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Gusano 19 - La Violación

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Eran unos minutos después de las doce de la noche.  Era mi cumpleaños.  Y yo estaba tendido con mi pecho y mi barriga sobre la rústica madera de aquella mesa sólida y pesada que Pretty y los otros dos esclavos de Jordan habían dispuesto en el centro del living de la casa de Andy.

La cucaracha lamía mi culo sin descanso, hundiéndome su tibia y húmeda lengua en la raja y rozándome suavemente el pequeñísimo aro del ano que se contraía por el miedo que sentía en esos instantes.  Presa de la más terrible angustia, presintiendo que Jordan iba a violarme en algunos minutos, me sacudían los sollozos y anhelaba como nada en el mundo que el Rubio Dios no estuviera planeando ensartarme su hermosa y arrogante verga.

No quería convertirme en un maricón de toda la vida.  No quería ir por el mundo con el culo roto.  No quería de ninguna manera terminar caminando raro por ahí, como esos maricas que cruzaban las piernas a cada paso para evitar que las tripas se les salieran por el ano de lo muy roto que lo tenían.  ¡Noooo…por Dios…noooo!

Y sin embargo, pasaban los minutos y el temido castigo de cumpleaños que presentía mi afiebrado y humillado cerebro, no se concretaba.  Y eso me torturaba aún más.  La incertidumbre me estaba matando.  Y ello sin considerar que ver a la comadreja mamándole la hermosa verga a Jordan me causaba también una especie de tristeza y de rabia que seguía incentivando mis sollozos y sacudiéndome a cada instante, mientras seguía recriminándome por haber perdido la oportunidad de complacer al Dios.

—A esta miserable alimaña fue el primero que le rompí el culo…– dijo Jordan dándole un tortazo por la cabeza a la comadreja –…y ya lo ven lo obediente que es…

—¡Joder que sí es obediente! – afirmó el cabezón Scott – ¡Uno no se explica que un imbécil de veinte años se someta de semejante manera ante un chico de catorce!  ¡No más hay que ver cómo te mama la verga!

El comentario del cabezón redobló mis sollozos.  Al mismo tiempo sentí que la lengua de la cucaracha rozaba mi ano como queriendo abrirlo y casi di un salto sobre la mesa.  ¡No podía ser!  ¡Y si eso era con la lengua de Cuter invadiéndome el culo…¿qué diablos iba a pasarme si a Jordan se le ocurría meterme su poderosa verga?!  ¡Noooo…por Dios…!

—Ya les digo yo… – afirmó Jordan –…el que le rompe el culo a un puto la primera vez, se convierte en su Amo y el puto se convierte de verdad en esclavo…

—¡Joder! – exclamó Ronald – ¡Pues yo ya quiero conseguirme unos seis putos para romperles el culo, que eso de tener esclavos me gusta mucho!

Los chicos se soltaron en carcajadas ante la ocurrencia del hermoso nene.  Y yo me angustié ante la sola idea de ir a ser esclavo de aquel chiquillo tan sádico y tan salido.  Seguro que a ese Ronald un esclavo no iba a durarle ni una semana antes de que el nene lo matara con alguna tortura bien sádica.

—¿O sea que los cuatro putos que tú les has roto el culo los tienes de esclavos? – preguntó expectante uno de los mellizos Morrison.

—Pues mira… – le respondió Jordan –…el primero fue esta comadreja imbécil y ya lo ves como lo tengo…

—Sí… – afirmó el cabezón Scott –…más esclavizado no lo podría tener…

—…el segundo fue un peón de la hacienda de mi abuelo… – continuó Jordan –…al maldito lo pillé robando y para no delatarlo lo convencí de mamarme la verga…y como no me la mamaba muy bien y además no se quiso tragar mi corrida, le ordené que me diera el culo…

—¿Y te lo dio así no más? – preguntó Andy.

—Pues claro que no chico… – le respondió Jordan –…el idiota se negó de plano y lo tuve que amenazar con decirle a mi abuelo que lo había pillado robando y que para que no lo delate, él me había convencido de mamarme la vega…

—Jajajaja…si serás cabrón… – se rió Andy –…tú lo obligas que te mame tu verga y luego el idiota peón sale como si él te hubiera convencido de que tú lo dejaras mamar…

—Claro chaval…para eso es la inteligencia… – afirmó Jordan –.  Y como el idiota peón ya tenía dieciocho y eso fue antes de que yo cumpliera mis catorce, el idiota no sólo iba a perder su trabajo sino que iba a terminar en la cárcel por corromper a un chico tan menor…

—Y te lo terminaste follando… – afirmó Wil.

