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Sin tu amor, me acostumbre a seguir perdiendo (4de 5)

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Me pareció muy extraña la reacción de Marcela la verdad que no entendía por que  su ataque de celos, pero poco tiempo me llevo darme cuenta que después del coma y de lo que recordaba de mi vida, Sara era la primera amiga que llevaba a mi casa, así que era apenas lógico, me fui a mi alcoba, me deshice de la ropa, me puse mi pijama y me recosté en mi cama, una ves arropada y con los ojos cerrados vi nuevamente la imagen de Sara, cuando me dio el beso en la mejilla, cuando nuestras miradas se cruzaron, cuando sentí su voz baja en mi oído, eso me puso la piel de gallina, no sabia si por que recordar la escena o por que me estaba gustando Sara. GUSTANDO??? Que carajos ando pensando.

Al dia siguiente Sebastian fue a su colegio, Marcela salio muy temprano de la casa y yo me fui para la oficina,  el medio día estuvo agitado tanto así que casi fue imposible dejar todo en orden, Sebastian estaba a punto de llegar y yo aun embolatada con miles de cosas por hacer, decidí llamarle y decirle que no podría estar con el en la tarde que debía arreglar cosas de trabajo, el no le vio mayor inconveniente, hizo sus deberes y salio a ayudarme en la oficina, así que con unas manos ayudando era mas fácil todo lo que debía hacer. Terminamos un poco tarde y tuve que llamar a Sara para cancelar la clase ya que estaba rendida y no deseaba estudiar.

El fin de semana llegaba y por fin podría dormir un poco mas, Sebastian tenia una salida de colegio por lo cual no estaría en la casa el fin de semana, estaba muy entusiasmado pues Irian a recorrer varios ciudades de Colombia en plan turístico ya que era finales de año, así que pronto terminaría ese grado de colegio, esa noche alistamos todo y muy de madrugada la ruta del colegio junto con su profesora que muy atentamente me saludo y pregunto por mi salud, salieron con los demás compañeros que se maravillaban de verme, pues habían sabido de mi suerte con el accidente, yo por mi parte subí a la casa dormí unas cuantas horas mas y de no ser por Marcela no me hubiese levantado bien para llegar a clase con Sara.

―Buenos Días Marce.

―Hola, como amaneces.

―Bien, y tu que haces?

―Alistando mis cosas.

―Sales de Viaje?

―No, me voy de la casa

―Que?

―Si Viví, mira lo pensé muy bien y lo mejor es que me valla a otro apartamento, para que puedas estar mejor en tu casa, mas tranquila tanto tu como yo.

―Esto es por Sara

―No. Es por ti y por mi es lo mejor para las dos.

No entendía muy bien que era la mejor, pero no me quería sentir sola, Marcela era un gran apoyo y una gran compañía, pero no comprendía que era lo mejor, yo por mi parte inicie a preparar mi desayuno, pero en mi cabeza no dejaban de rondar las palabras “es lo mejor para las dos”.

―Voy a dejar unas cajas y la estructura de la cama, te importa?

―No para nada, yo no te estoy echando de mi casa, tu eres la que te echaste sola

―Viviana, por favor no quiero pelear

―No estoy peleando, solo soy sincera Ok?

―Ok, la próxima semana pasare por ellas, termino de empacar y te dejo las llaves en  la nevera , Vale?

―Como quieras me da igual.

El desayuno fue un vaso de jugo y no me cupo mas, la forma en que Marcela me dijo su salida de la casa me dio gran malestar, pues no había hecho nada malo hasta el momento para que se le diera por salir huyendo de la casa, seria por que la empuje, pero si le pedí perdón, definitivamente esta celosa pero por que, miles de cosas pasaban por mi cabeza, mientras me duchaba y me arreglaba para salir a mis clases, para ese entonces no se escuchaba ruido alguno en la casa eso quería decir que Marcela se había ido, tome mi bolso y salí, subí al carro y llegue en menos de nada al instituto, Sara aun no llegaba y lo malo es que yo había llegado tarde, pregunte en la recepción y me dijeron que ella había renunciado el viernes, que intentaron comunicarse conmigo para decirme que no habrían clases hasta conseguirle reemplazo pero no lograron ubicarme, mire mi celular y habían 10 llamadas perdidas del instituto, para ese momento mi irritabilidad estaba al tope máximo, primero Marcela huía de mi casa y ahora Sara ni me avisaba que no me dictaría mas clases .

Me senté por un tiempo en la cafetería que solíamos ir con Sara, y el señor que normalmente, nos atendía se dio cuenta que algo malo pasaba conmigo.

