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No lo pienses demasiado (Parte 6)

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Las vacaciones de Navidad pasaron con normalidad, mis encuentros con Carla no habían cambiado para nada mi vida familiar, mi marido no sospechaba nada puesto que nuestra relación era igual que siempre. Yo le quería y me lo pasaba bien con él en todos los sentidos, solo que había un hueco en mi vida que él no podía llenar. Carla me propuso quedar un día para que las dos familias se conocieran, comer juntos y hacer algún plan con los niños, a mi me parecía buena y estaba segura de que sabríamos llevar la situación con total normalidad. Lo hablé con mi marido y tenía ganas de conocerla, en los últimos 2 años le había hablado mucho de ella pero todavía no se conocían. Ella también vendría con su marido con el que yo sí había coincidido alguna vez.

El día 30 de diciembre quedamos para comer y después llevar a los críos a ver una peli al cine. Cuando llegamos les presenté a Iván (mi marido), pronto la conversación fluyó entre los 4 y los niños hicieron buenas migas ya que no había mucha diferencia de edad entre ellos. Fuimos a comer a un restaurante con entretenimiento para los niños para poder tener una sobremesa sin que ellos se aburrieran. Hablábamos de todo un poco hasta que Carla me dio una patada por debajo de la mesa llamando mi atención.

Carla: Irene he encontrado un curso de fin de semana en Alicante, sale por unos 250€ con alojamiento incluido, y la verdad es que nos vendría de perlas para acompañar al que ya tenemos. También le podríamos comentar a Laura y a Juan si se animan.

Irene: Suena bien -No quería sonar demasiado animada- y para cuándo es?

Iván: Puede estar bien, si podemos cuadrar la fecha con mi trabajo estaría bien que lo hicieras, no es muy caro teniendo en cuenta que tiene el alojamiento incluido. Además siempre te vendrá bien para rellenar currículum.

Fernando (marido de Carla): Claro Irene, hemos estado viendo el temario, parece muy interesante y tiene mucha parte práctica que seguro que también es divertida.

Irene: Para cuándo es?

Carla: Primer fin de semana de febrero.

Irene: Miraremos si podemos cuadrarlo, pásame luego la información por Whatsapp y lo miraré bien. Te digo algo pronto por si hay que reservar.

Iván: Todavía falta tiempo yo creo que podremos cuadrarlo sin problemas.

Carla: Te paso la información

Entraron varios mensajes de Carla en mi móvil. Pero sólo uno de ellos me interesaba.

Carla (móvil): Aquí tienes tú noche.

Irene: Sí que parece que tiene buena pinta luego lo miraré con más tranquilidad. Voy al baño y ya de paso les echo un ojo a los niños.

Carla: Te acompaño.

Las dos nos levantamos, Iván y Fernando se quedaron de hablando en la mesa, parecía que se entendían bien. Los niños se lo estaban pasando bien en la zona de juegos y no tenían prisa por irse. Carla y yo acabamos como siempre en el baño, era algo que ya se había convertido en una costumbre.

Carla: He hecho los deberes y no se te ve muy content...

No había terminado de decir la última palabra cuando la besé.

Irene: Estás de coña? Tenía que disimular un poco. Muchas gracias por buscar algo así, ya puedes guardar ese fin de semana en tu agenda, por nada en el mundo me lo pierdo. Eres la mejor.

Carla: Menos mal ya me estaba preocupando -suspiró aliviada.

Nos dimos 4 besos y salimos fuera con los chicos como si nada. Cuando volvimos a la mesa, antes de sentarnos Carla besó a Fernando, mentiría si dijera que no me importó verla besarse con su marido, pero que le iba a hacer? él era su marido, no podía ponerme celosa por eso, al fin y al cabo yo hacía lo mismo, así que intenté poner mi mejor cara y disimular.

Fuimos al cine, al salir nos despedimos y cada familia se fue a su casa ya que los niños estaban muy cansados. El día fue entretenido, nuestros maridos se llevaban bien, nosotras supimos guardar las formas y pudimos tener nuestros 5 minutos de encuentro.

Ya en enero comentamos en el grupo de Whatsapp con Juan y con Laura si se animaban a hacer el curso en febrero. No habíamos hablado sobre lo que pasó en la cena y Carla y yo no sabíamos si realmente había algo entre ellos o solamente fue el calentón de la noche, así que no sabíamos por dónde iba a salir la cosa.

Carla: Chicos, Irene y yo hemos encontrado este curso en Alicante, hemos pensado que igual os apetecería veniros. Sería un fin de semana entero.

Irene: Apuntaros va, seguro que lo pasamos bien.

Juan: Tiene buena pinta, yo me apunto.

Carla: Serían 250€ con el alojamiento incluido compartiendo habitación cada dos.

Juan: Por mí sin problema, a ver qué dice Laura.

Carla: Venga Laura que solo faltas tú!! Tenemos que reservar antes del fin de semana, así que cuanto antes sepamos cuántos vamos mejor.

El miércoles Laura todavía no había dicho absolutamente nada, estaba preocupada por ella y le pregunté directamente por privado.

Irene: Estás bien Laura?

Laura: Sí, es sólo que todo esto ha sido muy confuso y me da un poco de palo.

Irene: Ya bueno... que me vas a contar... Lo siento pero tengo que preguntar, estas con Juan? O solo fue esa noche?

Laura: No estamos juntos exactamente, nos hemos liado varias veces, pero hasta aquella noche que nos pillasteis no tenía la sensación de que estábamos haciendo algo malo, no sé si me explico.

