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La Palabra Mágica

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ATENCION

-Los hechos aquí descritos o narrados pertenecen a la ficción, cualquier parecido con la realidad se tratara de pura, mera y llana coincidencia.

-El autor de esta historia CONDENA cualquier acto de abuso en contra de cualquier ser humano.

-No seas cabron, PRACTICA EL SEXO SANO, SEGURO Y CONSENSUADO. Y si es posible, con amor.

-Este relato es solo para mayores de 21 años, que no sean débiles mentales.

 

 

La Palabra Magica

 

Son las 9 de la noche. Nacarid Fernández llego a su apartamento, luego de una intensa jornada laboral, y una cita con su psiquiatra, la cual había terminado hacia unos 30 minutos. Avanzo por el pasillo que daba a la sala del apartamento, un sitio pequeño, ideal para aquellas personas que viven solas, independientes, autosuficientes. Sin duda Nacarid cumplía con todos esos requisitos, y muchos más, que la hacían una mujer realmente exitosa, segura de sí misma. Trabaja en una agencia de publicidad, en donde avanza a pasos agigantados. Con un año como publicista, se había convertido en una de las más requeridas en su agencia. Incluso le asignaron una secretaria y un asistente.

Tiene 24 años. Es una mujer bastante alta, de un metro 78 de estatura. Es blanca, aunque un poco tostada por el sol, delgadita, una figura realmente hermosa, de unos 64 kilos de peso. Sus pechos si bien no son gigantes, tienen un buen tamaño, con sostén talla 36B. Su trasero es redondo, carnoso, al igual que el resto de su cuerpo, muy bien moldeado por el gimnasio, al que asiste 4 días a la semana. Su rostro, adornado por una larga cabellera color castaño claro, si bien es bastante angelical, denota una firmeza y superioridad que ha hecho a más de un hombre humillar la mirada ante ella. Y aquellos que son fetichistas de pies, al bajar la mirada por sentirse intimidados, se volvían locos al ver sus hermosos y cuidados pies. Toda una diosa.

A medida que avanzaba hacia su habitación, se iba quitando su uniforme de ejecutiva, dejándolo regado por el camino. Cuando entro a su habitación, ya se encontraba totalmente desnuda. Se dirigió al baño, se dio una deliciosa ducha de agua tibia y se dirigió a la cocina, de nuevo totalmente desnuda, para prepararse un tentempié, que consistía en un vaso de leche con dos ruedas de pan integral. Ya había cenado antes de ir a ver a su psiquiatra, pero como es de costumbre en ella desde los 15 años, se comía eso antes de ir a la cama, cosa que hizo justo después de terminar, como dictaba su costumbre.

Una vez tumbada en su cama, encendió la televisión, pero la puso en mute y activo el temporizador para que se apagara a las 2 horas. Se puso a ver las imágenes del noticiero, una mujer hermosa de cabellos dorados hablaba mientras colocaban a un lado de ella el retrato hablado de un hombre de cabello liso y largo, poco más arriba de los hombros, que le caía por los lados de la cara. Sus ojos se encontraban ocultos por unos lentes de sol. Debajo del retrato hablado, se leía la frase “Debonaire ataca de nuevo”. Ella había leído en los periódicos acerca del tema, aunque no recordaba muy bien de que trataba, sabía que era acerca de un hombre que violaba a gente de las mafias. Sin darle mucha importancia al asunto, cambio de canal, sintonizando uno donde daban videos musicales.

Se quedo viendo las imágenes un buen rato. Se sentía relajada y tranquila. Las citas con su psiquiatra, la doctora Selena Ibáñez, surtían ese efecto en ella. Comenzó a verla desde que se descubrió a si misma viendo a otras mujeres con un interés sexual. Le seguían gustando los hombres, pero no podía dejar de ver a las mujeres también, al punto de excitarse fuertemente. Pero no solo era excitación lo que sentía, también sentía confusión.

