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La niña santa

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Desde el ventanal de la sacristía, que daba a la calle contemple lo monótono y tranquilo que resulto este pequeño pueblo. Pasaron 24 hs. desde que llegue aquí procedente de Buenos Aires, y me encontré con un lugar que parecía detenido en el tiempo, donde algunos de sus habitantes se movilizaban en carruajes a caballos. Todavía resonaba en mi mente los consejos del monseñor, que me advertía sobre las tentaciones que podría tener aquí.

La sorpresiva renuncia del padre Renato, a la iglesia y dejar sus hábitos a la edad de 70 años no dejaba de sembrar dudas respecto a lo complicado que le resulto, desenvolverse en esta comunidad, que parecía bastante tranquila y conservadora.

En los pocos años que llevo ejerciendo la profesión de cura, era la primera vez que me asignaban cumplir una labor religiosa en un lugar tan remoto.

Con mis 33 años no tenia planeado quedarme en un lugar como este, mi oportunidad estaba en ciudades importantes, por lo tanto en cuanto pueda pediría el traslado.

Finalmente llego el domingo y mi primera misa, quede realmente sorprendido por la cantidad de gente que asistió al lugar. Mi primer sermón era seguido atentamente por parroquianos de todas las edades, en sus rostros pude advertir la necesidad de alimentar el espíritu de fe.

Una vez terminado el oficio religioso sentí la curiosidad de salir a la calle, y tener un contacto mas directo con la gente, apenas pise la vereda me vi rodeado de personas que me demostraban su afecto, me presente como el padre Agustín, contándoles parte de mi vida, y lo que me llevo llegar hasta allí, en eso estaba cuando la vi por primera vez, totalmente diferente a todos, desde la vereda de el frente camino directamente hacia mi, su cara de niña angelical contrastaba con la forma en que estaba vestida, totalmente desinhibida comparado con el atuendo que llevaban todos aquí, un vestido bastante corto dejaba apreciar unas piernas bien torneadas. Su caminar sensual y provocativo, arranco las miradas de todos los hombres que estaban en el lugar. Como así también el murmullo malintencionado de las beatas que se encontraban cerca mío.

No tuvo necesidad de pedir permiso, la gente que me rodeaba le abrió el paso. Se acerco muy cerca y me susurro al oído.

_Padrecito necesito confesarme, urgentemente.

En sus ojos color miel pude ver que se encontraba muy atormentada, no podía negarme al pedido de la joven.

_Esta tarde niña, abriré la iglesia a las 17 hs. Para los que quieran hacerlo.

Con una sonrisa de satisfacción dio las gracias y se marcho en forma apresurada, sin descuidar mover su cuerpo menudo, pero muy bien formado, arrancando el suspiro de la presencia masculina del lugar.

Tuve que hacer un esfuerzo para no mirarle el culo que al retirarse lo movía en forma bastante provocativa.

Posteriormente la charla que mantenía con los vecinos del lugar, me entraba por un oído y me salía por el otro, en realidad no podía sacarme de la cabeza aquella adolescente, volví a sentir aquellas sensaciones que tuve antes de ordenarme al sacerdocio.

Yo era un religioso, y por lo tanto, mi corazón debía estar cerrado para el amor de los sentidos, pero la voz de la naturaleza, despertó en mi toda la lujuria, protestaba contra mis deberes religiosos, y arrancaba en mi pensamientos prohibidos.

Como me gustaba esa niña, con su terrible culo, y un par de tetas pequeñas pero bien paradas, con unos pezones que me apuntaban directo a la boca, un manjar, al instante imagine nevadas por mi leche.

No podía apartarme de los malos pensamientos, era muy joven y enseguida pensé en visitar algún prostíbulo que quede cerca de acá. De seguro tiene que haber todo pueblo tiene uno. Si al menos estuviera en la Capital donde vestido de civil, pasaría totalmente desapercibido, visitando esos antros.

A las 17 en punto abrí las puertas de la iglesia, con la intención de recibir a la gente con deseos de confesarse, pero no fue así, la única persona que se encontraba en el lugar, era la niña, parada en medio de la puerta, la calle parecía un pueblo fantasma donde nadie se despertaba de la siesta en una tarde calurosa, con mirada tierna, e inocente me regalo una sonrisa, mi corazón empezó a latir con fuerza..

