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Fiesta Nudista (La invitación)

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Un día sumamente caluroso, nadábamos cerca de la orilla de la playa alejados de la ciudad, tú solamente con la parte inferior del bikini, topless, lo que me tenía en un estado constante de excitación casi constante, aún así disfrutábamos del mar verde esmeralda y del escaso oleaje. Al dar la vuelta en esa pequeña cala, descubrimos un grupo de personas bañándose también, sólo que ellos completamente desnudos. Eran adultos todos, igual que nosotros, de entre 30 a 50 años de edad, jugueteaban dentro del agua y sus cuerpos lucían bellos, bueno yo observaba especialmente a las mujeres, y tú a los varones, no dijimos nada y nuestro espíritu voyeur apareció de repente. Tal y como muchas veces lo habíamos deseado, ellos andaban desnudos, y nosotros aún no nos decidíamos a hacerlo.

Sin que nos diéramos cuenta, nos acercamos a su zona y fuimos observados, nos abordó, acercándose a nosotros, una pareja: él de unos 50 años, alto, canoso, blanco y ella menuda de pechos grandes y pezones erectos tal vez por el frío airecillo que se siente al salir del agua.

―¿Ustedes no practican el nudismo? – preguntó ella –

―No - , fue nuestra contestación, tímida ya que habíamos sido sorprendidos, agregué

―Lo hemos comentado algunas veces; sin embargo, no nos atrevemos…

Caminamos hacia la orilla acompañándolos, al descender el nivel del agua todo su cuerpo quedó al descubierto, no eran el señor y la señora universo, pero vaya no estaban tampoco mal, tratando de no ser demasiado obvios observábamos sus cuerpos desnudos, al llegar a la orilla él se agachó sobre su toalla sacó una libreta y anotó una dirección de hotel y una habitación, mientras que ella se secaba el pelo con una toalla, levantando los brazos haciendo que sus pechos lucieran aún más grandes y firmes, la verdad no sabía si voltear a ver la tarjeta que en ese momento me entregaba o los senos de su esposa

- decídanse - nos dijo - tendremos una fiesta hoy por la noche no somos de este lugar así es que no hay nada de que preocuparse, su mirada se posó sobre los pechos de mi esposa con descaro, sentía los nervios de punta, y una erección bastante mal disimulada. Tu mano se apretó contra la mía, nos despedimos y nos fuimos caminando hacia nuestra playa que estaba sólo a la vuelta de la de este grupo.

―¿Qué te parece la idea pregunté?

―No lo sé – dijiste - pero no descarto por completo la idea

Nos regresamos a nuestras toallas, ahí, ya sentados sobre ellas nos quitamos el resto de la ropa que teníamos, sintiéndonos de alguna manera parte de ese grupo, excitados ¡eso si!

Sonhya:

Jugueteábamos en nuestra acostumbrada playa, yo por primera vez atrevidamente sin el top del bikini, de hecho lo habíamos dejado en la casa con toda intención de modo que si nos encontrábamos a alguien… bueno pues la sola idea me ponía nerviosa, tus toqueteos constantes nos tenían excitados a los dos y nos adentramos un poco en el mar para refrescarnos y por qué no, tal vez "un submarino", el agua estaba transparente, al caminar sobre la arena blanca avanzamos y llegamos a unas rocas que separaban una playa de arena blanca igual a la nuestra sólo que un poco más lejos, de pronto me hiciste señas para que observara, un grupo de 8 o 10 personas se bañaban tranquilamente en la playa, y ¡estaban desnudos!

Muchas veces los había visto en foto, pero verlos de manera personal era algo morboso, excitante, la verdad yo observaba al principio los pechos de las mujeres instintivamente creo, "comparando" sus tamaños y formas tal vez presintiendo algo de competencia, ya que tu parecías, muy entretenido viéndoselos, sin embargo al ver que nada tenía que envidiar, me dedique a observar a los hombres, los había con barriga y sin ella altos y todos blancos, aunque algunos bronceados.

Me llamaba la atención, poderosamente, ver sus herramientas unas grandes ¡muuy grandes! Y otras chicas, tal vez con el frío de agua las hacía encogerse, pero había dos que se veía de lejos que la tenían bastante grande, veía como se les balanceaba de un lado a otro al jugar con sus compañeras en la orilla.

En eso estábamos, de mirones, cuando una voz nos sorprendió al acercarse a nosotros, ni de que no traía el top me acordé, cuando apareció un señor de unos 50 años, alto, canoso, y muuy velludo del pecho, blanco y bronceado, acompañado de su esposa bajita ella y de buen cuerpo, la verdad que platicaron ustedes no me fije bien, los nervios primero de ser sorprendido, después sus ojos gris-verde, que se clavaban en mis pechos desnudos y ahí me di cuenta de cómo estaba ante ellos, me sonrojé y no se por qué pero mis pezones se pusieron súper duros, erectos sólo de sentir que me estaban mirando, cuando volteó a conversar contigo, disimuladamente mire su entrepierna, y ah! Tenía una enorme herramienta, blanca, gruesa y con una cabeza enorme, si más grande que la tuya, sus huevos colgaban balanceándose, y su pecho lleno de vellos canosos, jamás había visto a otro hombre que no fueras tú desnudo, claro ¡en persona! Después caminamos junto a ellos ustedes iban juntos conversando y yo tomada de tu mano sumamente nerviosa te apretaba contra mí tratando en alguna forma de escapar a sus miradas que hacían que me sintiera totalmente desnuda, me miraba de una manera cínica, que me molestaba, parecía querer traspasar la tela de mi calzón de baño.

Finalmente, cuando llegamos a la playa, se adelantó, y vi claramente su trasero y como sus testículos le colgaban entre las piernas al caminar, era un show en vivo para mí, al agacharse para entregarte no se que papel o tarjeta su pene colgó semirrecto hacia abajo, guardé esa imagen y tomando la tarjetita te despediste de ellos saludándolos con la mano al aire.

Al irnos a nuestra playa sentía como si mirada se clavaba en mi trasero y no se porque pero me excitó.

Nos sentamos en nuestras toallas y me invitaste a quitarme la ropa, nos desnudamos y nos quedamos pensando en la experiencia que acabábamos de pasar. Por la tarde acordamos decidiríamos si aceptábamos la invitación.

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