No sabía cómo manejar ese nuevo gusto de ella, por lo que decidió ir con la doctora Selena Ibáñez. En los momentos que más excitada se encontraba por fijarse en una mujer, ella acudía a su consultorio. Ese día había sido uno de esos, se excito muchísimo al ver a su secretaria, como venía ocurriendo desde el primer día que se la asignaron. Afortunadamente, la doctora Selena Ibáñez permitía que sus pacientes la vieran en su casa, donde ella tenía un mini estudio para atenderlos en casos de emergencia. Ella entraba excitada y confundida, y salía tranquila, relajada. Un buen rato de meditación la ayudaban a poner en orden sus pensamientos. Poco a poco fue quedándose dormida. El día siguiente seria libre en su trabajo, por lo que pensó en dormir hasta tarde. Cerró sus ojos completamente y se abandono a la comodidad de su cama.

Al abrir sus ojos, se encontró a si misma desnuda, descalza, acostada boca arriba con su cuerpo doblado de tal manera que sus piernas pasaban a cada lado de su rostro, estiradas, dejando los pies por encima de su cabeza, los cuales se encontraban atados a sus manos, ubicadas por encima de su cabeza también, dejando su culo en pompa, sus nalgas bien abiertas, ofreciendo sus agujeros, tanto el anal como el vaginal. Su boca llevaba un gag ball, atado por detrás de su cabeza. Se sentía nerviosa, pero más grande era la excitación que también la invadía en ese momento.

Dio un vistazo a su alrededor, se encontraba en el mini estudio de la casa de la doctora Selena Ibáñez. Se sentía extraña, no solo por la posición bastante incómoda, sino por algo más. Cayó en cuenta que se encontraba en un sueño. En eso, la doctora Ibáñez apareció ante su mirada. La doctora es una mujer de 32 años de cuerpo realmente esbelto, unos senos grandes, operados, un abdomen plano producto del gimnasio y algún par de liposucciones, unas caderas anchas con un culo redondo y bastante generoso también. Su rostro, denotaba un aire muy parecido al de Nacarid, de firmeza, seguridad, superioridad. La primera vez que la vio, se sintió intimidada. De hecho, es la única persona que solo con la mirada ha intimidado a Nacarid en su vida. Se encontraba vestida con un traje de látex negro con bordes rojos, con un escote infartarte, el cual resaltaba el par de pechos. El traje solo llegaba a tapar hasta dos dedos más debajo de sus nalgas. Sus hermosas piernas lucían un par de medias a medio muslo de encaje, de color negro. Nacarid desde su posición no lo noto, pero Selena llevaba unos zapatos de tacón alto, negros y pulidos perfectamente.

Nacarid al verla sintió su cuerpo estremecerse. No era solo por la excitación, sino que al verla, sentía la imperiosa necesidad de obedecer todas sus órdenes. La veía como a un ser superior, se sentía agradecida de poder estar ante ella en la posición en la que estaba. Se sentía capaz de hacer cualquier orden que saliera de la boca de la doctora, quien dio un par de vueltas alrededor de Nacarid, acariciando su indefenso cuerpo, hasta que se detuvo a la altura de su culo, para acariciarlo, amasar sus nalgas suavemente. Acto seguido le metió el dedo índice de su mano derecha en el culo. La sensación que Nacarid sintió fue realmente gratificante.

Mirando a su paciente fijamente a los ojos, Selena le pregunto –Eres mi esclava, ¿verdad que si putita? –recibiendo un gesto de afirmación hecho con la cabeza de parte de Nacarid. Selena saco su dedo del culo de la chica, y se dirigió a la altura de su cabeza, para quitarle la mordaza. Nacarid se mantenía callada. Se sentía obligada a no decir nada, salvo que fuera requerido por Selena, la cual su mente no reconocía como doctora, sino como su ama. Selena la veía a los ojos, con aquella mirada penetrante, y su boca dibujaba una sonrisa de satisfacción. Introdujo el dedo que hacía unos segundos se encontraba en el culo de su presa, en la boca de Nacarid. –Límpialo de tu jugo anal zorra. –Nacarid puso un gran esmero en chupárselo.

-Bien zorra, muy bien…-le dijo Selena, al momento en que le sacaba el dedo de la boca. –Dime que eres.

