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La isla (capitulo 4)

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Paula apoyó su espalda desnuda sobre el sofá cuando Kevin le soltó los pezones, le dolían bastante, pero el dolor estaba empezando a apagarse ya. Levaba varios segundos en una especie de trance cuando de repente sintió una sensación de humedad en uno de sus grandes pechos, le estaba cayendo semen por la comisura de los labios y había aterrizado cerca de uno de sus doloridos pezones, de repente fue consciente de todo lo que había pasado y escupió sobre la alfombra la poca corrida que le había quedado en la boca. Cogió el camisón que le habían quitado violentamente se dispuso a ponerlo.

―No, así estás más guapa – dijo Kevin mientras le agarraba un extremo del camisón

Paula, volviendo a empezar a llorar, lo soltó y se sentó al lado de su marido, cubriéndose las tetas con un cojín.

―Ya estamos aquí – dijo Kyle mientras bajaba las escaleras con Ashley agarrada por las piernas y echada sobre su espalda como si fuese un saco de patatas, esa postura exponía su culo a los ocupantes del salón, era un culito muy blanco, con las nalgas un poquito más grandes del tamaño perfecto, aunque desde ese punto de vista formaban un trasero muy apetecible. Tras dejarla en el suelo, la niña corrió hacia su padre, seguía mojada y estaba desnuda, las tetas rebotaban libres, atrayendo la mirada de los hombres del sofá, incluído su padre, que de pie la abrazaba.

―Papi, me han pegado, ¿qué está pasando? ― dijo Ashley en un grito ahogado por la camisa de su padre.

―Si que te peguen es lo peor que te va a pasar hoy, serías muy afortunada – comentó Mandy. ― se me ha ocurrido una cosa, Paula cariño, ¿te importaría ir a tu habitación y buscar ropa sexy y provocativa? ― dijo con fingido afecto – asegúrate de traer unos taconazos y un tanga rojo....

―Si no estás aquí en 2 minutos, matamos al gordito, a la pija, y a la chacha – sentenció Ralph mientras apuntaba con la mano simulando una pistola a Markus, Ashley y Marta, sucesivamente. ― yo de ti correría...

La mujer echó a correr presa del pánico y subió las escaleras por las que hace poco había bajado Kyle con Ashley, si las tetas de Ashley rebotaban antes, las enormes tetas de Paula, que estaba en bragas, ocasionalmente le daban en la barbilla, el ruido de sus pasos se desvaneció por el piso de arriba.

―¿Qué tenemos de cena? ― dijo Kyle mientras se sentaba a la izquierda de Marta, le pasó la mano por el hombro y la posó sobre la teta derecha de la criada, sin ningún pudor la apretaba e intentaba pellizcarle el pezón, aunque era complicado porque llevaba puesto un sujetador por debajo de la blusa negra de su uniforme de criada.

―Carne estofada... ― dijo tímidamente la chica.

―Tranquila, te noto tensa – le susurró Kyle al oído – como te trata tu jefe, ¿te ha tocado así alguna vez? ― le dijo mientras aumentaba el magreo sobre al teta izquierda, ahora también, colocó su otra mano bajo la falda corta de Marta, acariciando sus muslos mientras se acercaba a sus bragas.

―Pue... pues.... él... ― contestó dubitativa Marta.

―Tranquila Marta, sé sincera, que no te importe que esté aquí la niña, ¿no quieres enfadarnos no? ― le dijo Mandy en tono conciliador

―Pues... el señor Markus me forzó una vez – dijo enrojeciendo.

―Deja de llamarle “señor Markus” me pone enfermo – se quejó Kyle – llámale mejor “gordo de mierda”. ― al oír eso, Marta esbozó una sonrisa, su jefe no era santo de su devoción.

―El gordo de mierda, la primera noche que estuve aquí, se coló en mi habitación y me dijo que si no me acostaba con él me despediría, y yo necesito el trabajo para mantener a mi familia – dijo Marta llorosa.

―Continúa – comentó Kyle mientras con dos dedos le acariciaba el coño por encima de las bragas, marcando la rajita.

―Se tumbó en mi cama y me hizo cabalgarle mientras él se limitaba a estar tumbado, en cuanto acabó me dijo que no había sido él quien me había follado, que él se acostó y yo fui la que me lo follé – dijo Marta muerta de vergüenza...

Los pasos volvieron a sonar y Paula apareció por las escaleras, llevaba puesto un vestido rojo escotadísimo con unas medias rojas de rejilla acabadas en unos impresionantes tacones también de ese color. Al bajar las escaleras el movimiento de sus tetas revelaba que se había puesto un sujetador. Llegó al lado de Mandy y se inclinó unos segundos a recuperar el aliento.