—Pues lógico… – afirmó Jordan –…le rompí el culo a lo bestia…le metí la verga hasta los huevos…y el miserable peón chillaba como chica…jajajaja…

—¿Y ya con eso lo convertiste en esclavo? – preguntó Ronald.

—Te digo lo siguiente: de ahí en adelante ya no me toca amenazarlo para que me la mamé… – afirmó Jordan –… y cuando me da la gana romperle el culo, sólo se pone a llorar como chica, pero no se niega…además lo pongo que me chupe mis pies hasta delante de su novia y el miserable peón se esfuerza por chupármelos muy bien…

—¡Joder…! – exclamó Andy – ¿O sea que el peón tiene novia?  Pues no es ningún marica ese peón…

—Claro que tiene novia y no es marica… – afirmó Jordan –…pero como lo convertí en mi esclavo cuando le rompí el culo, ya hace lo que le mando sin protestar…

—¿Y te follas también a la novia del peón? – preguntó Andy.

—No mames… – protestó Ronald –…deja que nos siga contando la historia de los putos que los ha puesto de esclavos rompiéndoles el culo…

Los otros chicos se torcieron de risa ante la petición del nene y estuvieron de acuerdo con él.  A esas alturas, yo había podido controlar un poco el llanto y hasta cierto punto me había convencido de que Jordan no tenía planeado follarme.  El Dios ya se había follado a demasiados esclavos y tal vez ya no planeara follarme a mí, pues yo ya era su esclavo y no necesitaba violarme para que le obedeciera en todo.

La cucaracha seguía lame que lame mi ano y mi raja, que ya la sentía bien babosa por tanta saliva que el grasoso esclavo me dejaba allí con su lengua.  No sé por qué pensé que Jordan esta noche probaría cosas nuevas para él y seguramente el castigo que me había anunciado consistiría en azotarme el culo.  Aquello me alivió un poco…!Joder…yo prefería que me destrozara el culo a latigazos en vez de ir a rompérmelo con su poderosa verga!

La comadreja Jon seguía arrodillado a los pies del Dios, mamándole la verga con una delicadeza extrema.  El infeliz seguro andaba nervioso y tal vez con frío, pues se notaba que su cuerpo flacucho y enjuto temblaba completamente desnudo, a no ser por aquel ridículo corbatín que tenía puesto.

—Al tercero que le rompí el culo no cuenta… – continuó Jordan.

—¿A ese no lo pudiste convertir en esclavo? – preguntó uno de los Morrison.

—No chaval…por el contrario, a esa ya lo traía de esclavo antes de romperle el culo… – afirmó Jordan.

—¿Y cómo era eso? – preguntó Dan.

—Pues ese idiota es súper marica…y de solo verme se arrodillaba a mis pies…me causaba mucha gracia…y me aprovechaba del imbécil…me obedecía en todo y yo me aprovechaba…

—¿O sea que ese ya no era hombre cuando le rompiste el culo? – preguntó risueño Andy.

—Qué hombre ni qué hombre…ese ya había nacido marica y al verme tan guapo que soy no le quedó más opción que adorarme…cuando le rompí el culo fue un día que se me dio la gana y nada más…

—¿Y cuál es el otro que le rompiste el culo? – preguntó Jerry.

—Ese fue un idiota que me pilló que me estaba besando con su novia y me desafió a pelear…

—¿Ese también tenía novia? – preguntó Andy.

—Si…te digo que lo de la pelea es porque yo estaba besando su novia que la traía loca chorreando las babas por mí…ya me la había follado un par de veces cuando lo de la pelea…

—¡Joder! – exclamó Ronald –.  Pero cuéntanos de como le rompiste el culo…

—Pues cuando me desafió le dije que nos encontráramos cerca del río para estar solos y poder reventarnos a gusto…el idiota creía que porque tenía dieciséis años y yo todavía tenía trece, me iba a moler…lo que pasó es que le di una tunda bien dada y lo dejé que no se podía ni mover…

—¿Y ahí aprovechaste para romperle el culo? – preguntó Dan.

—No chaval…a ese no tenía intención de romperle el culo…solo le ordené que me besara mis pies y me pidiera perdón por desafiarme y el maldito idiota no me obedeció…entones lo tuve que machacar otro poco…

—Y ahí sí le rompiste el culo… – dijo el cabezón.

