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La primera vez

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En esta ocasión les relataré la primera vez que tuve una relación con otro hombre, que fue maravillosa y me transportó a un mundo desconocido, lleno de pasión y de lujuria.

Aconteció una vez en la que por motivos del trabajo me encontraba en la ciudad de Villahermosa. Pensaba en regresar a mi casa pero el horario del autobús ya había pasado, por lo que decidí quedarme y pasar una noche que yo creía tranquila.

No se si fue por la temperatura calurosa de aquel lugar, o el par de cervezas que me había tomado, pero me encontraba algo achispado y también un poco caliente, ya que las mujeres de esa zona tienen una piernas increíblemente hermosas y bien torneadas, y al caminar por varias calles me encontré con un lugarcito en donde hay varias mujeres que venden sus caricias al mejor postor.

Sin pensarlo mucho, me acerqué a una de esas chicas y tras de convenir del precio de sus servicios decidimos pasar a un hotelito de la zona.

Lo que pasó a continuación fue una noche muy rica y que jamás olvidaré, por lo que a continuación les describiré algunos de los detalles de lo que sucedió.

La muchacha que me acompañaba era sumamente fogosa, y con una actitud muy abierta y desenfadada, lo que nos permitió iniciar una serie de juegos amorosos, acompañados de caricias y besos abundantes en cualquier parte de nuestras anatomías, lo que hizo que el tiempo transcurriera de volada, poniéndonos cada vez más cachondos.

Entonces, cuando estábamos en medio de esos momentos, saque de entre mis cosas un pequeño envase de gel lubricante, del que anuncian el las revistas 3X que sirve para que se lubriquen la vagina y el ano, para hacer mas placenteras las penetraciones en los mismos.

La chica se emocionó pero lo que pasó es que me empezó a lubricar mi propio ano, lo que nunca me había sucedido, y definitivamente me provocó sensaciones que yo no había experimentado y que me hicieron que la verga cada vez se pusiera más dura y que gozara al sentir sus delicados dedos dándome masaje circular en todo el ano.

Posteriormente empezó a meter su dedo de poco en poco, hasta que logró introducirlo completamente, meneándolo de lado a lado para producirme una dilatación aún mayor, lo que permitió que después introdujera otro dedo más, y luego otro, por lo que ya tenía tres dedos dentro de mi provocando unas sensaciones maravillosas.

A la chica le encantaba eso y entonces estábamos los dos con nuestros dedos dentro de nuestras partes, yo con mis dedos en su sabrosa vagina y ella dentro de mí, hasta que después de un buen rato de estar así me la cogí fuertemente, teniendo un gran orgasmo que la llenó de leche y que también le provocó un orgasmo sensacional a ella, por lo que terminamos los dos al mismo tiempo, bañados en sudor pero muy satisfechos de lo realizado.

Al marcharse ella, me quedé desnudo un rato en la cama, sintiendo un deseo cada vez mayor de volver a sentir sus dedos dentro de mí.

Para calmar mi ansiedad, me vestí y salí a la calle, en donde había un carrito de hot dogs, por lo que compré uno y un refresco, pero como no tenían envases desechables le comenté al vendedor que al rato se lo regresaría y le dije en que habitación me encontraba.

Al regresar a la habitación de nueva cuenta me desnudé y me tendí en la cama a comerme el hot dog y me tomé el refresco, sin embargo, al terminar continué acariciándome en momentos la verga y también el ano, y comencé a introducirme yo mismo el dedo, teniendo sensaciones muy ricas, lo que me calentaba cada vez más y más.

En eso estaba cuando de repente se escucharon unos golpes en la puerta, por lo que me incorporé y abrí, viendo que estaba el vendedor de los refrescos junto con su patrón, y me dijeron que como ya se iban, necesitaban el envase de refresco que me tomé.

Al darle el envase noté que el vendedor se me quedaba viendo, ya que yo seguía desnudo, pero sentía el ardor de su mirada y mi verga se ponía cada vez mas tiesa, y esa sensación me empezó a gustar, por lo que al despedirnos le di la mano al vendedor.

Mientras el patrón se retiraba, el joven sujetaba mi mano cada vez con más fuerza, por lo que lo jalé hacia el interior de la habitación, y al cerrar la puerta simplemente sentí el deseo de abrazarlo y de besarlo, lo que hice y su respuesta fue muy agradable, ya que enseguida me comenzó a besar y a acariciar.

El sentir sus manos callosas en mis nalgas, acariciándomelas por completo, me hizo tener el deseo de agacharme y desabrocharle la bragueta, dejando su gran pene erecto de fuera, y en un momento me encontraba lamiéndolo por todas partes, desde los huevos hasta la punta una y otra vez, saboreándolo como nunca lo había hecho.

Al llegar a la punta de su pene, le lamía en círculos la gran cabezota y me la volvía a introducir de poco en poca en la boca, a veces llegando hasta el fondo de la garganta, succionando cada vez más fuerte.

Fue en ese momento que escuché la respiración agitada de él, y como no quería yo desperdiciar la oportunidad, le dije que se esperara un momento, y levantándome, di la vuelta y tomé el tubo de gel, derramando unas gotas en mi mano derecha y con la punta de los dedos me la apliqué en el ano para que mi acompañante no tuviera ninguna dificultad en introducirme su hermoso miembro por completo.

Una vez que ya tenía puesto el lubricante, simplemente me agaché y el entonces delicadamente acomodó la punta de su pene y me la empezó a meter muy suavecito al principio y después fuertemente, lo que al inicio me produjo cierto dolor que después se convirtió en grandes oleadas de placer, al grado que me di cuenta de que era yo el que empujaba hacia atrás para que la metiera hasta el fondo, lo que me hacía gozar más y más, hasta el momento en que sentí que ya estaba a punto de venirse, y en ese momento lo sacó para venirse abundantemente en mis nalgas, dejando una gran cantidad de leche entre mis cachetes y entonces me abrazó tiernamente, provocando que yo volviera a tener otro gran orgasmo que derramé sobre las sábanas de la cama.

Finalmente, nos abrazamos y nos besamos un buen rato, pero el ya se tuvo que retirar, sin embargo, me dejó muy satisfecho de que haya sido mi primera vez, y desde entonces he tenido la fantasía de que otro hombre me haga suyo y me aplique otra ves la dosis de felicidad que sentí en ese maravilloso momento.

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