-Soy lo que usted desee que yo sea, ama. –Contesto Nacarid. Su cuerpo y su mente solo sentían esa imperiosa necesidad de obedecerle.

-Bien…Quiero que seas una perra. –le ordeno Selena a su juguete. –¡¡Guau Guau!! –le contesto Nacarid, imitando a una perrita, con bastante animo.

-Perfecto…Quiero que seas una vaca- Le ordeno Selena nuevamente -¡¡muuuu…muuuuuu!! –contesto Nacarid, imitando perfectamente a una vaca. Selena no podía reprimir su sonrisa de satisfacción, y burla.

-Muy bien…Quiero que seas una soprano. –Le ordeno Selena. -¡¡LAAAALALALALALALA!! –Canto Nacarid, con voz de soprano. En ese momento la figura de un hombre aparece por la puerta del mini estudio. El hombre estaba vestido con un traje ejecutivo negro. Su rostro se hallaba cubierto por una fetichista mascara de cuero, con una hilera de púas metálicas que iban desde su frente hasta la parte de atrás de su cabeza, surcándola por la mitad.

Selena se dio cuenta de la presencia del extraño hombre, el cual se quedo en la puerta viendo a las dos mujeres. Selena libero de las ataduras a Nacarid, y a pesar de esto, la esclava conservaba la misma posición. Selena se puso de pie, a un lado de donde Nacarid estaba acostada, y apoyo su mano derecha sobre el coño húmedo de su esclava. –Bien nena, ahora quiero que seas la puta perra más calentona de todas. Solo pensaras en sexo, y lo que es mejor, pensaras en proporcionarnos placer y devoción a mí, y a este señor que está aquí con nosotras. Tienes prohibido correrte, lo harás solo cuando yo te diga. ¿Entendido? –Le dijo Selena a su esclava.

-Si ama. –Contesto Nacarid. –Bien puta, ¡a trabajar! –Ordeno de nuevo Selena, obteniendo como respuesta un veloz movimiento de Nacarid, quien rápidamente se bajo del mueble en el que estaba, para ponerse a 4 patas como una perra, viendo al extraño hombre que estaba en la estancia. Se dirigió gateando hacia él, y al llegar, hasta donde se encontraba, hundió su cara en la zona donde este tenía su verga, ya dura después de ver todo lo anterior. Nacarid, muy pícaramente, como una buena puta que se le ordeno ser, tomo la bragueta del pantalón con sus dientes, y poco a poco la fue bajando, hasta que quedo descubierto el enorme güebo del macho en cuestión, que no llevaba ropa interior.

La verga se hallaba brillante gracias al líquido preseminal. Nacarid pasó su nariz lentamente a lo largo del enorme mástil de carne dura, oliéndolo. Quería seguir las órdenes al pie de la letra, y pensó que de esa manera excitaría más a su macho, y tenía razón. Luego comenzó a dale besos bastante cortos, a lo largo de semejante falo, para después de unos segundos ser sustituidos por cortas lamidas, las cuales se fueron haciendo cada vez más largas, hasta el punto que la chica ya tenía la enorme verga metida de lleno en su boca. El hombre enmascarado echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos, disfrutando de tan deliciosa mamada que la sumisa Nacarid le proporcionaba.

 -Nacarid se encuentra en mi poder totalmente, quítate la máscara, no habrá problemas con que te vea el rostro. –le dijo Selena al enmascarado. Este, un poco dudoso de esa decisión, acato la sugerencia de la doctora Ibáñez, quitándose la máscara. Se trataba del asistente de Nacarid, Nicolás Bustamante, un chico de 22 años, el mejor amigo de Nelson Ibáñez, hijo de la doctora Selena. Nicolás, o “Nico”, harto de las altanerías y estupideces de su jefa, acudió a la madre de su mejor amigo un día que sus nervios se destrozaron por estrés laboral, ocasionado precisamente por Nacarid, al recargarlo de trabajo y presionarlo hasta más allá del límite para que cumpliera. No sabía la clase de solución que esta señora le daría, y como la disfrutaría.