—No…el idiota estaba que se desmayaba por la paliza que le di y por el esfuerzo extra que hice de volver a apalearlo, se la puse más dura y en vez de ordenarle que me besara mis pies, me saqué la verga y le ordené que me la mamara…

—¿Y tampoco quiso? – preguntó Ronald.

—Qué va chaval…ese idiota era un terco…ya me enfurecí y como tenía la verga al palo, pues me le senté en encima, le di unos cuantos tortazos más y lo violé a lo bestia…

—Jajajaja…si serás cabrón…jajajaja… – se reía Wil.

—Pero seguro que ya no lo volviste a hacer más…ese idiota seguro te debe odiar en vez de ser tu esclavo…

—Pues que me odia, me odia…eso es seguro…pero cada vez que quiero que me la mame, lo hace como ternero y cuando le quiero volver a romper el culo se lo rompo…hace lo que le mando, del miedo de las palizas que le doy…

Todos los chicos se rieron a carcajadas.  En ese instante terminé de convencerme de que Jordan no me violaría.  Por todo lo que había narrado podía suponer que el Rubio Dios le sacaba más placer cuando tenía que obligar al otro chico a darle el culo.  Y seguro que si me violaba a mí no le sacaría nada de placer porque yo ya era su esclavo y lo adoraba y hacía lo que él me ordenaba.

Eso de que me comieran el culo seguro sería para humillar a la cucaracha…y si era solo eso, pues que el gordo maricón siguiera humillado metiéndome su lengua en la raja…hasta me resultaba divertido…lo único que no acababa de ajustar en mis emociones de ese momento, es que tal vez Jordan iba a correrse en la boca de la comadreja, que no había parado de mamarle la verga…!Qué mala suerte la mía!  ¡Qué putada haber perdido la oportunidad de complacer al Rubio Dios!  ¡Pero como seguro ya me había ganado su perdón, habrían muchas más oportunidades de mamársela y darle todo el placer que él merecía!

—Bueno Jordan… – dijo Wil – ¿y dónde tienes todos esos esclavos a los que les has roto el culo?

—Pues en el otro pueblo… – afirmó Jordan –…donde vive mi papá…pero como ahora me he venido a vivir acá pues me tengo que hacer mi colección de esclavos en este pueblo, para que me atiendan y me sirvan…

—¿O sea que a ese idiota le vas a romper el culo para ponerlo de esclavo? – preguntó Jerry.

—No hombre…a ese gusano ya lo tengo de esclavo desde hace mucho tiempo…lo que pasa es que le voy a romper el culo para castigarlo por una insolencia que me hizo…

¿QUÉ?  ¿Qué putas era lo que yo había oído?  ¡Noooo…no podía ser…!  ¡Jordan iba a romperme el culo!  ¡Ese era el castigo!  ¡Noooo…por Dios…noooo!  ¡No me merecía un castigo tan salvaje…!  ¡Dios…por favor noooo!  ¡Que no fuera así…noooo…!

La angustia me invadió.  Me solté a llorar con desconsuelo.  ¡Maldita suerte la mía!  ¡Y sin tener opción!  ¡Maldita suerte la mía que tenía que dejarme romper el culo sin ningún remedio!  ¡O iba a terminar de nuevo en las garras de Jeff!  ¡¿Pero porqué Jordan me castigaba así?!  El miedo, la angustia…el pánico…me obligaron a cerrar las piernas y atrapé la lengua de la cucaracha entre mi culo.

Y sin embargo, a pesar de mi angustia, de mi terror, del profundo abatimiento que me invadió, sabiendo que esta vez no podía rebelarme contra Jordan porque en ello seguramente me iba la vida si el Rubio Dios me entregaba a Jeff, permanecí recostado sobre la mesa, con el culo en pompa y sollozando sin poder contenerme, anhelando ahora que en el último momento la comadreja lograra que el Dios eyaculara en su boca y me salvara de ser enculado.

¡Pero qué va…así no ocurrió!  Sería que Jordan tenía perfecto control de su verga o sería que la comadreja ya estaba tan acostumbrado a mamársela a diferentes ritmos para mantenérsela bien tiesa sin que el Dios se corriera…el caso es que cuando quise darme cuenta, ya mi Amo estaba situado atrás de mí, me había agarrado por los pelos obligándome a levantar la cabeza y dándome una fuerte nalgada me ordenó:

—¡Abre las piernas, gusano…que te la voy a meter de un solo envión!

