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Chantaje, traición, y a pesar de todo, Amor 7

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Iba en el taxi como un zombi. Mirando a través de la ventanilla sin ver nada. Pensaba.. Pensaba y analizaba una y otra vez lo que ahora era mi vida: Aquellas fiestas, esas sórdidas orgías donde tantos desconocidos habían usado y abusado a su antojo de mi y de las otras mujeres, teniendo a su entera disposición a cuatro mujeres esclavas de sus más bajos instintos y con la agravante de tener también a su alcance todo el alcohol que pudieran tragar, lo que los hacía aún más salvajes.

Hacía ya tiempo que dejé de sentirme una mujer normal y corriente; ni siquiera una puta normal y corriente: Seguro que cualquiera de ellas vivía mejor que yo. Al menos no tenían nada que ocultar a nadie. Ni siquiera un indeleble tatuaje como que el que yo llevaba ya desde hacía unas semanas en mi nalga derecha: La “H” tatuada en mi piel y que me marcaba como propiedad de un hombre. Esa marca por la que hacía verdaderos malabarismos para que mi familia no viese.

El taxi se detuvo deteniendo también las incesantes vueltas que daba a mi cabeza. Pagué al taxista -que descaradamente no quitaba ojo de mis piernas- y a sólo unos pasos ya me encontraba frente a la puerta de la casa de Don José. Como cada jueves, allí estaba de nuevo para servir al viejo. Javier siempre cumplía con su palabra y le había prometido a su anciano amigo -como ya sabéis- que cada jueves podría disponer de mi.

Porque esa era otra: Por los 150 € que pagaba a Javier, ya no me usaba sólo sexualmente. Me tenía también como criada que le limpiaba y ordenaba la casa. Era tacaño y aprovechaba al máximo su dinero. Así que despidió a la asistenta que le cuidaba la casa dos veces por semana ya que ahora podía usarme a mi también para eso. Además, observarme limpiarle la casa completamente desnuda, le excitaba aún más. El muy ladino sabía aprovecharme bien.

Esa simbólica cantidad que me pagaba -simbólica en comparación con lo que pagaban los otros hombres- no tenía que ingresarla en el banco; Javier me permitía quedarme con ese dinero. Todo un “alarde” de generosidad por su parte.

Lo peor era cuando llegaba a mi casa a las seis de la tarde: Iba sólo con el abrigo y nada más debajo, interiormente desnuda, -como así me quería el viejo cada semana- de ahí que los taxistas no quitaran ojo de mis piernas ya que siendo un abrigo mas bien corto que me llegaba hasta un poco por encima de las rodillas, dejaba bien a la vista mis piernas por mucho que yo me esforzaba en estirarlo. Eso, unido a que tras el escote no se veía ninguna otra prenda y con los zapatos de altísimo tacón, me hacía un auténtico imán a las miradas de todo el mundo. Sobre todo y naturalmente, de los hombres.

Y seis horas de trabajo sexual y doméstico, desde las doce de la mañana en que me presentaba ante el “Señor”, y por el que sólo cobraba esos míseros 150 €. Si fuera dueña de mi cuerpo cobraría el triple o más a ese viejo verde que sin duda no podría permitírselo. Pero soy propiedad de un hombre y él es quien dispone lo que trabajo y lo que cobro. . Como podéis comprobar, ya llevaba yo bastante tiempo sintiendo y pensando como toda una consumada puta. Me parecía mentira, pero así era.

Entraba en mi casa y corría al baño con la excusa de una necesidad urgente. Por suerte a esa hora los niños no estaban y mi marido, como siempre, absorto viendo la tv., creyendo que venía del trabajo y esperando a que yo volviese “del baño” cuando en realidad venía del dormitorio donde rápidamente guardaba el abrigo; me ponía una bata y con bragas y sujetador limpios en la mano iba al salón, daba un beso a mi marido y me excusaba diciéndole que iba a ducharme.

Luego preparaba la cena para poco después irnos a la cama. Y ahí acababa mi

extenuante día que desde luego no era el peor de la semana.

A la mañana siguiente me levanté temprano. Tenía bastantes cosas que hacer y mucha faena atrasada por culpa de los “trabajitos” que Javier me mandaba y con los que perdía casi todo el tiempo que podía dedicar a mi casa. Suerte que mis hijos y mi marido me ayudaban en lo que podían, cosa que me hacía sentir aún peor: Que estuviesen ayudándome después de lo que les estaba haciendo. Pero así es ahora mi vida y no puedo hacer otra cosa para remediar ésta vergonzosa situación. Ellos molestándose en quehaceres domésticos además de sus estudios y trabajo, mientras su madre y esposa se “divierte” traicionándoles para servir a los caprichos sexuales e intereses económicos de un desconocido que era mi chulo porque me hizo su esclava y su puta y además dependía de él en todos los sentidos: Sentimental -no podía evitar seguir desquiciadamente enamorada de él- económica porque necesitábamos de verdad ese sucio dinero que “ganaba”, y social por aquel vil chantaje al que me tenía sometida.

Aquel viernes me dejó libre para dedicarlo a mi casa, como así se lo rogué. De manera que hoy no recibiría ningún mensaje o llamada ordenándome ir a una determinada dirección. Pues últimamente sólo hacía eso, llamarme o enviarme un mensaje y mandarme acudir a “servir” a sus clientes de esa forma.

