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Me regaló a su amigo

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Resulta que desde hace algún tiempo he tenido un romance cibernético con un amigo, que en esta ocasión le voy a denominar Beto, y al que después de estarnos carteando y enviándonos correos muy cachondos, por fin llegó el ansiado momento en que nos pudimos reunir y hacer verdad nuestros más íntimos sueños.

Para ello, previamente le avisé que iba al DF y me propuse que nuestro encuentro fuera muy sabroso, por lo que me encaminé al centro de la ciudad y a una cuadra del cine Teresa localicé un buen hotelito en donde le daría a mi amor todo lo que el quisiera.

Antes que nada, fui a recorrer algunas tiendas en donde encontré bonita lencería, y seleccioné unas lindas pantaletitas de color rosa tipo tanga, que Beto me había dicho que le encantan, después estuve buscando unas medias de malla, de esas que tienen su liga propia, para no tener que usar liguero y que además combinaran con lo demás.

Obviamente me encargué de surtirme adecuadamente de condones y de una buena cantidad de lubricante vaginal, acompañando lo anterior con un hermoso instrumento, que se llama dilatador anal, y que no es otra cos que un dildo suave, como de gel, que se coloca dentro del ano y que funciona como vibrador.

Al llegar con mis compras al hotel, lo primero que hice fue darme un largo baño, teniendo cuidado sobre todo en mi culito, al cual le aplicaba abundante jabón y además me introducía cariñosamente los dedos, para ir preparando el caminito para mi amor. Eso me ponía a cien y me comenzaba a masturbar, haciéndome una riquísima puñeta "cuata", que es cuando con una mano te manipulas el pene y con la otra te excitas el culito metiéndote un dedo o los que puedas, sin embargo, procuré no venirme para estar en condiciones en el momento preciso.

A las 6 de la tarde ya estaba listo y tras de ponerme las medias y las pantaletas, me puse abundante lubricante y me fui metiendo lentamente el dilatador anal. Después me puse una camisa y unos pantalones de mezclilla y fui al esperado encuentro con mi amor, ya que lo había citado en el interior del cine donde pasan películas porno.

En la taquilla pagué mi boleto y pase al interior de la sala, en donde proyectaban un XXX donde a una linda jovencita le daban unas sabrosas lamidas en su vagina y en el ano, lo que me hizo imaginarme que en poco tiempo yo sería quien disfrutara de esas sensaciones.

Al ver la película se me paró la verga y comencé a acariciármela, y entonces decidí pasar al baño, por lo que me levanté de mi lugar encaminando mis pasos a la derecha de la sala.

El baño se encontraba muy lleno, y la zona de mingitorio colectivo había como 6 personas que tranquilamente se estaban masturbando, y uno que otro orinaba un poco para disimular esa excitante vista, de un montón de miembros masculinos parados, con aromas deliciosos y que se antojaban nada más de verlos.

Al estar en la fila, saqué mi pene y oriné levemente, mientras miraba a uno y otro lado, gozando ese momento, y el individuo que tenia a mi izquierda me sonrió y apuntó discretamente a mí su gran pene, con lo que se me hizo agua la boca (y el culito también). Mientras lo miraba me guiño el ojo señalando con su mirada su pene, y discretamente bajé la mano para acariciarlo y sentir su rico calorcito y la suave textura de su piel. Aproveché para darle unas meneaditas y le comenté que yo me encontraba esperando a alguien, pero le dije que tuviera paciencia y que se quedara en el cine esperándome mas tarde.

Después de eso, y con el aroma del pene en la mano, me dirigí a buscar el asiento en el que había quedado de encontrarme con Beto a las 6:30, y que era saliendo de los baños 5 filas para atrás y 3 asientos hacia en medio. Cabe decir que el sentir el dilatador en el ano y lo que pasó en el interior del baño hacían que yo me encontrara totalmente excitado y con unas gigantescas ganas de coger.

Al poco tiempo de haberme sentado llegó decididamente junto a mí un hermoso joven que me abordó directamente con mi nombre.

"Fer, eres tú", a lo que yo asentí con una sonrisa y le indicaba con mi mano que se sentara a mi lado. Al hacerlo, me plantó un rico beso en los labios y me dijo "Hola, esperaba ya este encuentro", y le dije que yo también.

Nos tomamos de la mano y mientras veíamos la película volteábamos a besarnos, entrelazando nuestras lenguas en unos sabrosísimos besos y nos decíamos cosas lindas al oído. Luego, discretamente bajó su manita izquierda y me comenzó a acariciar las piernas, entonces llegó al cierre y comenzó a abrirlo, y yo la ayudé, abriéndolo por completo y permitiendo que metiera su mano dentro de mi pantalón.