-¿Lo ves? –Le dijo Selena a Nico. –te ve y no hay sobresalto alguno. Puta –Se dirigió a Nacarid -ignora todo lo que digamos, concéntrate en dar placer. Te avisare cuando requiramos de ti. –Le ordeno. La chica continuó haciendo la mamada, con más empeño aun, y curiosamente oía las voces de sus dos amos, pero no podía entender lo que hablaban en lo más mínimo. –Este es el día en que ella será programada para caer en trance al oír tu voz, y Es bastante importante que te vea, de esa manera, cada vez que digas “la palabra mágica” ella sabrá a quien obedecer, así la hagas entrar en trance por teléfono.

-Entiendo doctoraaaaammmm…-contesto Nico a lo que Selena le decía, aunque entre gemidos y con voz entrecortada, ya que Nacarid le hacia un excelente trabajo con su boca, ajena a las palabras de sus amos. –¿y será capaz de hacer todo lo que le ordene? Me refiero, si deseo que después del trance ella deje de vestir ropa normal y vista de puta, ¿lo hará?

-Es posible cambiar su modo de vestir, incluso sus gustos, fíjate como hice que pasara a gustarle las mujeres. Aunque los sentimientos, será imposible cambiarlos…

-Eso está muy interesanteeeehhh…rayos que rico lo mama esta puta…¿y si llega a enamorarse de alguien? ¿Seguirá cayendo en trance?

-Por supuesto, seguirá cayendo en trance al oír tu voz…Su corazón estará en manos de un hombre, pero su mente y cuerpo estarán en tus pies…Pisotéalos como quieras, donde quieras y cuando quieras…-le contesto Selena.

-Jajajaja perfecto… -contesto Nico, sacándole la verga a la chica de la boca, y colocando su pie derecho sobre el canalillo de sus tetas, para posteriormente empujarla hacia atrás, y hacerla caer. Nacarid inmediatamente se levanto del piso, colocándose de rodillas nuevamente ante sus amos, esperando ordenes. –Nacarid, bésame los zapatos –Le ordeno Nicolás, haciendo que la chica dejara de ignorarlos al pronunciar su nombre, para de nuevo ponerse a 4 patas y dar un par de pasos hacia su amo, bajar la cabeza suavemente y besar sus zapatos. Nicolás no pudo evitar sentirse poderoso, al fin, se vengaba de su estúpida jefa. Y ya se le hacía agua la boca al imaginarse los nuevos gustos que le implantaría, y el cómo podría aprovecharse de eso. Ni que decir de poder tenerla a sus pies cuando le dé la gana, con solo pronunciar “la palabra mágica”

-Jajajaja…Nacarid, Nacarid…Arruinare tu vida y me agradecerás por ello…Ponte de pie puta. –le ordeno nuevamente Nico, cumpliendo la esclava rápidamente la orden, quedando de pie e inmóvil ante el. –Arrodíllate… -volvió a ordenar Nico, cumpliendo nuevamente la esclava la orden. –De pie putita, de pie…-Ordeno de nuevo el amo, y Nacarid volvió a colocarse de pie. –Agáchate… -y la chica cumplió, agachándose diligentemente.

-Deja ya de tontear Nico…que se está haciendo tarde…Mi hijo, mi marido y mi hijastra deben estar por venir…-le dijo la doctora Selena, aunque algo divertida por como el muchacho manejaba a su títere. –Putita, así agachada como estas, camina hacia mí, y chúpame el coño…-le ordeno Selena a la esclava. Nacarid, caminando tal cual se le ordeno, se veía ridícula. Pero aun así se dirigió caminando agachada hacia su ama, quien tenía las piernas ligeramente abiertas, hasta llegar a estar totalmente debajo de ellas, rodeándola de lado y lado. La chica no tuvo que hacer nada más que mirar hacia arriba y subir un poco la cabeza para enterrar el rostro n el coño húmedo de su diosa, sintiendo el delicado aroma que este manaba, y su fuerte y delicioso sabor.

