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Marilina y la modista

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Marilina se despertó sintiendo una voz familiar ‘Nena despertaste que son las 9’, todavía somnolienta la chica dijo ‘Pero mama hoy no tengo clases’ a lo que su mama respondió ‘Pero a las 11 tenés cita con la modista, no te acordabas?’ y fue cuando Marilina recordó que tenía que hacerse un vestido para el casamiento de su prima y para eso tenía que ir a lo de Doña Margot, la modista del barrio. Estuvo un rato más remoloneando hasta que se decidió y ágilmente salto de la cama y fue al baño a ducharse.

Se observó en el espejo, su figura estilizada, su cabellera rubia hasta los hombros su carita todavía aniñada le daban un aspecto muy atractivo. Era alta y delgada y quizás por eso sus pechos resaltaban, sabía que en la calle la miraban y muchos hombres jóvenes y viejos se daban vuelta para apreciar sus piernas y su cola. Se metió en la ducha, estuvo un buen rato sintiendo el agua correr por su cuerpo, como le ocurría casi siempre se le endurecieron los pezones al enjabonarse y la chica pensó ‘U que caliente estoy, me hace falta un buen polvo’.

Salió de la ducha, se secó y peino su larga cabellera y se vistió con una tanga blanca, unos shorts de jean y una remera liviana, eran ya días de verano y como a toda chica, a Marilina le gustaba vestirse con esas prendas prácticas y frescas que además le permitían lucir su cuerpo. Fue a la cocina donde su madre la esperaba con el desayuno, un vaso de jugo de naranja y una tostada. Marilina desecho la tostada y se tomó el jugo. Como siempre tuvo que escuchar las quejas habituales "nena tenés que comer algo, estas muy flaca". La chica ya sabía cómo comportarse diciendo "mama con un jugo estoy bien y no estoy flaca, yo como bien no te preocupes”. Se despidió con un beso, asegurándole que para mediodía estaría de vuelta. Salió al pasillo, se dirigió al ascensor y llego a la planta baja. Por suerte no estaba Don Lito, el portero viejo verde que la miraba como para comerla cada vez que se cruzaba con ella.

Salió a la calle y se dispuso a caminar las dos cuadras que la separaban del domicilio de Doña Margot. Pensó en la modista y tuvo un pensamiento extraño, era una mujer mayor, no sabía calcular bien la edad, pero debería tener más de 60 años, vivía sola y en una anterior oportunidad, cuando tenía 16 años tuvo que hacerse un vestido con Doña Margot y recordaba como la había mirado y halagado por su figura. Incluso más de una vez se había cruzado en la calle con ella y había notado como la miraba fijamente cuando la saludaba, la hacía sentir un poco extraña. Había escuchado decir que a Doña Margot le gustaban las chicas y Marilina se preguntaba como seria eso, de cómo sería que una mujer le hiciera el amor a otra mujer e involuntariamente y extrañamente se sintió excitada.

Llego al domicilio de la modista, toco timbre y al cabo de unos minutos atendió la puerta la misma Doña Margot. "Hola nena, te estaba esperando, pasa" y la hizo pasar a la sala de su casa. Era una mujer mayor, como recordaba Marilina, de pelo canoso atado en un moño, enjuta y de rostro afilado. Sus ojos miraron con atención a Marilina mientras decía " Me dijo tu mama que precisas un lindo vestido de fiesta para un casamiento, verdad?" "Si" contesto la chica "es para el casamiento de mi prima" "Las fiestas son lindas, te vamos a hacer un precioso vestido" dijo la mujer mirando las piernas de Marilina "Con lo linda que sos todo te va a quedar bien". "Y decime, como querés que sea, un vestidito cortito o largo? Con esas piernas que tenés me parece que tenés que lucirlas con algo corto" dijo la mujer. "Si me parece mejor un vestido corto, como por acá" dijo la joven marcando con su mano a medio muslo. "Si por ahí te va a quedar divino" dijo Doña Margot mientras estiraba su mano tocando el suave muslo de Marilina. "Mira vamos a hacer esto, vos sácate la ropa en la piecita de trabajo mientras voy por la cinta de medir así te tomo las medidas" y le indico que entrara en un cuarto donde había una máquina de coser, unas cuantas telas y al fondo del cuarto una cama, donde presumiblemente dormía Doña Margot.

"Me tengo que sacar la ropa?" pregunto cándidamente la chica. "Claro preciosa, no tengas vergüenza, estamos entre mujeres, sabes cuantas chicas veo desnudas por día? “Podes dejar la ropa en esa silla" y se retiró a buscar la cinta. Marilina estaba un tanto desconcertada, no pensó que tenía que desnudarse, pero si así trabajaba la modista tenía que hacerlo. Se dirigió al centro del cuarto y se sacó la remera, luego se desprendió el short y lo deslizo por sus piernas. Cuando estaba dejando sus prendas en la silla, Doña Margot apareció y la chica se cubrió los pechos con pudor. La mujer la miraba de arriba abajo mientras le decía "que cuerpo que tenés nena, debes tener muchos novios". Marilina no contesto, sonrojándose. Doña Margot se puso por detrás de Marilina y le dijo que le iba a tomar las medidas, que bajara los brazos así podía medirla. La chica bajo sus brazos y de inmediato sintió como le pasaba la cinta por delante de sus pechos y el contacto de la tela mientras la mujer le media excito sus pezones, lo que le dio vergüenza a Marilina. "Tenés 110 cm de busto, estas bien desarrolladita nena" dijo la mujer mientras bajaba la cinta para medirle cintura y caderas "Estas muy bien de medidas, pareces una modelo" volvió a decir Doña Margot. Marilina no respondía, estaba cohibida y veía que la mujer a pesar de ya haberla medido no se separaba de su espalda.

