Nuevos relatos publicados: 12

Violando recién casadas: Daniela

  • 14
  • 20.804
  • 9,47 (15 Val.)
  • 0

Prólogo.

Si el noviazgo es una etapa de ensueño, y el matrimonio es la consumación de ese momento, la fiesta de casamiento es el momento supremo de esos dos mundos. El istmo que une la promesa con el compromiso; y que hace que luego que el sacerdote dice "los declaro marido y mujer" se sintetice en un beso un deseo de que esa unión no finalice jamás.

Pero mientras muchos invitados a las fiestas y ceremonias piensan de esa manera; otros, como veremos más adelante, imaginan cómo sería cogerse a esa amiga o amigo que se casa con otra persona.

¿Cuantos han fantaseado "desnudando" a la novia que entra a una iglesia, o deseando ver un poco más allá de sus piernas en la ceremonia de las ligas?

¿A cuántas amigas hubieran querido levantarle la falda de su vestido en ese día tan especial y meterle la mano entre su bombacha y su culo? O por delante, abriendo con el índice y el anular sus labios para masajear en redondo el clítoris?

Ah!, cuántos nombres me vienen a la mente en este momento y supongo que a Uds. también y que si no se fantasearon en ese momento, lo estarán haciendo ahora.

Cuántos de nosotros no hemos querido chuparle las tetas sabiendo que la mayoría de los vestidos de novia tienen el soutien incorporado y que bajando un poco el vestido tendríamos los pezones a nuestro alcance?

¿O de mínima, imaginarnos el color de su bombacha el día del civil?

Muchos hemos pensado en algún momento en algo así. ¿Es normal?

Sí, -si forma parte de una forma incestuosa de fantasía-, casi como una derivación del complejo de Edipo o de Electra.

Pero algunas personas, pueden atreverse a algo más.

Y esta es la historia de tres personajes que se unen con un sólo objetivo: ser violadores furtivos de novias recién casadas. Y éste es el comienzo…

 

El deseo.

Un hombre que hace dos días escapó de la cárcel, espera a otro en un viejo bar de barrio tomando un café con leche con medialunas y aprovechando para leer un diario del día de ayer que alguien olvidara. Mira por la ventana del local cuando ve que se acerca la persona que estaba esperando.

Se abrazan… largo abrazo, y un "qué haces boludo?" surge de la boca del recién llegado, y prosigue: "Te pusiste al lado de la ventana?, No tenés miedo de que te vean?".

El otro sonriendo le dice en voz baja: "que se vean me chupa un huevo, el problema es que me reconozcan… y como todos los que se escapan se sientan siempre cerca de un baño o lejos de las ventanas, lo mejor es hacerse lo más visible posible, además, con esta pinta, quien va a pensar que me escapé de la carcel?"

Los dos sonríen por un minuto; se miran, y el recien llegado le dice: "tenés razón "Platero", aunque sos el mismo engreído se siempre. De dónde mierda sacaste esa ropa?" –refiriéndose a un elegante saco azul, camisa al tono y pantalón gris.

-"No te olvides, ‘Mudo’ que antes de entrar en la carcel tenía una buena mina, ella me ayudó con algo de guita… ya se la devolveré" le dice "Platero" a su interlocutor.

Y prosigue: "Alguna novedad de la cueva esa"? –refieriendose a la cárcel-

-"Hoy entró un boludo al pabellón 11. Uno que se quiso coger a una novia el día del casamiento", y agrega "podés creer que se la quiso coger por media hora seguida? Y que como decía que era virgen le quería dejar un poco de leche en cada agujero…"

-"Y?"… pregunta Platero ya cagándose de la risa esperando el final cómico de la anécdota.

-"… y que como la novia tardaba tanto la fueron a buscar al baño y como no contestaba, llamaron a la policía. Encima parece que los polis lo dejaron al novio y sus amigos que lo cagaran bien a palos antes de llevárselo. Que pelotudo!".

Platero a esta altura se había quedado pensativo, y –mirando para arriba y con aire de soberbio- le dice:

-"Vos que hubieras hecho?"

-"Cogerla lo más rápido posible y rajarme" le dice el Mudo. –"Por?"

-"Porque siempre me fantaseó cogerme una recién casada y más si está vestida de novia", contesta Platero con cierto brillo en los ojos.

-"Gil!, querés terminar como el del pabellón 11?" le espetó el Mudo.

-"No. Si lo hacemos bien: no." Y con eso Platero apagando su cigarrillo dio por cerrada esta parte de la conversación.

-"Platero" y "el Mudo" –esos son sus sobrenombres- se conocen de hace rato.

El primero, es un tipo de buena apariencia, estuvo preso cumpliendo condena por triple homicidio. No es el típico preso violento, sino por el contrario, es de lo más normal que había en la prisión. Más parecido a un "Padrino" que a un delincuente común. Aprovecho un motín para escaparse.

El apodado "Mudo", no es otro que un médico, que por querer hacer la vida fácil con falsificación de recetas, purgó una condena de 7 años y recién acaba de salir. Nunca mató a nadie. En la carcel siempre habló poco y trató de pasar desapercibido. Y lo logró de forma tal, que de allí le ha nacido su apodo.