Eso si, aunque en mi casa y sin que él estuviese presente debía seguir estando sin bragas ni sujetador y descalza para él. Por respeto al hombre al que pertenecía, -cosa que me recordaba constantemente- según me tenía ordenado que hiciera siempre aunque él no estuviese presente. Desde un principio me tenía impuesta esa norma de permanecer siempre desnuda interiormente aún en mi casa y advertida de que en cualquier momento podía presentarse y comprobar que cumplía sus órdenes al pie de la letra. Aún estando sola. Por eso no me atrevía jamás a desobedecerle y porque además -estúpida yo- me gustaba y excitaba que me tuviera bajo su dominio hasta ese punto.

Pero aquella mañana hacía demasiado frío así que esperé ansiosa hasta al menos las once, asegurándome de no despertarle demasiado temprano, y pedirle permiso para ponerme unas zapatillas ya que descalza como estaba tenía los pies tan helados que hasta me dolían.

Cogí el teléfono y le llamé, temerosa de molestarle para eso. Hasta ese punto le temía y respetaba. Y yo empezando a “mojar” vergonzosa e inevitablemente.. Por suerte lo cogió pronto, señal de que estaba ya levantado.

Qué quieres..?

– Hola Javier, buenos días. Te llamo porque tengo los pies que me duelen de tanto frío ¿me dejas ponerme los zapatos por favor..?

Estás tú muy delicada estos días: Que si el día libre, ahora los zapatos...

– Es que el suelo está demasiado frio cariño, de verdad. Sólo eso, ya sabes que estoy desnuda para ti; sólo llevo una falda y una blusa como tú quieres, pero nada más.. Por favor...Te envié el mensaje como cada mañana y así sigo desde las ocho, pero ya no lo soporto.-

Vale nena, pero no te pases pidiendo.

– Claro que no cariño, Gracias.-

¿ Cómo te fue con mi viejo amigo..?

– Bien Javier. Ya sabes que cumplo. Y gracias otra vez por dejarme el dinero. Ahora lleva ya dos semanas que además me tiene como su criada; incluso ha despedidoa la asistenta que tenía..-

¿Le limpias la casa también..?

– Si, también.-

!! Ja,ja,ja !! El muy cabrón. Sabe aprovecharse de lo que le dan.¿Te ha follado esta semana..?

– No.. Sól.. sólo chuparsela.-

Se corrió en tu boca como siempre ¿no?.-

– Si Javier, como siempre.-Aquello me humillaba horrores, y además con aquella risita estúpida... Pero para eso lo hacía, para no perder la oportunidad de rebajarme cuanto pudiera.-

Bien nena, así me gusta. Sabes portarte como quiero. Bueno lo dicho, puedes ponerte los zapatos.-

– Gracias cielo, no sabes cómo los necesito hoy. Y gracias también por dejar que me quede con el dinero de Don José.-Estaba obligada a darle siempre las gracias por cualquier cantidad que me diese ya que ese dinero era “suyo”, como desde el principio de mi emputecimiento me dejó muy claro.-

De nada preciosa, te lo mereces.. Que limpies bien tu casa y tengas un buen dia.-

– Gracias Javier.-

Y esa es mi vida: Pedirle permiso a un desalmado para no estar descalza en mi propia casa; agradecerle encima que me dejara quedar con un dinero que yo misma me había ganado con todo el repugnante esfuerzo del mundo.. Pero ahora es el dueño absoluto de mi vida, mi voluntad y mi corazón y nada puedo hacer contra eso y, siendo totalmente sincera, tampoco deseo cambiar las cosas. A pesar de todo cuanto me ha hecho sufrir; a pesar de todo cuanto soporto por él, me siento bien así. Me gusta y creo porque así lo siento, que cada día que pasa me gusta más, quiero y hasta necesito servirle, obedecerle, ser de su propiedad y que así me utilice para satisfacer todos sus caprichos.

No sé cómo explicarlo: Es como un instintivo e imperioso deseo de tenerlo siempre contento; como la gran mayoría de las madres que por ver felices y satisfechos a nuestros hijos nos sacrificamos, hacemos lo imposible y pasamos por lo que sea con tal no sólo de mantener su bienestar gracias al cariño de su madre, sino de aumentarlo cada día aún más si cabe, aunque esos hijos no lo merezcan en absoluto. Qué clase y perfecto lavado de cerebro hizo Javier conmigo lo ignoro por completo, sólo veo que lo hace a la perfección y con pasmosa habilidad sin que nada podamos hacer para evitarlo las mujeres que sucumbimos ante sus encantos haciéndonos débiles presas de sus poderosas garras. El caso es que consiguió hasta límites extremos e insospechados para mi anular mi voluntad, personalidad, olvidar del todo mis principios y moral convirtiéndome en su prisionera y esclava. Como el caso de “mis compañeras” -sus otras hembras- me acercaba inexorable e ineludiblemente a ser suya y sin que necesitara ya de ningún chantaje: Seguiría siendo suya igualmente, de su propiedad en todos los sentidos y obedeciendo cualquier deseo o capricho que tuviese... Su esclava real y auténtica, nada de ficción o fantasía erótico-sexual, su esclava real y de verdad. Yo misma lo quiero, lo necesito y deseo así y por eso me asusta pensar que me puede hacer llegar hasta donde quiera arrojándome a lo más bajo que pueda imaginar. Y eso, con mi irrazonable aprobación y respeto: Él es el hombre, el macho dominante y yo sólo una hembra de su propiedad. Esa es ahora la premisa fundamental de mi vida, por lo que todo cuanto quiera hacer conmigo y de mi, lo considero ya como cosa normal y lógica. Incomprensible, demencial y perverso.. Pero es lo que siento, lo cierto, y lo que quiero y hasta necesito.

