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La isla (capitulo 5)

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Alan Green, el jefe de seguridad de la isla, se encontraba en su despacho mientras saboreaba un puro mientras estaba recostado en un gran sillón de cuero, cuando el sonido del timbre le sacó de su relajación, miró a la pantalla en su mesa, y comprobó que era la visita que estaba esperando, se sacó su polla de los pantalones y tras presionar un botón, la puerta de su despacho se deslizó, abriéndose con un leve sonido.

Una chica de rasgos orientales entró a el, llevaba unas deportivas blancas con calcetines rojos y un pañuelo del mismo color anudado al cuello, esa era toda la ropa que tenía puesta, entró sonriente en el despacho del señor Green con las manos entrelazadas en su espalda, con unos andares muy joviales, casi dando pequeños saltitos en cada paso, a sus 18 años, tenía unas tetas pequeñas, con unos pezones también bastante pequeños que estaban aprisionados por una pinza de cocodrilo cada uno, de la que colgaba una cadenita que los unía y a su vez, de esa cadena colgaba otra que estaba unida a una carpeta, que iba bamboleándose con cada paso, forzando los pequeños pezones de la chica hacia abajo y hacia los lados, como si estuviese bailando a cada paso. Su coño estaba completamente depilado y el brillo que tenía su coño y sus muslos delataban que hace poco se había corrido.

―Aiko, por fin has llegado, ¿tu amo te ha dado esa carpeta para mí no? ― dijo Alan mientras cogía la carpeta y la abría.

―Si, señor Green, ¿quiere una mamada mientras la lee? ― ofreció Aiko mientras comenzaba a masturbar lentamente al militar.

―Gracias por el ofrecimiento, pero hoy me apetece otra cosa, Roger me ha dicho que eres muy buena analmente, ¿que me dices? ― preguntó cariñoso Alan.

―¿Mi amo ha dicho eso? ― contestó Aiko llena de felicidad ― Por supuesto, es un honor que vaya a usar mi culo señor – prosiguió Aiko mientras levantando ágilmente su pierna derecha se colocó de espaldas con las dos piernas de Alan entre las suyas, cogió su polla y con muchísima habilidad la colocó en la entrada de su ano, como si estuviese dándole un tierno beso a su miembro. ― señor Green, disculpe la molestia pero, desea usted que yo haga todo el movimiento o quiere que me deje llevar? ― dijo finalmente Aiko, que esperaba con el culo listo para ser perforado.

―Muévete tu cariño, estoy leyendo esto. ― contestó distraído el señor Green.

Alan Green observaba los documentos en el interior de la carpeta mientras con la otra mano, inconscientemente acariciaba una nalga de Aiko, en ella estaba marcada a fuego la inscripción “Propiedad de Roger Fletcher”, Alan acariciaba el culo de la japonesa mientras notaba el contraste de su suave nalga con la aspereza de la piel quemada de las letras. Aiko estaba moviéndose lentamente arriba y abajo haciendo que casi toda la polla del señor Green entrase y saliese de ella suavemente, después fue aumentando el ritmo y contraía y relajaba los músculos de su culo para darle una especie de masaje a la polla mientras la penetraba, las cadena que colgaba de sus pezones sosteniendo la carpeta hacía una alegre musiquilla al rebotar vacía sobre la mesa de Alan, que no había sentido nunca nada igual, le distrajo de su lectura y sólo podía concentrarse en disfrutar de esa maravilla de esclava, tenía un culo tan estrecho como el de una virgen pero sabía follar tan bien como la mejor actriz porno, era fantástico, derramó su corrida en el interior de la japonesa mientras relajaba todo su cuerpo. La voz de Aiko le sacó de su éxtasis.

―Señor Green... ― dijo casi inaudiblemente entre sus gemidos – ¿puedo correrme?

―Claro pequeña, conmigo sabes que conmigo siempre se puede – le dijo mientras dejaba de acariciarle el culo y le metía un par de dedos en el coño para ayudarla.

