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Mi sobrina, mi dulce tentación

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Estando en casa sonó el timbre. Yo acababa de levantarme. El reloj de la sala apenas marcaba las siete de la mañana y el timbre no paraba de sonar. Mi hijo se estaba duchando para ir a la universidad y yo al llegar a la puerta de la casa escuche una voz muy familiar. Abrí la puerta y me percate que era mi cuñada con mi sobrina Ximena.

-Hola Julia

-Hola, que milagro que hacen las dos por aquí –dije mientras recibía un abrazo insípido de mi cuñada.

-Bueno es que venía a pedirte un favor enorme en nombre de tu hermano que no pudo venir.

-Bueno pero pasen y siéntense adentro me cuentan –dije mientras las dejaba pasar y cerraba la puerta detrás mío.

Ambas se sentaron y comenzaron a charlar entre ellas mientras yo les llevaba un vaso de agua.

Mi hijo tenía la costumbre de en la mañana salir del baño de la planta baja solo en toalla o inclusive a veces desnudo por la relación que llevábamos de pareja. La visita había sido una sorpresa total por lo que él no sabía que ellas iban a estar aquí. Mi hermano vivía con su familia en otro estado y la verdad no tenía la mínima idea de lo que ellas venían a pedirme pero pues como eran familia las escuche. Cuando comencé a platicar con ellas recordé que mi hijo estaba a punto de salir del cuarto de baño y que probablemente saldría desnudo justo cuando quise levantarme para ir a avisarles salió del baño y paso por el pasillo junto a la sala quedando totalmente su cuerpo desnudo y con algunas gotas todavía de la ducha en su torneado y musculoso cuerpo. El ni siquiera noto la presencia de ellas hasta que mi cuñado grito al ver aquel semejante miembro tambalearse de un lado a otro. Mi hijo las vio y se quitó de la vista de ellas pidiendo disculpas y alejándose hacia su habitación.

-Perdón cuñada es que él está acostumbrado a salir así del baño, es una mala costumbre que él tiene- dije con sonrisa nerviosa y tratando de calmar a mi cuñada.

-No te preocupes Julia, es un muchacho joven y bien adulto por lo que veo ya creció mucho ya no es aquel pequeño que corría por la alberca con ese pequeño traje de baño.

-Si ha crecido mucho –dije nerviosa.

Mi sobrina tenía una expresión en la cara rojiza. Ellas son de piel muy blanca y se nota cuando se ruborizan muy fácilmente. Mi cuñada inclusive se echaba aire al rostro con la palma, como si hubiera pasado una gran ola de calor por su piel. Ellas tenían una característica muy particular en su cuerpo, las dos tenían senos muy grandes, pero mi cuñada tenía unos senos aún más grandes y predominantes que los míos. Era como ver sandias en forma de senos, eran tremendamente imponentes. Cuando me abrazo pudo sentir aquella firmeza y enormidad de su glándula mamaria. Mi sobrina apenas contaba con dieciocho años y ya iba por los mismos pasos de su madre. Sus senos fácilmente eran copa d y tenía un cuerpo muy torneado con grandes senos y un bonito trasero respingado. Hacía más de 5 años que no las veíamos y mi sobrina también había crecido mucho. Los senos le rebosaban en aquella pequeña blusa roja que llevaba con un bra push up que levantaba aún más sus atributos. Siempre había sido muy unida a mi hijo pero cuando se fueron a vivir a otro estado pues ya no se vieron más. Mi cuñada dio un pequeño sorbo al vaso de agua y me dijo:

-Bueno Julia, la razón por la que estamos aquí es porque tu hermano me pidió de favor que si pudieras cuidar a nuestra hija por un par de semanas. Nosotros saldremos de viaje de negocios y pues no podemos llevarla con nosotros, estaremos fuera un par de meses trabajando y queríamos pedirte ¿si podrías cuidarla?