Es como un dios para mi.. Un dios que me impone mi propia naturaleza como poderosa droga que exigente me obligo a tener cada día y que no puedo abandonar porque no podría soportar su abstinencia. Totalmente adicta a él como cualquier otra drogadicción.

El fin de semana transcurrió tranquilo para mi. Como todos ya que en esos días sabía que mi familia estaba en casa y me dejaba en paz. Eso si, no estaba excusada de enviarle cada mañana mis mensajes de sumisión absoluta a él.

Ya el lunes se acabó mi libertad. Me llamó temprano. Y muy importante tenía que ser la cosa para que madrugara, sólo eran las ocho y media de la mañana.

Te quiero aquí a las diez.-Me ordenó escuetamente-

– Vale Javier. Allí estaré. Pero ¿pasa algo? Te noto muy serio y como enfadado.

Pasa que aquí se van a acabar las tonterías.. Dentro de poco lo sabrás.-

– Pero Jav..- Colgó sin decirme nada más. Como siempre la total indiferencia a lo que yo quisiera saber. Obedecerle sin más y punto.

Vestida como siempre para él: Muy femenina. Falda un poco por encima de las rodillas, amplia para poder levantarla a la hora de sentarme -osea, con las nalgas desnudas directamente sobre el asiento como ya sabéis- de color negro, camisa azul de raso y rebeca negra de lana y el inevitable abrigo del que por esas fechas no se podía prescindir. Hacía demasiado frío y Javier me permitía llevarlo.

A las diez en punto toqué al timbre de la soberbia cancela de entrada a su lujosa casa y al poco tiempo oí el chasquido eléctrico de la cerradura que me permitía entrar. Eso, y los frenéticos ladridos de los perros a los que tanto temía.

Bueno, ya iba a salir de dudas sobre qué le podía ocurrir a mi todo poderoso señor para llamarme tan temprano y tan imperiosamente. Desde luego intuí como siempre que nada bueno para mi podía ser.

Me abrió un tipo corpulento que me saludó con una sonrisa y un simple “hola”. Otro mas o menos como él, estaba sentado con las piernas cruzadas en el sofá del vestíbulo. Clientes o amigos desde luego no podían ser pues estarían con Javier en el salón, despacho o cualquier otro sitio de la casa. Algo raro pasaba allí y pronto lo iba saber. Una cosa me quedaba muy clara: Fuera lo que fueran esos hombres no tardaría en tener mi cabeza en sus entrepiernas, pensé.

Llegué al despacho de mi dueño, donde me dijo uno de aquellos hombres que estaba y luego de llamar respetuosamente a la puerta, pasé cuando me autorizó a entrar. Tras de su mesa cómodamente sentado estaba mi Señor y dueño y, ! Dios mío ! Un hombre al que reconocí de inmediato incluso estando de espaldas y de pie. Se volvió y me miró de arriba a bajo clavándome su mirada inyectados los ojos en sangre; cargada de asombro, desprecio y odio: !! Mi marido !!

No podía ser. ¿ Cómo y porqué me había traicionado Javier de aquella manera..?

Le había obedecido y seguía haciéndolo en todo cuanto quería de mi. El único pacto era el silencio, no destruir mi familia.. ¿Por qué entonces aquella canallada..? Me vino un mareo y una debilidad en las piernas que a punto estuvo de hacerme caer y que no comprendo cómo no lo hice allí mismo en redondo. El caso es me quedé petrificada y sin saber qué hacer o decir. Sólo mirar llorando a mi marido y a Javier alternativamente. Queriendo explicar lo inexplicable a uno, y odiando con todas mis fuerzas al otro.

– ¿Cómo has podido ser tan zorra y despreciable puta de hacernos esto a tus hijos y a mi..? No soy ningún millonario pero ¿alguna vez te ha faltado algo guarra..?

– No Arturo, nunca me ha faltado de nada. Y merezco esos insultos.. Lo siento cariño.. lo siento.. lo siento.. -acerté a decir entre incontenibles sollozos-

– No me trates de “cariño” Julia por favor. Ten al menos la decencia de no burlarte de mi.-

– Perdona.. No me burlaba Arturo..Te juro por lo más sagrado que no.. Aunque es lógico que no lo creas siempre te he querido y respetado.. Pero fui débil y caí en la trampa de este chulo sinverguenza.-

– Ten cuidado con lo que dices nena, tus hijos aún no saben nada pero puedo ponerlos al día de lo que eres en cuestión de horas. Así que compórtate como siempre.- Al menos en eso me sentí aliviada. Arturo no sería capaz, como yo misma, de destrozar la vida de nuestros hijos.-

– ¿ Qué coño estás diciendo de que se comporte como siempre hijo de puta ? Te ves muy macho porque tienes ahí a esos dos gorilas para defenderte ¿no? De no ser porque me matarían nada mas acercarme a ti chulo de mierda, ahora mismo serías hombre muerto.-

