Nuevos relatos publicados: 12

Conociendo la casa de mis suegros

  • 8
  • 8.181
  • 9,50 (2 Val.)
  • 4

A veces pienso que lo haces a propósito, te gusta provocar mis demonios, te gusta que saque mi lado más perverso, te mueres porque te arrastre conmigo a nuestro mundo, a ese mundo lleno de perversión que tanto nos gusta y aunque lo niegues sé que en el fondo por eso lo aceptas, porque a ti también te llena.

Ese viernes nos levantamos temprano, con los primeros rayos del sol, era fin de semana largo y la pasaríamos en casa de tus papás, nos despabilamos y salimos de cama, un par de pantalones y playeras bastaron para llenar mi mochila, tú empacaste un poco mas, no mucho aun tenias ropa en casa de ellos.

El trayecto fue un poco tedioso, un camión para llegar a la ciudad, luego el tren ligero, aquí nos separamos un poco, mucha gente y poco lugar para todos. Aquí comenzó tu juego… tal vez tenías muy reciente la ultima sesión...

Tal vez pensaste que en casa de tus padres no te iba a tocar, (Sonreí para mí) si es lo que pensabas estabas muy equivocada.

Nos toco de pie, tú me miraste... Yo un poco mas atrás en el vagón te veía en la distancia… sonreíste con tus ojos fijos en los míos, tus manos deliberadamente se envolvieron en las correas que cuelgan de la misma forma que te amarro cuando estamos jugando, separaste un poco tus piernas y te inclinaste un poco hacia delante… si, estabas jugando conmigo, me provocabas de forma intencional, varios tipos también te vieron, note como te miraban con ganas de pasar cerca tuyo y rozar tu trasero con sus pantalones. Las estaciones fueron avanzando y tu cuerpo se movía al ritmo del tren, cuando aceleraba o frenaba movías tu trasero un poco y tus brazos se tensaban, no se si mis perversiones me empiecen a superar, pero con cada movimiento te imaginaba recibiendo un azote… en mi mente te veía desnuda ante mi, esas piernas largas y torneadas que tanto disfruto, abiertas, bien abiertas para dejar a la vista y a mi alcance lo que escondes entre ellas, ese prieto culo que tienes tensarse, estremecerse al recibir cada uno de los fustazos… tus senos brincando un poco cada que tus piernas hacen un movimiento, me imagine tu boca, en como la aprietas cada que la fusta llega a esos lugares prohibidos para todos, exclusivos para mi... Como te muerdes el labio... Con cada golpe que te causa que esa sensación de escozo, de doloroso placer... Veía tus ojos, como irradian lujuria, cada vez que tu clítoris es alcanzado por un azote... Como se desbordan pidiendo otro golpe ahí, certero en ese preciso lugar que te hace explotar… vi tus manos aferradas a tus cadenas con fuerza, esas cadenas que son lo único de lo que te sostiene cuando el orgasmo te alcanza, son ellas las que te permiten estar en pie, las que te sostienen aunque tus piernas te fallen…

Me imaginé tomándote por la cintura, levantando tu cuerpo para que tus piernas pudieran abrazarme mientras te follo…

Sentí como posaba mi pene en tus labios, como lentamente te iba penetrando, como te ibas abriendo mas y mas conforme te llenaba completamente… como mis labios besaban tus pechos, como mis dientes mordían tus pezones hasta arrancarte ese gruñido ahogado, sentí el aroma de tu pelo. Escuche el ruido de las cadenas en cada embestida que te daba, en ese vaivén nuestro, me sentí salir de ti, solo para entrar ahora más fuerte, una y otra vez...vi como abrías tu boca y murmurabas en mi oído mi nombre, ese que pronuncias con pasión cada vez que tu orgasmo se acerca, y que me indica que es el momento que tanto buscamos, nos vi acabando juntos en un abrazo y el choque de caderas (un abrazo y tus piernas enredadas en mi cadera).

Si, mi imaginación volaba, y, creo que tú lo sabías, eso es lo que querías despertar en mí, lo note en tu mirada justo antes de llegar a la última estación. Antes de salir del vagón te alcance y pegue mi cuerpo al tuyo, quería que sintieras la erección que habías provocado, volviste a sonreír sabiendo que tu misión estaba cumplida. Sonreí también (no sabías lo que se me estaba ocurriendo) nos besamos. Si, ahí en medio de un mundo de gente, todos de prisa queriendo llegar a donde quiera que fueran, nada nos importaba, solo éramos tú y yo en ese momento.

Caminamos un poco ya estábamos cerca de la casa de tus padres.

Cuando llegamos con tus padres nos recibieron sonrientes, son pocas las veces que por una cosa o la otra los visitamos. Puse disimuladamente una mano en tu trasero, me gusta tu cara de susto.