-Claro que sí, no te preocupes ella puede quedarse todo el tiempo que quiera. La verdad no me gustaba mucho la idea, pero mi hermano me había apoyado mucho cuando yo tuve mi divorcio así que no le podía fallar.

-¿Enserio puede quedarse? Muchas gracias no sabes del problema del que nos estas sacando. Ella acaba de salir de la prepa y aun no entrara a la universidad por lo que no tiene que preocuparse por ir a la escuela, así que ella puede ayudarte con los quehaceres del hogar, tú puedes pedirle que haga lo que sea y ella te va a obedecer, ¿no es así Ximena?

-Si mamá, respondió a regañadientes.

-Muy bien entonces no se diga más, vamos por tu maleta al carro y yo me voy para el aeropuerto para ir a reunirme con tu papá hija.

Les abrí la puerta y mi cuñada salió por la maleta a su auto. Abrió la cajuela y saco dos grande maletas con ropa de mi sobrina. Se las entrego en la mano, se despidió de ella y se fue rápidamente.

-Adiós dijimos mi sobrina y yo.

Vimos el auto alejarse y entramos de nuevo a la casa.

-¿Ya desayunaste algo hija?, te veo como con hambre.

-La verdad es que nos venimos en la madrugada y no he comido nada.

-Bueno ven para que te prepara un almuerzo y sirve que preparo el de tu primo también.

-Está bien tía, si quieres puedo ayudarte.

-No te preocupes linda, yo ahorita lo preparo todo tu solo siéntate en la sala y yo te llamo cuando este todo listo.

Ella obedeció y se fue a sentar a la sala bostezando, lucia como si no hubiera dormido bien. Mi hijo por fin salió de su cuarto ya listo para ir a la universidad y vio a su prima. Se acercó y le dio un beso y un abrazo.

-Perdón por lo que pasó hace rato, es una costumbre que tengo y no se me quita, lo siento.

-No te preocupes –dijo ella con voz tímida.

-¿Ya desayunaste algo?

-No mi tía apenas está preparando algo para los dos.

-Bueno vamos a sentarnos a la mesa, tenemos tantas cosas de que platicar.

Yo podía notar en ella que estaba sonrojada. Siempre me había percatado de que ella disfrutaba mucho estar cerca de mi hijo, como si tuviera un “crush” con él como ahora le llaman. En la mesa se sentó muy próxima a él y no dejaba de mirarlo, cuando el encontraba su mira solo sonreía y la miraba también. Les prepare algo a los dos para el desayuno y lo comieron mientras charlaban de todo lo que les había pasado en tanto tiempo que no se habían visto. Después de una media hora mi hijo tuvo que irse a la escuela y ella se quedó conmigo. Toda la mañana estuvo ayudándome con los quehaceres del hogar y terminamos todas sudadas. En la casa tenemos un baño muy grande que está en la planta baja de la casa, y le dije a mi sobrina, -creo que terminamos empapadas-. Ella solo se rio y asintió con la cabeza.

-Ven tomemos una ducha juntas.

-¿Juntas tía?

-¿Qué tiene de malo amor, nunca te has duchado en la prepa con las chicas de tu salón?

-Bueno si pero…

-No pasa nada, además así aprovechamos y te examino de los senos y tu vagina, cerciorarme que todo esté bien, ¿o tu madre ya te llevo con un ginecólogo?

-La verdad es que no se preocupa mucho por mí.

-Bueno los chequeos femeninos son importantes amor y pueden prevenir enfermedades muy peligrosas.

-Si tienes razón tía, eso mismo nos decían en la prepa.

-Bueno acompáñame para desvestirnos y dejar esta ropa sudada en la lavadora, tú saca un cambio limpio de tu maleta y te veo en el baño, está en la esquina a la derecha de la sala.