Nico ya tenía la verga dura. Pero al ver a la madre de su hijo, una madre que, según entre todos los amigos de Nelson, decían que era para padecer el complejo de Edipo, vestida de esa manera tan fetichista, y encima recibiendo oral de otra explosiva chica, le habían hecho llegar la erección hasta los límites. Incluso le dolía la verga. No veía la hermosa cuca de Selena, ya que aun el vestido fetichista se lo ocultaba a duras penas, y Nacarid estaba metida debajo de la falda además impidiendo la visión, pero aun así, le hubiera encantado estar en el lugar de Nacarid.

Selena hacia muecas de placer con su rostro. Nacarid trabajaba muy bien con su boca, lamiendo delicadamente la vulva, poco a poco, de manera circular, para de vez en cuando penetrar ligeramente en el agujerito, sacarla nuevamente y relamer toda la vulva de nuevo, pasando por el clítoris, y luego chuparlo fuertemente. Los gemidos de Selena se hacían cada vez más intensos, y los ruidos de que la esclava hacia al mamar eran realmente excitantes. Selena dio un par de pasos hacia atrás, haciendo que la esclava cambiara su postura de estar agachada bajo sus piernas, hasta quedar en 4 patas, bastante erguida para no despegar su rostro del mojado coño de su ama.

En esta posición, el culo de Nacarid quedaba expuesto, con las nalgas ligeramente abiertas, mostrando el precioso agujero anal que invitaba a ser corrompido. Además de quedar bien expuesto ese agujero, y la cuquita húmeda de Nacarid, también quedo un poco más expuesta la de Selena, aunque más que todo a nivel de pubis, ya que esta se apoyo ligeramente del escritorio, haciendo que el vestido subiera un poco. La visión de semejante señorón restregándole el coño, que llevaba depilado, a su mayor enemiga en su cara, era de más de excitante para Nico.

-Mmmm…así perra aaasii..gghhh….Nico, aprovechalaaaaghh, desvírgale el culitoooooaaaaahh –le dijo una Selena perdida en el éxtasis a Nicolás, quien no tardo mucho en tomarle la palabra a la psiquiatra y, colocándose de rodillas, enterrarle la verga a la chica en su culo, sin miramiento alguno, sin lubricación siquiera. Se noto el fuerte sobresalto de Nacarid, quien podría estar con su mente en poder de estas dos personas, pero no por eso era ajena al dolor. Pero como sentía la fuerte necesidad de obedecer a sus amos, no dejo ni un segundo que la fuerte puntada que le recorrió el cuerpo gracias a semejante salvajada anal, afectara la mamada que le hacía a su ama. Nicolás, por su parte, se hallaba inmóvil, en el cielo, con la mirada perdida en el techo, y la boca abierta, al sentir el apretado culo de la chica en su verga, rodeándola, presionándola.

-Puta…mmm consigueh nuestros orgasmos,…aaahh…muévete para tus amos, danos placer..-le ordeno Selena a Nacarid, e vista de que Nico no parecía reaccionar ante la divina sensación de desvirgarle el culo a su enemiga. Nacarid comenzó a mover sus caderas de una manera increíblemente deliciosa, haciendo que Nico se perdiera más aun en el limbo del placer sexual en el cual se hallaba. Nicolás sentía la presión ejercida a lo largo de su verga, entrando y saliendo del movedizo culo de la esclava, quien a su vez, movía con mayor fruición la lengua, ya no solo él en coño de su ama, sino a lo largo y ancho de toda la zona genital, llegando a recorrer las ingles, e incluso el ano, llevando a Selena a los limites del orgasmo.

Luego de un par de minutos de intensos movimientos, Nacarid logro hacer que sus amos acabaran al unísono. Selena en su rostro, y Nicolás en su culo. Ninguno llego a moverse, Nacarid hizo todo el trabajo para sus amos, quienes solo se movieron por las convulsiones orgásmicas. Se quedo quieta u ratito, esperando a que sus amos recuperaran el aliento, sin llegar a depegar el rostro, ahora empapado de los jugos de su ama, del coño de esta, y sin llegar a sacar la verga de su amo, la cual no perdía rigidez, de su culo.

