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Nuestra iniciación

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La historia que les voy a contar, ocurrió en el año 2000. Somos afortunados en que tanto a mí como a mi mujer, nos atraen los mismos deseos. A pesar que nunca lo habíamos hecho, fue como si lo hubiésemos hecho toda la vida; puesto que cuando hacemos el amor, muchas veces, incorporamos estas fantasías a nuestra rutina.

Yo tengo 44 años y soy piloto de una línea aérea. Vanessa, es mi mujer, tiene 33 años y es auxiliar de a bordo de la misma empresa. Estamos muy bien casados desde hace tres años, todavía sin hijos. Desde que empecé a salir con Vane, no se si por celos o que, le fui insinuando que fulano la miraba con ganas o que mengano preguntaba mucho por ella o que sutano Etc, Etc. Esto le excitaba mucho e indudablemente a mi también. Así que cada vez que hacíamos el amor, le decía al oído, que hoy había venido un invitado y que le hacia esto de acá, mas esto de allá y la perra gritaba de placer. Cada día que pasaba, las historias eran más excitantes y moríamos de placer. Así que lo convertimos en un hábito en nuestras diarias relaciones sexuales, que mejoraron día a día.

Esta historia, comienza un día en que yo tenía que hacer un vuelo corto a Mar del Plata en un horario relativamente temprano. Mientras me estaba bañando y afeitando para ir al aeropuerto, me acordé que esa tarde iba a volar con Alejandro, un copiloto joven y muy apuesto, con quien mi mujer se babea mal. Eso me produjo tal mezcla de bronca, celos y excitación que terminé masturbándome en la ducha como un perro, pensando en Vanessa.

Insatisfecho y sediento de placer, me motivé a idear este malvado plan que enseguida puse en marcha.

Antes que me pasara a buscar el remise, llamé por teléfono a Vane al celular y le pedí que me viniera a buscar al Aeroparque con su auto a las 18 Hrs. Ella concordó y me preguntó que íbamos a hacer. Solo le contesté que se viniera súper empilchada porque iba a ser una sorpresa. Durante todo el trayecto, fui pensando como armar la historia para que no fallara y pasara lo mas natural posible.

Al llegar a Aeroparque y me encontré con Alejandro. Hicimos todas nuestras tareas para el vuelo y cuando nos íbamos para el avión le pregunté si todavía estaba interesado en canjear su departamento por nuestra casa. El se acordó y me contestó que sí.

Paso a explicar, Alejandro vive en un departamento muy bonito en Belgrano y nosotros vivimos en una casa en un country. Da la casualidad, que semanas atrás me encontré con él en nuestro country y cuando le pregunté que estaba haciendo, me contestó que estaba buscando alguna casa para comprar, porque le había encantado el barrio. En ese momento, yo le respondí, que nosotros estábamos por vender nuestra casa porque teníamos intención de mudarnos a algún departamento grande en la zona de Belgrano. El me contó que tenía el departamento ideal para nosotros. Como yo me tenía que ir, la charla quedó trunca allí. Quedamos que en otro momento íbamos a seguir hablando, porque ambos estamos interesados en la operación. Hoy era ese día…

Durante todo el vuelo estuvimos hablando de su departamento. Yo me mostré muy interesado y en el descenso final, combiné con él, que como Vanessa me pasaba a buscar al terminar el vuelo para salir, podríamos pasar un rato por su departamento para verlo y así empezar a redondear la idea del canje. Alejandro estaba muy entusiasmado con la idea. Le dije que solo iba a tomar un ratito, puesto que después tendríamos que ir a una reunión con amigos.

Finalmente aterrizamos en Aeroparque, terminamos todo el papelerío del vuelo y fuimos caminando hacia la playa de estacionamiento. Allí nos encontramos con mi mujer que estaba esperándome. Vanessa estaba divina, vestía una minifalda muy corta, tenía medias separadas de red y una remerita sin mangas que le marcaba mucho su hermoso busto. Estaba peinada espectacularmente onda salvaje, muy bien pintada y tenía puesto mi perfume favorito.

Vi que Alejandro quedó impactado al verla y ella sintió algo similar. Vanessa me saludó con un húmedo beso en la boca y con sus ojitos brillantes me miro como sospechando y entendiendo algo de lo que iba a pasar. De todas formas se entregó a seguir con lo que viniera.

Nos saludamos y le conté que Alejandro nos había invitado a conocer su departamento para ver si podíamos hacer la operación de la que alguna vez habíamos hablado. Vane asintió con alegría. Subimos al auto y yo fui manejando con ella al lado y Alejandro atrás rumbo a Belgrano. El excitante perfume y olor de Vane, había inundado el auto y su encanto al hablar, armaron un clima agradable.

