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Día de boda

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Las 5:00 de la tarde. Desde primera hora de la mañana había estado dando vueltas, primero a recoger a familia que venía de fuera, llévales corriendo a casa para que se cambien. La boda a la 1:00 del mediodía, la comida a las 3:00, ya estamos terminando, estoy agotado por que encima anoche tocó salí con todos los primos que habían venido el día anterior y claro, como no están acostumbrados a venir a la ciudad, que mínimo que sacarles de marcha.

No tengo gran resaca, la verdad es que no bebí mucho. Mi posición en estas bodas es la de aguantar, soy el mayor de todos mis primos y de los pocos que aún no está casado, la razón, evidente, soy gay, quizás el año que viene con la ley nueva aunque claro primero habrá que buscar al príncipe azul. Ya he tenido que aguantar parte y aún me queda una segunda tanda de familia que me dirá tonterías tipo "a ver cuando te toca a ti" "se te va a pasar el arroz" "no te da vergüenza que tus primos mas pequeños se te adelanten" menos mal que estoy acostumbrado y ya se salir del atolladero. Hoy se ha casado una de mis primas pequeña, Rosa, iba muy guapa, pero que queréis que os diga, creo que su novio, ya su marido, es mas guapo, Raúl, 27 añitos, buen cuerpo, mejor cara, un pelo de estrella de cine y una sonrisa que para si la quisiera Tom Cruise (perdona amor).

Le conocí el día que mi prima nos presentó, hará un año y aunque no nos hemos visto mucho, siempre que ha pasado hemos hablado como si nos conociéramos de toda la vida. De hecho anoche tuvimos una de nuestras charlas sobre el amor, el sexo, los niños y el futuro que le esperaba. Su sonrisa y la ilusión que ponía hablando de todo esto me derretían, cada vez que miraba a mi prima y la cogía de la mano me daban ganas de llorar de felicidad por ellos dos. Pero no os voy a engañar, también le cogería a solas y le haría un hombrecito, por delante y por detrás. A mis 38 años ya he catado a muchos, muchísimos y no creo que me costara mucho

Al salir de la iglesia tocaba dar la enhorabuena, primero a mi prima con dos besazos y un enorme abrazo y luego a Raúl, le iba a dar la mano sin mas y él me abrazo y me dio dos besos, juraría que se me acercó demasiado, tanto que nuestros paquetes se rozaron, cosas mías seguro.

Están sirviendo el postre, dos horas sirviendo platos, entre los entremeses y la tarta, ya he perdido la cuenta, si a esto le añadimos las cervezas que he tomado antes de llegar al restaurante, estoy que reviento. Me hace falta un licor para rebajar esto.

Raúl al lado de Rosa no hace mas que mirarla, no le suelta la mano por debajo de la mesa, esto no se ve, pero se intuye. Durante la comida se han levantado varias veces para saludar a los invitados, me hecho una foto al lado de los dos y mientras Rosa hablaba con el resto de comensales de mi mesa Raúl al oído me ha dicho que tenía que decirme algo pero mas tarde.

Me ha dejado preocupado por que su habitual sonrisa se ha apagado mientras me lo decía aunque luego me ha mirado y me ha guiñado el ojo regalándome media. Después de los postres empieza el consabido baile, el vals nupcial seguido de la interminable lista de pasodobles, rumbitas y cancioncitas con baile del verano, de todos los veranos. Si no fuese por que en el fondo me lo paso bien me hubiese largado hace horas. Por que me lo paso bien y por Raúl, por lo guapo que es y por lo intrigado que me tiene.

Son casi las 8, me estoy meando, llevo un par de cubatas encima que seguido del vino, las cervezas, el licor y yo que se mas, hacen que este muy contento, de más diría yo. Voy al servicio, de caballeros por supuesto, pero al entrar una mano me agarra del brazo y me dice por la espalda - a este no, ven conmigo que te llevo a otro mas tranquilo -. Es Raúl.- joder me has asustado, espero que no este muy lejos o me lo haré encima - se sonríe al oírme decir esto y yo al ver esos dientes casi me lo hago allí mismo.

Vamos a otro edificio, pertenece al mismo complejo pero en este no hay celebraciones -- Puedes ir a mear, te espero aquí - me dice. Desahogo cómodamente, en silencio, al menos no tengo que aguantar a alguno de mis primitos presionando para que los lleve a un bar donde se liguen dos pibitas mientras meo, que esta juventud no aprende que en un servicio público no se habla, solo se mea o se liga.

Cuando salgo no veo a Raúl, le llamo y desde un lado del enorme salón oigo como me llama

-Estoy aquí, perdona – se ha quitado la corbata la chaqueta y se ha abierto un poco la camisa – que calor hace aquí –

-Es verdad – Contesto – ¿Qué me querías comentar? –

-Siéntate, quiero enseñarte una cosa –

Le hago caso y mientras yo me siento él se levanta. Empieza a quitarse la camisa, no entiendo muy bien que pasa. Miro nervioso a todos lados preocupado por si alguien nos ve, lo que menos me hacía falta ahora es que me viesen con el novio desnudándose delante de mi.

-Tranquilo, aquí no nos buscaran, además les he dicho que tenía que ir a hablar con los dueños del restaurante y que te llevaría conmigo -

Sigue desabrochándose la camisa, muy despacio, poco a poco se deja ver el pecho y después el abdomen, ahora los gemelos, se saca la camisa por fuera del pantalón. Ya la tiene completamente abierta. Ahora que caigo, nunca había visto su cuerpo, lo mas sus brazos este verano, llevaba una camiseta sin mangas. Le pregunto:

-¿No tienes pelo? -

-Me depilo, ¿no te gusta? –

Llegados a ese punto, creo que es hora de quitarnos las mascaras, es evidente que aunque yo no se lo haya dicho, éste sabe que me van los tíos y mas si están como él

-Todo lo contrario, me ponen mucho, aunque si te soy sincero, me gustan todos mientras estén buenos.

