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De como sometía a Tatiana (2 de 4)

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Debo confesar que soy un fanático del sexo oral.

Ceo que no hay nada en el mundo como tener a una hermosa chiquilla arrodillada frente a ti, con tu miembro dentro de su boca húmeda y caliente, mirándote a los ojos mientras se esmera por acariciarte el palo con su lengua esforzándose por hacerte venir.

Como ya les había contado, cuando conocí a Tatiana lo primero que me imaginé fue el como se sentiría tenerla a mis pies mamándome la verga; era una idea que me daba vueltas constantemente en la cabeza, sobre todo cada vez que la besaba y le introducía la lengua en su deliciosa boquita, pues debo confesar que para ser una hembra inexperta e ingenua Tatiana tenía una vocación natural para besar ( y succionar) que me dejaba francamente sorprendido... ¿sabían que las chicas reprimidas por lo general muestran alguna fijación oral? Pues sin duda ese es el caso de esta mocosita. Como les digo, esta cabroncita ha sido todo un hallazgo.

Introducirla en el mundo del sexo oral fue bastante fácil y lo hice sin mayores preámbulos pues, como ya lo saben, sus sentimientos me importan un carajo.

Una tarde, mientras le metía mano de lo lindo en la áreas verdes de la escuela le tomé por la muñeca y la conduje lentamente asta el bulto de mi entrepierna. Muy tímidamente comenzó a acariciarme el pene con sus largos y finos dedos por encima de la ropa, al principio solo paseaba su dedo índice de arriba debajo de mi erección y con los ojos bien cerrados pues estoy seguro de que sentía vergüenza de hacerme eso y mirarme a los ojos (¡pobrecita! Si hubiera sabido las cosas que le esperaban). Sin importarme que estuviéramos en un lugar semi público me bajé la cremallera y tomándola por la muñeca la invité a meter su mano dentro de mi pantalón.

Aquella sensación fue deliciosa. Su mano tímida y un poco torpe pero bastante decidida urgando dentro de mis calzoncillos hasta hallar mi verga erecta y palpitante, sus dedos abrazándo el tronco suave y amorosamente y sin saber que hacer a continuación.Tomando su mano con la mía le enseñe que debía hacerme una puñeta moviendo de arriba abajo mi riata sin apretar demasiado. Tatiana me besaba en la boca con tal entrega mientras me masturbaba llena de nervios y lujuria, yo estaba eufórico pues sabía que había logrado convertir a una dulce y hermosa señorita en toda una aprendiz de puta dispuesta a hacer cualquier cosa que uno le ordenara.

Durante algunas semanas mas me permití disfrutar de su manita haciéndome ricas e incansables puñetas mientras yo le acariciaba cómodamente un seno o la besaba dulce y prolongadamente; con el paso del tiempo ella sola se fue acostumbrando a bajar por mi vientre con su mano, desabrochar mi cremallera y comenzar a pajearme sin la necesidad de que yo se lo indicara.

Quiero aprovechar aquí para narrar la primera vez que Tatiana vio, sintió y olió el semen de un hombre.

Fue en una ocasión en la que ella fue a mi casa; ya había ido otras muchas veces, aunque casi nunca la tocaba estando allí, pues no quería que ella perdiera la confianza en mi, quería ganármela haciéndola creer que no todo el tiempo pensaba yo en el sexo (aunque asi fuera). Al principio de nuestro noviazgo fueron varias las ocasiones en las que estando solos en mi casa me comporté con ella como si fuera solo un amigo, sin meterle mano ni nada, y como verán esa estrategia funcionó a las mil maravillas.

Como decía, aquella vez me acababa yo de comprar una cámara digital , estaba feliz pues en ese tiempo tomaba un curso de fotografía y quería estrenar mi cámara cuanto antes. Tatiana me acompañó aquel dia a comprarla y me la lleve a casa con el pretexto de usar la cámara y ver como funcionaba. Llegando a casa comprobé con agrado que estaríamos solos toda la tarde, pues mi hermano y mi papá no estaban y rara vez llegan a casa antes de las 10 p. m.