―Has venido muy rápido – dijo la cazadora mientras le leventaba la cara acariciándole la barbilla ― ¡ y no me has obedecido zorra inútil! ― le dijo mientras le daba un bofetón que la mandó al suelo, cerca de la mancha de semen que ella había causado anteriormente. ― ¿Quién te ha dicho que te la pusieras?

―Pero, yo pensaba que... ― se disculpó Paula desde el suelo.

―Nunca más vuelvas a pensar – le dijo cruelmente mientras la obligaba a levantarse del suelo tirándole del pelo. ― ...quítatelo todo.

Una vez de pie, Paula se agarró el vestido por la falda y comenzó a subirselo, las medias acababan en sendos ligueros, más arriba llevaba puesto un tanga rojo de encaje, siguió subiendo hasta que apareció un sujetador a juego con el tanga que realzaba verdaderamente sus grandes tetas; finalmente, la fina tela pasó por su cabeza y acabó en su mano, Paula lo dobló cuidadosamente y lo puso sobre la mesita de cristal, después colocó en esa misma mesa uno de sus zapatos, se lo desabrochó y lo sacó, repitiendo la misma operación con el otro zapato, con una lentitud muy sexy, se quitó las medias y los ligueros, dejándolos sobre el vestido. Después llevó sus manos atrás y abrió el broche del sujetador, causando que sus tetas cayesen un poco, las descubrió quitándose el sujetador hacia delante y finalmente puso sus dedos gordos en la tira del tanga y se lo bajo hasta las rodillas, dejando ver un coño totalmente depilado, con los pies se llevó el tanga a la mano derecha, y de ahí a la mesita, el cuerpo de Paula estaba desnudo, a la vista de todos los ocupantes del salón que lo contemplaban, excepto Ashley, que seguía llorando en el hombro de su padre.

―¿Cuantos años tienes tetona? ― preguntó Ralph.

―31 – respondió Paula, que decidió no intentar tapar su desnudez con las manos.

―La verdad es que no te conservas mal – comentó Kyle, cuyas manos ya estaban haciendo jadear a Marta ― ¿y tu? ― le preguntó a la chacha

―Yo tengo 21 – dijo la chacha con los ojos cerrados y voz orgásmica.

―Gordito – dijo Mandy cambiando de tema – suéltala y acércate.

Markus le susurró una vez más a Ashley que todo iba a salir bien, que la policía estaba de camino y la sentó en el sofá, al lado de Marta, que seguía temblando por las caricias de Kyle, el cual, mientras seguía observando el cuerpo de Paula, ya había metido una mano en el interior de la blusa y la otra estaba introduciendo sus dedos directamente en el coño de Marta, habiendo apartado a un lado las bragas que ya estaban bastante mojadas. Markus estaba al lado de Paula, esperando nuevas instrucciones.

―Tetona, siéntate en un sillón, aquí estorbas. ― zanjó Mandy, Paula rápidamente sentó su culo desnudo en uno de los sillones, al lado del sillón donde estaba Kevin – gordito, vete desnudando.

El señor Brener, avergonzado, comenzó a desnudarse tirando la ropa al suelo, la barriga le colgaba tanto que medio ocultaba su polla, que medía 8 centímetros pese a estar totalmente erecta.

―¿Esa cosa de ahí es tu polla gordito? ― dijo Mandy riéndose a carcajadas – ¡si casi más pequeña que un pezón de los de tu mujer! ― tanto Kevin como los cazadores se rieron a más no poder con la ocurrencia de la chica, Marta se hubiese reído seguramente, si no estuviese tan ocupada. ― ponte el tanga.

Markus estaba como un tomate por la vergüenza, cogió el tanga de Paula y metió los dos pies en él, luego fue subiendo, la tela le apretaba más y más hasta que llegó a la cintura y se enterró casi totalmente entre su grasa, su polla y sus huevos estaban aprisionados en la tela frontal del tanga, sobresaliendo bastante, aunque sus genitales fuesen pequeños, el tanga no estaba diseñado para un hombre.

―Ponte las medias y el sujetador también – dijo Kevin, animado por la humillación de su enemigo.

Cogió las medias y se las puso, con más facilidad que el tanga, aunque los pelos de las piernas le salían por los huecos de la rejilla. El sujetador lo abrochó primero y luego se lo puso como si fuese una camiseta, aunque él tenia más espalda que su mujer, las tetas de ésta eran tan enormes que el sujetador se ajustaba bastante bien a los pechos del hombre, que eran los propios de un hombre gordo.

―Estás demasiado gorda como para ponerte el vestido me temo, pero los tacones bien te sirven. ― sugirió Mandy – póntelos, haz el favor.

Su mujer calzaba dos números menos que él, así que tuvo que comprimir el pie para lograr meterlo ahí, la sensación de seda por todo su cuerpo le estaba siendo bastante placentera, aunque sentía dolor en los huevos pues el tanga le apretaba en esa zona, y en los pies al molestarle los zapatos.