– Exacto, usted lo ha dicho, no dudo de su lógico y vehemente deseo de quitarme de en medio .. Yo podría defenderme de usted, soy más joven y seguramente más fuerte. Pero usted y yo solos aquí era provocar que uno de los dos “cayera” y no es eso lo que queremos ¿verdad? Porque si cae usted, malo. Si caigo yo, malo también porque tengo gente con los videos y fotos que antes le comenté que no dudarán un segundo en hacerlas públicas y hacerselas llegar directamente a sus hijos. Esos hombres están aquí precisa y únicamente para evitar eso por el bien de todos. No le harían ningún daño, sólo contenerle en el caso de que se abalanzara usted sobre mi. Nada más. Como antes le dije, el mal ya está hecho y la cosa no tiene remedio. No dudo que su mujer le quiere, pero ni ha estado ni está enamorada de usted. Eso sólo lo ha conocido conmigo y por eso ahora me pertenece, si me permite que se lo diga.-

– Cómo que te pertenece desgraciado...?-

– Mire no soy ningún desgraciado, más bien todo lo contrario. Pero ¿qué me dice de usted? Matándose a trabajar todos los días por una mísera cantidad de dinero al mes y que sin exagerarle ni un ápice yo llevo en mi cartera casi a diario, mientras su queridisima esposa se lo pasa bastante mejor que vd.

Yo escuchaba aquella terrible conversación entre los dos como atontada. Creyendo que todo era una mala pesadilla. Sólo un pensamiento tenía fijo en mi cabeza: Mis hijos no sabían nada... Todavía. De aquel mal nacido podía esperar ya cualquier cosa.

– Si. En eso tienes razón chulo asqueroso; como siempre el poder del dinero que pisotea la dignidad y la vida de las personas honradas. Y lo peor es lo bien protegidos que estáis . Contra el puto dinero no hay nada que hacer, pero sin él, gentuza como tú no serviríais para nada en una sociedad civilizada.-

– Pues es posible que tenga usted razón Arturo. Pero el caso absolutamente real, como puede usted comprobar, es que todo lo que poseo -incluyendo a su esposa- se debe a que he triunfado precisamente en una sociedad civilizada como usted dice y partiendo de la nada... Nadie me ha regalado nada jamás. Siento ser tan duro, pero no podemos negar la realidad. Cuanto antes lo asuma, vd. mejor para todos.

Eso mismo digo yo hijo de puta: ¿Porqué humillar más a ese pobre hombre tipejo asqueroso.-Pensé indignada y deseando matar a aquel perverso y cruel psicópata. Y al mismo tiempo, asqueada de mi misma, también pensaba que no fue ese sinverguenza quien humillaba a mi marido sino más bien, yo misma.

– Si, has triunfado. Pero ¿cómo.. ? A costa de la vida de gente que no te hace ningún daño.. Sigues siendo un mierda a pesar de todo el dinero que tengas. Pero una cosa te digo, esta mujer no te pertenece como tú dices, no es una yegua que hayas comprado con tu sucio dinero.-

– Bueno mire ya está bien de insultos. Le estoy respetando a usted todo lo que pienso se merece, pero mi paciencia y tiempo tienen un límite. Puedo con sólo una llamada dejarle sin trabajo, el director del banco donde usted trabaja es un buen amigo mío y de mi padre y los dos tenemos en ese banco cuentas muy atractivas para su jefe. Por eso está vd. aquí ahora mismo; no ha puesto objección alguna en cuanto le dicho que quería verle a vd. en mi casa. Y puedo también amargar la vida de sus hijos cuando quiera. Así que como puede ver, tengo la sartén por el mango. Lo siento pero esto es así. Y va usted a comprobarlo ahora mismo, no quería hacerlo por respeto a usted, pero ya que no me corresponde a ese respeto creo que lo mejor es que lo vea por usted mismo. De esta forma verá más claramente que sólo tiene usted las dos opciones que antes le propuse y que en su ofuscación no pareció entender:

– ! Julia quítate la ropa, te quiero completamente desnuda ahora mismo !- Al menos tuvo la prudencia de no utilizar mi nombre de “batalla”. Pero eso sólo sería cuestión de tiempo en un cerdo como él. Tendría que seguir obedeciendo sus órdenes por mis hijos ahora, y con la humillación y vergüenza añadidas del conocimiento de mi marido.

– Ni se te ocurra Julia .. Ni se te ocurra..- Me gritó mi marido-

– Jav.. Javier no.. Por favor, no..

– ! Venga, he dicho que te desnudes.. Y YA ! O sal por esa puerta.-

– Perdóname Arturo.. Lo siento.. De verdad que lo siento muchísimo.. Los niños, tengo que cuidar de mis niños.- Me excusé llorando mientras comenzaba a desnudarme.-

Sólo vi dos salidas a aquella pavorosa situación en la que me veía: Obedecer a mi marido, salir de allí y luego suicidarme -cosa para la que no sólo no tenía valor, sino que además no me sirviera de nada desgraciando la vida de mis hijos igualmente porque ese canalla cumpliera sus amenazas vengándose de perder a una mujer de su propiedad y por propia voluntad mía, o seguir obedeciendo a ese cruel y destructivo hombre. Opté por la segunda y empecé despacio por quitarme los zapatos primero, las medias después, luego la camisa y por último la falda.. Ya estaba hecho: Completamente desnuda ante los dos hombres, llorando a raudales, con la más absoluta y terrible vergüenza de verme así delante de mi marido y por orden de otro hombre que con mi desnudez completó la vergüenza y humillación que el pobre Arturo estaría sufriendo.