Le invité un café, estuvimos conversando un rato y luego comenzamos a sacarnos fotos, ella me fotografió a mi en varias poses graciosas, después yo comencé a fotografiarla, primero desde algunos ángulos y poses bastante aburridos, después, con mucha naturalidad la invité a hacer ejercicios de modelaje como en el curso que yo tomaba, le indiqué como debía posar ante una cámara, le enseñé a relajar la cara y soltar el cuerpo, sonreír, etc. A ella le encantaba el juego, comenzó a posar para mi de lo mas natural y sexy. Luego de un rato le pedí que descubriera su abdomen levantando su blusa, le recordé que la cámara podía borra las fotos y riendo le recordé que era solo un juego; sin pensarlo mas comenzó a levantar su blusa, logré fotografiar sus deliciosos y redondos senos, aunque cubiertos claro está por el sujetador, también la convencí de desabrochar un poco su pantalón y mostrar sus redondos y firmes glúteos protegidos por unos impecables calzoncitos rosas. El juego había terminado, ya era hora de darle uso a mi juguete.

Le dije que se recompusiera la ropa, mientras ella abotonaba de nuevo su pantalón conecté mi camara a la computadora y descargué las fotos sin que ella notara nada, después, delante de ella borré la memoria de la cámara destruyendo aparentemente las fotos, excepto la primera en donde ella salía vestida de cuerpo entero, esa foto le gustó mucho y me pidió que se la enviara por mail para conservarla, como supongo que aún lo hace.

Después de la sesión de fotos comencé a hablarle íntimamente, me acerqué a ella y la besé con lujuria pues al verla tan radiante y sexy me calenté mas de lo que yo mismo esperaba. Ella respondió bien a mis caricias, me besaba y me decía que me quería ( como si esas tonterías me importaran!) sin perder tiempo la recosté sobre el sillón y comence a meterle mano. Supongo que la sesión de fotos también la calentó a ella porque al acariciarla ella mecia su cadera rítmicamente como si quisiera ser penetrada, su voz era ronca y su respiración entrecortada; al meter mi mano en su pantalón para sentir su conejito noté que sus braguitas rosas estaban humedecidas y viscosas, evidenciando que la nena estaba calentándose a mas no poder. "Con que la muy zorra se cree lo suficientemente mujer para permitirse gozar del sexo ¿eh?" pensé. "Vamos a darle una lección a esta aprendíz de golfa".

De inmediato extraje mi mano y le indiqué que me desabrochara el pantalón. Esta vez me lo bajé hasta las rodillas pues estabamos en un lugar privado y quería que ella viera y palpara una verga en toda su extensión. Tatiana obedeció dócilmente; al emerger mi barra la tomó con la mano derecha y comenzó a sacudirla lentamente como estaba acostumbrada a hacer, solo que esta vez le dije:

-¿Sabes? Quiero que me lo hagas hasta el final-

Ella no entendió a que "final" me refería pues jamás había visto a un hombre correrse y estoy seguro de que nisiquiera sabía que existía tal cosa. Pese a ello supongo que sintió vergüenza de preguntar y solo asintió con la cabeza.

-Solo que voy a tardar mucho tiempo en terminar. No quiero que te detengas porque entonces tendremos que seguir por mas tiempo, ¿o. k.?-

Y es verdad. Quería tenerla pajeándome tanto tiempo como fuera posible, quería explorar sus límites y su paciencia, enseñarla a ser complaciente y tener dedicación para complacer al macho en turno.

Comenzó a masturbarme rítmicamente mientras me besaba en la boca y en el cuello, yo coloqué mis manos sobre la nuca y me dejé hacer demostrándole que no iba a dedicarme a nada mas que a recibir placer.