Días después, ambos personajes se encuentran con otro fugado del penal: "el Púa", un sádico hijo de puta, capaz de cualquier cosa con tal de ver sufrir a otro.

Platero y el Mudo, le cuentan la idea que tienen, y en menos de 1 semana, el Púa les resuelve la única pata floja del plan: la vestimenta.

 

La fiesta elegida.

A través de un amigo suyo, el Púa consiguió 3 trajes completos de mozo, y la información correspondiente a las 2 fiestas que ese servicio de catering –en el que su amigo trabajaba- atendería ese sábado.

Sin tener la más puta idea, Platero escogió medio al azar y medio "en homenaje" la novia a coger. "Miren che, acá hay una tal Daniela Martinez y no sé que mierda… debe ser una de esas pendejas cogotudas de la sociedad. No estaría mal para empezar, no?" –les preguntó a los demás.

El mudo le preguntó: "la elegiste por cogotuda"?

-"Noooo", respondió Platero. "Tengo un amigo al que le hubiera gustado cogerse a una Daniela. Hagamos esto en homenaje a este amigo. Y esperemos que esté buena."

Ese sábado, mientras la fiesta llevaba más de hora y media de festejo, los tres se colaron tranquilamente por la puerta de servicio.

Durante media hora transitaron por la fiesta intentando pasar por mozos, pero solo para perderse siempre entre la multitud.

Hasta que el Púa escuchó a alguien (que era la madre de ella) decir que "Danielita" –como ella le decía- iba a descansar unos minutos en el cuarto del primer piso porque le dolían terriblemente los pies por los zapatos.

En su desesperación por irle a contar a los demás, el Púa casi la caga llevándose por delante a la mismísima madre de la novia. Pero con una reverencia digna de un príncipe –vaya uno a saber de dónde carajo la sacó- le pidió disculpas y hasta recibió una sonrisa conciliadora de la vieja.

 

10 minutos de locura.

Cuando Daniela entra en el cuarto, lo único que quería era sacarse los zapatos por un rato y descansar; no había comido nada, y bebido solamente un par de copas de champagne, pero que las tomó más como una cuestión social que como otra cosa.

De repente, siente que alguien golpea la puerta, Daniela se levanta del sillón y creyendo que era su madre que venía a ayudarle; por las dudas, pregunta quién es, y la respuesta es "del servicio de catering, algo que le manda su madre, sra.".

Daniela pensó que eran unos canapés calentitos rellenos de queso que ella adoraba y pensó "al fin voy a poder comer algo tranquila sin que me saquen fotos".

Abrió la puerta y efectivamente enfrente a la puerta había un mozo con una bandeja, pero lo que no vió fue a los otros dos que estaban escondidos a un costado esperando que la puerta se abriera.

Apenas entró Platero con la bandeja, el Mudo apareció con una botella de champagne y el Púa con otra badeja tapada.

Daniela se sorprendió, y les dijo : Y eso?

-"Es una fiesta que le manda su madre, una fiesta personal." –dijo uno de ellos-

El Púa sacó rápidamente una navaja debajo de la bandeja y se la puso en la garganta a Daniela y le dijo: si gritás o hacés algo raro, te cortamos el cogote acá mismo.

Daniela aterrada, les dijo: "qué quieren de mí?"

-"Ser dueños de tus agujeros por un ratito, si te portás bien, en 10 minutos salis de acá como si no hubiera pasado nada. No tenés que llorar para que no se te corra el maquillaje. Si sos inteligente, todos salimos ganando: o te pensás que alguien quiere a una novia llena de leche?"

A Daniela le retumbaron las ultimas palabras. Se sintió morir.

Pensó que era cierto. Que una novia es símbolo de castidad, no de puterío.

Aterrada, se dejó llevar por las manos de Platero que ya estaban tomando las suyas y que, calmando al Púa le dijo: "bajá la navaja, esta chica no es tonta, es de la sociedad, y nadie a su alrededor la va a querer si ya está cogida por otros".

La hicieron arrodillar en un sillón y le levantaron la falda de tal modo que quedó como una vieja máquina de fotos… tapada en su cabeza por un poco de tela.

Platero le bajó rápidamente las medias y la bombacha hasta las rodillas y pasándole un poco de vaselina por la raja de su concha, le metió un poco el dedo dentro para ver cómo reaccionaría ella.

Daniela estaba tan aterrada que ni siquiera sintió el dedo. Ni tampoco sintió cuando Platero le embadurnó el orto y enterró su anular hasta el fondo.

-"Está limpita" –dijo-; "tiene las tripas limpias".

Esas fueron las últimas palabras que escuchó Daniela antes que un dolor agudo le partiera la concha. Platero, separándole los labios le había introducido de una sola vez más de la mitad de su miembro.

Si bien Daniela no era virgen, no estaba acostumbrada a semejante pedazo, lo que en definitiva, fue peor que el mismo día en que su novio la desvirgó.

De un segundo empujón, la cabeza de la pija había pegado y empujado el útero de Daniela, alargándole a la fuerza la cavidad vaginal.