De inmediato se dio cuenta de que traía una tanguita, y al seguir hacia mis piernas se dio cuenta de las medias que también traía puestas, lo que lo excitó aún más.

La calentura de los dos ya era mucha, y me dijo que ya no aguantaba más y se sacó su hermosa verga de los pantalones y me puso mi mano en ella, para que lo empezara a masturbar, lo cual hize lentamente, pero al poco tiempo le dije que nos fuéramos de allí a otro lugar más intimo, y el acepto con gusto, mientras me besaba de nueva cuenta.

Dirigimos nuestros pasos hacia la salida y nos fuimos directamente al hotel, entrando al cuarto en donde comenzamos a besarnos otra vez mientras nos despojábamos de la ropa.

A él le encantó admirar mis pantaletitas y las medias y me dijo que tenía ganas de bajarme las pantis con la boca, por lo que me puse de espaldas y sentí como su boca buscaba las cintas y comenzaba lentamente a bajarlas, mientras que sus manos acariciaban mis nalgas simultáneamente. Una vez que las bajó, le dije que tenía otra sorpresita para él, y me empiné, ofreciendo a sus ojos la vista completa de mi culo. Para que lo viera mejor me separé las nalgas con las manos y sentí como su lengua se iba posando entre ellas, y entonces me preguntó acerca de lo que tenía en el culo, y le pedí que lo sacara con la boca.

Delicadamente le sujetó una de las orillas y lo fue retirando de la estrecha cavidad anal, haciéndome sentir como nunca. Ya que lo retiró introdujo los dedos y los comenzó a mover en todas direcciones, y con la otra mano me sujetaba el pene, dirigiéndome entonces a la cama en donde me puso de a perrito, con el culo al aire, y después de ponerse un condón me la metió lentamente y comenzó con un movimiento de mete y saca cada vez más rápido, hasta que un momento antes de que se viniera, me sacó el pene y se quitó el condón, diciéndome que quería terminar en mi boca. Yo me acosté en la cama y abrí la boca en el momento en que comenzaba a sacar todo el sabroso semen que vació en mí, y entonces yo también me vine sobre mi panza en un orgasmo fabuloso. Al darse cuenta de que yo también me había venido, comenzó a lamerme el abdomen, recogiendo con su lengua mi propio semen, y cuando ya tenía una buena cantidad se dirigió a mi boca y me lo echó, haciendo que ahora tuviera yo el sabor de dos venidas en mi boca. Luego me besó y compartimos los jugos sexuales de nosotros.

Seguimos acariciandonos y volvimos a coger 3 o 4 veces más, hasta que cansados reconocimos que teníamos que comer algo. Nos vestimos y fuimos otra vez a un lado del cine, en un puesto de tacos, donde comimos, y para mi sorpresa, estaba sentado el joven que vi. en el baño del cine, que me sonrió y me saludó como dos conocidos.

Beto se dio cuenta de que mi pene se volvió a poner duro al estar platicando con ese joven (Arturo), y comenzó a platicar también sobre las películas que habíamos visto. En eso, Beto le dijo a Arturo que si nos quería acompañar, y sonriendo nos dijo que con gusto lo haría.

Después de pagar la cuenta, Beto me tomó de la mano y comenzamos a caminar de regreso al hotel en compañía de Arturo, quien con toda confianza me tomó de la otra mano. Así llegamos al cuarto y Beto me pidió que me metiera en el baño y que me quitara la ropa, y que me quedara con las pantis y con las medias puestas.

Mientras lo hacía Beto y Arturo seguían platicando en la cama y se encueraban, y al salir los vi desnudos esperándome a que me uniera a ellos.

Beto me indicó que me subiera a la cama y que me pusiera en cuatro, y al hacerlo me abrió las nalgas, enseñándole mi culo a Arturo y le dijo que le quería regalar ese culito. Entonces se puso lubricante en la mano y me lo puso entre las nalgas, mientras Arturo se acercó con la punta de la verga en la mano, y colocándola en el centro, la comenzó a introducir, mientras que mi amor se colocó delante de mí y me ordenó que se la mamara.

Mientras era penetrado por los dos me decía que me quería tanto que decidió darme el máximo placer posible, y que quería que disfrutara esa larga noche en que me cogerían de todas las formas posibles.

Esa noche fue genial y al día siguiente continuamos por varias horas.

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