―Que desea tomar el día de Hoy, dijo tomando la libreta y bolígrafo para tomar mi pedido.

―Hoy quiero algo fuerte, aquí tienen licores? Me voltee mirándolo a los ojos

―Mi niña, son las 11:00 de la mañana y tu pensando en licor

―Si es cierto dije mirando mi celular.

―Regalame un vaso con agua.

―Ok.

Dure media hora con el vaso en mi mano sin poblarlo, solo pensaba y trababa de ordenar las escenas de ese día de la cena, que había hecho que hubiese ofendido tanto a Sara para que renunciara, al instituto, pero no se me ocurría nada, solo el instante en que me despedí cuando sentí ganas de besarle pero, yo no hice nada tal afirmación me causo escozor, quería besar a Sara? No, estaba completamente loca, sacudí mi cabeza, respire hondo y me dirigí a la caja.

―que te debo. El se inclino para un lado mirando hacia mi mesa para ver que había tomado, pero el vaso de agua estaba intacto.

―No me debes nada, cortesía de la casa.

―Gracias.

Salí de la cafetería, me dirigí a al carro y estuve un rato con la cabeza en el timón, tratando de coger valor para llamar a Sara y preguntarle que malo había hecho para que ni siquiera me llamase a decirme que no seria mas mi profesora, cuando por fin acomode las palabras y tome el valor para llamarle su teléfono paso a correo de voz, no deje ningún mensaje pues no sabia que decir, colgué de inmediato, encendí el carro y conduje hasta llegar a mi casa, una ves allí mire el cuarto de Marcela se había llevado todo, salvo las tablas de la cama, la estructura completamente desarmada y unas cajas. Me dio curiosidad saber que tenia en las cajas pero no me decidí, estaba tan confundía y triste que ni ánimos me dio de husmear en sus cosas.

El fin de semana aunque largo, paso y por fin Sebastian llegaba de su viaje, estaba muy feliz y yo igual de verlo en casa, ya por lo menos no estaría sola, cuando entro se pudo dar cuenta que Marcela había desocupado su cuarto, sin embargo no hizo comentario alguno y arreglo su maleta, inicio a contarme todo lo que había conocido y lo hermoso que era todo, me pregunto si estaba bien, a lo que con gran curiosidad respondí que si, sin embargo una duda me asalto algo de lo cual no me había percatado.

―tu si sabes que me paso Verdad?

―Yo?

―Si, tu si conocías a mi futuro esposo y sabes por que del accidente.

―Esposo? No recuerdas nada verdad mama?

―No, aun no, no se que paso ni quien fue el tipejo que fue capaz de dejarme sola. Mientras mi cara demostraba un poco de tristeza

―Mami, no crees que es mejor así? Las cosas muchas veces no son las que parecen, por lo que no soy yo el que te deba decir que paso, esas respuestas las hallaras en ti, igual las cosas suceden por algo. Sonrío y me abrazo.

Quien era antes de ese accidente, que había pasado por que paso, por que mi esposo me dejo sola durante un año, por que no recordaba nada, había trabajado como el doctor me lo había pedido pero nada había funcionado, al contrario ahora me sentía peor, por que estaba triste, me sentía sola por alguna razón, Sebas estaba conmigo pero el llenaba mi soledad de otra forma diferente por que era mi familia pero había algo que me decía que había algo mas, ahora tratando de conocer y de ser un poco mas abierta había perdido a mis amigas, era un caos total, de hay en adelante Sebastian no me dejaba dormir sola, siempre buscaba algo para entretenerme y hacerme reír.

Después de todo las cosas no habían terminado tan mal, Sebastian me ayudaba en mi trabajo, salíamos por la tarde a pasear a parques, hacer ejercicio,  jugar en maquinitas, compramos un perro que era la adoración de Sebastian, era tan rico poder compartir a su lado, a pesar de hacerme a la idea que era mi hijo, había algo que no me permitía recordarle de bebe, y cada día me hacia mas feliz el tenerlo cerca, así paso un mes, en la misma forma aumentando mas la relación entre Sebastian y yo.

Era viernes y habíamos decido por fin parar en casa, yo haría algo de cenar un poco ligero, mientras tanto Sebastian comentaba lo bien que se sentía tenerme con el, todos los días que quería que pronto saliéramos de viaje ya que planeábamos ir a conocer orlando, yo por mi parte respondía sus preguntas y entre los dos ultimábamos detalles de todo el viaje, cuando puse a cocinar la carne tome mal el sartén y el aceite salto hacia el lado de Sebastian quien grito del susto, yo me incorpore de inmediato junto a el, para saber que le había pasado ya que tenia gran preocupación, mire su brazo buscando si había llegado el aceite hacerle daño, pero afortunadamente no fue así.

