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Mi marido, yo y cuatro más.

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Después de un año de trabajo, las merecidas vacaciones.

Mis padres tienen un apartamento en un edificio de cuatro platas, cuatro apartamentos por planta, locales comerciales en la planta baja, garaje subterráneo para los vecinos, en total veinte plazas, esta situado casi a primera línea de mar, nos conocemos todos los del edificio de varios años, pero en este, se había vendido un apartamento en el mismo rellano, del cual todavía no conocíamos a los inquilinos.

Una mañana soleada llegamos al apartamento, era muy temprano para comer, el sol calentaba como invitando al refrescante baño, no lo dudamos, solo estábamos a dos pasos de la arena, sin abrir las maletas, solo con el bañador dos toallas y la crema, nos apresuramos a recibir los primeros rayos de sol de la temporada, nuestro cuerpo estaba un poco dorado por los uva de que dispone el gimnasio que frecuentamos.

Después de saludar ha algunos vecinos de apartamento que como nosotros iban cada año, dispusimos las toallas para dorar un poco mas nuestros cuerpos.

Al poco llego un grupo de cuatro hombres, uno de nuestros vecinos nos los presento, Antonio y Juan eran los que parecían mas jóvenes entre veinticuatro y veintiocho años, Julio un poco mayor de unos cuarenta y Mario era el propietario, de unos cincuenta años, nos presentamos nosotros, yo Elvira treinta años, y mi marido Manuel de treinta y cuatro.

No había mucho espacio disponible y se situaron cerca de nosotros, no pude resistir la tentación de mirarlos mientras se desnudaban, me daba una especie de morbo, naturalmente se dieron cuenta por mi descaro y me premiaron con una dulce sonrisa.

Ellos tampoco ocultaron mirarme, solo llevaba la parte de abajo del bikini, mis pechos algo voluminosos pero erguidos, eran al blanco de sus miradas, soy muy coqueta, me gusta sentirme deseada, una de mis fantasías es hacer posiciones delante de un pequeño grupo de hombres para excitarlos, mi marido apenas se dio cuenta, estaba muy entretenido mirando de reojo a nuestras vecinas.

Los dos mas jóvenes con agua apenas en la cintura, se pusieron a jugar tirándose una pelota, a mi estos juegos me van, sin preguntar me incorpore al grupo, corriendo y saltando mis tetas se movían de un lado para otro, arriba y abajo, uno de los dos se zambullo alejándose un poco nadando, quería esconder la gran erección que mis pechos le habían producido.

Por la noche coincidimos con nuestros vecinos, en una pequeña discoteca, fuera del pueblo, a mi marido no le gusta bailar, pero si ver como yo lo hago, se excita viéndolo, me hace vestir muy sexy y provocativa, si se acerca alguien insinuándose mientras bailamos sea hombre o mujer todavía se excita mas y como se que le gusta dejo que me toquen un poco mientras contorneamos nuestros cuerpos.

Julio y Mario se sentaron al lado de mi marido, Antonio y Juan bailaban conmigo, me pusieron en medio de los dos, la pista se fue llenando, nos quedamos a un lado, para no privarles del espectáculo a mi marido y nuestros vecinos.

Los dos jóvenes no desaprovecharon la ocasión, me tocaban el culo y las tetas, en algún momento, se bajo el fino tirante de mi blusa dejando a la vista casi la totalidad de mi seno.

Mario hablaba con mi marido mirándome a mí.

Mario: Manuel espero que no te ofendas pero tienes una mujer muy sexy.

Manuel: Mario no me ofendo, al contrario es un cumplido.

Mario: !ha!, si tuviera unos años menos estaría con el grupo moviéndome.

Manuel: No te prives, a mi mujer le encantara, le gusta bailar con los amigos, aunque sea solo un ratito.

Mario se levanto se puso a mi lado, se movía sin seguir el ritmo, sus manos fueron directas a mi culo y mis tetas, acerco su boca a mi oído.

Mario: Elvira, salgamos un rato fuera, me has excitado, quiero saborear tu culo y tus pechos, nos lo pasaremos bien.

Elvira: Si hubiera querido salir tendrías el numero tres, Antonio y Juan también me lo han propuesto, pero una cosa es bailar y la otra es la otra.

Así paso la velada, cuando ellos se fueron, todavía nos quedamos un poco mas, me senté al lado de mi marido para comentarle que los tres se habían insinuado conmigo.

Manuel: Quizás hoy hubiera sido un buen día para llevar a término nuestra fantasía.

Elvira: No se, no estoy muy convencida, solo se insinuaban conmigo, tu, era como si no existieras.

Manuel: No estoy tan convencido, mientras tú bailabas con los tres, Julio intentaba ser muy amable conmigo, cuando me hablaba me miraba los labios, pero es mera suposición.

El cielo estaba despejado, la noche era muy clara, las estrellas iluminaban tenuemente, junto con la luna los senderos, antes de irnos, paseamos un poco, comentando nuestra fantasía, en tres ocasiones habíamos dado un paso, dos de ellas, al llegar delante del local, nos faltaba un poco de valor para entrar, la ultima logramos pasar la puerta, estuvimos hablando con la relaciones publicas que nos explico las normas que regían, si decidíamos continuar, me refiero a un local liberal.

