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Mi anciana vecina

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Me llamo Miguel, tengo 52 años, estoy divorciado desde hace 10 y vivimos solos mi madre y yo.

Mi vecina se llama Elvira y es una anciana de 70 años viuda desde hace unos 30 años.

Mi madre y ella se conocen prácticamente desde siempre y la confianza entre ellas es total hasta el punto que las dos tienen las llaves de casa una de otra respectivamente por lo que pueda pasarlas.

Elvira vive sola, su hija vive en otra ciudad, es ejecutiva y su trabajo no la permite estar mucho tiempo con su madre.

Todos los veranos mi madre se va a casa de mi hermana que vive también en otra ciudad.

Elvira es una mujer con grandes tetas, buen cuerpo y muy guapa. Para tener 70 años se conserva muy bien.

Comenzado el verano mi madre se fue a casa de mi hermana, yo iba a estar solo en casa los meses de julio y agosto.

Una mañana escuche unos gemidos de angustia por el patio interior que provenían de casa de Elvira.

Preocupado llame a la puerta y al no recibir respuesta cogí las llaves y entre.

-Elvira, soy Miguel, ¿estás bien? pregunte.

-Ayudadme Miguel, me he caído en el baño y no me puedo mover, creo que me rompí la cadera.

Entre rápidamente y la vi tendida en el suelo del baño, estaba desnuda, empapada de agua de la ducha, rápidamente la tape con el Albornoz y llame al 112.

Mientras llegaban la recosté suavemente sobre mí y la tranquilice, ella no paraba de darme las gracias acariciándole y besándome en la cara. Yo también la acariciaba y la besaba en la cara para animarla.

La llevaron al hospital y la operaron. Todo salió bien. Yo había llamado a su hija y por la tarde ya estaba con su madre.

Hablamos y me dio las gracias por haber ayudado a su madre.

En 6 días Elvira ya estaba en su casa, se movía con ayuda de un tacataca, había que ponerla una inyección todas las noches para que no se producirán trombos y ponerle una media ortopédica por las mañana y quitarla por la noche.

Mi madre está operada de la cadera y se lo que hay que hacer, yo la pinchaba, la ponía y quitaba la media todos los días.

Su hija me dijo que tenía que reincorporarse al trabajo y que si no me importaba pincharla, poner y quitarla la media, que me pagaría por ello.

Yo dije que si, que me vendría muy bien el dinero ya que estaba en el paro, que se fuera tranquila que lo había hecho con mi madre y sabía cómo hacerlo y que la tendría informada a diario.

Elvira era una mujer muy cariñosa y besucona.

El primer día por la mañana ya sólo con ella la puse la media, Elvira estaba tumbada en la cama, tuve que levantarla el camisón hasta la cintura para ponérsela, no pude evitar ver sus bragas y como se marcaba la raja de su vagina.

Mi pene pálpito, mi mirada se clavó en su raja recordando cuando la vi desnuda en el suelo del baño, subí la mirada a sus tetas que marcaban sus grandes pezones en el camisón, tetas que ya había visto también, pero esta vez era distinto.

La miraba con deseo y ella se percataba de ello pero no dijo nada. También vio la erección que yo tenía y que no disimule.

Tenía que hacer esto durante veinte días hasta que se acabarán las inyecciones, yo la miraba sus bragas y tetas y ella miraba el bulto de mi pene erecto.

Ninguno decíamos nada al respecto.

Todos los días me abrazaba y besaba agradeciéndome lo que hacía por ella, yo la respondía que estaba encantado de hacerlo.

El último día que tenía que ponerle la media fue muy distinto.

La levante el camisón como siempre y me quedé atónito, no tenía las bragas puestas, la imagen de su vagina me provocó una enorme erección, mis ojos estaban clavados en ella.

-Te gusta lo que ves Miguel?

-Muchísimo la dije.

-Lo sé, también me gusta ver tus erecciones, quiero que me quites el camisón y me veas desnuda, desnúdate tú también que quiero ver tu polla erecta.

No me lo pensé ni un momento, la desnude y me desnude yo también.

-Déjame cogerte esa polla que me está volviendo loca desde hace días.

Agarró mi polla que estaba durísima y empezó a mamarla.

Su manera de mamarla era increíble, estaba a punto de correrme, la saque de su boca y empecé a chuparla los pezones

Mientras mi mano tocaba su vagina metiendo los dedos buscando su clítoris.

Estaba muy mojada. Un gemido salió de su boca cuando acaricie el clítoris, ahhhh, estaba duro, sus gemidos eran cada vez mayores.

-Follame, follameee, quiero sentir esa dura polla dentro de mi.

Con cuidado abrí sus piernas y se la metí poco a poco.

Empecé a meterla y sacarla cada vez más rápido, sus gemidos eran cada vez más profundos y seguidos igual que los míos.

Su coño estaba chorreando, empapando mi dura polla que no paraba de embestir una y otra vez.

-Ahhhhhh, me corro Miguel, me corroooo, ahhhhhh.