Sin mediar palabras, me hice el duro y me dirigí con paso firme al interior. Desde la pequeña ventana del confesionario pude verla detenidamente, llevaba puesto un pantalón corto muy pequeño, destacándose sus piernas largas algo delgadas pero muy bonitas, un top que apenas cubrían sus pechos, le servirían de seguro para soportar mejor el calor que hacia en esos momentos, su cabello prolijamente cepillado, le llegaban mas debajo de su cintura.

Por suerte ella no podía verme, instintivamente apoye mi mano en mi verga que se encontraba ya durísima.

_Acércate hija dime quien eres, y cuéntame tus pecados.

Se arrodillo y miro la ventanita con curiosidad, la belleza en su rostro inundaba mi mente, esta niña brillaba con luz propia pensé a mis adentros.

_Mi nombre es Magdalena, acabo de cumplir 18 años, y soy interna del colegio para niñas, a una cuadra de aquí.

He pecado de mente y de obra. Primero sentí deseos impuros, por un hombre prohibido, imagine sus manos tocando mi cuerpo, y yo recibiendo todo sin poner resistencia.

_Estás perdonada hija. Eso apenas es pecado. Todos un día u otro hemos sentido la llamada del deseo. No estaríamos aquí los hombres y las mujeres si no tuviésemos a veces estos sentires.

_También una noche pensando en esa persona me acaricie mis partes intimas, y sentí un gran placer no sentido nunca ni con el más jugoso manjar. Me estuve tocando un rato hasta que creo que me calmé.

_Me lo as puesto difícil, pero yo también fui una vez adolescente y auto acariciarnos, nos ayuda a descubrir nuestro cuerpo.

Trataba de poner paños fríos a la situación, aunque me moría de ganas que me siguiera contando cosas, esta adolescente me estaba llevando, con sus palabras a una calentura nunca antes vista en mi.

_Lo mas grave padrecito es que seduje a esa persona, logrando que este se fijara en mi, y de esa forma me entregue totalmente a el, en cuerpo y alma.

Lo que me estaba confesando esta chica, puso mis sentidos a mil revoluciones, esta bárbara, y con toda su inocencia cuenta con detalles, intimidades que pondrían colorado al mas pervertido.

_Pero hija explícate mejor, porque la persona a la que te refieres esta prohibida para ti.

_Para mi y para todas las mujeres padrecito, porque el hombre que me hizo suya fue el padre Renato...

Quede completamente helado, me costaba asimilar la idea que esta chiquilla un bomboncito, realmente apetecible, y adictivo, haya sucumbido en manos de un anciano como el padre Renato, tan chica y tan reputa pensé, una nena que disfruta de su cuerpo y lo comparte, y lo ofrece sin remordimientos a un viejo asqueroso como el ex cura .

_Ahora estoy desconsolada padrecito, desde que se fue de aquí no hago mas que sufrir por el, realmente me hace mucha falta...

Unas lágrimas corrieron por su mejilla, y sentí una pena muy grande por ella, tan joven, tan hermosa, e inocente, salí del confesionario la abrasé y consolé.

La tome en mis brazos con mucha ternura, le pedí que se calmara que todo iba a estar bien.

_Hija todavía sos jovencita, de seguro que encontraras alguien mas que te quiera.

_Verdad padrecito? Estaría usted dispuesto a ayudarme?

De seguro mi erección no paso desapercibida, para ella, el hecho de no usar ropa interior, hizo muy notorio mi estado de excitación, entonces ella mirándome a los ojos, poso una de sus manos por debajo de la sotana, y con una sonrisa empezó a acariciar mis rodillas, subiendo poco a poco hasta llegar a rozar mis huevos con la punta de sus dedos. Su actitud me tomo por sorpresa, y no atine a reaccionar, ni negarme a dichas caricias.

_Verdad que usted me va a ayudar a olvidar al padre Renato?

Su mano tomo mi miembro que estaba duro como una estaca, y empezó a sobarlo, de arriba hacia abajo, comenzó a pajearme lentamente.

_Valla padrecito!!! Usted si que la tiene grande, y muy dura, pero su piel es muy savecita...

Me lo dijo con tanta inocencia, y yo sin poder coordinar una palabra.

_Pero niña!!! Que me haces podría entrar alguien y sorprendernos!!!

_Cálmese padrecito al entrar tranque la puerta por dentro, estamos completamente solos, y nadie podrá molestarnos.

Sin soltar mi verga, me hablaba con total naturalidad, me sonreia, sabia que lo que hacia me estaba provocando un placer inmenso.