Llegamos al edificio y mientras subíamos por el ascensor, Vane me dio un beso muy efusivo que me dejo sin aliento. Alejandro se reía, un poco incomodo. Una vez en el departamento, nos sentamos en el living para tomar algo y charlar de números. Vanessa solita se ofreció para preparar las bebidas y Alejandro concordó y le enseñó donde estaban las cosas en la cocina. Conozco muy bien a mi mujer, ella empezó a pasearse por la cocina con movimientos muy delicados y sensuales, se agachó para agarrar algo y levemente se le vieron los portaligas. Alejandro prácticamente no podía concentrarse en la charla, me miraba a mí, pero su atención estaba en la cocina, donde la diosa de mi mujer seguía haciendo de las suyas. Finalmente Vane vino con una bandeja toda prolijita con whisky para Alejandro, una Coca Cola para mi y un Gin Tonic para ella. Cuando se agachó para poner la bandeja sobre la mesa ratona, su busto se recontra marcó y me di cuenta que no solo no llevaba corpiño, sino que también tenia sus pezones muy parados. Se sentó a mi lado y haciéndose la linda, cruzaba y descruzaba sus piernas. Me di cuenta que Ale ya estaba incomodo.

Después de unos 15 minutos, terminamos de hablar de precios y le pedí que nos mostrara el departamento. Vimos bien el living, fuimos a la cocina y salimos al balcón. Yo iba caminando abrazado de Vane y pude percibir que ella estaba muy excitada y transpirada. Indudablemente eran los nervios, pero a pesar de todo, ella seguía para adelante. No sabía para donde iba pero le gustaba la intriga. Para parar un poco la pelota, nos quedamos un ratito en el balcón tomando aire y disfrutando de la vista. Me puse detrás de Vane, mirando hacia el rió y la apoye un poquito, ella suspiro profundamente y me acomodó su colita mejor, comencé a morderle suavemente su cuello. A estas alturas, Alejandro ya no podía consigo mismo. Se le caía la baba al vernos besar y ya no podía sacarle los ojos de encima a Vane, que era toda una maquina de sensualidad. Estaba en una situación difícil, puesto que todo era muy natural, sin exageración, y nadie le había dado lugar hasta ahora, encima Vanessa, era la mujer de su comandante, o jefe.

Le pedí que nos siguiera mostrando el departamento. Vane y yo seguíamos caminado abrazaditos besándonos. Fuimos a ver un dormitorio chico, el toilet y el estudio. Allí Vane vio un equipo mini componente y puso algo de música. El aire ya se cortaba con un cuchillo, todos estábamos excitados pero nadie insinuaba nada. Nosotros todavía estábamos con el uniforme puesto, no se si hacia mucho calor o era la calentura que tenia. Vane me quito el saco y me empezó a sacar la corbata en una forma muy sensual al compás de la música que estaba sonando. Alejandro se quito su saco y también la corbata. Se abrió 3 botones de la camisa y Vane percibió que tenia muchos pelos en el pecho como a ella le gusta.

Estaban todas las cartas tiradas sobre la mesa. Solo faltaba arrojar la primera piedra. Hacia un costado del estudio, salía un pasillo y le pregunté hacia adonde iba. Ale me respondió que hacia el dormitorio principal. Agarré a Vane de la mano y hacia allí fui.

El dormitorio principal era muy bonito y estaba muy bien decorado. Al entrar, Vane grito de alegría que todo el departamento era muy lindo, estaba muy contenta. Se sentó en el borde de la cama a rebotar, yo me senté a su lado y como jugando me tiré encima de ella. Nos empezamos a besar efusivamente dando vuelta en la cama como ignorando que Alejandro estaba allí y que esa era su cama. Siempre con los ojos cerrados y besándonos con la boca muy abierta y mucha saliva, no incorporamos y empecé a levantarle la remerita. Apenas asomó un pezón muy duro y parado, lo empecé a chupar, jugando con mi lengua. Alejandro, ya resignado, dio media vuelta y salió del cuarto para dejarnos solos.