Aiko subió mucho el ritmo y agarrando la mano del señor Green la metió más en su coño, tras un intenso minuto siendo follada por el culo y siendo follada con la mano por el coño Aiko se dejó llevar y se corrió, tras haberse corrido fue bajando el ritmo hasta que se quedó sentada encima del señor Green, con toda su polla dentro de ella.

Ha sido fantástico, no recuerdo un anal mejor que este en mi vida Aiko, deberías estar orgullosa. ― le comentó Alan.

―Muchisimas gracias señor, estoy muy emocionada, me alegra enormemente que le haya gustado – dijo ceremoniosa Aiko.

―¿Cuando te han estrechado el culo por última vez? ― preguntó curioso el señor Green.

―Hace tres días me hicieron una restauración completa, el amo dijo que estaba empezando a perder elasticidad.

―¿Completa? Eso incluye también la piel, esta marca te queda muy bien, mejor que la anterior que estaba algo torcida – dijo Alan mientras tocaba las letras en sus nalgas.

―Es usted muy bueno conmigo señor.― dijo Aiko enrojecida.

―No te mereces menos chiquilla, aún recuerdo cuando llegaste aquí, hace 3 años ya, eres la esclava que llegó aquí más joven. Yo mismo fui el cazador que te cogió, ¿recuerdas? Llevabas ese mismo lazo en el uniforme de tu instituto en Fukuoka, qué gran cacería fue esa, ahora mis hombres están trayendo nuevas compañeras para vosotras.

―Antes era una niña idiota, ahora sé cual es la razón de mi existencia, y me encanta señor, muchas gracias por haberme regalado esta vida. ― dijo sinceramente Aiko.

―Puedes marcharte pequeña, dile a tu Amo que la muerte de su hijo será vengada. ― ordenó Alan con voz seria.

―Así lo haré señor – contestó Aiko.

La esclava se levantó poco a poco, dejando que la polla saliese de su interior, cuando salió del todo, un pequeño resto de semen cayó sobre la polla del señor Smith, Aiko se dió la vuelta y sonriendo se agachó para quitar cualquier resto del pene de Alan con su boca, después colocó sus manos otra vez entrelazadas a su espalda, por sus piernas se iba deslizando semen procedente de su culo, Green guardó su polla ya limpia y cogió la carpeta abierta de su mesa, le echó el último vistazo a la foto que acompañaba el informe, era Mandy que sostenía una pistola mientras en el borde de la imagen se veía a un cadáver en un charco de sangre, no había duda de quien había asesinado a Roger Fletcher Jr, apesadumbrado, guardó el informe y la foto en la carpeta, y la colgó de la cadena, Aiko dio un pequeño respingo cuando sus pezones volvieron a ser forzados hacia abajo, y se inclinó levemente antes de darse la vuelta y encaminarse hacia la puerta que Alan volvió a abrir presionando el botón. En su nalga izquierda había una inscripción a fuego, que completaba la de la otra; en su culo se leía “Aiko, 17 años, propiedad de Roger Fletcher”, tras marcharse Aiko, Alan cogió su móvil y escribió un escueto sms, “Fue Mandy, mátala”.

De vuelta en Oakville, los invitados de los Brenner ya habían acabado de comer y Ralph había desactivado el inhibidor de frecuencia para ver un rato la tele, estaban los 3 cazadores y Kevin en la misma postura, sentados cómodamente en el sillón mientras apoyaban las piernas en las mujeres desnudas que tenían a cuatro patas delante, salvo Kevin, que, a pesar de que su mesa tuviese un tanga sujetador y medias de seda roja, era un hombre quien los llevaba puestos, Markus Brenner, el asesino de su esposa. Los cuatro platos estaban vacíos sobre la mesa, habían dejado un ligero enrojecimiento sobre la espalda de sus mesas, sobretodo en la de Ashley, que era de piel extremadamente clara, la pequeña estaba sufriendo el cansancio en sus brazos, por tener que soportar el peso de las botas de Ralph, llevaban ya media hora en esa postura. Estaban mirando divertidos la tele, cuando interrumpieron la emisión, un avance informativo apareció en escena, una presentadora leía apresuradamente unos papeles en la pantalla.