-¿Y yo lo estoy? –

No se si será el alcohol que llevo encima o el novio de mi prima, ya su marido, se me esta insinuando. En ese momento deja de ser familia, solo es carne que me voy a comer como siga en este plan. Me estoy empezando a calentar de verdad y el cabrón se ha quitado la camisa, es francamente espectacular. Se desajusta el cinturón y empieza a abrir la bragueta desabrochando uno a uno todos los cinturones, le empiezo a ver el slip, blanco, de marca. Mi bulto se está hinchando, me lo colocó para que pueda crecer por dentro de la ropa sin problemas. Raúl lo mira, ya ha terminado con la bragueta, se baja los pantalones, quitándose los zapatos a la vez.

-Me parece poco erótico un tío en calzoncillos y con los calcetines puestos, ¿no te parece? –

Y dicho esto se sienta encima de la mesa que tengo enfrente y se los quita como lo haría cualquier profesional, poco a poco. El suave olor a pies inunda el espacio. La luz tenue de los focos del jardín exterior entra por la ventana e ilumina el cuerpo sentado de Raúl, se me antoja muy erótico con esa luz. Mi cosota revienta en el pantalón, me noto húmedo y no hago mas que colocármela para que sufra lo menos posible.

Raúl no está empalmado, a lo sumo la tiene morcillona, lo puedo detectar por el ajustado bóxer. Se pone de pie encima de la mesa mientras yo miro sentado desde la silla. Ahí subido es como un dios griego, se olisquea la axila izquierda mientras que con su mano derecha se empieza a acariciar, primero el cuello después el pecho, se moja un dedo en la boca y empieza a hacer círculos con él en uno de sus pezones. Se coje el paquete y lo aprieta, después se dedica a los huevos y mas tarde a la verga que ya empieza a coger forma.

Un momento de lucidez me asalta, de golpe pienso bien lo que está pasando. Tengo a Raúl, el novio de queridísima Rosa, subido en una mesa, en ropa interior y a punto de desnudarse del todo delante de mi.

-Raúl, espera espera, estas loco o que, venga vistete y vámonos, estas un poco borracho y no sabes lo que haces, mañana te reirás de esto. Y mejor que te rías y no que te arrepientas –

Me hace un gesto todo tranquilo para que me calle y espere sentado a que termine lo que ha venido a hacer. Bebo un poco y miro sus piernas, mis ojos le recorren por enésima vez esa tarde. Vuelvo a ver a un hombre y no al recién casado, ¡y que hombre! Que suerte tiene mi prima que cada noche puede catar un macho como este.

Todo vuelve al ritmo de antes, se pone de espaldas a mi para que vea su culo, como el resto de su anatomía, perfecto, nalgas turgentes y duras. Su mano se mete por dentro del bóxer y se lo toca, poco a poco se lo empieza a bajar. Se lo deja justo por debajo del culito, veo como su mano se dirige a la polla y se la masajea bien, por la sombra que la luz que entra por la ventana proyecta contra la pared puedo ver que ya la tiene a un tamaño considerable, su vaivén es lento, pausado, se pajea a conciencia pero de espaldas a mi, las nalgas se le contraen de vez en cuando.

La escena es preciosa, digna de la mejor película erótica, y digo esto por que aquello no es pornografía, todo es sutil, bello. La luz, el cuerpo, yo aún vestido ¿Por qué estoy vestido? En otra como está ya me lo habría follado 3 veces pero aquí no era capaz de mover un dedo. Raúl me ha dejado fuera de juego, creo que lo que él pretende es justo lo que está pasando así que le dejo hacer.

Se acaricia esas nalgas y se atreve a meter la mano por la rajita, se acaricia bien el agujero sin llegar a meterse ningún dedo, su otra mano acelera el ritmo, el tamaño de su verga a juzgar por la sombra ha llegado a su plenitud, sube la cabeza y goza de lo que está haciendo. Su respiración aumenta, creo que se va a correr.

Por entre sus piernas puedo ver como la leche que le sale disparada llega al mantel blanco que cubre la mesa, gime aunque levemente, por cada espasmo contrae las nalgas y gotas de semen van cubriendo la zona. Un último gemido acompaña a la última sacudida para escurrirse bien. Ha doblado un poco las piernas. No puedo verle la cara, solo el pelo que deja caer mientras tiene la cabeza inclinada hacia atrás.

-Espero que te haya gustado. Tenía muchas ganas de hacer esto delante de ti. Considéralo un regalo por tu amabilidad y por asistir a mi boda –

-Espero que no hagas lo mismo con todos los invitados – dije sonriendo

-Descuida, solo para ti, eres un tío muy especial y además eres el único de la gente que conozco, incluida tu prima, que sé que apreciaría esto de la manera que lo he hecho –

-Ha sido una maravilla, absolutamente espectacular y sublime si lo hubieses preparado aposta no te sale tan bien –

-¿y quien te dice que no lo preparé?- y dejó ver sus preciosos dientes mientras soltaba una aún mas preciosa sonrisa.

Mientas hablamos se va vistiendo. Termina y me abraza por el hombro como dos buenos colegas. Antes de salir, noto que se me olvida algo.

-Me vas a perdonar, pero creo que necesito ir al servicio de nuevo –

-¿Otra vez te estas meando? – dice

-No precisamente – contesto, y le guiño un ojo.

El mismo que os guiño a vosotros. Besitos para todos.

(9,60)