-Uuufff…bien perrita, bien…te has esmerado muchísimo…escúchame con suma atención… -comenzó a decirle Selena a su esclava, ya separando su coño del rostro de esta, para agacharse y quedar con su rostro al nivel del de ella, y verla fijamente a los ojos. –De ahora en adelante, cuando oigas a Nicolás, o a mí, decirte la palabra “Diracan” caerás en un estado de relajación extrema, donde el único pensamiento que existirá en tu mente será el de satisfacer a tus amos. Sentirás un fuerte deseo de obedecernos, sea cual sea la orden dada, la ejecutaras sin resistirte, ya que te sientes muy pero muy bien satisfaciéndonos. Nos debes obediencia, nos debes satisfacción, y eso será lo que nos darás, sin rechistar, y te sentirás muy bien cada vez que ejecutas una orden dada por cualquiera de nosotros, además de sentirte extremadamente excitada. Tu placer depende de nosotros, de nuestra felicidad. Ahora, quiero que pienses repetidas veces lo que te dije, y no te detendrás en pensarlo hasta que yo te diga que dejes de hacerlo.

Después de decirle esto, Selena se coloco de pie, aunque la esclava quedó en la misma posición, repitiéndose en su mente las palabras que su ama le acaba de decir. Selena se ubico de manera tal que la esclava quedara con su cabeza entre sus piernas nuevamente, aunque esta se hallaba mirando al frente, y comenzó a orinar sobre su cabeza. Nicolás se quedo perplejo viendo como Selena orinaba sobre Nacarid, y aun no perdía la erección en el estrecho culo de la chica. Nacarid ni se inmutaba, al sentir el chorro del caliente liquido de su ama caer en su cabello, y recorrer toda su cabeza.

-Límpialo con la lengua cerdita. –le ordeno Selena una vez termino de orinar sobre la esclava, la cual, aun repitiéndose las palabras dichas por su ama, en su mente, se movió y comenzó a lamer el charco de orina del piso, sacando la verga de Nico de su culo. –Ahora putita, mira fijamente a tus amos –ordeno Selena, ubicándose al lado de Nicolás una vez la esclava termino de limpiar el piso. Nacarid se les quedo viendo fijamente, sin dejar de repetirse las palabras que su ama le había dicho hacia unos minutos. –¿Cómo te sientes? –pregunto Selena

-Muy bien…relajada, feliz, tranquila, y muy, muy excitada ama –dijo Nacarid.

-perfecto puta…córrete para tus amos…- ordeno Selena. Nacarid sintió una fuerte oleada de placer en todo su cuerpo, que la hizo convulsionar ligeramente, y gemir fuertemente. Se sintió en el cielo, para ella eso era el súmmum del placer. Aunque en ningún momento dejo de repetirse las palabras. Tuvo un orgasmo maravilloso. Selena le dijo algo al oído a Nicolás, al terminar Nacarid de correrse.

-Buena nena…córrete de nuevo…-ordeno Nicolás, y nuevamente, Nacarid comenzó a convulsionar fuertemente, sentía la misma oleada de hacia un segundo atrás recorrer su cuerpo, haciéndolo temblar. Gimió muy fuerte d nuevo, en una larga y deliciosa descarga de placer y tensión.

-Bien putita. Deja de repetirte las palabras. Vístete, iras a tu casa, como si nada hubiera pasado. En el camino iras pensando en lo bien que te fue la consulta. Compórtate como siempre lo haces, haz las cosas que siempre haces al llegar a tu casa, pero metete a bañar, y límpiate bien el culo, de la corrida de tu amo y el resto de tu cuerpo. No notaras el olor  a orina que llevas encima. Cuando despiertes a la mañana siguiente, pensaras que todo esto habrá sido un sueño, y no le prestaras mucha atención, olvidando rápidamente todo lo que aquí sucedió…Ahora, lárgate… -le dijo Selena nuevamente, tomando del brazo a Nicolás, y llevándolo a la sala de estar de la casa.