_Padrecito me deja que se la chupe? Es tan grande y tan linda, parece un helado gigante, prometo que lo voy a hacer muy bien.

Sin esperar mi respuesta se arrodillo, y dirigió su boca a mi polla. Sacó la lengua y empezó a hacer circulitos en la punta, mojándola, las caricias de su lengua en la punta, hizo que el mismo diera brincos involuntarios de placer, su lengua no dejaba de recorrer mi glande, recogiendo los primeros jugos preseminales.

_Que rico padrecito, no veo las horas de probar su leche.

Abrió su boca con la intención ahora si de engullirla, y metiéndosela en la boca comenzó una mamada en el estricto sentido de la palabra. La tragaba hasta la mitad, poco más, se detenía con ella en la boca y la frotaba en el interior con su lengua y luego apretaba fuerte con los labios para írsela sacando y vuelta a empezar.

El demonio soplo en mi corazón con su aliento de fuego, y la súbita y voraz pasión que sentí al ver a aquella criatura, tragando mi carne, encendió en mi una pasión, tan grande como prohibida, pero no podía parar aquello, ya estaba entregado a sus caricias.

Aunque me cueste la vida, aunque pierda mi alma, y se apodere de ella Satanás, esta niña va a ser mía.

_Padrecito le gusta como lo hago, si no esta conforme puede pedirme que me retire.

Me lo dijo con toda la picardía de saber que nunca llegaría a pedirle que se marchara, menos ahora que me estaba llevando al cielo.

No paraba de sorprenderme lo bien que lo hacia, chupaba la verga con tanto profesionalismo, únicamente comparado, con una fellatio realizada por la mas experta, prostituta de Buenos Aires.

_Siii Magdalena no pares, sigue lo haces muy bien, chupa que es toda tuya.

_Se la voy a comer toda, como me enseño el padre Renato.

Si que fue un buen maestro este Renato, la pendeja me estaba dando la mejor mamada que había recibido en mi vida.

Ella seguía comiéndomela y reía de lo que yo la decía. Estaba a 4 patas, con el culo en pompa y haciéndome una fina felación. la imagen era impresionante. Yo le tocaba el culo ya por dentro del pantaloncito de tela fina que llevaba, y ella chupaba ahora más fuerte y rápido mi pene, chupaba y chupaba más y más, que bien lo hacía, me daba chupetones sonoros en el glande y reía al hacerlo.

No soporte mas, las ganas de meterle mi polla, fueron incontrolables. Me aparte de ella con mi cipote bamboleándose de un lado a otro.

Ella entendió lo que se venia, y con cara de inocente me dijo...

_Padrecito, me va a meter su cosa en la conchita?

Sus palabras me elevaron a un estado donde lo que decía y hacia, eran desbordados por la calentura que tenia en esos momentos, estaba totalmente sacado.

_Ahora si pendeja vas a saber de lo que es coger.

Apoye mi glande en la entrada de su conchita, que por cierto estaba muy lubricada, y poco a poco fui entrando en ella. Mi pene se fue abriendo paso en su interior, sin mucha resistencia, hasta que quede completamente alojado en su interior.

Comencé a moverme lentamente disfrutando del momento, su concha estaba caliente, y se amoldo fácilmente a mi pene de grandes dimensiones.

Ella no paraba de reírse, ya había logrado su objetivo, me sedujo y me estaba llevando al terreno de la lujuria.

_Vamos padre muévase sin miedo, que mi concha ya esta acostumbrada a las pijas de los curas.

Acelere el ritmo de mis envestidas, sus gemidos resonaban en el interior de la iglesia, ya nada importaba, solamente quería gozar de ella.

_Magdalena!!! Te encanta que te cojan fuerte eh? Te gusta lo prohibido verdad? Vamos recibe mi pija, siente como llega hasta el fondo...

Cambiamos de posición, quería montarla de muchas formas, trataba de enseñarle todo lo que sabia a cerca de coger, aunque sospechaba que la niña sabia mas de poses que yo, de seguro que el padre Renato le enseño, muchas cosas sobre el arte de amar.

_Asii padre eso quiero de usted, muévase así, demuéstreme cuanto me desea, quiero ser su puta de ahora en adelante, que bien se mueve padre, asii siga asii.

Sus palabras sonaban en mis oídos como una bella melodía. Sentirla hablar así de sucio, me encendía mas, sus gemidos mezclados con palabrotas, me daban cuenta que la pendeja estaba también totalmente excitada.