Quiero decir que tengo mucha resistencia, gracias a que me he pajeado desde muy joven he aprendido a controlarme y puedo estar cogiendo durante horas sin venirme. Tatiana al principio se entregaba con pasión, pero con el pasar del tiempo se fue aburriendo y aprendió que lo importante esperar (y rogar) porque yo le dijera "basta". Después de unos 20 minutos la muñeca se le comenzó a dormir, quiso detenerse un par de veces a descansar pero en seguida la tomaba yo por el brazo y le indicaba que debía seguir, seguir y seguir puñeteando de arriba abajo sin parar.

Después de un rato el roce de su mano me comenzó a causar incomodidad, asi que sin decir nada me recliné un poco y escupí sobre mi palo para lubricarlo, esto a ella le sorprendió y hasta le desagradó pero no dijo absolutamente nada, siguió sobandome la tranca hasta que, después de un rato, me confesó tímidamente: "ya me cansé" a lo que respondí firmemente: "Te dije que lo harías hasta el final"- ¡Plaf! Años de ferrea disciplina machista en su casa estaban por fin dando frutos, al oir una orden continuó sin volver a quejarse pues sabía que las órdenes de un hombre no deben ser cuestionadas sino acatadas.

Habría pasado una media hora cuando comencé a sentir como la leche se me iba acumulando en la punta de la verga, lista para salir dispar.

-Voy a venirme chiquita...¿estas lista? – le pregunté.

Ella no respondió, pus estaba ensimismada contemplando como el pene que tenía en la mano se hinchaba progresivamente. De súbito solté un gemido y chorros de espeso semen comenzaron a brotar de mi pene, Tatiana se sorprendió tanto que quiso soltar mi riata en el momento en el que la primera gota de leche asomó por la cabeza. Error. De inmediato tomé su mano con fuerza y la conduje hacia mi verga con molestia enseñándole que debía seguir sacudiéndola. En ese momento comprendió que iba a batirse y con increíble resignación lo aceptó. Siguió pajeándome contemplando atónita como la tranca escupía chorros de esperma que corrían por su mano adhiriéndose a sus dedos.

Cuando la última gota de semen hubo salido y el miembro se me comenzaba a poner hipersensible le ordené que dejara de sobarme. Ella contestó con un dulce beso en mi boca ; se incorporó para ir al baño, le ordené que tuviera cuidado pues no quería que tuviera la torpeza de derramar una sola gota en mi pantalón, en el sillón o en el piso. Disimulando su asco apretó el puño lleno de semen y colocó la palma de su mano izquierda debajo para recolectar los hilillos de leche que escapaban de su puño.

Al regresar del baño sus manos estaban impecables, no quedaba la más mínima evidencia de lo ocurrido. "La nenita es profesional" pensé " Está educada para ser tan pulcra que el dia en que la violen correrá al baño a limpiarse todo el cuerpo haciéndole las cosas más fáciles a todos".

Ella se recostó a mi lado y permaneció en silencio un rato.

-¿Eso es lo que embaraza?- me preguntó en voz baja después de un rato. ¡semejante pregunta viniendo de una chica universitaria!

-Sí- le contesté – Si te hubiéramos echado ese jugo dentro de tu cuerpecito ¿qué crees que hubiera pasado? –

-...¿Tendríamos un bebe? –

- Tendrías un bebe – Aclaré. Esa respuesta la dejó consternada y sumergida en un profundo mutismo.

-Pero no te preocupes – le dije sin darle importancia a lo otro – Hay otras formas de meter esa leche en tu cuerpo sin que te embaraces.

No entendió, pero tampoco se animó a seguir preguntando. Tatiana era ( y es) sin duda un juguete sexual extraordinario.

P. D. Parece que a Tatianita no le gusto mucho ver su vida publicada aquí, me ha rogado que deje de escribir su vida íntima, ja! Pobre ilusa, afrtunadamente la tengo bien sometida y chantajeada, esta chiquita no se nos va a ir a ningún lado.

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