En ese instante, suave pero enérgicamente le dije que se sentara en un sillón que había frente a la cama. Sin titubear obedeció y se sentó calladito. Nuestro ritmo cardiaco seguía a mil, seguí subiéndole un poco más la remera y ya quedaron las dos tetas afuera. Las seguí chupando y besando suavemente, creando una manto de baba alrededor. Le empecé a pasar la lengua por sus axilas bien suaves y a cada tanto le daba mordiscos en los pezones. Vane que ya jadeaba en vos alta, apoyó su mano en mi bulto y empezó a bajarme el cierre mientras abría los ojos esporádicamente y lo miraba a Alejandro sensualmente. Mientras yo seguía besando y excitando a Vane, le pregunté a Alejandro si le gustaba. El estaba tirado en el sillón, petrificado sin poder hablar, con los ojos clavados en mi mujer. Su bulto casi le rompía el pantalón. Como no me contestó, le volví a preguntar si le gustaba, y temerosamente me contestó que si, que le encantaba. Me desvestí y le dije "Vanessa va a tener muchas ganas de besarte la pija, si te desnudas y te empezas a masturbar". Inmediatamente, se bajo el cierre y con los pantalones a medio bajar, se empezó a pajear. Tenía una buena pija, normal pero la tenia muy parada.

A partir de allí, Vane lo empezó a mirar como se pajeaba, excitándose un montón. Yo le subí la minifalda de a poco dejando a la vista la sensual tanguita de encaje. Ella abrió sus piernas ofreciéndole la vista a Alejandro, se chupó un dedo muy mal y corriéndose la tanga de costado, empezó a tocarse el clítoris en forma circular. Alejandro, que ya tenía un palo espectacular, intentó ponerse de pie para arrimarse. Simplemente le chisté y le dije que todavía tenía mucho para ver antes de entrar en acción. Sin dudarlo volvió a sentarse y continúo masturbándose. Vane ya estaba tan excitada que comenzó a meterse ese dedo en su concha y con la otra mano me tocaba a mi. Yo me arrodillé en el piso y comencé a chuparle la concha. Ahh, que placer estaba tan lubricada que parecía gelatina. Le saqué la tanga, empecé a besarle suavemente el clítoris, agarré su mano y encaucé 2 de sus dedos dentro de la vagina. Vane, continuaba mirando como Ale se masturbaba y le hizo una seña para que se arrime. Alejandro se saco sus pantalones y vino temerosamente con el tremendo palo en su mano. Si poder usar sus manos, Vane arrimó la boca a su pija y amagaba a chupársela. Ale, desesperado trataba de empujar, pero Vane corría sensualmente su cara. Continuó con el simulacro de chupada por unos minutos mientras yo seguía chupándole la concha. En todo el simulacro Vane acabo 2 veces en mi boca, lo que me produjo el mayor placer.

La agarré fuerte de los pelos y lleve su boca a mi pija. Me empezó a chupar como la peor de las putas, empezó de a poco y terminó metiéndose todo en la boca. Ya desesperado, le pedí que pare un poco porque sino iba a acabar. Me rogó, por favor que le acabe en la boca. Entonces le dije a Alejandro que fuera a buscar un forro. El acudió rápidamente mientras Vane me seguía chupando. Volvió a entrar al cuarto y me lo entregó. Le dije que para mi no, que era para el, y que se lo diera a Vane. Sin dejar de chuparme y lamerme, Vane abrió el forro y comenzó a colocárselo muy despacio a Alejandro, excitándose con la lubricación del forro y con el calor y el tamaño de la pija de Ale. Hacia los movimientos cada vez más largos y el pobre ya no aguantaba más. Le dije que la penetrara por detrás, mientras ella me seguía chupando. No podía creer lo que estaba viendo. Era la más linda postal de excitación que había visto en mi vida. Era fantástico ver a la diosa de mi mujer, divina, toda mojada y transpirada, recontra excitada, chupándome la pija y siendo penetrada por otro tipo. Se me mezclaban los deseos, la pasión, las ganas de cagarla a trompadas, los celos, la desesperación, pero estaba tan linda, tan puta, tan feliz, que solo pude agarrarla de los pelos y empezar un vaivén en su boca. Ya no podía mas, estaba sufriendo haciendo un esfuerzo para no acabar. Lo mire a Ale y vi que tampoco podía mas, estaba serruchando a lo loco como un perrito y Vane en cuatro, se movía en todas las direcciones, se le escuchaban gemidos pero no podía hablar. Tenia toda la boca llena con mi pija. De golpe, todo se tornó eléctrico y empezamos a acabar los 3 juntos y a la vez. Ahh, que placer, que de leche que le acabé en la boca!!. Alejandro cayó encima de Vane exhausto. Y Vane después de tragar un poco, chorreando leche por su boca, empezó a gritar de placer. Estaba empapada, temblando, se incorporó y me empezó a abrazar y agarrar muy fuerte, me decía que era un hijo de puta, que nunca había gozado tanto en su vida. Había acabado como 5 veces, le dolía y ardía todo.