―mami tranquila solo fue el susto dijo tocándome la cara con su mano izquierda

―Que bien, y esta mancha?

―Es de nacimiento, tengo varias en el cuerpo, cuando pequeño tu me molestabas diciéndome que yo iba hacer vaquita y no un niño. Jajajajaja

El comentario me parecí algo abusivo pero bastante curioso, en ese momento vi varias escenas de mi vida como un flash, cuando Sebastian nació, sus primeros años, sus primeras palabras, sus grados y sentí escucharlo llorar diciendo que deseaba que despertara.

―Mami estas bien? Estas pálida y fría?

―No me siento bien, todo me da vueltas y estas llorando, lo mire a los ojos y le dije, tu deseo se cumplió estoy despierta.

En ese momento, me sentí ahogada, todo me daba vueltas, vi todo borroso y cerré mis ojos.

―Viviana, Viviana

―Si? Conteste con un hilo de voz

―Ya despertó puedes seguir dijo el hombre que estaba a mi lado.

―Como estas Viviana? Como te sientes?

―Bien doctor, que hace aquí?

―Te desmayaste y Sebastian me llamo, me comento lo que paso

―Si. Recordé algo doctor.

―Que bien, que recordaste

―A el, señalando a Sebastian con mi dedo índice

―A mi mami?

―Si, te vi recuerdo todo, tu nacimiento, te vi crecer y  vi todo los logros que has tenido y escuche cuando llorabas y pedías que despertara, despues me sentí mareada y no recuerdo que me paso.

―No te preocupes todos tus signos están normales, creo que lo mejor es que te des unos días de descanso para ver que sucede contigo y tu memoria.

―Gracias doctor

Mientras el me daba, una incapacidad por unos 8 días, el timbre sonó y Sebastian fue abrir, el doctor se despidió, recogió sus aparatos y salio de la alcoba, mientras Sebastian entraba con una cara de susto que me provoco una carcajada.

―ya paso hijo, el medico dice que esta todo bien

―Me alegra mucho. Dijo la persona que se encontraba detrás de la puerta, esa vos era conocida pero que hacia ella aquí?

―Hola, dijo su sonrisa habitual.

―Sara que haces aquí?

―Si ves Sebastian, te dije que no seria bienvenida en esta casa.

―Fue un placer verte Viviana espero mejores pronto.

―Eso Huye… creo que ustedes las mujeres no hacen mas que eso huir.

―De que hablas Viviana?

―Te vas sin darme tan siquiera una explicación del por que no serás mas mi profesora y hoy llegas saludas como si nada y que quieres que haga que te haga una fiesta de recepción?

―No voy a discutir contigo sobre algo que ni tu mismas recuerdas.

―Entender que? Que eres una cobarde ja! Eso lo entiendo perfectamente.

―Yo mejor las dejo solas, voy a sacar a Matías al parque.

―No me ofendas por favor, no soy ninguna cobarde solo que?

―Que?

―No podía seguir dictándote clases no después de la cena, no después de…

―De que? Sara de que?

―Lo siento me tengo que ir.

―No Sara por favor, no te vallas no me dejes sola, por lo menos mientras que Sebastian regresa, tengo miedo de que me pase otra ves.

―Otra ves?

―Recordé a Sebastian, todo lo recordé. Dije sonriendo

―Que bien, eso quiere decir que tu mente esta empezando a funcionar normalmente. Estaba mas feliz que yo tanto que se sentó a mi lado tomando mi mano

―Si, dije con cara de terror

―Tienes miedo verdad 

―Si, tengo miedo de saber quien era y darme cuenta que no me gusta o de no poder  acostumbrarme, tengo miedo de saber el por que me accidente.

―No te preocupes, yo estaré contigo. Dijo rozando su mano derecha en mi rostro a señal de mimo

―Gracias, cuando llegue Sebas podrás irte tranquila

―Estas segura? Solo quieres que sea por un rato? Volvió a acariciar mi rostro y mirándome fijamente, por mi cuerpo sentí un escalofrío ese mismo que sentí la noche de la cena cuando ella se despedía de mi.

Se fue acercando lentamente, sin dejar de acariciar mi rostro, bajando lentamente su mano a mi nuca para tomarla por detrás, cada ves estaba mas cerca, estábamos a menos de 2 centímetro de  que nuestros labios se encontraran, cuando Matías irrumpió en la alcoba, sentando sobre mi cama y quedándose completamente quieto, mirándome como asegurándose que todo estuviera bien conmigo.