Nacarid comenzó a vestirse con su uniforme de trabajo, y salió de la casa muy feliz, contenta y relajada. Abordo su automóvil, y se puso en marcha a su casa, pensando en lo bien que lo paso en la consulta. Hasta que poco a poco un extraño sonido fue apareciendo de repente…todo comenzaba a ponerse borroso…

Nacarid despertó en su cama, al día siguiente. Había olvidado desactivar el despertador, por lo que este la despertó a las 6 en punto de la mañana. Se hallaba totalmente desnuda, y algo excitada, por el fuerte sueño erótico que había tenido, donde su psiquiatra, la doctora Selena Ibáñez, la dominaba junto al odioso de Nicolás, su asistente en la oficina. No le prestó mucha atención, se levanto de la cama, se coloco ropa de gimnasio, y se dispuso a servirse un nutritivo desayuno, tenía planeado después de comer, salir a trotar un buen rato.

Al terminar de comer, tocaron su puerta. Ella abrió, y se llevo una gran sorpresa al ver a su asistente, el estúpido de Nicolás, allí parado, con una estúpida sonrisa de oreja a oreja. Iba a putearlo por ir  a molestarla en su día libre, y encima a esas horas de la mañana, pero no le dio tiempo, ya que Nicolás fue más rápido, y con una voz relajada y tranquila le dijo –Diracan…

La chica quedo paralizada. Por su mente solo cruzaba el pensamiento de obedecer a su amo Nicolás. Se sentía muy bien, relajada, y muy, muy excitada. Nicolás la tomo por el hombro, y la introdujo en el apartamento nuevamente, cerrando la puerta detrás de él, con una sonrisa sádica y maliciosa dibujada en su rostro…Y una fuerte erección que su pantalón no lograba disimular.

(Al día siguiente, en la casa de la Doctora Ibáñez)

Nelson Ibáñez llego a su casa a las 4 de la tarde, después de más de hora y media de trotar por toda la urbanización en la que vivía. Llego rápidamente, para ver el partido de beisbol, su equipo favorito se enfrentaba a su mayor rival, en el clásico de la liga: Leones Del Caracas Vs. Navegantes Del Magallanes. Al pasar por delante del mini estudio de su madre, la saludo, ya que esta se hallaba con una paciente. Con lo curioso que era, se quedo escondido detrás de la pared de la entrada al mini estudio, oyendo los problemas de la paciente, una joven hermosa de 27 años de edad, a la cual él conocía perfectamente, ya que era la sirvienta de la vecina de enfrente.

-Cuéntame, como te sientes cuando la ves… -le preguntaba Selena a la chica

-Frustrada doctora...la veo y se me apagan los pensamientos, esperando un grito de su parte, algún regaño, o algo así…me grita por cualquier cosa, la patrona es muy severa…lloro todas las noches pensando en lo mal que me trata…-Contesto la chica casi en llanto.

-¿Y porque no buscas empleo en otro lugar? –le pregunto Selena

-Doctora…dígame estúpida, o lo que desee…pero estoy enamorada de su hijo…y la única razón por la que soporto a esa vieja estúpida es por poder verlo…se que él está casado con una imbécil mas plástica y superficial que nada, pero tengo la esperanza de ser suya aunque sea una sola vez…si doctora, no me lo diga, sé que soy una grandísima estúpida…pero es que estoy obsesionada con el…-Continuo relatando la chica, quien ya no pudo reprimir las lagrimas, desesperada por su amor platónico, y los malos tratos que la madre d este le da, y ni que decir que en ese momento ella recordaba como la esposa del amor de su vida también la trataba mal, y más aun, lo besaba y le metía mano en frente de ella, como diciendo “púdrete en tu cochina envidia pedazo de puta, este hombre es solo para mi”

Selena sonrió ampliamente. Su vecina de enfrente le caía bastante mal, aunque la trataba por pura hipocresía. –Tengo la solución a todos tus problemas mi niña…no llores…-le dijo a la chica que no paraba de llorar, mientras pensaba en lo mucho que se iba a divertir con su vecinita y su familia.

Nelson también sonrío al oír a su madre decir eso. Sabía muy bien lo que eso significaba. Prosiguió su camino hasta la sala de estar de la casa, para ver el partido en el gran televisor que allí se encontraba. Nelson estaba realmente sudado y asqueroso, pero pensó en bañarse después del juego. Lastimosamente, su hermanastra, Brenda, estaba sentada en el sofá, viendo una película de drama, mientras se pintaba las uñas de los pies.

