Nuevos relatos publicados: 0

Inevitable

  • 2
  • 3.776
  • 8,25 (4 Val.)
  • 0

Suspira suavemente, mi cuerpo se tensa, veo venir mi destino. Sutilmente un pulgar en mi cuello, acaricia mi piel como si fuera de cristal, con la más sutil delicadeza. Increíble sensación, mil mariposas revolotean en mi barriga. Las ideas fluyen en cascada, nuevamente un suspiro que envuelve mi oreja con mil frases preciosas atrás de ella que van llenándome de deseos oscuros, pero todos llenos de pasión.

La tensión de mi cuerpo aumenta, mis músculos se tensan, cada ves más y más… las palabras se embriagan y más dulce se vuelve el acto. Una suave caricia en mi abdomen que sube ondulante hasta mi pecho. Cinco dedos con sus cinco uñas manchadas de carmín presionan mi piel aumentando el deseo y enrojando mi hombro.

La pasión se hace mayor al aumentar el deseo y éste no se hace esperar, es partícipe de tan inocente jugada llena de amor y lujuria.

Aumenta la lujuria, aumenta el deseo, mi oreja ya esta roja, ansiosa de seguir escuchando sutiles palabras cargadas de sexo.

Es como extasiar el éxtasis… es ir más allá de la razón humana, no se han dado más de dos pasos y nos encontramos de frente a lo que es inevitable.

Esta vez los suspiros son acompañados por los míos, y estos se complementan con jadeos; los dedos que antes apretaban mi pecho ahora juegan con los vellos de todo mi tórax… que suplicio tener que arremeter ante tanta pasión. Ya veo venir lo inevitable, es incontenible saber lo que vamos a hacer después.

Un brazo atora mi cintura, nuevas manos aparecen en escena, son dos pares los que juguetean por el aire y golpean de vez en cuando contra mi cuerpo como sutiles caricias.

Por fin se ve venir lo que ya habíamos previsto inevitable, la respiración de ambos aumenta, la agitación es extrema… las palabras son muy dulces, son de almíbar y miel… hasta que por fin, mi cabeza gira por sobre mi hombro y ve tu rostro hermoso, ojos oscuros y labios fresa… un ultimo esbozo de aire sale de tu dulce boca… y al fin lo inevitable, lo que ya me habías profesado… nuestros labios se unen en un cruel acto de pasión insaciable, por fin un beso.

(8,25)