Los chicos habían hecho un círculo a nuestro alrededor y observaban expectantes lo que estaba a punto de ocurrir.  La cucaracha Cuter y la comadreja Jon estaban arrodillados a los pies de Jordan, con sus bocas cerca de mi culo, seguramente muy atentos para asistir al Dios en el momento en que él lo requiriera.  Pretty permanecía a un lado de la mesa con sus puños bien cerrados y dispuesto a machacarme en el momento en que Jordan se lo ordenara.

Empecé a sentir un calor intenso en mi raja.  Era el calor de la potente estaca del Dios buscando camino hacia mi ano.  Juro que intenté estarme muy quieto, pero el terror que me atenazaba los músculos me obligó de nuevo a cerrar las piernas y a debatirme un poco sobre la mesa.  En ese instante oí una orden de Jordan:

—¡Golpéalo!  ¡Y tú, gusano hijoputa…abre las piernas y quédate quieto o hago que Pretty te machaque como mereces!

En ese momento sentí como si una masa de hierro se estrellara con violencia en mi costado izquierdo.  Me quedé absolutamente quieto suponiendo que aquel golpe me había quebrado todas las costillas.  Alcancé a abrir la boca para gritar pero no me salió ningún sonido de la garganta.  Para lo único que tuve fuerzas fue para obedecerle a Jordan abriendo al máximo mis piernas y exponiendo por completo mi indefenso ano.

En ese momento sentí a plenitud lo que era ser violado.  Algo enorme, caliente, duro como la roca, punzante como un taladro empezó a penetrar por mi ano rompiéndomelo, ensanchándomelo, rasgándomelo.  ¡Qué dolor Dios mío!  ¡Qué tormento tan atroz era ese de ser violado por el culo!  ¡Por Dios…noooo…por Dios…!

Lleno de angustia, aterrado completamente y profundamente humillado, tuve aún un poco de energía que concentré en mi garganta y logré lanzar un chillido tan atronador, que todos los chicos a nuestro alrededor dieron un paso atrás por la sorpresa, pero una vez recuperados, los muy cabrones estallaron en carcajadas, retorciéndose y poniéndose morados de risa al tiempo que empezaban a comentar lo gracioso que me veían mientras que Jordan iniciaba a violarme con tanta brutalidad.

—Jajajaja… – reían –…mira como llora de la emoción el marica…jajajaja…

—Dale fuerte, Jordan…jajajaja…hazlo que chille como un puerco…jajajaja….

—Jajajaja…vamos, Jordan…métesela hasta que le salga por el hocico…jajajaja…

Y a fe mía que estaba sintiendo que Jordan me había hundido su verga tan profundo que no tardaría en empezar a sentir su glande en la garganta.  ¡Que brutalidad era aquella…Dios mío…!  Y como para darles gusto a los chicos que seguían clamando por más violencia, el Dios me arrancó su verga del culo con la misma brutalidad que me la había metido, se tomó un par de segundos y enseguida volvió a clavármela entera.  ¡No podía esperarse menos de mí sino que volviera a chillar como un puerco!  ¡Esta segunda embestida fue aún más dolorosa que la primera!  Y hasta creo que me desmayé por un instante mientras las risotadas de los chicos me retumbaban como bombos en el cerebro.

Y lo peor es que Jordan repitió hasta cinco veces aquella operación de sacarme la verga por completo para volver a clavármela de un solo golpe en el culo.  Y cada vez que lo hizo fue como si hubiese vuelto a violarme pero cada vez era más doloroso para mí y me arrancaba chillidos y estremecimientos y me hacía perder la conciencia por unos instantes.

¡Qué terrible era aquello!  ¡Qué dolor tan intenso!  ¡Qué humillación tan brutal!  Y la presencia de los otros chicos observando atentamente cómo era que Jordan me violaba, lo hacía más humillante aún…y sus risotadas lo hacían más doloroso…

¡Qué putada!  ¡Qué barbaridad…y a mí que ni siquiera se me ocurría debatirme…!  ¡Ni qué decir que ni siquiera podía suplicar que parara!  ¡Oh…por Dios…aquí venía de nuevo…otra vez la poderosa verga de Jordan saliendo de mi culo…!  ¡Oh…por Dios…noooo…por Dios…!  ¡Noooo….oh….oh…por Dios…oh…!