– Bien, ahí la tiene. Cuando yo digo algo nunca es un farol. Le dije que esa mujer me pertenece y usted mismo lo está viendo.. ! Ahora ponte de rodillas y abre bien las piernas !

Inmediatamente obedecí, sin importarme ya nada.. Ni siquiera mi propia vida ni el sufrimiento de mi marido. Mis hijos, sólo pensaba en mis hijos y Arturo alguna vez tendría que comprenderlo aunque no le volviese a ver en la vida. Porque estaba claro que me pediría el divorcio que yo me resignaría a darle con todos los derechos a su justo favor.

– Y si ahora se acerca usted y la toca, la notará completamente empapada y sabe por qué...? Pues porque la pone muy cachonda obedecerme. Y no lo puede evitar por más que ahora quisiera no estarlo. ¿No es así Julia..?-

– Por favor Javier, ya está bien.. Por favor te lo ruego- Le supliqué-

– Ese respeto está mejor. Vuelves a ser mi obediente hembra. Pero quiero que contestes.. O prefieres acercarte a tu marido y que él mismo lo compruebe..?

– Ssi..Si Jav..Javier, estoy mojada-

– Pues ven aquí.. Quiero tocarte para que tu marido sepa que no miento-

Me levanté del suelo y puse mi vientre a su alcance para, como siempre, obedecerle como quería.. No era ya cosa de enfadarle más a pesar de la presencia de Arturo. Mis hijos eran lo primero ahora y siempre. Y de todas formas nada podía yo hacer por evitar el sufrimiento que estaría soportando mi marido. Y Mil veces obedecer respondiendo a su denigrante pregunta y ofrecerme a él que hacerlo descaradamente a mi marido insultándole aún más. No contento con lo que hacía pasar al pobre hombre, me metió dos de sus dedos bien adentro de mi chorreante sexo, y moviéndolos en círculos durante unos segundos que me parecieron eternos.. Más no podía sufrir.. Aquello era una enfermedad que yo debía padecer desde que nací porque cómo si no podía explicarme que estuviese tan mojada en aquella más que insólita y degradante situación. Como decía Javier, era una hembra en celo, en permanente celo. Ninfomanía pura y dura.

- Eso es preciosa, esa es mi hembra. Bien empapado este coño como a mi me gusta-y mirando descaradamente a mi marido- Y mire ésta marca en su nalga, tatuada con mi primer apellido y la cadena en el tobillo con la inicial de mi nombre. Eso, unido a este mojadisimo coño son los bien justificados motivos que tengo para asegurarle que su mujer me pertenece. Y usted sólo tiene un papelito donde un cura dice que es suya.. No señor, lo era.

– Por esto estabas siempre en casa sin bragas ni sujetador ¿no puta calentona..?Juro por Dios que encontraré la forma de hundirte cerdo de mierda. A ti y a la zorra ésta.- Escupió justamente indignado, humillado y desesperado Arturo mientras se dirigía a paso ligero hacia la salida.

– Y me parece muy bien y lógico que quiera hacerlo. Pero no olvide que conmigo, hundirá usted también a sus hijos- Oyendo esto de aquel canalla, Arturo se paró

un instante en la puerta, como sopesando la imposibilidad de hacer nada sin dañar a sus hijos y a continuación salió dando un fuerte portazo. Pero antes de que saliera Javier le dijo esto otro:

– Piense detenidamente en lo que le propuse.. Puede usted obtener su venganza de ella, conseguir pingues beneficios, disfrutar de ésta y otras muchas mujeres.. En una palabra, sea práctico y sobre todo egoista para usted mismo, como lo ha sido y es ella.. Arturo esa herida curará y puede usted vivir muy bien-

! Hijo de la gran puta ! Yo no soy egoista, cuido el bienestar de mis hijos. Aunque tenía razón en que una vez sí que lo fui porque sólo miré por mi sin pensar en las consecuencias que todo esto podía acarrear a los demás.. ¿Cómo iba a saberlo enamorada hasta las trancas como estaba..? Ahora pagaba mi justo castigo. Por mi mala cabeza y sobre todo, peor coño.

Quedamos solos mi cruel verdugo y dueño. Y de nuevo a su disposición, esta vez aún incluso habiendo insultado y humillado a mi marido. Su poder sobre mi era total; un poder que había pasado por encima del padre de mis hijos. Un poder absoluto sobre mi cuerpo y mente y que ineludiblemente me seguía excitando para mayor bajeza, vergüenza y asco de mi misma.

– ¿Porqué me has hecho esto Javier..Porqué destrozarle la vida a un pobre hombre que no te ha hecho daño alguno..? Creo que cumplo bien y te obedezco en todo; no merecía esto.

