Nuevos relatos publicados: 0

Religiosos a solas (Parte 1)

  • 6
  • 12.054
  • 9,81 (16 Val.)
  • 0

Si hay algo que siempre he detestado, ese algo es levantarme temprano. Ese mismo fue el motivo que me empujó a estudiar de noche y parecía irme bastante bien manejando el tema. Sin embargo, hubo una etapa de mi vida en la que amaba despertarme temprano... Y como no amarlo.

Es bien sabido por mis amigos y mis allegados más cercanos, que mis padres son bastante religiosos y que una buena parte de su vida la han invertido yendo a iglesias. Algunas cercanas, otras en ciudades más alejadas de la mía, en fin, los domingos casi siempre decidían ir a alguna iglesia. La noche del sábado anterior a esta historia, mi mama me aviso que visitarían una iglesia a unas 2 horas de mi casa (bastante retirado) y que por eso no estarían cerca durante casi todo el día.

Para ese entonces yo tenía una novia muy bonita, un año menor que yo y estaba muy enamorado de ella. Era de estatura mediana, con la tez bastante blanca, muchas pecas por todo el cuerpo... Cabello color cobrizo. Sus nalgas aunque no muy grandes eran muy suaves y senos en proporción a su cuerpo delgado.

Bien, mi novia y yo éramos una pareja bastante caliente. Si bien ella tenía toda la cara de no romper ni un plato y yo era conocido como "el hijo de los cristianos" no más nos quedábamos solos todo cambiaba...

Le avisé que tendría la casa sola y que la pasaría buscando bien temprano a las 8:00 am. A lo que solamente respondió "bueno."

El domingo desperté, luego de despedir a mis padres me di un baño, dejando mis zonas listas para lo que mi novia me tenía ya bien acostumbrado. Ya después de haberme bañado salí a buscarla.

Ella salió con shorts que dejaban ver sus largas piernas, una blusa bastante suelta que no le tapaba todo el abdomen, su hermoso cabello color cobre suelto y su cara de sueño. Era un poco amargada cuando despertaba temprano... Pero nada que una buena cogida no le pudiera aliviar.

La bese un poco e inmediatamente puse mi mano en su pierna, lo más cerca de su zona íntima y me lance a toda velocidad a mi casa.

Una vez llegamos a mi casa, subimos a mi cuarto. No del todo ordenado porque sabía que a ella le gustaba así por alguna razón. Ella se quitó las sandalias y se acostó a prender el televisor. Usualmente le gustaba hacerme esperar un poco una vez estábamos solos... Pero esta vez yo tenía demasiadas ganas... Así que apenas prendí el aire acondicionado me lance sobre ella. Comencé besándole los pies y las piernas lentamente, fui subiendo con mi lengua por sus pantorrillas y una vez llegue a su short se lo quite rápidamente...

Se había puesto ropa interior para la ocasión. Un perfecto encaje color celeste muy fino a los lados que podía adivinar se le hundía entre las nalgas. Quería seguir mirando la bonita pieza, pero las ganas eran muchas así que le quite la blusa y sin prestar mucha atención, su sostén voló también.

Cabe notar que en este punto ella estaba utilizando su celular, pero yo sabía muy bien como quedarme con su atención.

Me metí una de sus tetas enteras en la boca y comencé a comerla como si nunca más las fuera a probar. Sus pezoncitos rosaditos bailaban con mi lengua mientras yo los chupaba y mordía fuerte porque sabía que le gusta. Que forma en la que me aferraba a los pezoncitos claros que yo mismo forme por tanto chuparle las tetas... Fue allí cuando no aguanto y tuvo que soltar el celular.

Me fui a su boca y nos dimos un buen beso de lengua. De esos que solo nos dábamos cuando íbamos a culear... Y acto seguido baje a quitarle su encaje dejando al descubierto su papo... Totalmente depilado y listo para recibir mi lengua.

Me acerque poco a poco y fui respirando más cerca de él. Le besaba la parte interna de los muslos y disfrutaba el olor de ese delicioso papo que me iba a comer por completo. Cuando la empecé a notar desesperada me acerque aún más y ahí fue cuando me jalo la cabeza y me metió su clítoris en la boca.

Una vez tenía ese papo en la boca no podía hacer más que comer. Lamer todo su clítoris con deseo mientras ella gemía y me jalaba del pelo. De vez en cuando lanzaba la ocasional mirada hacia arriba y la miraba a los ojos un rato. Le agarraba las tetas mientras la comía toda.

Luego empecé a meterle los dedos mientras seguía lamiendo su clítoris. Estimulaba su punto g y la hacía gritar como perra en celo. Cuando ya estaba muy excitada, paré.

Me saque la franela y el pantalón. Y de una vez el bóxer también. Dejándola ver todo mi guevo ya bien parado por la excitación de haberle mamado ese papo. Me puse de rodillas frente a su cara mientras ella seguía acostada y antes de que le metiera el guevo a la fuerza por la boca, ya ella estaba mamándomelo.

Era buenísima mamándome el guevo, me encantaba como se sentía su lengua y como se lo intentaba meter todo. Le gustaba mirarme a los ojos con su carita angelical. Pero esta vez no era ella quien tendría la libertad.

Aprovechando que tenía el movimiento del cuello limitado por estar acostada, comencé a cogérmela por la boca. Le metía y le sacaba el guevo una y otra vez mientras en los ojos le salían un par de lagrimillas. Se lo sacaba hasta poder ver el borde de la cabeza y se lo metía hasta que rozaba su barbilla con mis bolas.

Cuando ya lo tenía bien mojado me quite. La jale hacia mí y sin avisar se lo metí hasta el fondo en el papo que aún estaba lleno de mi saliva y comencé a cogerla... Le jalaba el pelo.

Le metía mis dedos en la boca para verla chupando mientras le daba bien duro con mi guevo. Como sabia lo caliente que se ponía le preguntaba "De quien es este papo rico que me estoy culeando?" Y me respondía "tuyo, todo tuyo. Mi culo también es tuyo" siempre entre gemidos y gritos.

Después de un buen rato dándole guevo bien duro, la puse en cuatro patas porque me encanta verle el hueco del culo mientras me la cojo por el papo. La jale del pelo y seguí dándole como si no hubiera mañana.

"Me encanta que me lo metas sin condón y sentir todo tu guevo." Siempre pensé que mi vecino escuchaba esas cosas... Y ambos nos excitaba aún más. "Quien es mi puta? Mi maldita perra que me da papo todos los domingos?"... "Ay yooo, yo soy tu maldita perra. Cógeme más, cógeme."

Acto seguido se vino y quedo tirada en la cama sin nada de fuerzas. Yo busque su cara rápidamente y le metí el guevo por la boca, aun lleno de su flujo, y empecé a cogerla rápidamente otra vez...

Me vine dentro de su boca. Un buen trago de leche comenzó a salir de mi guevo pero ella no se apartó. Cerró sus labios alrededor de mi guevo para que no se escapara nada. Y una vez terminé, se tragó toda la leche mientras me miraba a los ojos. Apenas lo hizo, le di un buen beso de lengua para compartirnos sabores. Su boca sabia a mi guevo y a mi leche caliente que se había bebido como si fuera agua. Y mi boca sabía claramente a su papo rico.

Si les gusta el relato déjenme saber y subo la segunda parte de lo que paso después del primer polvo.

(9,81)