-Yo también Elvira, yo también, ahhhhhh.

Nos corrimos a la vez.

Un potente chorro de semen inundó su coño que la hizo gritar aún más al sentido dentro de ella.

Ella me agarraba la cabeza apretándola sobre sus tetas y yo mordisqueaba los enormes pezones.

Nos besamos mientras recuperábamos fuerzas, jadeando y abrazados los dos.

-Quiero que sigas siendo mi médico particular, lo haremos con discreción.

En cuanto me recupere del todo quiero que me folles por todos los lados, que me des por el culo y te corras en mi boca.

-Te haré lo que quieras, te haré gozar como hace tiempo que no todas.

***************************************

El día anterior mi vecina Elvira y yo follamos por primera vez.

No esperaba que ocurriera, a pesar de mi deseo contenido durante un mes ayudando a su recuperación de la rotura de cadera.

Hoy he vuelto a visitarla para ver cómo está.

-Hola Elvira, ¿cómo estas hoy?

-Muy bien cielo dijo sonriendo besándome en la boca.

Ayer disfruté mucho follando contigo Miguel, este mes que cuidabas de mi despertó un deseo hacia ti que hacía más de 20 años que no tenía, veía tu excitación cuando me veías en bragas, tu manera de mirarme y tu ternura hizo que te deseara, que me hicieras sentirme mujer.

-Yo también te deseaba Elvira, no podía olvidar ver tu cuerpo desnudo caído en el baño, aunque en ese momento la prioridad era llevarte al hospital urgentemente. Me he masturbado todas las noches pensando en ti, el verte en bragas todos los días cuando tenía que ayudarte me excitaba muchísimo y el que tú miraras mis erecciones me excitaban aún más.

-Estoy bastante recuperada ya, quiero que me folles siempre que te apetezca Miguel.

¿Te ducharías conmigo Miguel?

Quiero que nos comamos mutuamente, que hagamos realidad todas nuestras fantasías.

-Claro que si Elvira, la dije mientras mi polla comenzaba a crecer de nuevo.

Nos metimos en la ducha y ella empezó a jabonarme, mi polla estaba dura, ella hizo mucho hincapié en hablarme la polla, mis huevos y mi ano. El placer que me producía era inmenso, mientras una mano acariciaba mis genitales, con la otra introducía suavemente un dedo en mi esfínter. Yo jadeaba del gusto que me daba, cada vez más.

-Tus huevos están muy duros Miguel, no vas a tardar mucho en correr te dijo.

-Ummm, siiii, estoy a punto dije.

Mientras su dedo seguía dentro de mí, se arrodilló y comenzó a mamarme la polla.

-Ummmm, que bien lo haces, me voy a correr Elvira. Ahhhh. Mi corrida fue explosiva, mi semen golpeó el fondo de su boca mientras ella gemía y se tragaba toda mi eyaculación.

La levante y empecé a sobar sus pezones erectos y duros. Empecé a mordisquear uno de ellos y mi otra mano busco la entrada de su coño, Estaba chorreando de flujo vaginal, su clítoris duro se hacía notar en mi dedo, empezó a gemir al ritmo de mis caricias y mordiscos en su pezón.

-Ummmm, ahhhh, Migueeel me corro, me corrooo, ahhhhhh.

Sus jugos resbalaban por sus piernas, sus manos apretaban mi cabeza contra sus grandes tetas. Sus espasmos la hacían temblar y sus piernas flaqueaban del tremendo orgasmo que la produje. La abrace mientras ella me besaba profundamente haciéndome sentir el sabor de los restos mi semen.

Salimos de la ducha y nos vestimos.

Ya en el salón ella me pregunto: Miguel, como es posible que una mujer de 70 años como yo te excite sexualmente?

-Tú eres muy apuesto y puedes tener mujeres más jóvenes que yo.

-Elvira, yo desde mi adolescencia siempre me sentí atraído por mujeres más mayores que yo, especialmente mi madre, me hacía muchas pajas pensando en ella.

-Jaja, y nunca tuviste sexo con ella?

-Pues no Elvira, nunca lo intente, sólo pensar en decírselo y su reacción me freno y mi deseo por ella.

-Ahhhhh, vale, quizás algún día se cumpla tu deseo. Dijo ella.

En ese momento no le di importancia a sus palabras.

-Elvira, en un par de días vuelve mi madre a casa y vamos a tener vernos discretamente.

-No te preocupes Miguel, no se enterara nadie.

Sonriendo me dio un morreo y nos despedimos hasta el siguiente encuentro.

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Mi anciana vecina Elvira estaba prácticamente recuperada de su operación de cadera. Habíamos follado haciéndome sentir el placer del sexo con una mujer anciana que poco tiene que envidiar al de mujeres más jóvenes.

Hoy regresó mi madre de sus vacaciones de verano y mis aventuras con mi vecina tenían que ser más discretas.

Pasaron unos días. Mi madre pasaba mucho tiempo con nuestra vecina Elvira atendiéndola en todo lo posible.