La verdad tenía poco de estar experimentando este deseo por las mujeres pero mi sobrina era una mujercita muy deseable, a pesar de su corta edad era alguien que derrochaba sensualidad. Ella me alcanzó en el baño pero estaba temerosa de quitarse la ropa ante mí. No tengas miedo amor, soy médico yo veía mujeres y hombres desnudos todo el tiempo para mi trabajo –le dije con una sonrisa mientras me quitaba mi ropa interior-. Ella después de titubear unos segundos pudo armarse de valor y quitarse la ropa. Poco a poco fue deshaciéndose de su blusa roja. Llevaba un brasiere muy lindo con encaje negro y una tanga del mismo color muy pequeña y con bordes de encaje también. Muy apenada siguió y retiro su tanga de su delicada y blanca piel. Yo la observaba con detenimiento pero despistaba un poco para no hacerla sentir incomoda. Ambas terminamos de quitarnos toda la ropa y abrí la regadera de la ducha.

-Mi amor, ¿entonces nunca te has hecho ni un Papanicolaou o mamografía verdad?

-No tía, mi mamá aun no me lleva con el médico.

-Ok bueno yo soy médico puedes confiar en mí, podemos hacerlo bien rápido aquí mientras nos duchamos.

-¿Enserio?

-Si claro, va a ser bien rápido y no vas a sentir nada malo ni mucho menos incómodo.

Ella me obedeció y vino con su joven cuerpo hacia mí. Aquellos joviales y redondeados senos se movían rebotando levemente con esos pezones rosados con unas aureolas bellas como su blanca piel. Primero hay que palparte los senos para ver si no hay ninguna anomalía amor –dije mientras tomaba la esponja con el jabón y la ponía en sus bellos senos llenándolos de espuma-. Después de enjabonarlos comencé a darle un masaje lentamente por sus senos amasándolos suavemente y palpando para ver si no encontraba algo irregular. Ella por momentos solo cerraba sus ojos y parecía disfrutarlo mucho. Quise aventurarme más y comencé a rosar sus pezones estaba poniéndose duros y ella mordía su labio inferior con desesperación. Parecía ansiosa por algo más. Me puse detrás de ella y mis senos se aplanaron y cambiaron de forma en su espalda. Es más cómodo de esta manera amor –dije mientras comenzaba a amasar sus pechos por detrás de ella oliendo su sudor por todo su cuello. Al rozar sus pezones de nuevo su cuerpo reacciono dejando salir un pequeño gemido –Ahhh-. Yo sabía que iba por buen camino pero aún era muy pronto para hacer algo más. Ella se sentó en el suelo y me pregunto

-¿Tía como debe ser el Papanicolaou?-. Bueno amor lo primero es ver que tanta profundidad tiene tu vagina, para eso debo ponerte un aparato pero como no lo tengo aquí puedo hacerlo con los dedos –respondí.

-¿Me dolerá?

-Yo pienso que te va a gustar corazón, solo relájate.

Me senté en el piso de la regadera mientras aquella cascada caliente caía sobre nuestros cuerpos húmedos. El vapor nos hacía estar más mojadas cada vez y yo me moría por probar el sabor de los labios vaginales de mi sobrina. Me acerque a ella lentamente y metí dos dedos hacia arriba de su vagina moviéndolos por dentro tratando de encontrar su clítoris por dentro. Ella gimió y se tomó fuerte del piso con ambas manos. Yo comencé a penetrarla excitada por el momento y la ocasión tan inesperada. Me duele poquito pero se siente muy rico tía, da cosquillitas –dijo mientras se mordía el labio fuertemente tratando de mitigar el placer. Sus firmes senos se movían junto con sus caderas que había comenzado a reaccionar por si solas. Mis dedos se movían por si solos ella gemía y yo no paraba sabía que esa tarde estaría por provocarle tal vez el primer orgasmo de su vida.

¿Estás bien mi amor? –pregunte, mientras mis dedos se introducían cada vez con más intensidad. Mi sobrina me miraba y se mordía el labio mientras sus ojos se ponían en blanco. Sus caderas se movían instintivamente como un perro al querer follar. Nuestros cuerpos bañados ante aquella cascada de agua cálida elevaban cada vez más su temperatura. Tome con fuerza su seno derecho y lo apreté mientras lamia su clítoris.

