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Una mañana cualquiera

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Una mañana de invierno del año que corre la cálida luz de la mañana me despertó. No podía precisar la hora pero si el lugar en donde me encontraba. Mi cuerpo se hallaba desnudo, rozando con suavidad las sábanas que lo cubrían. Me hallaba rodeado por los brazos de un hombre y que apenas rozaban mis pezones poniéndolos erectos. Sus movimientos eran leves, apenas movía su dedo índice pasando su dedo por mi pezón, tal como lo hace un cuerpo al cruzar un molinete. La sensación que provocaba como pequeños choques eléctricos que recorrían toda mi piel.

Sus piernas rodeaban las mías como cadenas haciendo que mi cuerpo se pegara más al de el. Podía sentir su pene tibio sobre mis nalgas y la presión que ejercia sobre mí. Su cuerpo también carecía de ropas y una breve mirada alrededor denotó un cuarto desordenado, nuestras ropas yacían por toda la habitación, copas de vino, una botella vacía y la música suave que aún sonaba de la noche anterior.

Sabía que debía averiguar que hora era y decidir los pasos a tomar, ver cuan tarde estaba para una serie de actividades que tenía planeadas. Como si adiviniara mis intensiones, me sostenía mas fuertemente, me presionaba contra él , se susurraba al óido " no te vayas, queda mucho por hacer".

Luego de tan dulces palabras me tomó de las caderas y me dio vuelta. Su boca se abalanzó sobre mis senos, los cuales poblo de besos y mordiscos.Una de sus manos se dirigio hacia mi ombligo y siguio camino hacia abajo, donde encontró mi vulva. La pobló de caricias y sumergió su dedo mayor dentro de mi, como buscando aquello que deseaba encontrar. No soltó mis pezones, continuó con el mordisqueo apasionado y sádico que causaba más y más gemidos en mí. Cuando sentía su lengua sujetar mis pezones, todo mi cuerpo sufría embestidas, como olas que iban y venían, como si miles de plumas recorrieran mi cuerpo y se adueñaran de el.

Me dijo que me colocara sobre mis rodillas. Mis senos caían y sentía aún su boca en la sensación que había dejado en mis pezones. Salio de la habitación y colocó un espejo donde me pidio que observara lo que sucedería. Colocó un consolador en mi vagina mientras se acostó ofreciendome su pene. Y por supuesto no rechazaría dicho manjar. Estaba erecto , durísimo, propio y ajeno. Era su pene, el que tantas veces habia disfrutado y gozado, pero era de él y podía negarmelo en cualquier momento. Sabía como hacer paca darle el mayor de los placeres y como también dármelo, ya que es uno de mis juegos preferidos. Mirarlo a los ojos y sentir su pene en mi boca, sentir el suave balanceo de su entrada y salida, mirarlo y cerrar los ojos, chupar e imaginar que piensa el.

Seguimos así por un rato hasta que se puso detrás mió y me comenzó a penetrar. Primero suave y luego mas despacio, demorando en cada entrada y salida. Haciendo gemir más y más. Deseaba pedirle que me hiciera el amor más y más fuerte.. pero el solo comenzó a hacerlo sin premura. Sabiendo que me vuelve loca comenzó a moverse más fuerte y a decirme cosas que me haría más tarde, y me empezó a relatar una historia. De cómo una mujer cada día volvía más loco a su marido, ofreciendole el placer más intenso, de las cosas que hacían , de las fantasias que tenían. Eso me excitaba más y más sabiendo que eramos los protagonistas de la historia. Mientras penetraba mi vagina más intensamente cada vez, pellizcando mis senos cada tanto y dando golpecitos en mi colita, empezó a dilatarme el ano con uno de sus dedos. Umm cuanto placer me estaba dando, que delicioso era sentir dentro mío el pene y los dedos, casi rozandose dentro.

Mientras sus movimientos se hacían más y mas intensos y mi orgasmo se alcanzaba sin piedad saco de su costado una cámara fotográfica y comenzó a sacar fotos de mi colita penetrada , de mi vagina llena de jugos, de mis grandes senos moviendose al compas de la penetración y me decia al tiempo que teniamos un tremendo orgasmo " como van a gozar los demás con esto, amor" ya veras

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