– Simple Danessa -ya sin miramiento alguno, el nombre de su perra- te necesito disponible para mi o para quien te entregue las veinticuatro horas del día. Ya te sugerí varias veces que pidieras el divorcio y así beneciabas a dos hombres: A mi, a quien perteneces y debes obedecer cómo, donde y cuando yo quiera, y a tu marido a quien dejarías de engañar aunque al principio lo pasara mal. Peor lo estará pasando ahora y le va a durar más tiempo por tu culpa. Por tu egoismo al querer tenerlo todo: El hogar con los niños, tu esposo, tu amante aunque sea siendo una esclava.. En fin, que todo no se puede tener cariño. Además ya has visto que a pesar de todo lo he tratado bien a pesar de sus insultos y descarado tuteo sin haberle autorizado yo a ello.. Y te aseguro que pensará en lo último que le dije; te verás comiéndole la polla y haciendo lo que él quiera antes de lo que piensas.. Llegará a ser feliz incluso sólo con ser un poco listo.-

– Pero Jav..-

– Vale ya de preguntas ni lamentaciones. Hace tiempo ya que te prohibí eso y ahora con más motivo. Creo que te ha quedado muy claro porque lo he hecho. No quiero excusas de ningún tipo cuando te mande acudir a donde sea. Y si te ve salir de casa a las tantas de la noche, pues ya sabe a donde vas y yo no tengo por qué esperar a que él no esté. Eso si sigue viviendo en tu casa. Si no, pues mejor para él. Le he tratado lo mejor posible y ofrecido una vida que ni soñando lograría jamás. En parte para compensarle por lo que está pasando y en parte porque no quiero policías husmeando mi vida...Pero te repito que para mi tienes que estar disponible las veinticuatro horas.- Y seguía sin poder evitar excitarme con sus palabras-

– Ahora ve a traerme un café y ofréceles también algo a esos dos que están ahí fuera.-

Mejor no replicarle, sabía que sería inútil. Le conocía ya demasiado bien. Intenté que al menos me ahorrara presentarme completamente desnuda ante esos dos desconocidos que sin duda estarían riéndose de mi ante lo absurdo de todo lo que habrían oído.

– ¿Puedo al menos vestirme?-

– No ,¿Por qué..?-

– Esos hombres se habrán enterado de todo por Dios; saben que soy casada y me tienes en tu poder engañando a mi marido e hijos. Me da mucha vergüenza.. Por favor..-

– A ver, -un fuerte tortazo en las nalgas- les ofreces algo de comer, beber o lo que sea. Y ese “lo que sea”, te incluye a ti. Les prometí que te prestaría a ellos además de sus honorarios, claro está.. ¿Y qué debes hacer cuando yo prometo algo..?- Otro fuerte tortazo en la misma nalga. Asegurándose de que me doliese-

– Cumplir tus promesas-

– Eso es puta. Ahora ve a lo que te mando y OBEDECE. Les dices que en cuanto me sirvas, les servirás a ellos.-

– Si..-

– Sí ¿qué puta..?-

– Que enseguida te sirvo a ti y luego a ellos, perdona-

– Eso está mejor. No te castigo por esa falta de respeto al responderme porque entiendo que hoy lo has pasado bastante mal. Pero no te aproveches de mi comprensión.-

– No Javier, descuida.-

– Pues venga, vete ya-

Resignada y obediente como siempre, caminé desnuda, descalza y de puntillas para él, a cumplir su órden. Pronto se me pasaría la vergüenza de “atender” a aquellos dos gorilas, quienes por cierto, caí en ese momento en la cuenta de que ya sabían quien era yo y a qué venía. De ahí que a mi respetuoso – me encontré con dos todopoderosos hombres a quienes había que respetar según órdenes- saludo de “buenos días”, sólo uno de ellos me contestó y con irónica sonrisa.

Y allí los tenía de nuevo. Ahora me miraban los dos con verdadera lujuria y una insultante sonrisita pintada en sus labios. De arriba a bajo y cada centímetro de mi cuerpo. Bueno, una vez más haciendo de puta.

– ¿Desean los señores tomar algo...?-

– Pues si preciosa, tráenos unas cervezas-

– Muy bien.. En cuanto acabe de servir a Don Javier, estoy con ustedes con las cervezas y con cualquier otra cosa que quieran de mi-

– Si, de eso puedes estar segura nena-los dos se echaron a reir descarada y humillantemente-

(Olvidé deciros que Javier nos permitía tutearle y llamarlo por su nombre. Pero eso únicamente cuando estuviésemos solos, como “dulce y cariñoso amante”. Pero con que hubiera dos de nosotras sirviéndole, ya teníamos que tratarle de Amo y/o Señor. Y desde luego, con otros hombres -como acababa de hacer ahora mismo con aquellos dos- para mi y sus otras hembras era Don Javier.)

Si, pronto se me pasaría la vergüenza.. Estaba ya más que habituada tanto a estar desnuda delante de hombres desconocidos como a sus sarcásticos y mordaces comentarios.

Me dirigí a la cocina no sin antes acariciar suavemente las mejillas de cada uno con la mejor de mis sonrisas e insinuante mirada. Tenía que ser así, comportarme así. Como una verdadera puta, lo que ya era a todas luces. Javier me ordenó ofrecerme a ellos y claro estaba que se informaría de cómo me había comportado, como hacía siempre con todos los clientes, aunque con estos el dinero que le ingresaba hablaba por sí solo. Y no quería más castigos de Javier. No más inútiles y gratuitos correctivos de quien manda.