-¡Ay!, eso se siente muy rico tía, no pares por favor.

-No te preocupes mi cielo, no voy a parar por nada del mundo.

-Dios mío no puedo creer lo bien que se siente tía.

-Todavía no has probado nada mi amor.

-Hazme sentir lo que nadie me ha hecho sentir tía, regálame mi primer orgasmo.

Chupaba sus labios vaginales con dedicación casi religiosa. Podía sentir en mis labios la humedad de aquella vagina tan jovial y virginal. Sus fluidos tenían un sabor predilecto, digno de cualquier banquete de dioses. Eran dulces como el fruto prohibido de aquel monte de venus nunca explorado previamente. Acariciaba sus muslos con pequeños toques de mis dedos, apenas rozándolos sintiendo poco a poco la delicadeza de su piel. Su rostro revelaba el éxtasis sin fin en el que estaba, aun sin alcanzar el orgasmo. El agua caía en su rostro y mojaba su cabello cayendo hacia atrás de su cabeza. Yo no dejaba de admirar su rostro tan bello, sus pezones rosados como pétalos de flor y sus vellos púbicos tan finos que adornaban tan exquisito manjar. Por fin dejo que su instinto tomara el control. Con ambas manos me tomo de la cabeza y me marcaba el ritmo poco a poco. Me indicaba como quería que la besara, que la tocara con mi lengua. Yo no siempre le hacía caso y dejaba que mi lengua explorara otras zonas de su vagina. Con mis dedos encontré su punto g, aquel punto rugosito que tenemos las mujeres por dentro del clítoris en la parte superior de la vagina. Ella se estremeció de inmediato cuando lo toque.

-¿Qué fue eso? –pregunto extasiada.

-Ese es tu punto g amor, es el que te va a dar el mejor placer de toda tu vida, debes de aprender a encontrarlo.

-Se siente riquísimo.

-Después te enseñare como encontrarlo, por ahora solo relájate y disfruta.

-Tú mandas tía Julia.

Mis dedos comenzaron a moverse con rapidez acariciando suavemente aquel pequeño punto, con mucha firmeza giraba mis dedos mientras estimulaba su clítoris. Su punto g se inflamaba poco a poco mientras su vagina se inundaba de sus fluidos vaginales. Cuando estuvo en su punto la sujete con fuerza y golpe con mis dedos aquel punto tan hinchado. Ella quiso parar mi mano pero yo no la deje. No te retengas mi amor, déjalo salir –dije mientras con violencia la penetraba con mis dedos.

No tía, me siento muy extraña, creo que algo está a punto de salir –dijo un poco angustiada-. Es tu orgasmo amor, no te contengas déjalo salir todo, sin pena –dije mientras la ahorcaba. Su rostro se había puesto totalmente rojo y sus ojos en blanco. De su boca salió un gruñido mientras su figura se arqueaba con furia como si estuviera poseída. Yo me acerque a su vagina para recibir aquel primer squirt tan delicioso y como si fuera un rociador de césped su vagina exploto con varios chorros intensos.

-¡Puta madre! –grito mientras su cuerpo se convulsionaba bajo aquella cálida ducha.

-Así vente amor, déjalo salir todo en mi boca.

-Ella frotaba instintivamente su clítoris mientras aquellos chorros no paraban de salir.

-Su dulce elixir inundaba mi boca, podía saborear aquel jugo virginal y lo había hecho antes que cualquiera en su vida, eso me excitaba demasiado. Mi sobrina termino de eyacular y yo bebí todo su fluido. Se recostó unos minutos en la regadera y yo lo hice junto a ella. Nos abrazamos en ese mismo momento. Nuestros pechos se encontraron en aquel cálido abrazo. Mis pezones rozaron con los suyos y sin previo aviso me beso. Su lengua se aventuraba hacia mi garganta como una serpiente buscando su guarida mientras sus brazos me estrechaban a ella.