Alejandro se paró y se fue a sentar al sillón, nos miraba en silencio. Nos quedamos acostados abrazados besándonos todo el tiempo. Vane me pidió que se le metiera así como estaba. La pija recién se me estaba empezando a bajar, pero de todas formas accedí al pedido. Me dio vuelta y se empezó a mover arriba mío. Me pidió que la dejara a ella hacer todo. A todo esto Ale se paró y se fue del cuarto. Mi mujer se empezó a poner como loca, me decía al oído que me amaba, que nunca había sentido todo esto y que quería sentir mi leche dentro de ella. Se sentó arriba mío y me empezó a estirar la pija como con un malacate. Que excitante que era ver el reflejo de sus pelos rubios en el contorno de su cabeza con la luz de fondo. Se movía como una yegua hacia arriba y hacia abajo. Me puso una teta en la boca y me la sacaba de a poco. Se la mordía despacito y Vane tironeaba hacia afuera dando grititos. Me apoyó todo su pelo en mi cara y me empezó a morder el cuello y a acariciar todo el cuerpo. Sin parar de mover su concha, me empezó a raspar su pubis muy fuerte. Nuestros pendejos se raspaban, nuestros ombligos hicieron zopapa, nuestra transpiración nos empezó a pegar los cuerpos fantásticamente lubricados, nuestras bocas se encontraron en un beso largísimo lleno de saliva. La pija se me empezó a parar de vuelta. La satisfacción de Vane era ahora total y me empezó a abrazar mas fuerte. Quise darla vuelta y no me dejo. Me pidió que me quedara quietito, que ella me lo quería sacar todo. Mientras se seguía moviendo arriba mío, mi pija empezó a engordar y a ponerse mas dura. Me empecé a querer mover pero no pude, estaba trabado.

Se me empezó a parar muy mal y Vane lo sintió. Empezó a subir la concha hacia afuera, como sacándola, pero en el ultimo milímetro volvía a bajar. Continuó con este movimiento endemoniado cada vez más despacio, pero más profundo. Empecé a gritar de placer y ella también. Sentía que mi pija estaba por explotar, Vane encima la empezó a apretar con sus músculos. Siguió sacándola y poniéndola, pero ahora apretándola con toda su vida y hasta el fondo. La concha empezó a hacer ruidos raros, ebulliciones, pedos, estaba todo empapado y esta hija de puta seguía sacándola toda y bajaba con todo, creí que me iba a partir la pija en dos. Por suerte siempre volvía a entrar, porque su concha estaba abierta como un buzón. Le dije que no aguantaba mas, y me pidió que por favor le acabara y le quemara todo adentro, bien adentro. Me empezó a rasguñar toda la espalda con desesperación, me metía la lengua hasta la garganta. Estábamos en la luna, éramos una sola persona moviéndonos, mi corazón empezó a latir hasta querer salir del cuerpo y el de ella también. Se acostó arriba mío, nuestros pies se engancharon y nuestras piernas se entrelazaron. Se nos puso la piel de gallina como nunca y prácticamente sin poder movernos acabamos los dos juntos en un solo grito de placer. Acabamos y acabamos y acabamos. Me sacó hasta la última gota.

El esfuerzo y el cansancio fue tal, que Vane se quedo dormida en mi pecho. Me quede acariciándole sus pelos hasta que me di cuenta que estábamos en la cama de Alejandro.

No se escuchaba nada, había un silencio bárbaro. De repente mire por la puerta y vi una sombra que venia por el pasillo. Asomó la cabeza de Alejandro tímidamente. Le hice una seña para que pasara tranquilo. Ale, en slip, traía una bandeja con bebidas para todos. Desperté suavemente a Vanessa, quien se asusto al ver a Ale sentado en el borde de la cama. Le dio un poco de vergüenza y tapó su cuerpo con una sabana. Me dijo que se quería ir a lavar. Agarramos un vaso cada uno y fuimos para el baño los dos juntos. Vane fue caminando envuelta en la sabana.

Yo sabia que Vane moría por comerle la boca a Alejandro. Era una de las cosas que mas le gustaba de el. Pero también sabia que no se iba a sentir tranquila de hacerlo delante mío. Dentro del baño, mientras nos lavábamos, nos dimos un beso y le pregunté si todo estaba bien. Me miró, sonrió, me dio un abrazo y me dijo que si. Nos metimos en la ducha y después de enjabonarnos le dije que fuera para el cuarto que yo me iba a quedar un rato más en la ducha. Vane sonrió y se fue.