Mi marido estaba muy nervioso, toda la noche yo en medio de los tres, tocándome, pero lo que mas excitación le dio fue la idea de que Julio intentase ligar con el.

Llegamos al garaje, todas las plazas estaban llenas, menos la nuestra, quería decir esto que no faltaba nadie, al bajar del coche nos rodearon nuestros vecinos.

Mario: Solo faltabais vosotros, esto significa que no vendrá nadie, durante todo el día nos has estado provocando, estamos muy calientes, te deseamos, queremos follarte ahora y aquí mismo no aguantamos mas.

Mi marido salto sobre el, dos de ellos lo sujetaron y ataron en la columna de la estructura del edificio, amordazándole, otro me sujeto a mi por detrás, yo chillaba pidiendo ayuda.

Mario: Es inútil que os resistáis, nadie puede oíros, el local esta insonorizado, no vendrá nadie, si colaboráis, no pasara nada, sino, puedo ponerme nervioso y si mañana queréis denunciaros, no se quien se creerán vuestra versión, después de que nos han visto en publico a los seis durante casi todo el día.

Elvira: Bueno que queréis, id rápido.

Mario: Ya te lo hemos dicho, estas muy buena, tienes unos pechos para comerlos y no hablemos de tu culo, para chuparlo, esta mañana en la playa nos has puesto muy nerviosos y solo faltaba la noche para acabar de calentarnos, solo queremos follarte los cuatro.

Mientras me decía esto, fue bajando los tirantes de la blusa, dejando mis pechos al aire, con los pulgares acariciaba mis pezones, los otros dos levantaron mi falda, para acariciarme los muslos, el otro todavía me tenia sujeta, yo forzajeaba para liberarme.

Mario: Estas dispuesta a colaborar.

Mire a mi marido, la quitaron la mordaza para que pudiera hablar, en mi interior pensaba que a el le gustaría verme follada por cuatro, pero quizás no en aquellas circunstancias.

Manuel: Elvira, creo que no tenemos alternativa, tienes que ceder.

Deje de forzajear, hinché mis pulmones de aire para mostrar mejor mis pechos, me soltaron y dejaron de tocarme, Mario saco su pene.

Mario: Empieza por chupármelo a mi.

Sin quitar la vista a mi marido me agache lentamente, poniéndolo todo en mi boca, no había dado mas de cinco o seis chupadas que.

Mario: ¿Pero que haces?, esto no es chupar ni nada, ¿Es que nadie te ha enseñado?, ¿Que haces con tu marido?, míralo, si tu no la has sabido enseñar lo haré yo, ven zorra.

Se puso delante de mi marido, mientras uno le tapaba la boca, le bajo los pantalones.

Mario: Julio enséñanos como se chupa una polla, lo haría yo pero ella tiene que ir repitiendo lo que tú hagas.

Julio tomo la polla de mi marido, con una mano, con la otra le acariciaba los testículos, con los labios presiono el capullo, varias veces, lamía la punta con la lengua, con movimientos circulares, la fue entrando poco a poco con movimientos les tos y cortos de entra y sacar, mi marido en lugar de chillar empezó a jadear.

Mario: !He! mirar le gusta, el marido nos ha salido un poco gay, ayudad a Julio.

Antonio y Juan se pusieron uno a cada lado de mi marido, le abrieron la camisa y mientras Julio se la chupaba, le lamían los pezones uno cada uno, nunca había visto tanta satisfacción en el rostro de mi marido, aquello me animo he hizo que de verdad quisiera yo follarme a los cuatro, se estaba realizando nuestra fantasía, "los mismos que me follen a mi se follaran también a mi marido".

Mario se dio cuenta rápidamente que los dos queríamos aquella orgía, desato a mi marido, Julio y Antonio se quedaron con mi marido, Mario y Juan conmigo, se la chupe a los dos, ellos me comieron el coño, mi marido se la chupo a Julio y Antonio, ellos también a el, poco a poco nos fuimos desprendiendo de la poca ropa que llevábamos, quedando todos desnudos, Mario me follaba tendida sobre el capo de un coche, en el coche de al lado también tumbado sobre el capo, Julio estaba enculando a mi marido, Antonio y Juan tendieron una manta en el suelo y se la chupaban uno al otro.

Tantos años buscándolo y apareció cuado menos esperábamos, encontrar un hombre bisexual que satisficiera a los dos, teníamos cuatro todo una pasada.

Fuimos cambiando de pareja, hicimos de todo, tríos, cuádruplo, por un rato tuve a los cinco, uno me follaba, el otro me enculaba, se la chupaba a otro, en mis manos las dos pollas sobrantes.

A mi me follaron y encularon los cinco, incluido mi marido, se las chupe a los cinco, mi marido se la chupo a los cuatro, también lo encularon.

Entre ellos no se lo que hicieron porque perdí la cuenta.

Lo que quedaba de vacaciones fue una orgía continua, mantenemos una relación muy efectiva con nuestro vecino Mario que nos folla a los dos.

"Esta Historia ha sido inspirado sobre un comentario que recibí de una lectora de mis relatos, el cual me hizo mucha ilusión, a ella se lo dedico, su comentario empezaba así".

"Guaooooooooo!!! Que buen relato me mantuvo humada de principio a fin!! Ojala consiguiera yo ....."

RoF

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