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Hipnotizando a Marta (5)

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Marta salió con un vestido semitransparente a comprar en la tienda del barrio. No llevaba nada debajo y eso era evidente para todo aquel que tuviera ojos. Era la delicia para todos los vecinos varones y motivo de crítica de las mujeres. A todo eso era ajena Marta quien simplemente se vestía para ir a comprar.

Dentro de la casa solía estar desnuda por completo. Con las ventanas abiertas. Los adolescentes del barrio tenían la costumbre de espiarla y no era raro que le tomasen fotos que terminaban en internet.

Alvaro ya no la visitaba mucho. Estaba más entretenido con Susana, quien tenía más atributos que atraían al hipnotizador.

Una noche dos vecinos borrachos irrumpieron en casa de Marta. Ella intentó resistirse pero fue en vano. La violaron repetidas veces y luego se fueron.

Luego de hacer la denuncia policial. Marta reflexionó sobre su forma de comportarse. Sus vecinos estaban presos y arrepentidos, pero era evidente que su conducta los había provocado.

Marta se miró en el espejo. Ya no andaría desnuda por su casa. Y para salir usaría ropa más recatada. Su cuerpo había mejorado mucho. Pasaba más horas en el gimnasio que preparando sus clases.

Ella no podría explicar por qué había cambiado su vestuario y se había convertido en una mujer coqueta. Sus compañeros y amigos la invitaban constantemente a salir y todos tenían en mente que era una mujer fácil a pesar de que se había acostado con poquísimos conocidos. Sus fotos eróticas circulaban por toda la facultad. Ella misma se sorprendía de verse en internet en páginas pornográficas de aficionados. Su rostro estaba editado en la gran mayoría de las fotos pero en un par podía verse su rostro y eso permitía deducir que las demás fotos eran de ella.

Marta acudió a una psicóloga quien pronto llegó a la conclusión de que alguien había reprogramado su cerebro. Como la doctora no tenía mucha experiencia en ese campo lo transfirió con el Dr. Frenex quien era un experto en el tema.

Lo que la psicóloga no sabía era que el Dr. Frenex era un inescrupuloso sujeto que también seleccionaba a las pacientes para convertirlas en sus esclavas sexuales. Rápidamente encontró la causa de la transformación de Marta y pasó a controlarla. Borró todo recuerdo de la dominación de Alvaro que después de todo era solo un aprendiz de la dominación mental.

Con la mente completamente dominada por su nuevo amo, Marta continuó con su transformación. El Dr. Frenex era más cuidadoso que Alvaro, así que para los ojos de todos, Marta se había recuperado y pasó a llevar una vida normal. Pero en la casa del Dr. Frenex, ella se convertía en una sumisa obediente a todos los caprichos de su Amo y de sus invitados.

Pocos días después, desnuda por completo y con un collar, Marta era la camarera de una fiesta exclusiva en casa del Dr. Frenex. Los invitados la manoseaban sin miramientos y más de uno la llevó a un cuarto aparte para someterla brevemente. Ya que no era la única de las camareras. En total eran tres mujeres. Ella era la de más edad pero era la que tenía el mejor cuerpo. Tantos meses en el gimnasio habían moldeado su figura y resaltaba con su bronceado perfecto.

El Dr. Frenex estaba complacido de su nueva adquisición. El cobraba a cada uno de sus invitados por estar en la fiesta. Abundaban los hombres y escaseaban las mujeres. Las camareras eran una de las mayores atracciones y eso le permitiría subir el precio para la próxima reunión.

Marta sonreía sin cesar. Le causaba placer sentirse observada y manoseada. Cada vez que uno de los invitados la llevaba a una habitación se sentía deseada y eso aumentaba su placer. Con la mente completamente dominada por su amo, ella disfrutaba de obedecerlo y hacer todo lo que se le ordenara.

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