-Hola Brenda…el partido ya comenzara y…

-Olvídalo, estoy viendo esta película… -contesto Brenda sin verlo a los ojos siquiera.

-Pero no la estás viendo directamente, estas pintándote las uñas de los pies… -le contesto Nelson, cada vez más nervioso por el partido…

-Pero aun así la estoy viendo…deja el fastidio…

-Brenda, por favor…te dije que quería ver el partido, es el último partido de la temporada en que Caracas y Magallanes se verán las caras…Lo reserve desde hace tiempo…

-Cállate que no me dejas oír…-contesto Brenda, tomando el control remoto del televisor y subiéndole más el volumen. Nelson, contrariado, y nervioso por la hora, dijo en voz alta –Adnerb…

Brenda se quedo paralizada. Inmediatamente, el pantalón de lycra extremadamente pegado que llevaba puesto y dibujaba perfectamente la superficie de su cuerpo, en especial los carnosos labios de su precioso coño, comenzó a mostrar una oscura mancha precisamente en esa zona. Una mancha de humedad, producto de la excitación en que la chica se había sumido al oír la palabra mágica. Su top, de color blanco, igual que los pantalones, y que además era del mismo material, dejo ver claramente como los pezones de la chica se ponían erectos. Brenda tenía unas tetas preciosas, naturales, redondas firme s y paradas, de 95 centímetros. Sin duda uno de los puntos del cuerpo de ella que más le gustaban a Nelson.

Brenda y Nelson tienen la misma edad, 23 años cada uno. Brenda es hija de su padrastro, el cual se caso con Selena cuando Nelson y Brenda tenían 15 años. Nelson se llevaba bien con su padrastro, pero a su hermanastra no la soportaba. Siempre fueron peleas y peleas y más peleas. La chica era realmente odiosa y altanera. Y encima, estaba más buena que muchas de las mujeres. Su madre sabia de su situación, y cansada de que muchas veces su padrastro le diera la razón a su hija en lugar de a Nelson, a pesar de ambos tener una relación excelente, pues, la harto, y ahora, pagaba las consecuencias.

Nelson se tumbo en el cómodo sofá, a un lado de su hermanastra, que permanecía inmóvil. –¿y bien? ¿Pondrás el juego sí o no? –le dijo a Brenda, quien le contesto –Si amo, como desee. –y luego rápidamente sintonizo el canal. Aun no había comenzado, pero ya estaban a punto, cosa que calmo a Nelson.

-Bien Brenda, bien…Tráeme una cerveza… -le ordeno Nelson a su hermanastra, quien, sin importarle los algodones que separaban los dedos de sus pies mientras hacia la pedicura, se puso en marcha rápidamente a la cocina, para sacar del refrigerados una cerveza, destaparla, y llevársela rápidamente de nuevo a su amo.

-Bien hecho puta estúpida, bien hecho…Sácame la verga y empieza a mamar mis sudadas bolas, que hice mucho ejercicio hoy y necesitan ser limpiadas cuanto antes…y procura no taparme la vista al televisor. Una vez estén limpias, mámame el güebo suavemente, no quiero acabar tan rápido… -Le ordeno Nelson a Brenda, poniéndose esta de rodillas entre las piernas de su amo, buscando la verga dentro del pantalón deportivo, para luego sacarla con delicadeza, y comenzar su tarea de limpieza con su lengua. La verga de su amo estaba bastante sudada, lo que por ende sería muy humillante para ella. Pero eso no le importaba, ya que su existencia en ese momento se basaba en dar placer y satisfacción a su amo, quien la hace entrar en ese estado de “trance” solo con decir la palabra mágica…

 

            Fin…?

 

Muchas gracias por leer esta historia, de verdad espero que la hayan disfrutado. Cualquier comentario o crítica, pueden dejármela en la pagina, o enviarla directamente a mi correo: [email protected]

 

Un saludo.

 

(9,71)