Así que iba a obedecerle como hasta ahora. A pesar de lo que me había hecho y me seguiría haciendo sufrir; a pesar de la amarga y pesada cruz que llevaba en mi alma. Tenía que seguir soportando aquello como siempre, seguir siendo la perfecta esclava y puta que él quería para garantizar el bienestar de mis hijos. Y ya estaba de nuevo en mi “salsa” para conseguirlo.

Salí de la cocina con el café de Javier cuando uno de aquellos hombres me llamó y me paró.

– Oye preciosa...-

– Dígame Señor-

– Cuando vuelvas aquí trae puestos esos zapatos tan bonitos con los que llegaste-

– Bien Señor. Como usted diga. Pero tengo que pedirle permiso a Don Javier y si me lo da, me los pondré encantada-

– De acuerdo nena.. Ah, y de paso dile que quiero que te pongas también las medias-

– Muy bien Señor, así lo haré. Enseguida vuelvo-

– Vale, no tardes-

Sonriente y con mi dulce mirada de buscona, comencé a subir la escalera sintiendo en todo mi cuerpo la mirada de deseo del hombre que ya hasta se permitía ordenarme cómo tenía que presentarme ante ellos para despertar más su lujuria.

Joder cómo está esa tía- Oí que decía el otro a mis espaldas.

Toqué suavemente con mis nudillos a la puerta del despacho de Javier y esperé. Siempre me hacía esperar unos segundos antes de permitirme entrar.

– ! Pasa! -diez segundos. Yo no soy nada ni nadie para entrar sin permiso en el despacho de mi Amo. Otra de sus tácticas para hacerme ver y comprender qué era yo para él.

– Tu café Javier- Se lo puse sobre la mesa bien cerquita de él para que el señor se molestase lo menos posible. Quería siempre respeto y sumisión de mi parte y yo se lo daba como siempre... A pesar de los pesares.-

– Los señores me esperan para servirles unas cervezas que me han pedido-

– Pues muy bien.. Venga ¿a qué esperas..?-

– Es que quieren que me ponga los zapatos y las medias y les he dicho que antes tienes que darme tu permiso-

– Eso está muy bien de tu parte.. Jamás debes obedecer nada de nadie sin que antes yo te lo permita-

– Ya lo sé, por eso te lo he dicho-

– Bien, pues hazlo. Y diles que eres “cortesía de la casa”. Son buenos chicos y muy buenos profesionales-

– Como tú digas Javier. Eso haré-

Llegué donde estaba mi ropa y mientras me ponía las medias caí en la cuenta de que mi marido habría visto que no llevaba ni sujetador ni bragas cuando me desnudé. Otra cosa sobre la que el pobre podía estar rumiando dolorosamente, pues más de una vez me había visto así en casa y creyendo que era para él. Ahora comprendería que no, que era por capricho y orden de otro hombre. No me perdonaría jamás lo que le estaría haciendo sufrir. Ojalá le hiciera caso a Javier y decidiera llevar esa vida placentera que le ofreció. Siendo un hombre como es, podría inteligentemente hacerlo y darme con ello en las narices con toda justicia.

Puestos los zapatos me dirigí a cumplir con mis obligaciones no sin antes pedirle permiso al Señor para ausentarme de su presencia.

– Bueno Javier voy a atender a los señores-

– Bien.. Y otra cosa más..-

– Tú dirás-

– Ofrécete a lo que quieran de ti ¿vale? Que no se corten.. LO QUE QUIERAN tú lo harás. ¿Está claro?-

– Muy claro Javier. Lo que quieran de mi. Tú mandas-

– Eso es, vete ya-

Eso podía habérselo dicho él a esos hombres y luego ordenarme obedecerles en todo. Pero no, me obligaba a ofrecerme yo a lo que fuera como una vulgar calentona. No se podía hundir más en la mierda a una mujer. Esperaba que al menos fuesen un poco listos y entendieran que lo hacía por orden suya. Ya habrían oído que era de su propiedad, su esclava y que, como tal, tenía que obedecer. Pero los hombres exaltados por el deseo sexual no entendían ni querían entender nada. Sólo que disponían de un cuerpo de mujer desnudo e indefenso ante sus deseos y caprichos.

De nuevo ante ellos, les miré muy lujuriosamente; sonriendo por su actitud y mirada “depredadora” a mi cuerpo. Extendí los brazos, me di una vuelta completa para que me viesen bien; ofreciéndoles mejor la visión de mi cuerpo desnudo mientras me ofrecía como me mandó Javier.

Señores, cortesía de la casa de parte de Don Javier. Estoy aquí para servirles en lo que quieran. Me ordena Don Javier que les diga que no se priven de pedirme lo que deseen.-Como en cada encuentro con otros hombres, siempre dejaba eso muy claro: Que no era enteramente por mi propia voluntad. Obedecía órdenes.-

– Perfecto hermosura. ¿Así que harás lo que nosotros queramos no..?-

– Si Señor, es lo que me ha dicho él. Que hagan ustedes lo que quieran-

– ¿Eres su esclava verdad?-

– Si Señor, tengo que obedecerle-

– Pues vaya suerte que tiene el amigo. Una tía como tú y su esclava-

Dicho eso, me agarró por la cintura y me lamió y mordisqueó el cuello mientras me sobaba a conciencia los pechos. Pegaba su bragueta, caliente y conteniendo una impresionante erección a mis muslos restregándose contra ellos. Saberme esclava de Javier y entregada a ellos, ponía exageradamente cachondos a los hombres. Y estos, no eran diferente a los demás.

