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Vacaciones interrumpidas

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Martes, segundo día de vacaciones de mi esposa, nos habíamos preparado para ir a la playa, pero justo antes de salir recibimos una llamada, era su jefe y el muy cabrón le dijo que tenía que volver al día siguiente al trabajo, que tenía que posponer las vacaciones, Laura, mi mujer, al principio le dijo que si, pero después de colgar pensó que no estaba de acuerdo, ya llevaba unos días puteada en el trabajo, así que pensó ir en persona a hablar con su jefe. Yo le pregunté que si se iba a cambiar, pues el bikini estaba mojado y no llevaba nada debajo del vestido amarillo a rallas, que por cierto era de esos elásticos que se pegan al cuerpo, el caso es que me dijo que no, y así mismo nos fuimos.

Tuve que dejar el coche en un parking, ya que como siempre era imposible aparcar en Barcelona. Cuando llegamos al edificio me dijo que me esperara en la puerta, y eso hice, así que la vi marchar meneando ese culo que tiene que parece decir «Tócame, apriétame, pétame el agujerito »ella subió por el ascensor, ya que trabajaba en la cuarta planta, mientras que yo me senté frente al hombre que hay en recepción, que no se como se llama, pero mi esposa lo conoce. A lo que iba, Laura entró decidida, y fue directamente al despacho del jefe, cuando entró cerró la puerta tras de si. Él estaba sentado frente al ordenador parecía que estaba viendo algo, puede que fueran fotos porno o puede que estuviera jugando al solitario. Desde el ventanal del despacho se veían unas cuantas mesas de trabajo, pero casi todas estaban vacías por que la mitad de la gente estaba de vacaciones. Su jefe la miró sorprendido, estaba muy enfadada.

-¿Se puede saber que te pasa conmigo? – preguntó ella.

-A mí nada.

-Como que nada, llevas unos días haciéndome la vida imposible: primero me quitas un plus de la nomina que no tenias porqué, después me pones a esa tonta del culo por encima mío en mi propio departamento, que no es por nada pero lo llevaba muy bien sola, luego se retrasa la paga de beneficios y resulta de que mis compañeras cobran mucho más que yo, y ahora que cojo vacaciones me llamas para que vuelva, ¿seguro que no has llamado a ninguna otra?

-Pues no pero…

-¡¿Pero qué?! – le cortó mi mujer – ¡ya estoy harta!

-No te pongas así, tranquilízate – le dijo levantándose y acercándose a ella.

-¡¿Tú lo que quieres es joderme verdad?! – le dijo a la cara -¡Pues venga, jódeme de verdad!

Diciendo esto, Laura lo cogió del brazo y lo atrajo hacia ella hasta que su espalda tocó la pared, acto y seguido se subió el vestido hasta la cintura.

-¡Vamos cabrón, ¿no querías joderme?! ¡Pues hazlo! – dijo mi esposa desabrochándole los pantalones.

Laura le sacó la polla, la sujetó con una mano y con la otra le rodeó la cintura para pegarlo a su cuerpo, después levantó una pierna, la apoyó en su cintura rodeándola, y así poder poner la punta de su capullo en la entrada de su coñito.

-Empieza a joderme – dijo ella – empuja, jódeme de verdad.

Su jefe no se lo creía, pero estaba sucediendo, tenía la punta de su rabo en la entrada de Laura, y esta era una mujer deseable, su cuerpo decía << ¡Fóllame! >> cada vez que se movía, se había hecho tantas pajas pensando en ella que parecía increíble lo cerca que la tenía, así que no iba a desperdiciar la oportunidad y se la metió de golpe hasta el fondo.

-AAAAAHHH – gritó ella – así, jódeme, venga hazlo – su jefe la bombeaba con fuerza mientras le sujetaba el culo con una mano y con la otra exploraba el resto de su cuerpo - ¿esto es lo que querías verdad?

-OH sí.

-Pues aprovecha, jódeme todo lo que quieras – dijo colgándose de su cuello. Su jefe le bajó los tirantes para descubrir sus pechos – ¿también quieres mis tetas?

-Sí, quería verlas – decía mientras se la follaba – siempre vas con esos escotes llevándolas tan apretaditas.

-Pues… son tuyas… apriéta… las… hazme… daño… jóde…me… más – decía entre jadeos.

-Qué puta eres, me gusta que seas así.

-No sabes… lo puta… que puedo… llegar… a ser.

-Si dejas que me corra dentro, no tendrás que venir mañana, podrás acabar las vacaciones.

-Si me… lo prometes… te la limpio… con… la boca… cuando acabes.

-Trato hecho.

Entonces entró en el despacho un compañero, que había visto por el ventanal la espalda desnuda y los movimientos de amos, los dos lo miraron sin dejar de copular.