―Mira qué guapa está papá, ¿verdad pequeña? ― preguntó Ralph

―Por qué le hacéis esto... ― dijo Ashley.

―Le ponemos guapa para que vaya a la cocina a buscarnos la cena, corre cerda gorda, como en un minuto no estés aquí con un plato... ― dijo Mandy.

Markus corriendo torpemente salió hacia la cocina, Kyle dejó de masturbar a Marta en el momento justo, cuando se iba a correr.

―Si quieres correrte, desnúdate rápidamente y ponte esto – le ordenó Kyle mientras sacaba las pulseras y tobilleras.

Marta se levantó sudorosa de un salto y se arrancó la blusa haciendo saltar los botones por todo el salón, una de sus tetas estaba sacada del sujetador negro y exhibía un pezón de un color marroncito, igual que sus labios, totalmente duro por las manos expertas de Kyle, levantó el sujetador y lo sacó por encima de la cabeza lanzándolo al aire hacia atrás, sus tetas eran picudas, ligeramente más pequeñas de lo que deberían ser, quedaron completamente firmes, esta chica si llevaba sujetador era por motivos plenamente estéticos, no porque le hiciese falta en absoluto. De una sola vez se bajó la falda y las bragas, que también eran de color negro aunque en el centro tenían una tonalidad blancuzca, que evidenciaba lo mojado que estaba su coño, sin duda su parte menos sexy ya que estaba muy descuidado con un abundante vello negro rizado que brillaba por los fluidos que había segregado en su excitación. Se puso sin rechistar las pulseras y las muñequeras y se lanzó hacia Kyle con las piernas abiertas, buscando y encontrando las manos del cazador en su coño. Markus entretanto dejó un plato humeante lleno de estofado en la mesita de cristal, sobre el vestido de Paula, y se quedó de pie esperando.

―¿Un plato? Somos cuatro, ¿a qué esperas? ― dijo Ralph mientras acariciaba los tirabuzones del pelo de Ashley, que tenía las piernas cruzadas y se tapaba las redondas tetas con sus manos.

Cada viaje que hacía Markus a la cocina, lo hacía torpemente sobre los taconazos, en una ocasión se tropezó y se cayó ante las risas que procedían del salón, no sabía cuanto iba a durar esto pero deseaba que la policía llegase ya aunque lo viesen en esta situación tan humillante, la alarma silenciosa la había activado hace tiempo desde el móvil que tenía en el bolsillo del pantalón, lo que Markus no sabia era que estaban todas las transmisiones bloqueadas y que la policía no sabía nada de su situación. Unos minutos después había conseguido traer los 4 platos humeantes llenos de estofado. Marta comenzó a gemir de manera intensa y se corrió estremeciendo todo su cuerpo, Kyle la sacó de encima de él, y la puso de pie.

―Bien pichacorta, eres una buena camarera, ahora a ver si eres tan buena mesa – dijo Mandy – a ver, tetona, niñata, levantad el culo.

Paula y Ashley se levantaron rápidamente, Mandy se sentó en el sillón de Paula, Kevin estaba sentado en otro sillón, en el sofá quedaban Ralph y Kyle.

―Pichacorta – dijo Mandy llamando la atención de Markus – ponte a gatas delante de mí

Markus se colocó a gatas con la cabeza mirando a Mandy, ella le movió poniendole de lado, luego le agarró de los huevos para bajarlo un poquito, pero se pasó y tuvo que volverle a tirar de los huevos para corregir su altura, ahora le quedaba justo a la altura de una mesa; inclinandose por encima de él cogió un plato caliente y lo apoyó sobre su espalda, Markus dió un respingo pues la comida estaba bastante caliente.

―Como derrames una sola gota, te corto los cojones y se los doy de comer a tu hija – dijo Mandy muy seria.

Ralph colocó a Ashley en la misma postura que su padre, sus cabezas quedaban uno mirando para el otro, Ashley era la típica niña pija de su instituto, jamás se rebajó nunca ante nadie, y ahora estaba desnuda siendo usada como una simple mesa para unos hombres que acababan de violar a su madre y a su criada y obligaron a su padre a travestirse delante de ella...

Marta sintió otra vez las suaves manos de Kyle mientras la colocaban en posición, con la cara mirando al dulce culo blanco de Ashley, sus tetas redonditas y lechosas pendían de su cuerpo casi igual que las suyas, de hecho, ahora que ambas estaban desnudas, Marta comprobó que el cuerpo de Ashley y el suyo, salvando las diferencias de color, eran prácticamente iguales, girando la cabeza pudo ver a Kevin comiendo encima de Paula, cuyas tetas sí que eran distintas a las de Ashley o a las de la criada, de hecho los pezones de Paula, que ya le habían olvidado el dolor que les había provocado Kyle, prácticamente tocaban la alfombra.

―Menos mal que cenamos – comentó alegremente Ralph – me moría de hambre.

(continuará...)

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