―Sebastian¡¡¡ Matías esta en mi cama. Le dije en voz alta ya que el estaba cerrando la puerta.

―Lo siento mama, se me ha soltado de la cadena y ha salido como loco a tu cuarto. Se disculpaba cuando caminaba hacia mi alcoba, Hey que bien sigues aquí¡¡¡

―Si, pero ya me iba, dijo Sara levantándose de la cama y un poco sonrojada, por la escena antes de que Matías entrara.

―No te vayas, mira a mama le hace bien que estés con ella. No musito palabra y se dirigió a la puerta para salir de la alcoba

―Sara? Le dije

―Si, respondió sin voltear a verme

―Vas a venir mañana cierto?

―Dio vuelta para mirarme, me miro fijamente, y finalmente respondió, Si, mañana estaré aquí contigo. Sonrío levemente y salio de la casa no sin antes despedirse de Sebastian y Matías.

La noche paso tranquila, por lo menos para Matías y para Sebastian, los dos estaba dormidos en mi cuarto, yo no podía conciliar el sueño, recordaba a Sara tan cerca, su aroma, su tibieza, todas esas sensaciones me tenían completamente confundidas, después de unas horas por fin pude conciliar el sueño.

Sebastian a pesar de que estaba muy emocionado por ¡estar con su abuelo no quedo muy tranquilo cuando salio de casa pues, aun a la hora que se fue Sara no había llegado a cuidarme ese día, la verdad es que no estaba de muerte, pero el se encargo de no dejarme levantar una ves que salio de casa, decidí ducharme y arreglarme por esa razón no me di cuenta cuando Sara había entrado a la casa y pensando que había pasado algo conmigo   ya que no respondí a su saludo inicial inicio a buscarme, hasta que entre abrió la puerta de la ducha, y pudo verme duchándome, yo no me percate de ello, solo se quedo allí unos minutos y después cerro la puerta, no sin antes de que por su cabeza, pasara la idea de terminar o iniciar lo que el día de ayer no había podido, se dirigió a la cocina y preparo un delicioso desayuno, yo por mi parte tome un buen rato en la ducha, salí me arregle y valla sorpresa que me di cuando vi a Sara en mi cuarto con la bandeja puesta sobre la cama que llevaba el desayuno que había preparado especialmente para mi.

―Lo siento no quise asustarte estas bien. Decía mientras su cara denotaba mucha preocupación.

―No te preocupes solo no te escuche llegar, por lo que veo Sebastian pensó en todo te dejo las llaves en portería.

―Si, me llamo antes de irse, pues no quería hacerte levantar de  la cama, pero ven aquí y desayunas con migo.

―Gracias, pero no logro entender por que ustedes dos me tratan como si estuviera enferma, solo fue un mareo.

―Si, lo sabemos pero Sebastian me dio la tarea de cuidarte y eso Hare. Siéntate aquí y déjate atender

―Jajaja, que bien ahora es mi hijo quien da las ordenes, dije esto mientra me sentaba en el lugar que ella me estaba indicando, de hay en adelante se tomo muy bien su papel y me dio el desayuno, que para decir demás estaba delicioso. Luego ayudo arreglarme, secar mi cabello, escoger la ropa y quedar medianamente presentable aunque ella decía que me veía hermosa.

Pasamos a la sala,  y estuvimos hablando de todo, política, religión, cultura yo por mi parte escuchaba mucho y hablaba poco, pues desde que le conocí aprendí a ser su alumna a poner atención en sus clases, aunque en momentos mi concentración no era la mejor, le veía pero no le escuchaba, mira como hablaba, como se movía, era tan evidente mi fijación en ella que en ocasiones bromeaba, que andaba distraída en quien sabe que cosa, yo solo sonreía, hacia cara de niña buena y seguía escuchándole y mirándole, hasta que por fin decidimos pasar a mi cuarto a mirar una película, la mayoría las había visto en cine o en su casa, mire en unas cajas que eran de Marcela y habían unos CD que tenían el titulo de películas, vi uno que me llamo la atención, la lleve para mi cuarto no sin antes ver que en las cajas que no había tomado interés en husmear cuando se fue de la casa habían muchas fotos y documentos, ahora si sentía curiosidad, pero no tenia tiempo pues Sara ya me estaba llamado y preguntando si necesitaba ayuda o quería que saliera comprar una película.

―Ya, encontré una espero no te la hallas visto, la cosa es que no tiene titulo, te parece si la vemos y así me dices si ya la conoces?

―Si dale ven y te recuestas en la cama, mientras yo pongo la película y traigo las palomitas.