Irene: Bueno yo estoy haciendo lo mismo que tú, así que tampoco te puedo decir y mucho menos juzgarte. Yo te diría que disfrutaras el momento, la vida son dos días y nuca se sabe, pero esa es mi opinión.

Laura: Ya... bueno... como muy tarde os digo algo mañana. Gracias por preguntar guapa.

Irene: Si necesitas algo aquí me tienes, y anímate lo pasaremos bien.

A la mañana siguiente Laura escribió temprano y confirmó que se vendría al viaje, por lo que los cuatro nos iríamos de fin de semana.

El mes de enero se hizo eterno, nos juntamos un par de veces antes de clase para planear bien el viaje, Carla y yo ya no teníamos que disimular delante de Laura y Juan, por su parte, ellos intentaban guardar las apariencias pero se notaba que había algo.

Llegó el esperado fin de semana. Salimos el viernes por la mañana temprano, Juan conducía, Laura iba de copiloto y Carla y yo atrás. Subimos al coche, cuando entramos en la autopista Carla se acercó a mí y nos besamos hasta que Juan nos cortó.

Juan: Reservad algo para el hotel no? Además así no hay quien se concentre en la carretera, hacedme el favor jajaja.

Laura le dio una colleja a Juan.

Irene: Carla para que hay un pervertido mirando.

Juan: Ya claro... el pervertido soy yo... -Nos reímos todos.

Al llegar a Alicante, pasamos por el hotel para dejar nuestras maletas en la habitación del hotel antes de ir a la reunión de presentación. Fuimos a nuestras habitaciones y acordamos vernos en la puerta del hotel en 20 minutos.

Entramos en la habitación, tiramos las maletas al suelo, choqué a Carla contra la puerta, le quité la camiseta, la besaba, mordía su cuello y su pecho, con una mano tocaba su pecho y con la otra agarraba su pelo con fuerza.

Carla: Tranquila mi niña... para... esta vez no tenemos prisa, todo el fin de semana soy tuya. -Sonreía y trataba de controlar su respiración.

Otra vez volvía a mí esa agresividad que ella despertaba y de la que realmente no me había dado cuenta hasta que ella me paró. Di un paso atrás y me quedé mirándola a los ojos.

Irene: Lo siento, no sé qué me pasa contigo que pierdo los papeles.

Me sentía mal cuando me daba cuenta de esa agresividad. Pasé a la habitación y me senté en la cama. Ella vino, se sentó encima de mí y empezó a besarme suavemente.

Carla: No pasa nada, me encanta cuando te pones así, es sólo que tenemos todo el fin de semana y ahora mismo vamos algo justas de tiempo. Después seguimos vale?

Irene: Tienes razón, reservaremos para la noche. Además estos deben de estar esperando abajo.

Se puso la camiseta y antes de salir de la habitación, me di cuenta de que esta vez sí le había dejado la marca de los dientes en el pecho, era muy superficial, pero ahí estaba.

Irene: Joder lo siento, vas a tener que cambiarte de camiseta.

Carla: Jajaja Eso no es nada, además tampoco se ve tanto, hay que fijarse mucho para verlo. Vamos no te preocupes.

Después de la reunión nos fuimos a comer y seguimos la única tarde que tendríamos libre dando una vuelta por la ciudad. Volvimos al hotel para ducharnos y descansar un poco ya que luego teníamos pensado salir a cenar y tomar unas copas.

Según entramos por la puerta empezamos a desvestirnos entre besos y caricias, lanzando la ropa según nos venía bien, entramos al baño y nos metimos en la ducha. Por fin tenía a Carla totalmente desnuda, para mí, sin tener que estar pendiente de que nadie nos viera o molestara, y no sería la última vez durante el fin de semana. Estábamos las dos bajo el chorro de agua caliente, comiéndonos a besos y recorriendo nuestros cuerpos con las manos, con la respiración acelerada y el corazón chocando con fuerza. Le pedí que se sentará en un bordillo que había dentro de la ducha, yo me arrodillé, levanté su pierna derecha y fui besándola desde su pie hasta llegar a su ingle, pasé su pierna por encima de mi hombro derecho y metí mi cabeza entre sus piernas. Lamía su clítoris, le hacía pequeñas succiones, mientras ella jugaba con mi pelo, se retorcía de placer hasta que soltó un gran gemido, y apoyó su espalda en la pared de la ducha. Era el primer orgasmo que Carla tenía esa noche y no sería el último, pues mi intención era que tuviera todos los que su cuerpo aguantara, mi objetivo era su placer, no el mío.

Salimos de la ducha y antes de vestirnos nos tumbamos un ratito a descansar desnudas en la cama. Era febrero y hacía frío, pero con ella desnuda tan cerca, mi piel quemaba.

Irene: Es increíble tenerte así, y si decimos que no vamos a cenar?

Carla: Sería lo mejor pero, de verdad quieres aguantar a Juan después?

Irene: Eso no lo había pensado bien jajaja. Bueno pero volveremos pronto vale? No he acabado contigo todavía.

Carla: Yo ni siquiera he empezado contigo, tengo una sorpresita preparada para luego.

Irene: Para luego? Bueno definitivamente voy a llamar a Juan y le digo que no vamos.

Carla: Jajaja venga no seas tonta. Vamos a salir, aquí no nos conoce nadie, no tenemos que andar a escondidas.

Irene: Tienes razón, menos mal que una de las dos piensa. -Me metí por debajo de las sábanas y mordí su culo- Venga ya podemos irnos.

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