"Bueno, dijo la mujer, vamos a hacer una prueba, como te gusta el vestido, justo o flojo" y en ese instante paso sus manos por la espalda de la joven y tomo con fuerza cada uno de los pechos, comenzando a apretarlos. Marilina quedo conmocionada, sin respuesta mientras le amasaban los pechos. Sin dejarla reaccionar, la mujer paso ahora a acariciar por los costados los senos en forma muy suave diciendo "O preferís, así, que te quede más flojo?" y antes que hubiera respuesta comenzó a apretarlos más fuerte diciendo "Te gusta así, más justo?" y enseguida acariciaba despacio diciendo "O te gusta más flojo, nenita?" Marilina estaba en plena confusión, no reaccionaba a pesar que se daba cuenta que la mujer estaba aprovechándose de ella. Pero ese manoseo empezaba a excitarla y cuando en medio de las caricias la mujer pasó la yema de sus dedos por los pezones, empezó a sentir una agradable sensación. Doña Margot alternaba apretones más fuertes con suaves caricias diciéndole al oído "Te gusta justo o flojo, preciosa?" y no dejaba de manosear los pechos de Marilina. La chica, en medio de esa continua maniobra de la mujer atino a decir, con voz muy queda "me gusta más justo, me gusta más justo" a lo que la mujer respondió masajeando con más fuerza los dos senos "si, con algo justo esas tetas van a lucir mejor, nenita" y empezó a pasarle la lengua por el lóbulo de la oreja. La chica se enderezo al sentir la lengua de la mujer y se dio cuenta que se estaba mojando la tanguita, estaba siendo excitada en gran forma. Doña Margot se daba cuenta que sus caricias hacían efecto, no quería apresarse, esa belleza la enloquecía y ya quería chuparle la concha pero debía ser paciente, mientras acariciaba esos deliciosos globos carnosos, bien parados se daba cuenta que tenía una calentura que volaba. Se había jugado y bien podía haber salido todo mal pero la chica había aceptado sus caricias en forma pasiva, una belleza poco común dejando que la tocara a placer. Continúo su manoseo a las tetas mientras con sus dedos tocaba también los duros pezones de Marilina, que ya estaban como piedras. Se arrimaba al oído de la chica y le decía cosas que la calentaban "que tetas más lindas tenés pendejita me encanta tocártelas". Marilina sintió que estaba por tener un orgasmo mientras las manos de la mujer en forma incansable sobaban sus pechos, alternaba caricias más suaves por los costados de las tetas y apretaba cada tanto los endurecidos pezones. Nunca le habían tocado las tetas por tanto tiempo, Marilina entrecerraba los ojos y abría su boca suspirando de placer mientras las manos de Doña Margot hacían su exquisito trabajo. La mujer se pegó contra el cuerpo de la chica y sintió la dureza de las nalgas desnudas de la chica y comenzó a frotarse contra ella. Se inclinó sobre el cuello de Marilina e introdujo su lengua en el oído de la joven mientras le decía "te voy a chupar por todos lados nena " En ese momento, como con una descarga eléctrica, Marilina sintió que estaba teniendo un orgasmo, gimió y suspiro de placer mientras la mujer seguía sobándole las tetas y chupándole la oreja. Por varios minutos siguió Doña Margot amasando esos exquisitos melones, hasta que tomándola de un brazo la hizo dar vuelta y quedar cara a cara. Marilina tenía entrecerrados sus ojos, sus labios entreabiertos fueron una tentación imposible de evitar para la mujer y comenzó a besarla con ardor a lo que la chica respondía. Sus manos volvieron a aprisionar los pechos de Marilina y mientras se besaban continuaba estimulando los pezones hasta que bajando por el pecho de la joven se introdujo un erecto pezón en forma íntegra en la boca. La chica suspiraba mientras le chupaba las tetas y Doña Margot no aguantaba más su calentura. Por fin decidió llevarla a la cama, el tomo por un brazo y Marilina obedientemente la siguió. La hizo sentar en la cama y comenzó a acariciarle los muslos, la hizo acostar y comenzó a sacarle la tanguita con movimientos lentos hasta que se la retiro por los pies. Abrió con sus manos los muslos de Marilina y se puso a lamerle las piernas y muslos por dentro hasta llegar a la mojada concha de Marilina. La chica gimió de placer cuando la boca de la mujer se concentró sobre sus labios vaginales y con la lengua la chupaba sin cesar, Marilina habría al máximo sus muslos recibiendo una chupada memorable. Sintió su clítoris envuelto por la lengua de la experimentada mujer y sintió llegar otro orgasmo y su cuerpo se estiro mientras recibía la incansable lengua de Doña Margot. La mujer percibió por las sacudidas de Marilina que estaba gozando a pleno y también quería acabar, se irguió sobre la chica y empezó a frotarse contra el vientre y las piernas de la chica hasta que sintió llegar un fuerte orgasmo que la dejo extenuada.

Al cabo de un rato, Doña Margot le dijo a Marilina que se vistiera, que ella se iba a poner a trabajar en su vestido. Cuando se despedían, la mujer le dijo a Marilina "Quiero que vengas la semana próxima para ver cómo te va quedando el vestido" a lo que Marilina dijo "Si Doña Margot, voy a venir a probármelo"

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