―Última hora acerca del coche bomba en Oakville – al escuchar este nombre las cuatro mesas giraron la cara hacia la televisión.

La imagen cambió y en la tele se veía el aparcamiento en el que, varias horas antes, cazaron a Jim Amy Lory y Maky.

―La policía ha confirmado que en el maletero del coche había los restos mortales de sólo una persona, pero no pueden confirmar su identidad, por lo que todavía no se tienen noticia de los 5 ocupantes del vehículo – comentó mientras en la pantalla aparecían las fotos de los cinco jóvenes.

―¿Sabéis que? ― preguntó Ralph mientras se levantaba, causándole a Ashley un alivio tremendo, en su espalda quedó la marca de sus botas y ya casi estaba borrado el enrojecimiento que sufrió por aguantar el plato caliente mientras el hombre comía. ― De esos cinco, dos han muerto, y las tres chicas están en vuestro garaje, bien ataditas, voy a traer unas copas para celebrarlo. – comentó Ralph divertido mientras se iba a la cocina.

Si antes los Brenner tenían miedo, ahora ya no podrían estar mas asustados, al conocer esa noticia. Todos siguieron mirando atentamente la noticia, mientras, el capitán estaba en la cocina, acababa de leer el sms que le había mandado su jefe y sabía lo que tenía que hacer, cogió 3 copas y en una de ellas vertió un líquido transparente que guardaba en su brazalete, fue al congelador y sacó una cubitera, echó bastante hielo en las bebidas, el líquido era indetectable entre el hielo, y, tras coger una botella de whisky del minibar, volvió al salón, le dio una copa a Kyle, y la copa especial se la entregó a Mandy, dejando la botella en la mesa de cristal. Kevin se extrañó al ver que no había copa para él, y miró interrogativamente a Ralph, éste dijo:

―Kevin, ha llegado la hora de la venganza, levántate, y tu gorda, levántate también, vais a hacer un combate a muerte, Kevin, si tu ganas, te vendrás con nosotros y tendrás el mejor trabajo de tu vida, Markus, si por el contrario ganas tú, nos iremos ahora mismo y podrás olvidar todo este incidente. No os movais hasta que os diga – dijo el capitán mientras sacaba de nuevo su arma. ― Kevin, si sacas tu revolver haremos explotar el juguetito de tu cuello, no sería justo que tu tuvieses un arma y él no.

Los tres cazadores se sentaron en el sofá con una copa llena de whisky en la mano, Ralph en el medio, con Mandy y Kyle a los lados, las chicas estaban desnudas, sentadas sobre sus piernas, Ashley se tapaba sus tetas con las manos, Marta y Paula estaban con ellas reposando en sus muslos, tenían que recuperarse del esfuerzo al que estuvieron sometidas. Kevin estaba de pie, con su mono azul puesto, ante él su enemigo, Markus, vestido humillantemente con la lencería fina y los tacones de su mujer, eran aproximadamente de la misma altura, aunque por los taconazos Markus era más alto ahora, en peso y complexión no había competencia, Kevin estaba musculoso debido a su trabajo físico, Markus estaba mucho más gordo y no totalmente fuera de forma.

Tras un rato de espera, y con la botella de whisky casi a la mitad, Ralph levantó su copa y propuso un brindis.

―Por la venganza. ― dijeron los tres cazadores, Kevin querría tener una copa para brindar con ellos también.

―Y por Roger Fletcher Jr, ― dijo Ralph mirando a Mandy, de repente, Mandy sintió como si le faltase el aire.

(Continuará)

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