Era una experta cogedora, sabia llevar perfectamente el ritmo de mis embestidas.

Nos movíamos como si nos conociéramos de años, hacíamos la pausa, acelerábamos cuando tenia que ser, esta niña si que sabia lo que hacia.

_Padrecito déjeme que lo monte, quiero ir yo arriba si? Me encanta subir a caballito...

_Pero Magdalena, como negarme vamos demuéstrame lo bien que lo haces, de seguro le hacías lo mismo al padre Renato, vamos esmérate.

Entonces me senté contra la pared, y ella agarrando con una de sus manos, introdujo mi pija en su vagina. Se movía con ganas, y destreza, podía ver como mi verga salía casi completamente para desaparecer en su interior, me encantaba ver como esta niña se movía, y gozaba como loca con mi tranca.

Sus tetitas quedaron a la altura de mi boca, así que comencé a chuparlas, con ganas, pensé en lo afortunado que era, no a cualquiera se le da la oportunidad de coger una niña tan hermosa como esta, y por la forma que se movía, te daba a entender que ella amaba mi polla.

_Siii padrecito, sígame dándome duro, meta su verga hasta el fondo eso asii.

No se va a arrepentir, no deje el pueblo, quédese aquí para siempre, y siempre podrá tenerme a mi.

No podría retener mi eyaculacion por mucho tiempo, nuestros ritmos se aceleraron casi en forma descontrolada, mis huevos que rebotaban en la entrada de su concha estaban a punto de explotar.

_Me vengo niña, me vengo te ofrezco mi leche!!!

Con un movimiento ágil se aparto de mi y comenzó de nuevo a mamármela más intensamente que antes. Solté un gemido de placer, me dolían los testículos de retener tanto rato mi semen así que tendría que descargarme en esa hermosa boquita.

Ella masturbaba velozmente mi polla dentro de su boca, hasta que descendió el ritmo para poder metérsela mas dentro, subía y bajaba su cabeza en un largo recorrido mientras su boca chupaba fuerte y retenía mi polla hasta la mitad. Lo hizo un par de veces más y finalmente estalle.

"AAAAAAAAHHHHHHHHHHH" gemí mientras soltaba mi blanco jugo seminal en su boca, que salía con una fuerza tremenda debido a la retención prolongada. Estaba llegando al paraíso con un cielo rojo como el infierno.

_Es toda tuya Magdalena, esta leche es para vos sola, trágatela toda no dejes escapar ni una gota, niña traviesa, hija de Satanás .

_Si padrecito cuanta leche mmmm. De seguro la tenia guardada de años para mi mmm por eso es tan espesa y abundante...

Sin perder la sonrisa y con la cara todavía embadurnada de leche me dijo, y entonces padre se quedara verdad? En este pueblo lo necesitamos además mis compañeras del colegio también quieren venir a convencerlo.

Mi respuesta fue obvia, hasta hace unas horas tenia la decisión de pedir el traslado, pero después de tremenda lección de sexo al que fui sometido, me hicieron cambiar de opinión.

_Si hija me quedare en este pueblo, que me ha recibido tan acogedoramente.

La alegría en el rostro de Magdalena fue indescriptible, se vistió presurosa y salio casi corriendo de la iglesia.

Al mirar por la ventana de la sacristía vi con total asombro como una gran cantidad de gente recibía a Magdalena, con alegría inusitada, y en un ritual casi tan extraño como morboso, comenzaron a desfilar en prosecion por las calles del pueblo.

Hoy me encuentro en la sacristía recordando aquellos momentos tan lindos y excitantes que me toco vivir. Ya pasaron cuatro años desde que sucedió aquello, y lo recuerdo como si fuera ayer.

Magdalena finalmente se caso con un muchacho del pueblo, yo mismo los uní en santo matrimonio, aun hasta el día de hoy me sigue visitando, y teniendo sexo del bueno.

En lo que respecta a las muchachas del colegio de la otra cuadra, casi a diario recibo la visita de alguna de ellas, todas buscan lo mismo, pasarla bien conmigo, parece ser que recibí la fama de ser un buen maestro en materia de sexo.

Nunca mas pensé en el traslado, aunque si se que no tengo el perdón divino, si tengo un lugar reservado en las puertas del infierno.

FIN

Cualquier parecido, con la vida real de algunos curas o miembros de la iglesia es mera coincidencia.

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