-Esa fue la mejor experiencia que he tenido en mi vida tía Julia.

-Es solo el inicio, pequeña, puedo enseñarte tantas cosas que aún son nuevas para ti y llenas de placer.

-No puedo esperar por descubrirlas contigo.

-Por ahora hay que terminar de bañarnos, no podemos estar desperdiciando tanta agua jajaj.

-Tienes razón tía, aunque no quisiera que este momento terminara jamás. Quisiera quedarme contigo para siempre abrazada a ti –dijo mientras me besaba tiernamente de nuevo.

Yo la tome de sus carnosos glúteos y le devolví el beso apasionadamente. Nuestra conexión íntima había sido espectacular. Parecía un magnetismo imparable, casi irresistible. Ya hay que salir vamos anda –dije mientras me salía por mi toalla.

Ella salió de la ducha y yo le pase una toalla seca. Ayude a secar su cuerpo pasando aquella suave toalla por sus pronunciadas curvas. Ella sentía cada caricia y la gozaba intensamente. Decidí dejarla con ganas de más y ya no seguí. Ella sintió un poco de decepción pero siguió secándose sin decir absolutamente nada. Sin darme cuenta por la situación en la que estábamos, mi hijo se había regresado de la escuela. Resulta que le habían mandado un mensaje de que habían cancelado las clases y se regresó a la casa de inmediato. Había ido al baño al no encontrar a nadie en toda la casa gritando. Abrió la puerta y nos encontró a ambas totalmente desnudas.

-Ah cabron! –grito mientras veía nuestros cuerpos como como un lobo hambriento.

-Salte cabron, no ves que estamos desnudas-le dije mientras le arrojaba una pequeña caja de jabón.

Mi sobrina grito ruborizada mientras mi hijo se salía sonriéndose por lo que acababa de ver.

-Qué pena con mi primo Joel, no puedo creer que me vio desnuda.

-No es para tanto amor, es solo tu cuerpo, no tienes que avergonzarte de él, además es muy hermoso.

-¿Tú crees?

-Si claro, aunque podemos hacer algo para que estemos a mano.

-¿Y cómo que sería eso?

-Pues podemos hacer que tu primo se desvista para ti, así estarían a mano.

-No creo que sea buena idea tía.

-¿En serio? Me vas a decir que cuando lo viste esta mañana no te dio curiosidad el cuerpo masculino, tiene muy buen cuerpo y cómo pudiste ver muy buen paquete.

-Si era algo muy grande, me dio algo de miedo jeje.

-Si es algo intimidante, podemos hacer que se desnude y que page así el haber visto nuestros cuerpos.

-Está bien tía, tienes razón, no es justo que el solo nos haya visto desnudas.

Ambas fuimos a su habitación y tocamos a la puerta. Él se nos quedó mirando sonriendo y dijo de manera altanera –me hubieran invitado a ese rico baño, yo con gusto me hubiera bañado con ustedes-. No te quieras hacer el gracioso cabron, venimos a que te desnudes, no es justo que nos hayas visto desnudas y andes como si nada –dije algo molesta.

-¿Quieren ver a la bestia eh? Ok, pásenle y pónganse de rodillas para que lo vean mejor.

Mi sobrina sin chistar se puso de rodillas en la alfombra de su cuarto y yo lo hice después. Me sorprendió un poco la rapidez con la que lo había hecho, tal vez su curiosidad era muy grande, o nunca había visto uno así. Mi hijo se abrió la bragueta del pantalón y saco su miembro con esfuerzo por el gran tamaño de su pene. MI sobrina quedo hipnotizada viendo su verga, tenía la boca abierta, como si no lo pudiera creer.

-Ven para que lo veas de más cerca primita.

-Está bien.

Mi hijo tomo su pene y con su otra mano tomo la cabeza de mi sobrina y empujo su miembro semi erecto hacia adentro con fuerza. –chúpala mejor putita –dijo mientras tomaba su pequeña cabeza con fuera.

Continuará.

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