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Reencuentro con Silvia, mi ex (Segunda parte)

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Y verla vestida tan sensual mi libido se tornó incontrolable. Luego le pregunté sí no se sentía mal por lo que había hecho, pero ella muy tajante dijo que su venganza apenas había comenzado y que aparté de todo, el ser prostituta la había gustado mucho y que seguiría adelante.

Se acercó a mi cara y me dio un gran beso en la boca, luego al oído me confeso lo arrepentida que estaba por haberme abandonado.

Entonces dijo: mi amor: el próximo viernes quiero regresar al putero y te pido de favor por el gran amor que nos tuvimos que me acompañes. Mi reacción fue la de sensatez, puedes tener problemas y muy fuertes, tu marido te puede dañar y no me gustaría saberte lesionada, pero Silvia insistió en seguir con su venganza y para convencerme me prometió otra sorpresa más salvaje y lujuriosa. Así que luego de comer la deje en su casa quedando en vernos al siguiente viernes.

Por fin luego de una semana tortuosa, llego el viernes, recibí la llamada de Silvia y pase por ella a las 10 de la noche. Venía cubierta con un abrigo ligero pero largo, subió al auto y nos besamos.

-A dónde primor?

-Al hotel para arreglarme

Llegamos al hotel y Silvia cambió su vestuario, se maquillo peino y perfumo, al terminar su arreglo, se veía más hermosa y sensual que la semana anterior. Dejamos el hotel y directo al putero.

En el trayecto le pregunté sobre cuál era su plan para estar en la misma sintonía a lo que me respondió que iba dispuesta a todo y que al igual que la semana anterior, yo aguardara hasta que cerrarán el putero.

Así que llegamos al putero, nos sentamos en una mesa. Pedí mi botella de tequila y luego de unas copas Silvia se paró y se fue a dejar su abrigo y bolso a la barra. Luego se fue a sentar a una mesa ella sola esperando algún cliente. No tardó mucho en que una mesera la llevo a una mesa donde estaba un tipo sólo, estuvieron bebiendo y fajando, salieron a bailar mientras yo los observaba. El tipo la mañoseaba toda y Silvia le repegaba su panocha y se dejaba llevar por la música. No pude evitar una fuerte erección al verla tan sensual y provocativa, regresaron a la mesa y de ahí se fueron a un cuarto a coger.

Después de una hora regresaron y Silvia se despidió de su cliente para irse de nuevo a una mesa a esperar otro cliente.

Resumiendo, bailo con muchos clientes y entro a los cuartos a coger con otros tres tipos.

Al regresar al salón de baile luego de coger con el cuarto tipo, anunciaron el cierre y Silvia fue a la oficina a recoger sus comisiones.

Ya con su abrigo puesto, vino a mi mesa, me dijo que nos fuéramos al hotel y que nos lleváramos la botella de tequila.

Ya en nuestra habitación, la abrace y le dije que estaba más hermosa y sensual que nunca, que me había excitado mucho viéndola talonear bien puta.

Silvia me contesto que esa noche se había sentido muy en confianza y que ya le había tomado gusto a la taloneada y al dinero que ahí se ganaba.

Brindamos por nosotros y al cabo de varias copas me dijo:

-Te mereces tu premio por apoyarme en todo, te voy a hacer feliz, te lo mereces.

-Y cómo?

-El ser ya una prostituta me ha hecho comprender muchas cosas y entre esas cosas quiero dominarte, sentirme tu dueña, así como yo me sentía tu esclava, quiero que tú lo seas.

Me llevo a la cama y nos quitamos la ropa, me empujo y me pidió que me acostara boca abajo con los ojos cerrados.

Así lo hice y luego de un rato, sentí que Silvia se subió a la cama, diciéndome:

-Hoy vas a ser mío, serás mi esclava pues te gusta la verga y eso me da mucho gusto.

-Quieres ser mi esclava?

-si mi Reyna

-no vayas a abrir los ojos perra! Escuchaste?

- si mi cielo

- no me digas cielo, dime ama

- si mi ama

Silvia comenzó a acariciarme desde el cuello hasta los talones y cuando me acariciaba las nalgas me dio varias nalgadas diciéndome:

- ten por puta!

-quieres ser mi perra puta? Contéstame perra!

- si mi ama, si hazme tu puta!

- abre las piernas zorra!

La obedecí. Me abrí de piernas y con su lengua comenzó a lamerme mi ano provocándome un placer intenso.

-te gusta suripanta?

- muchoo

-quieres verga?

- siiiii

- ponte a cuatro patas cabrona! Pero ya rápido!

Me puse a cuatro y Silvia comenzó a darme de nalgadas, que lejos de dolerme, me estaba produciendo un raro placer.

-ahora verás la sorpresa que te tengo pendeja gila

Se bajó de la cama ordenando me que no abriera los ojos, así que no pude ver que hacía, hasta que la cama se movió cuando Silvia se subió.

De pronto sentí que los dedos de Silvia estaban embarrando me lubricante en el culo y solté un gemido de placer.

-pinche puta, estás bien deseosa, eres una perra goloza!

Eres igual de puta que yo!

-si mi ama, las dos somos unas verdaderas putas!

Sus dedos recorrían en círculos mi culito y de pronto metió dos dedos, auchhh gemí, los metía y sacaba muy despacio para luego meterme cuatro, mientras con su mano izquierda no dejaba de nalguearme muy rico.

Metía y sacaba cada vez más profundo y fuerte. Saco los dedos, escuche como untaba más lubricante en su mano y luego muy suave acomodó su puño cerrado en la entrada de mi culo. Comenzó a empujarlo y me fue entrando poco a poco, mientras yo no paraba de gemir.

-ay pinche perra, que rico culito tienes, se te está abriendo mucho, te gusta cabrona?

- agggg si que rico! Me gusta mucho mi ama

- quieres que te meta toda la mano perra?

- si mi dueña, pero despacio

Y Silvia con más fuerza empujo su puño metiendo y sacándolo hasta que sentí que me entraron sus nudillos, ahhhh que rico!

Ahora ya me estaba metiendo y sacando todo su puño sin dejar de gritarme:

-toma puta, te gusta verdad?

- me encanta, que rico!!!

- quieres más zorra golosa?

- siiii dame más mi Amita!

Entonces saco su mano del culo, me untó más lubricante y sentí algo en la entrada de mi ano,

- esta es tu sorpresa joto!

De pronto sentí que mi año se dilataba en exceso, pero no hubo dolor, algo muy grueso estaba penetrando me poco a poco.

- que me haces mi ama?

- te estoy dando de comer un dildo extra grande te gusta?

-siiii pero despacio!

Silvia metía y sacaba el dildo y mi culo cada vez más abierto, muy abierto.

Cuando me entro esa monstruosidad, Silvia comenzó a masturbarme hasta que tuve una brutal eyaculación.

Pasó un rato y me fue sacando el dildo, me pregunto si me había gustado contestándole que mucho.

Silvia me confeso que ella también disfruto mucho cogiéndome y que se sentía muy plena sabiendo que yo lo disfrute.

Me prometió que cada vez que la acompañara, me daría nuevas sorpresas.

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