-Odio a… ese tío… siempre… quiere… joderme… ¿También quieres… que me joda?

-Sí, pero después de mí – el compañero de Laura esperó su turnó mientras se quitaba los pantalones – ahora te lo voy a hacer en mi mesa.

El jefe llevó a su empleada hasta la mesa y la inclinó sobre ella, dejando su culo a tiro para bombearlo.

-¿Me dejas metértela por el culo?

-Eso me jodería más ¿no querías joderme? ¡Pues hazlo! – le contestó mi esposa. Su jefe la enculó bombeando con fuerza.

-¡El culo de Laura, no me lo puedo creer, es todo mío! Vamos puta, quiero que chupes la mesa, es la mesa de tu jefe y la tienes que adorar, venga hazlo que yo te vea.

Mi mujer comenzó a lamer la mesa con esa lengua que tiene extremadamente sensual.

-Me corro Laura, si me haces una mamada cada día cuando llegues te subo el sueldo.

-Si me subes el sueldo bastante, seré tu puta toda la jornada, para que me puedas joder cuanto quieras y como quieras.

-Trato hecho, ¡me corro, me corro!

-¡Hazlo dentro como prometiste!

El jefe sacó su polla del ano de mi mujer para introducírsela en la rajita, y ahí dentro descargar su leche inundando el interior de mi esposa.

-¡Me corroooooooooooo!

-¡Así, bien, lléname de leche, bien, bien, asíiiiiiiiiiiiiiii!

Cuando terminó de correrse, la sacó y se fue al otro lado de la mesa para que su empleada le limpiara el rabo. Laura se lo metió en la boca con voracidad. Su jefe le dijo al compañero de Laura que ya podía empezar a joderla, este se situó frente a su culito y se la metió en la vagina.

-Te guste o no, yo voy a joderte como quiera, y con o sin tu consentimiento me voy a correr dentro de ti.

-Eso, aprovecha hoy que me dejo joder.

El chico se la folló mientras ella dejaba reluciente la polla de su jefe.

-Sabía que tenías que chuparla de maravilla, vas a conseguir que me corra.

-Yo también estoy casi listo – dijo el compañero.

-¡Trágate mi leche puta!

-¡Toma la mía también!

Ambos descargaron todo lo que tenían, Laura no dejó ni una gota, se lo tragó todo. Mi esposa creyendo haber desahogado a los dos se incorporó y dijo:

-¿Os habéis quedado a gusto no? ¡espero que no volváis a joderme!

-¿Pero de qué hablas? – dijo el compañero – no somos los únicos que quieren joderte.

Dicho esto, la agarró y la sacó fuera a la fuerza así desnuda.

-¡¿Qué haces?! – dijo mi mujer forcejeando – ¡para!

-¡¿No querías que te jodiera?! ¡pues eso hago! – una vez fuera se dirigió a los demás compañeros – ¡mirar lo que traigo, ha venido para que la jodamos, acercaos y joderla cuanto queráis!

Allí había cinco compañeros más y la guarra que había puesto el jefe por encima de mi mujer, esta fue la primera en reaccionar, dijo:

-La boca de esa puta es mía – entre todos la cogieron y la pusieron encima de una mesa.

-¡¿Qué hacéis?! – decía mi esposa – ¡parar, mi marido me está esperando abajo! – la mujer se levanto la falda del traje que llevaba, se subió a la mesa y apartando las bragas puso el coño en la boca de mi mujer.

-¡uno a uno! – dijo el odioso compañero.

Mientras le sujetaban las piernas se la fueron follando uno a uno, he iban diciendo frases como: << ¡Laura es nuestra! >> << ¡Que ganas tenía de tirármela! >> << ¡Que coño tiene la muy puta!>> << ¡A la zorra le gusta que la jodan! >> << ¡Encima disfruta la muy guarra! >> Cuando acabó el último, el primero propuso otra ronda, y uno a uno volvieron a tirársela, algunos por el coño otros por el culo, el caso es que cuando acabaron con ella, casi no podía sostenerse en pie, pero aún así dijo.

-¿Habéis acabado de joderme, os habéis quedado a gusto?

-Sí, te hemos jodido bien – dijeron todos.

-Pues entonces me voy.

-¡No, te echamos nosotros! – dijo el odiado compañero tirándole del pelo la cabeza hacia atrás – ¡y volveremos a joderte en cuanto vuelvas!

De un empujón la tiraron al rellano, Laura cayó al suelo con el vestido encogido en su cintura, y con el monte de Venus, el estómago y las tetas llenas de leche. El hombre de recepción que la vio desde uno de los pequeños monitores que grababan el edificio me dijo:

-Vuelvo en seguida, espere aquí.

