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La isla (Prólogo y capítulo 1)

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Todas los personajes, localizaciones y situaciones de este relato son ficticias, cualquier parecido con la realidad son pura coincidencia, éste es mi primer relato, espero que os guste; gracias por vuestro tiempo)

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La Isla

 

PRÓLOGO

 

En el Pacífico, 500 km al noreste de Australia se encuentra un gigantesco complejo residencial VIP llamado simplemente, la Isla, en sus 100 años de existencia, se ha basado en un principio, todo se puede comprar, y su análogo, todo se puede vender, ¿y qué venden en la isla? poder,

venden poder, un estilo de vida digno de los dioses del Olimpo. Han desarrollado tecnologías médicas impresionantes, como la cámara de regeneración, actualmente viven en ella 30 personas, normalmente familias con poder adquisitivo suficiente como para pagar los 12 millones de euros que vale una casa en este lugar, no forman parte de ningún país, ellos son su propio país, el resto del mundo ignora su existencia, así como también ignora su avanzada tecnología.

Pero esta isla tiene un problema, debido al fuerte magnetismo, sus mujeres son estériles, y para perpetuar su linaje, raptan mujeres jóvenes y las utilizan como esclavas, además de, como ellos las llaman, criaderos.

Cuando el pueblo se aburre da las esclavas actuales, mandan a un escuadrón de soldados conocidos como "los cazadores" a capturar a jovencitas para usarlas como esclavas.

 

CAPÍTULO 1

Estos cazadores son 3, Ralph, Kyle y Mandy Longbow, 3 hermanos, Ralph es el capitán, el mayor de los tres, 26 años, sádico, calvo y con una barba descuidada, Mandy es la siguiente, una chica normalita, atlética, de 22 años y una mala leche conocida en toda la isla, ella pilota el avión que usan para llegar a la costa Australiana, para terminar está Kyle, 20 años, con el pelo de punta y barba de dos días.

Serían las 6 de la tarde cuando aterrizaron a las afueras de Oakville, la nave era bastante grande, parecido a un caza de los que son invisibles a los radares, no obstante, tras bajarse de él, Mandy manipuló un brazalete que llevaba y la nave desapareció de repente, luego se bajó la manga de la cazadora para ocultarlo, era finales de verano, ellos tres iban bastante más abrigados de lo necesario en esa época del año.

Pronto vieron el cartel de la carretera a la entrada del pueblo, decía: Oakville 18.251 habitantes.

―Mañana habrá algunos menos me temo― dijo divertido Ralph.

―¿Cuántas necesitaremos?― preguntó Mandy.

―Todas las que nos gusten hermanita― finalizó Ralph, y tras decirlo los tres rieron cruelmente.

Tras merodear por el pueblo unos minutos, se encontraron con un hombre que iba paseando con una chica a su lado, sin lugar a dudas su hija, de repente el hombre sacó un mando del coche y abrió una furgoneta aparcada en la calle, se podía leer en ella “Reparaciones Koru”

―¡Fijaos en el culo de esa putita!― dijo Kyle― ¡es espectacular!

El padre, contrariado se dió la vuelta, hecho una furia.

―¿Qué has dicho de mi hija malnacido?

―Pues he dicho que el culo de la putita es espectacular, viejo de mierda, ¿Algún problema?

―Voy a matarte niñato! ― dijo el hombre mientras sacaba un viejo revólver de su chaqueta.

En un rápido movimiento, Kyle arrebató el revólver de la mano del hombre y con la otra mano le asestó un puñetazo que lo desequilibró, haciéndolo chocar contra la furgoneta.

―Por favor, dejad a mi padre en paz... – dijo la joven con voz llorosa.

―Él ha empezado, yo solo te dije un piropo inocente – se disculpó Kyle

La chica era bastante guapa tenía el pelo castaño claro, y una larga melena que le llegaba hasta un palmo por encima de su culo, algo grande pero con una forma perfecta que invitaba al placer, sus tetas eran perfectamente proporcionadas a su dulce cuerpo. Vestía unos vaqueros acompañados de una camiseta roja.

―Será mejor que vengas con nosotros guapita – dijo Mandy, con voz calmada.

―Y tu también “guapito”― le dijo Kyle al hombre con ironía.

Abrieron la puerta de atrás de la furgoneta y los metieron en el enorme maletero a la fuerza a los dos. Kyle fue con ellos, Mandy conducía y Ralph iba en el asiento del copiloto.

En el maletero había sitio de sobra, aunque estaba lleno con las herramientas de trabajo propias de un albañil, Kyle guardó el viejo revólver en su cazadora, al lado de su subfusil, al abrirse la cazadora para esconder el arma, las caras del hombre y la chica palidecieron al ver tanto armamento junto, Kyle estaba fuertemente armado, llevaba una pistola, un par de granadas y un subfusil, aparte del revólver “prestado”; cogió una cuerda y le pidió al hombre que le diese sus muñecas por detrás de su espalda, hábilmente las inmovilizó. Luego sacó de su cinturón unas pulseras finas metálicas y se las entregó a la chica.