Inicio la introducción de la película, la música  era árabe me pareció muy interesante, Sara al ver su inicio y el titulo hizo cara de no habérsela visto nunca, así que decidimos seguir viéndola, todo se desarrollo en un orden normal la película avanzaba y habían ciertas cosas que me identificaban con los personajes, dos mujeres de Arabia Saudí, las cuales a demás de hermosas parecían tener un cierto encanto entre las dos, mis ánimos se estaban calentando, pues sentía esa euforia cada ves que sentía a Sara cerca y en ese momento la tenia justo a mi lado, le mire y se veía divina, ella se sintió observada y volteo la mirada, solo sonrío y siguió viendo la película, para mi el tema de la película y el tenerla tan cerca habían hecho que estuviese bastante excitada, además que en ocasiones coincidíamos en comer palomitas del plato y nuestras manos se rozaban suavemente, las cosas se pusieron un poco mas sugestivas cuando en una escena las protagonistas empezaron a bailar, una pretendiendo enseñarle a la otra y en un momento se acerco y beso a la otra, e inicio un desenfreno entre las dos protagonistas, yo solo quede hipnotizada con las imágenes que cada ves eran mas intensas y mas eróticas, Sara se di cuenta que algo pasaba conmigo, así que quiso tomar el control, y parar la película el cual estaba cerca de mi pecho, cuando me rozo, di un pequeño salto al sentir sus manos.

―Perdón¡¡¡ pensé que estaba mas abajo, no era mi intención hacerte sentir mal.

decía mientras su cara denotaba bastante preocupación y pena pues por tratar de arreglar la situación que me aquejaba solo la supo empeorar. Yo no supe que decir, solo levante su cara, le acaricie suavemente para que se tranquilizara, nos quedamos mirando fijamente, dirigió su mano a mi rostro y empezó a devolver los mimos, empezándose acercar lentamente, hasta que quedo lo suficientemente cerca para rozar mis labios, empezó con un beso muy sube, apenas tocándome mis labios, se separo un poco, me miro fijamente, sonrío y volvió a juntar sus labios con los míos, profundizando en el beso, yo me sentía completamente relajada, por fin había conocido su sabor y era delicioso, sus besos estaban cargados de ternura y amor, yo que nunca había besado a una mujer me deje llevar por ella mi mano ya no se encontraba en su cara, se encontraba en su espalda y la de ella en mi cuello, las caricias eran lentas, suaves yo por mi parte quería decirle que me gustaba sentirla cerca y que no quería que ese momento acabase, el beso se volvía profundo nuestras lenguas empezaban a danzar tratando de reconocerse la una a la otra, yo que me encontraba excitada por el contenido de la película que había puesto, sin saber que era lesbica, inicie apoderarme de su cuerpo, no lograba saber como, pero al parecer tenia bastante experiencia con una mujer pues poco a poco empecé levantar y apartar la ropa que para ese entonces me estorbaba, siempre con delicadeza, pues no quería que Sara se sintiese mal, cuando toque su espalda descubierta sentí como mi cuerpo se volvía una bola de fuego, solo quería conocerla completamente desnuda la deseaba y esto a pesar de que unos días antes era inconcebible, ahora lo deseaba mas que nada en el mundo, empecé a notar como ella respondía a mis caricias y empezó a incursionar en mi cuerpo inicio por bajar por mi cuello hasta rozar nuevamente mis senos, esta ves no salte por lo imprevisto, si no por lo excitante que se sentía ser acariciada por su manos, bajo a mi abdomen y subió lentamente y con un poco de ayuda de mi parte la blusa hasta subirla a la altura de mi senos, para ese entonces ella tenia su pierna izquierda entre las mías y levemente hacia presión para sentir su sexo rozar el mío por encima de nuestra ropa, por segunda ves abandono mis labios y empezó a bajar ami cuelo con pequeños besos, eso me hizo estremecer y emití un pequeño gemido.

―Aghhh…me encantas Sara deseo sentir tu cuerpo completamente desnudo.

―Te quiero viví, te quiero

Contesto susurrando suavemente en mi oído, cosa que me hizo desearle mas, cuando me deshice mi blusa con ayuda de ella, se quedo mirándome fijamente, bajo su cabeza y trato de separarse de mi.

―Quiero que esto sea especial para ti, estas segura que es lo que quieres?

―Si, Sara quiero estar contigo. Dibujo una sonrisa al escucharme decir esto. Decidió  taparme con la cobija que habíamos puesto.

―Entonces lo haremos a mi manera. Por ahora arréglate y almorzamos.

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