Acto y seguido apagó el monitor y se fue por las escaleras a toda prisa. Cuando llegó a la cuata planta vio a mi mujer tirada como la había visto en el monitor, él se acercó y le preguntó:

-¿Señorita Laura se encuentra bien?

-Más o menos – le contestó ella.

-¿Qué ha pasado?

-Verás, tú no lo entiendes, pero querían joderme y lo han hecho.

-Sí que lo en tiendo, y me preguntaba…

-¡¿No me digas que tú también quieres joderme?!

-¡Yo también tengo derecho a divertirme! ¡Y ya tenía ganas de pillar ese culito tan cachondo que tienes, a ti y a las demás os gusta menearlo delante de mí, sois todas unas guarras y de aquí no sales hasta que me desahogue contigo, ven aquí guarra!

El hombre la agarró de las caderas, la alzó y la arrastró hasta las escaleras, la dejó con el torso apoyado en el rellano y con el culo en pompa.

-No por favor estoy cansada.

-¡No mientas puta! – dijo sacando su miembro – ¡¿Creéis que podéis ir por ahí provocando sin que pase nada?! ¡Pues te equivocas so zorra! – dijo colocando su glande en el ano de mi esposa.

-No quería hacértelo pasar mal, te lo juro. Si me lo hubieras dicho, yo habría hecho algo.

-¡¿Cómo qué?! – preguntó el hombre.

-Una mamada, te habría hecho una mamada. AAAH – gritó al sentir aquella polla clavarse en su culo.

-¡Lo que quiero ahora es tu culo!

-Cógelo, cógelo, es todo tuyo.

-Sí, ahora tu culo es mío – dijo el hombre metiéndole la polla hasta los cojones.

-Sí, es para ti, te lo estoy dando, Yo me dejo dar por el culo ¿sabes? pero no me hagas daño, luego tela chupo ¿vale? ¿quieres que te la chupe? – dijo entre jadeos.

-Sí, quiero que me la chupes.

-Te la chuparé como nunca te la han chupado, tú termina con mi culo, que ya verás lo bien que la mamo.

-¿Y qué me dices si otro día me apetece follarte?

-Tú pídeme lo que quieras, que yo lo aré – dijo mi esposa – aré todo lo que me pidas sin rechistar.

-¿Y qué quieres a cambio? – dijo el hombre mientras bombeaba.

-Qué me dejes menear el culo delante de ti, déjame provocarte, déjame que te ponga cardíaco delante de mis compañeras para que nos riamos, y cuando no halla nadie haré lo que me pidas.

-¿Y si quiero un show lésbico?

-Eso te lo puedo hacer delante de mis compañeras, una me pidió la semana pasada que te lo hiciéramos, ahora está de vacaciones, pero puedo llamarla para hacértelo esta misma tarde.

-¿Quién es esa? – preguntó el hombre.

-Carol.

-Sí, esa guarra me gusta – dijo excitado – también le gusta menear el culo.

-Pero a ella le van más las pajas.

-¡Me corro! ¡me corro!

-¡Sí, llénamelo de leche, hazlo para cuando que mueva el culo delante de ti, te acuerdes de que has dejado tu semen dentro y que ha sido tuyo!

-¡Ya es mío! ¡ya es mío! – dijo corriéndose dentro de mi esposa – ¡toma mi leche!

El hombre no dejó de bombear hasta que descargó todo su semen, acto y seguido, la sacó y se arrodilló delante de mi mujer. Laura le sonrió para después metérsela en la boca y succionar las gotas que aún le quedaban en el interior del largo de su polla. El tipo comprobó por si mismo la veracidad en las palabras de mi esposa; la chupaba que era una maravilla. Al rato, cuando estuvo convencida de haberla mamado bien para limpiarla, se la extrajo de la boca y le pidió que la ayudara a levantar, entonces, el señor le metió un dedo en el culo, al sentir introducirse el índice en su ano, dio un respingo.

-¡¿Por qué hace eso?!

-No voy a permitir que se escape mi leche de ese hermoso trasero, levanta, no te soltaré hasta que lleguemos abajo.

Dicho y hecho, Laura se tuvo que apañar como pudo para poder levantarse, mientras el picaba al ascensor, ella se arregló un poco. Al llegar abajo él la soltó, y ella para fastidiarle dijo con tono libidinoso mientras se bajaba el vestido:

-Mm. Que pena, me estaba gustando.

Mi esposa me dijo que había tardado por que la habían estado preguntando cosas del trabajo, que al parecer "les había gustado joderla" haciéndole tardar en salir. Y los dos salimos del edificio, no sin antes levantarse el vestido desde atrás y con dos dedos recoger el semen que emanaba de su ano, para después metérselo en la boca mirando al hombre con cara juguetona, no obstante, él no dejó de sostener una sonrisa burlona.

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