―¿Como te llamas, putita? ― le dijo.

―Me, me.. me llamo Claudia.

―Bien Claudia, voy a necesitar que te pongas esto ¿vale?, y estas en los tobillos, por favor.

―Pe― pero, ¿qué vais a hacernos? ― dijo dudando.

―No me hagas tener que usar la violencia Claudia, te lo he pedido por favor – el tono de Kyle denotaba una calma impresionante.

―Será mejor que hagas lo que te dice pequeña, no querrás verle enfadado – dijo desde delante Mandy.

Se levantó los bajos de los pantalones y se colocó las tobilleras, luego hizo lo mismo con las pulseras.

―Ves, ¿a qué no ha sido para tanto?, y ahora señor Koru, voy a tener que amordazarle tanto a usted como a la belleza de su hija.

El señor Koru no dijo nada, mientras Kyle le ponía en la boca una tela, apretada tan fuerte que imposibilitaba entender nada de lo que decía, más que un leve murmullo. Repitió la operación con Claudia, a decir verdad, estaba tan asustada que no creo que dijese nada aunque pudiera.

Un rato después, llegaron al aparcamiento de una playa, un grupo de universitarios estaba guardando sus tablas de surf en un coche. Aparcaron la furgoneta, y salieron los tres, se acercaron al grupo. Estaban dos chicos en bañador, uno rubio y el otro moreno, guardando las tablas en el coche, mientras dos chicas estaban a un lado del coche, una le tapaba a la otra con una toalla mientras ésta se vestía, la que sujetaba la toalla era de piel morena, estaba vestida con unos shorts vaqueros y un top blanco, por el que se veían unas tetas ligeramente mayores a lo que deberían si fuesen perfectamente proporcionadas a su cuerpo, no era una chica especialmente guapa, pero sí resultona, llevaba una coleta en el pelo, que era de un color negro profundo, de la otra chica no se distinguía mucho dado que solo se le veía la cabeza de lado, pero era una chica no demasiado guapa, normal de todo.

―Eh, ¿no es esa la furgoneta del señor Koru?― dijo el moreno

―Si, eso parece, lo pone en el lado, no hay que ser ingeniero para darse cuenta.

―Y entonces ¿quienes son esos?

Los tres cazadores ya estaban junto a su coche, Mandy habló esta vez:

―Vosotras dos, venid aquí.― dijo mirando a las chicas que estaban con la toalla.

―¿Quienes sois?― dijo el chico rubio, con voz de mosqueo.

―La señorita no está hablando contigo― le dijo Ralph.

―Venga marchaos, no queremos problemas – les dijo el primer chico.

―Los tendréis si no vienen las chicas con nosotros – contestó Ralph desafiante, mientras sacaba una pistola con silenciador de su cazadora.

―Ay Dios mío – dijo la chica que se estaba cambiando – ¿eso es un arma?

―Venga ya Amy, ¡que va a ser un arma!, esta gente está bromeando, ¿verdad? ― dijo el chico moreno.

Al acabar de decir esta frase, un disparo con silenciador sonó, y el chico moreno cayó sobre el capó, con sangre manando del agujero que tenía en el centro del pecho, poco a poco fue deslizándose hasta el suelo, dejándo un reguero de sangre casi indistinguible sobre la pintura roja metalizada del coche.

―Paul!! ― gritaron los tres jóvenes mientras se llevaban las manos a la cabeza.

―Tú ― le dijo Ralph al chico rubio― coge a tu amigo – señalando al cuerpo del tal Paul.

―Vale vale, tranquilo tío.

―Vosotras dos, venid conmigo – les dijo Mandy a las de la toalla.

Las chica que se estaba cambiando, dedujeron que se llamaba Amy, se anudó la toalla sobre el pecho, que ahora con la toalla apretada parecía enormemente grande y emprendieron el camino hasta la furgoneta, escoltadas por Mandy. Al abrir la puerta, se encontró a Claudia intentando en vano, abrir las ataduras de su padre. La Cazadora giró la cabeza con desaprobación y presionó un botón de su brazalete, de repente las pulseras y tobilleras de claudia se fijaron a la pared de la furgoneta como si fuesen atraídas por un imán, Claudia quedó encima de su padre, con las tetas aprisionándole la cara, que estaba sentado con su hija encima.