Eran prácticamente de la misma edad, guapas las dos, grandes tetas. Lo que más tarde descubrí y que os iré contando, nunca me lo habría imaginado.

Era sábado por la tarde y mi madre se estaba arreglando para salir.

-Miguel, voy a salir que he quedado con unas amigas me dijo.

-Vale mami, pásalo bien.

Al poco rato de haberse ido mi vecina Elvira llamo a la puerta:

-Miguel, hablé con tu madre ahora y dijo que salía con unas amigas y tengo unas ganas enormes de follar contigo, hace días que no lo hacemos.

-Ya lo sé Elvira, cómo ya está mi madre en casa es un poco complicado encontrar el momento.

Yo también tengo unas ganas locas de follarte, fíjate como se me a puesto la polla, está durísima.

Estábamos en el hall de mi casa, Elvira me desnudo de la cintura para abajo, arrodillándose agarró mi polla dura y erecta y empezó a mamármela.

-Ummmm, que dura la tienes, se nota el tiempo que hace que no estamos juntos Miguel.

-Ahhhhh, siiii, Elvira siiii. Estaba deseándolo y por tu forma de chuparme la tú también, ¿verdad Elvira?

-Ya sabes tú que si, ummmmmm.

-Me voy a correr Elvira, me voy a correr, no aguanto más.

-Ummmmmm, si, si, correte en mi boca, siiiii.

Ahhhhhhh. Mi corrida fue explosiva y abundante, mis huevos estaban completamente cargados de semen, hacia días que no se vaciaban. Les vacíe dentro de su boca, Elvira sorbía la enorme cantidad de semen que salía de mi polla, gimiendo a la vez que exprimía mis huevos y succionaba mi polla.

Se levantó, me agarró del brazo y me hizo pasar a su casa.

Camino de su habitación se iba desnudando dejando ver su cuerpo tan deseado por mí.

-Me tienes que dar un poco de tiempo para recuperarme Elvira.

-Claro que si Miguel, por eso quiero que me comas el coño, que le tengo mojadisimo, me has puesto caliente como una perra.

Tumbada en la cama se abrió de piernas dejando ver ese precioso coño semi abierto por la excitación. Su vello púbico empapado de los jugos vaginales que a la vez mojaban su esfínter anal.

Empecé a lamer su vagina, empezó a gemir larga y profundamente mientras sus manos apretaban mi cabeza contra su coño y la restregaba de arriba a abajo.

Ummmmm, ahhhhhhh, comenzaba a gemir.

Mi boca encontró su esfínter y empecé a lamerlo, mi lengua se introdujo un poco en su ano que se abría y cerraba al ritmo de sus gemidos cada vez más continuos. Mi dedo acariciaba su clítoris que estaba duro y húmedo.

-Ahhhhh, me corrooo, gritaba.

Apretando fuertemente mi cabeza con mi lengua introducida en su dilatado año y mis dedos pellizcando suavemente su clítoris, Elvira se corrió sobre mi cara.

Mi polla se había puesto durísima oyéndola gritar de placer. Fue maravilloso, pero lo mejor estaba aún por llegar.

Ni por lo más remoto podía imaginar lo que escuché y vi en ese momento.

****************

Mi madre desnuda en la entrada de la habitación acabando de correrse, sobándose el coño con una mano y pellizcándose un pezón de su enorme teta. Su mirada clavándose en mi polla.

-Hijo mío, quiero que me folles, no me hagas preguntas ahora ya hablaremos luego. Tu sueño se va hacer realidad.

Mi excitación era tal que la tumbe en la cama y la penetre rápidamente. Mi polla entró sin esfuerzo alguno debido a lo húmedo que tenía su coño después de habernos visto a Elvira y a mí.

Los dos gritamos a la vez del gusto que sentimos. Empecé a meter y sacar mi dura polla de su caliente y jugoso coño con tal intensidad que mi madre empezó a gritar de placer.

-Ahhhh, hijo mío. Que gusto me das, me corroooo, ahhhhhh.

-Yo también mamiiii, yo también, ahhhhh.

Le inunde el coño con un potente chorro de semen que la excitación de estar follando a mi madre me producía.

Elvira se estaba haciendo una paja también, viéndonos a mi madre y a mí como follabamos, corriéndose también.

Después de habernos recuperado del éxtasis producido por los orgasmos, abrazados los tres, mi madre me dijo:

-Hijo, Elvira y yo siempre hemos hablado de nuestras intimidades. Es tanta la confianza que tenemos entre nosotras que me comentó lo tuyo con ella y tus deseos acerca de mí.

Hemos querido hacerte feliz y queremos disfrutar los tres sexualmente y dar rienda suelta a los deseos de cada uno.

Nosotras seremos tus hembras y tú serás nuestro macho. ¿Te parece bien?

-Soy el hombre más feliz del mundo dije yo.

Acerque sus bocas a la mía y las bese apasionadamente.

En el siguiente relato os contaré más experiencias del trio formado por mí y mis dos amadas ancianas.

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