Por el otro lado del sillón, el Púa le metió la pija en la boca. Pero como ella no sabía chuparla, éste se ensañó y le dijo: "si te están agrandando la concha yo te voy a agrandar la garganta" y sin más, le mandó la verga hasta la campanilla por varias veces.

Las dos primeras, haciéndole producir arcadas y erutos que al Púa le divertían, y en la tercera, produciendo que Daniela derramara sobre el sillón el contenido de las copas de champagne tomadas anteriormente, que era lo único que tenía en el estómago.

Eso hizo que el Púa entrara a un mete y saca que terminó en dos potentes chorros que Daniela ni se dio cuenta que los tragó, salvo por algún resto de leche que colgando de su campanilla le hizo toser una y otra vez.

Platero, por su parte comenzaba a descargar una espesa carga de semen en el interior de la chica, con tal certeza que el primero de los chorros inundó el fondo de la matriz de la recién casada.

Apenas acabó, Platero pasó adelante y enseñándole a chupar, se hizo sacar los últimos restos de líquido seminal de su verga.

Apenas Daniela había tragado la última gota, un grito apagado se oyó desde su garganta. El Mudo la había desvirgado analmente.

Como toda chica de sociedad, coge solo por la concha pero guarda su culo como si fuera un tesoro digno de ser vendido al mejor postor del mundo. Pero esta vez, ese tesoro estaba siendo robado por una pija que le taladraba el anillo anal una y otra vez.

La cogida del Mudo no fue profunda. Él solo quiso agrandarle el ojete y lo consiguió en pocos minutos, hasta que su verga no soportó más e incrustándose en el fondo del recto y cerca del comienzo de los intestinos, le dejó unos buenos recuerdos blancos que ahora formaban parte de su intimidad rectal.

No habían pasado 9 minutos completos, que Daniela había sido desvirgada por el culo, y llenada de leche en su matriz y estómago.

Mientras se vestían, Platero le preguntó a la todavía aterrada novia que poco a poco intentaba subirse la bombacha y ponerse nuevamente "de punta en blanco": "cómo te cuidás vos?"

Un pequeño cachetazo la hizo volver a la realidad y escuchar más atentamente.

-"Te pregunté cómo te cuidabas, boluda!"

-"Por la fecha, mamá no quiso que tomara píldoras ni que me pusiera nada raro dentro mío."

Platero, riéndose, le respondió… "entonces empezá a pensar un nombre porque si estabas justo en fecha ‘te llené la cocina de humo’.

-"por favor, déjenme ahora" –suplicó Daniela con la frialdad de alguien que sabe que nadie debe enterarse de lo que pasó- … "les juro que no los denuncio" –rogó-.

Sin más, los 3 pegaron la vuelta y desaparecieron de la vista de ella en menos de 1 minuto.

 

El Reencuentro

15 minutos después que Daniela había ido a descansar un rato de sus zapatos de fiesta, reapareció con una sonrisa casi impuesta, pero que suele ser típica de este tipo de fiestas cuando se es uno de los agasajados.

Julián, su novio, se le acercó y le dijo al oído: "ya hiciste descansar esos piecitos? … porque esta noche no te voy a hacer descansar, eh?". Él, había puesto su mejor cara de seductor y con ello prometía una noche movida.

Pero Daniela, sientiendo que parte del semen que Platero le había depositado en el útero comenzaba a bajar por su canal vaginal y ya mojaba su bombacha, le dijo: "Ay Julián, no seas desesperado! No sabés que en las noches de bodas una termina recansada?"

Julián se creyó la historia, y selló su compromiso de "OK pospongamos el sexo hasta mañana" la besó pasionalmente en la boca. El beso tomó desprevenida a Daniela que sólo atinó a abrir un poco los labios como para no demostrar rechazo, pero el recorrido de la lengua de Julian por su lengua y paladar le hizo sentir un extraño gusto amargo. Y éste cortó el beso rápidamente mirando a su novia como asombrado por el "sabor" de su boca.

Sin desperdiciar un segundo, ella le exclamó: "Juli… no lo tomes a mal, pero esta noche estoy demasiado nerviosa y la pastilla para los nervios me ha dado un sabor espantoso en la boca… se nota, no?"

-"Y un poquito, pero… tenés razón… serán los nervios".

Acá nunca pasó nada.

El ataque furtivo y rápido de la banda había concluido exitosamente.

Nadie se dio cuenta de nada. Ni siquiera el beso de Julián detectó el amargo sabor que las últimas gotas de líquido seminal de Platero habían dejado en la boca de su amada.

A los nueve meses casi exactos, Daniela fue mamá de una hermosa nena.

Julián nunca supo lo que pasó esa noche en la fiesta y dado que Daniela cogió como una coneja toda la luna de miel tampoco ella tuvo nunca la certeza de la paternidad de Julián.

Sólo podemos decir, que Claribel –la hija de Daniela-, tenía las mismas facciones que la madre y un color de ojos bien marrones; un poco más oscuros que los de ella, y casi iguales a los de Platero.

(9,47)