Mandy sacó un par de pulseras y de tobilleras, diciéndoles a las dos chicas que se las pusieran, para ello Amy tuvo que dejar caer la toalla, y así descubrió sus dos enormes tetas, fácilmente podría ser una talla 120, y ella no estaba nada gorda, tenía un cuerpo normal, con un pecho descomunal, sus pezones eran bastante grandes y estaban erectos, casi no se notaba su aureola, eran casi de la misma tonalidad que el blanco pecho, en contraste con lo moreno de su cuerpo, no debía de hacer mucho topless, dado que se podían distinguir perfectamente las líneas de su bikini; estaba totalmente desnuda a no ser por sus bragas, llevaba unas bragas con lineas horizontales rosas y blancas, con volantitos por arriba, algo infantiles para su edad.

Mandy miró sus tetas y no pudo más que esbozar una sonrisa.

―Al final creo que nos vas a ser de utilidad Amy, tu amiga la muda, ¿tiene nombre?

―Se llama Lorraine, pero todos la llaman Lory.

―¿Así que Lory eh? ― dijo mientras la observaba ponerse las pulseras y las tobilleras sin rechistar― me gusta tu actitud, calladita y obediente, creo que nos llevaremos bien – le dijo mientras le acariciaba suavemente la mejilla.

Lory era una chica resultona, sin ser especialmente guapa, con una tonalidad de piel bastante morena, tanto por genética como por el sol, llevaba el pelo recogido en una coleta, lo que más destacaba de ella eran sus ojos negros y sus labios suaves y carnosos, sus tetas eran ligeramente mayores de lo que deberían por su estatura, y su culo no estaba nada mal, no era tan bueno como el de Claudia, pero no estaba nada mal.

Mandy les ordenó que levantasen las manos y las juntasen, y tras hacerlo, y manipular ella su brazalete, quedaron pegadas a la pared de la furgoneta, y poco después sus pies quedaron igualmente pegados, sin posibilidad de hacer ningún movimiento; cogió la toalla del suelo, sacó un cuchillo del cinturón y cortó de ella dos tiras, amordazó con ellas a las chicas, cerró el maletero y volvió al coche.

El chico estaba metiendo el cadáver de su amigo Paul en el maletero, con lágrimas de rabia en los ojos, ante la atenta mirada de Ralph y Kyle, cuando de repente, se oyó un sollozo procedente del asiento trasero del coche. Kyle fue a mirar, y tras abrir la puerta vio a un bulto tembloroso tumbado, la sacó a rastras al aparcamiento y la puso de pie agarrándola por el brazo, era una belleza, una chica que llevaba un pequeño sombrero de paja sobre su cabeza coronada por una melena rubia rizada, tenía unos ojazos verdes empapados en lágrimas y una boquita pequeña, todo le daba una cara angelical, estaba vestida por un bikini naranja, y un pareo semitransparente que dejaba ver lo que había debajo, sus tetas eran normales pero estaban perfectamente colocadas y firmes dentro del sujetador de su bikini, Kyle le dio una vuelta completa y vieron un culo que podría rivalizar con el de Claudia, el cazador le dió un cachete y comprobó que era terso y suave.

―Qué tenemos aquí...― dijo Kyle admirándola.

―Maky no!― dijo el chico tras colocar el cadáver en el maletero― por favor, es mi hermana...

―Así que Maky eh... un nombre raro, pero me gusta – Kyle no paraba de sobarle el culo, y sus pantalones evidenciaban que estaba disfrutando.

―¿Quieres llevarte a los dos Kyle? Decide, uno o los dos, pero hazlo ya, no tenemos mucho tiempo.

―Por favor, no me separeis de ella, llevadme a mi también... ― dijo su hermano.

―Bueno, llevémonos a los dos, puede ser divertido, dijo Kyle sonriendo.

―Bien, Mandy, Kyle, acomodad a los invitados como se merecen, yo voy a ver que encuentro por aquí.― Dijo Ralph mientras registraba el interior del coche.

El coche estaba vacío, con la excepción del asiento del copiloto, en donde había una mochila, estaba llena de ropa y las carteras con la documentación de los chicos, aparte de una buena cantidad de dinero, 150$ en total.

―Veamos – dijo Ralph para sí – según esto, Maky tiene 18 años, Amy 20 y la tal Lorraine 20 también, que interesante.

Cerró la puerta del coche, y abrió el depósito de la gasolina, colocó un artefacto dentro de ella y la volvió a cerrar, en la furgoneta todos estaban “acomodados” y amordazados ya, Maky con las extrañas pulseras, y su hermano con cuerdas; sólo faltaba que Ralph ocupase su sitio como copiloto.

―¿Dónde vamos? ― dijo Mandy.

―A cenar, yo tengo hambre, y estos chicos quieren invitarnos― comentó Ralph enseñando sus carteras.

―El señor Koru también quiere contribuír a la causa― dijo Kyle mientras le lanzaba su cartera al capitán.

―Parece que vamos a cenar bien entonces― aseguró Mandy, y los tres rieron.

(continuará...)

(9,50)