Me seguí bañando tranquilo para hacer tiempo. De repente me empecé a sentir mal. Que masoquista!!! Estaba entregando a mi mujer como una puta. Empecé a sentir celos, moría de la bronca, se me retorcía el estomago, pero me excitaba, lo estaba haciendo para que Vane sintiera placer, para que nada nos quede en el tintero en el amor. Trate de parar la oreja, no escuchaba nada. No pude con mi genio. Sin secarme salí de la ducha dejando la canilla abierta y en puntas de pie fui por el pasillo hasta la puerta del cuarto. Asome mi cabeza sin que me vieran y casi me muero de un infarto. A media luz, en el medio de la cama, estaban arrodillados los dos desnudos dándose un beso. Vane le acariciaba la cabeza y tenia los ojos bien cerrados, lo que mas odio me daba. No sabía si agarrar un revolver y matarlos, si cagarlos a trompadas o simplemente esperar y disfrutar. La escena me volvía loco, Vane era la mujer que mas me gustaba del mundo, la amaba, moría por ella y la estaba viendo en vivo, seducir, besar y tocar otro hombre.

Ella lo acostó en la cama y le empezó a chupar la pija. Alejandro jadeaba de placer. De golpe lo dio vuelta y lo dejo boca abajo, lo manejaba como a un muñeco. Vane empezó a refregarle las tetas por la espalda muy despacito y se empezó a calentar mucho. Así como estaba dado vuelta, le agarró la pija hacia abajo y se la empezó a estirar. Se agachó y le empezó a chupar los huevos y de vuelta la pija y de vuelta los huevos y otra vez la pija y Ale gritaba de placer. Vane controlaba la situación en silencio pero cada vez mas caliente. Se empezó a mojar un dedo y se lo empezó a pasar despacito por el culo de Alejandro, quien no la saco. Siguió refregándole las tetas por el culo y empezó a tocarse el clítoris con un dedo. En un momento miro hacia la puerta y me vio espiando. Me asuste porque creí que se iba a enojar, sin embargo me miro a los ojos con confianza, con una mirada cómplice y me abría la boca y me mandaba besos mientras se tocaba el clítoris. Se paró de golpe y vino hacia mí. Me dio un beso en la boca y siguió caminando hasta el living. Fue a su cartera y trajo un forro y aceite Johnson. De regreso, en la pasada me agarró de la mano para llevarme al cuarto, pero preferí quedarme y dejarlos solos. Vane se empezó a poner el aceite por todo el cuerpo provocándonos. Alejandro que estaba tirado en la cama, se animó y se paró. Se puso el preservativo y la abrazó por la espalda. Me miro y le hice una seña asintiendo. La giró, le levantó una pierna y se la empezó a meter de parado frente a frente. Vane se colgó en su cuello y le empezó a pasar la lengua por toda la boca. Esto no me gustaba mucho, pero me excitaba. Ale la fue arrinconando contra la pared y se la empezó a coger mal. Vane enganchó sus dos piernas en la cintura de Ale y empezó a moverse violentamente. Ambos gritaban de placer y yo me estaba muriendo espiando detrás de la puerta. Así calzada en el aire, Ale la llevo hasta la cama y ambos cayeron. Vane se retorcía como una víbora y él, que estaba arriba, la empezó a coger con fuerza hasta que los dos acabaron. Vane lo corrió con delicadeza, le dio un solo piquito en la trompa, se paró y vino hacia mi. Me abrazó fuerte y me dio un beso espectacular.

Nos metimos en el baño de vuelta. Nos duchamos los dos juntos en silencio. Nos cambiamos y fuimos al living a tomar algo con Alejandro.

A partir de allí, Vane ya no habló. Alejandro estaba mudo. Y yo empecé a cerrar la sesión. Le dije a Ale que esto, nunca había pasado. Que nunca intentara llamarnos para hablar de tema. Que esta había sido una decisión de una pareja adulta, que solo buscaba placer y pasarla bien. Y que esa pareja éramos Vane y yo. Que el no tenia nada que ver con nosotros. Alejandro entendió perfectamente y asintió con confianza.

Brindamos los tres. Vane y yo agarramos nuestras cosas, saludamos a Alejandro con un beso en la mejilla y nos fuimos abrazados. Nos subimos al auto y Vane fue manejando. Íbamos muy tranquilos y despacito en silencio y en un ambiente de paz. Había sido nuestra iniciación....

Claudio

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