Esa cara de niña a punto de ser descubierta en una travesura. Como si tu padre aun te regañara, como si fueras una adolescente que descubren fajando con su novio. Ellos siempre me han tratado bien te amo y ellos lo saben.

Luego de los saludos de rutina nos dirigimos a dejar las cosas en tu antigua habitación mientras ellos se dirigían al jardín con el resto de tus hermanas y hermanos, me miraste un poco nerviosa, ya sabías que iba a querer tomarte y saciar mi calentura, todavía no entrábamos en el cuarto y mi mano ya trataba de quitar tu sostén.

-espera, ahora no, todos están aquí y nos esperan para comer.

-¿sabes que me venias provocando? ¿verdad?

Tu respuesta fue una sonrisa y un beso rápido en mi boca... Dejamos las cosas sobre la cama (donde deberíamos estar ahora) y bajamos con la familia. Las horas pasaron entre chistes, cerveza, anécdotas y muchas bromas.

Poco a poco cada uno de mis cuñados y cuñadas se fueron a sus casas, solo quedamos mis suegros, tu hermana soltera y nosotros. Para esa hora ya te habías cambiado ya traías las mallas con las que andas en casa para entrar mas cómoda. Después de cenar fuimos a la sala a ver tv. Ahí estábamos viendo los piratas del caribe, era tarde tus padres se fueron a dormir y tu hermana como a los 10 minutos se fue a su habitación también. Tú acomodaste tu cabeza entre mis piernas, estabas cansada pero sabes que me hace reír el capitán Sparrow y decidiste acompañarme hasta el final, nos acomodamos y mientras veía la película mi mano acariciaba tu cabello. De vez en cuando bajaba hasta tu seno, tú te dejaste acariciar al fin ya todos se habían ido y era poco probable que alguien bajara, la película transcurría entre mi mano en tu pelo y seno, Jack corría para librarse de la horca, de repente tu mano acaricio mi paquete, primero por encima del pantalón, lo pusiste duro y luego bajaste el cierre y comenzaste a masturbarme, mi mano busco más insistentemente tus pechos, tu cabello quedo olvidado. La verdad la idea de hacerlo ahí me prendía, el morbo de ser descubiertos le añadía algo de peligro (imagina la cara de sorpresa si nos descubrían)

Pronto tu boca sustituyo a tu mano, besabas tan rico y tus labios son tan… tan excitantes saben exactamente como recorrer mi dureza, tu lengua es experta en darme placer lamias todo mi tronco y metías la cabeza en tu boca, tus manos me seguían masturbando y mis manos fueron a tu cabeza para marcar el ritmo. Escuchamos como un ruidito y rápidamente tu boca dejo lo que estaba haciendo. Buscamos en el pasillo que da a los cuartos pero no había nadie, continuamos con lo nuestro unos minutos con tu boca dándome placer, mis manos se estiraron para tocar tu entrepierna, estabas húmeda, pero no estabas convencida.

-no que tal que alguien venga

-que va ya se fueron a dormir

Entre mi insistencia pude meter una mano entre tus ropas, estabas dispuesta, mucho…

No lo deje pasar, tu resistencia fue cada vez menor y pronto mis dedos te hacían retorcer en el sillón, me levante, baje tus mallas solo lo suficiente para poder penetrarte, te puse boca abajo y pusimos un cojín bajo tu vientre para elevar tus caderas y tu culo quedo expuesto… me gusta follarte así, es una posición que te da mucho placer y a mi me encanta la vista, siempre es la misma sensación cada que te veo así, simplemente me encanta ver ese rico trasero que tienes, me gusta admirarlo, como si fuera la primer vez que lo veo, eres hermosa en verdad eres única, me acosté encima tuyo y lentamente te hice el amor, despacio sin hacer mucho ruido, no quería hacerlo fuerte para no despertar a nadie, pero el impulso me gano y pronto estaba bombeando mas fuerte mientras mis manos movían tus caderas y mi boca mordía tus hombros. Tu tampoco querías hacer ruidos pero alguno se te escapo, cuando estabas cerca de acabar tuviste que agarrar otro cojín para tapar tu boca. Entonces la vi, el ruido que oímos era tu hermana que tenia tiempo viendo lo que hacíamos, no dijo nada y yo tampoco, su cara no era de asombro era de morbo, su mano tocaba su entrepierna, se sorprendió cuando la descubrí pero simplemente se quedo en la entrada de la cocina desde donde nos espiaba, con la mano cada vez a mayor velocidad, y nosotros pensando que estábamos solos. El orgasmo nos alcanzo a los tres al mismo tiempo, el gemido de tu hermana se fundió con el nuestro…

Con una sonrisa en su boca puso un dedo en su labio en señal de silencio, yo le guiñe un ojo y se perdió en la cocina.

(9,50)