palpitaba de deseo, colocó su punta en la entrada y muy despacito comenzó a meterla, que rico sentía ese pedazo de carne duro irse hasta dentro de mí, la tiene larga y sentía riquísimo cada mete y saca, el gemía con cada metida y me decía “mami que rica estas, gracias por cumplirme mi fantasía, que rico estoy gozando”, aumentó el ritmo y con cada embestida mis tetas rebotaban y eso lo excitaba bastante se veía en sus ojos, le pedí que se acostará pues quería montarlo y se acomodó, me subí en él y me metí su verga, uyyy que rica sensación, movía mis caderas en círculos, arriba, adelante, abajo (clavándome toda su verga ) y atrás, él jugaba con mis tetas y me volví a correr y es que la verga de ese jovencito me estaba dando más placer del que yo me había imaginado, me bajé y me puse a gatas para que me penetrara en esa posición, me la clavo toda de un solo tirón, me daba duró y sus testículos golpeaban mi clítoris yo gemía sin parar, me tomó del cabello y me lo jalaba hacia atrás, no sé porque pero eso me excita mucho y comencé a decirle cosas como “que rico coges”, “dame duro bb”, “si papito no pares”, “que rico me estás dando”.

Él decía que le gustaban mis nalgas y me empezó a dar nalgadas, yo estaba gozando como no lo había imaginado, el morbo que me producía tener a un jovencito metiéndome la verga y haciéndome gritar era buenísimo, le dije “sigue chiquito que me voy a venir otra vez”, “si mami yo también ya no aguanto2, comenzó a soltar chorros de semen y sentía su verga palpitar dentro de mí, que rico orgasmo tuvimos los dos él se salió y se tiró en la cama, prendimos el televisor y era increíble habían pasado ya poco más de dos horas de que habíamos llegado a ese lugar, que aguante de este jovencito, desafortunadamente yo me tenía que ir pues había una cena a la que debía ir, nos bañamos y salimos para que me llevará al punto donde nos habíamos reunido, me pidió volver a vernos, por supuesto que accedí, ese jovencito cogía rico y yo no lo iba a desperdiciar.

(9,63)