Cuando ya seguro sintió que mi culo no le ofrecía ninguna resistencia, cuando seguramente dejó de parecerle divertido o placentero sacármela de golpe para volver a clavármela de una sola estocada, Jordan me afirmó con más fuerza por los pelos y se dedicó a follarme a lo bestia, hundiéndome su verga hasta que sus huevos me nalgueaban y rugiendo como un león al tiempo que me serruchaba sin ninguna misericordia.

—¡Dale Jordan…revienta al maricón…! – gritaban a coro los chicos – ¡Pártele el culo…que para eso es un puto maricón…!

Pocas cosas en el mundo podían ser más humillantes que estar siendo violado en público.  Pocas cosas en el mundo podían hundirte y rebajarte más el día de tu decimoséptimo cumpleaños, que estar siendo violado brutalmente por un chico de catorce años, tan hermoso como un Dios pero tan despiadado como un verdugo.  Pocas cosas en el mundo podían quebrar más tu dignidad y tu orgullo y dejarte sin rastro de hombría, que ser enculado sin misericordia en frente de aquella aglomeración de chicos cabrones y casi tan despiadados como el mismo violador.

Y Jordan seguía clavándome su poderosa verga sin pausa.  Aquello se me estaba convirtiendo en una eternidad.  Con cada embestida sentía como si algo dentro de mí se quebrara sin remedio, como si mi alma se arrugara de dolor moral y de completa humillación…y los chicos seguían coreando:

—¡Dale Jordan…revienta al maricón…!  ¡Pártele el culo…que para eso es un puto maricón…!

Ha pasado mucho tiempo desde aquello, muchas vergas han entrado en mi culo, muchas veces me han violado…y yo sigo sin entender cómo es que hay chicos que se entregan voluntaria y hasta gustosamente a ser sodomizados…nunca he podido encajarlo, nunca he dejado de sentir un horrible dolor y una profunda humillación cada vez que me han violado partiéndome el culo…ese ha sido mi destino…Jordan me lo impuso como condición para dejarme ser su esclavo y yo acepté sin protestas, pero eso no quería decir que lo que me estaba haciendo el Rubio Dios no estuviera hundiéndome para siempre en un estado de inferioridad del cual ya no podría recuperarme nunca más.

Y aquel modo de hundirme, de degradarme, de humillarme hasta más allá del fondo, terminó de concretarse cuando sentí que Jordan me clavaba su poderosa verga más profundo que en ningún momento de aquella violación tan intensa, tan brutal y tan larga.  Lo sentí estremecerse y lo oí rugir como un león y percibí con toda claridad cómo empezaba a eyacular entre mis tripas.

En esos momentos me solté a llorar con un llanto calmado pero a través del cual podía ir aceptando cómo era que mi Amo estaba acabando de marcarme.  Llenándome las tripas con su lefa, me arrancaba el último vestigio de mi dignidad y de mi orgullo, me despojaba por completo de mi hombría y me convertía en un objeto que no debía sentir ni dolor ni placer, ni ninguna otra emoción si no solo la satisfacción de complacerlo y obedecerle a él, a mi Dueño.

Y entonces fue cuando al fin me sacó su poderosa verga del culo haciéndome sentir que tenía una herida incurable en esa parte de mi cuerpo.  Sosteniéndome por los pelos, me obligó a levantarme y a girar hasta quedar frente a él y enseguida me hizo ponerme de rodillas a sus pies.

—¡Bien, gusano! – me dijo dándome un suave cachete en la mejilla izquierda – ¡Ahora límpiame la verga!

No pude reprimir un sollozo.  Dirigí mi mirada hacia la verga del Dios que acababa de violarme y me la encontré más grande de lo que la había visto nunca, aún morcillona, goteando un grueso hilo de semen y manchada de sangre y mierda.

Los ojos se me llenaron de lágrimas por enésima vez en aquella jornada de mi decimoséptimo cumpleaños.  Abrí la boca y me tragué la poderosa verga de Jordan y empecé a mamársela con suavidad, lamiéndosela con devoción y tragándome hasta el último vestigio de la violación a la que había sido sometido por aquel Rubio Dios Adolescente de catorce años.

—¡Bien, gusano! – me repitió Jordan – ¡Estás aguantando bien el castigo…lo que sigue ya no te va a costar tanto trabajo aguantarlo!

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