Luego me dio la vuelta, poniéndome de espaldas a él, masajeando ahora mis nalgas con su durísima bragueta mientras seguía lamiéndome todo el cuello levantando mi pelo y agarrándome con fuerza las tetas. Así me tuvo durante un buen rato, mientras yo le correspondía dejándome hacer y acariciándole su cabeza delicadamente con mis suaves dedos y uñas. Tenía que ser y mostrarme muy complaciente. Ofrecer al hombre “calidad”, lo que mi Señor siempre prometía a quien me entregara. Así que me mostraba muy cariñosa con mis caricias por todo el cuerpo del hombre: Sus brazos, los hombros, la cabeza, su espalda y, como no, el suave y delicado masajeo en su durísimo pene. Retiraba mi mano de ahí para acariciarle por otra parte de su cuerpo, pero enseguida llevaba mi mano de nuevo a su verga, ya bien dura, para que le siguiera magreando. Yo ya dejaba mi mano allí y no la movía a acariciarle en otra parte pues el hombre quería las caricias allí. No faltaron como siempre las palabras obscenas de macho caliente, encendido de deseo ante mi sumisión a su deseo, ni las humillaciones a una hembra con su sexo empapado de incontenible flujo vaginal que le prometía una soberbia follada.

– Pues si. Eres una esclava que obedece a su Amo, pero este coño está bien mojado y no estás precisamente mojada por él. Ahora soy yo quien te lo pone así ¿verdad preciosa?

– Claro que si Señor, me gusta que mi Amo me haya entregado a usted-

– Si.. Ya lo veo ya. Pero ¿porqué no nos tuteamos?-

– Me encantaría Señor pero lo tengo prohibido. No me permiten tutear a los hombres-

– Venga nena, olvida eso. No pienso decir nada a tu Amo-

Y una mierda.. No dudarían un segundo en traicionarme informando a Javier de mi comportamiento. El otro, celoso como era de que yo sólo hiciera lo que él mandarse, me castigaría a su antojo por ponerme cachonda con otro hasta el punto de desobedecer sus claras órdenes de respetar a los hombres empezando por no tutearles jamás. Aunque me lo pidieran..

Y que equivocado estaba en cuanto a mi chorreante excitación. Si estaba así era por saberme propiedad de mi todopoderoso y cruel Amo y estar haciendo aquello con otro por obedecer sus deseos, aunque no niego que el tío de turno me pusiera cachonda con sus magreos, tocamientos y caricias. Pero desde luego no era ese el motivo principal de mi enorme calentura. Siempre pensaba en Javier, en su poder sobre mi cuando servía a otros hombres. Si incluso mojaba con sólo limpiarle la casa al viejo completamente desnuda porque obedecía realmente a Javier. Cuanto más me vejaba tratándome como a su esclava, más me excitaba. Y todos esos ilusos hombres creían que era por ellos aunque sus caricias y durísimas vergas que yo les ponía así con “mis artes” y mi cuerpo no me dejaran indiferente. Era ofrecerme totalmente a quien fuera por orden de mi hombre lo que de verdad me llevaba al éxtasis. Cumplida y satisfecha mi, hasta hacía poco tiempo escondida fantasía, de ser esclava de un hombre es lo que sacó a la luz Javier.. Así que yo le pertenecía a él por derecho propio y a nadie más aunque se tomara el derecho a entregarme a otros. Jamás hacía nada con los demás hombres que él me hubiese prohibido. Como por ejemplo dejarme besar en la boca. Nunca. A menos que se tratara de alguien muy especial o importante para él. Con estos dos me había entregado a lo que ellos quisieran -como otras veces con otros tíos- pero de eso quedaba tácitamente excluido los besos en la boca. Para hacerlo, tenía primero y expresamente que mandármelo él. Si no me decía nada al respecto, la norma era no besar a nadie en la boca. Eso me llenaba de orgullo ya que por una parte yo podía pensar que al menos mi boca la quería sólo para él y, por otra, me tranquilizaba higiénicamente hablando. Norma fácil de cumplir porque prácticamente la mayoría de los hombres evitaban besar a una mujer a sabiendas de que ha estado con más hombres. Sólo unos pocos sin muchos escrúpulos conmigo lo intentaban, supongo que por su enorme calentura y mi atractiva cara, y boca de sugerentes labios.. Y éste machote era uno de ellos.

– Vale pues muy bien, mejor incluso. También me pone cachondo que me respetes putilla.

– Gracias por entenderlo Señor-

– Ya, pero veo que me rehuyes cuando voy a besarte en la boca y antes dijiste que lo que nosotros quisiéramos ¿qué pasa entonces..?-

– Que también lo tengo prohibido Señor, lo siento- Olvidé decirles que Don Javier me tiene impuesto eso-

– Y ¿qué más..? Para no verme cortado otra vez-

– Nada más Señor. Ya lo que usted quiera fuera de eso-

– Muy bien, porque voy a follarte el culo ahora mismo-

– Si Señor, como usted desee-

Dicho y hecho, me volteó violentamente y me puso de rodillas en el sofá con las piernas bien abiertas y me penetró salvajemente por detrás. Sentí dolor pues gastaba una tranca de considerable tamaño.. Pero pronto me dilaté ofreciéndole mi agujero moviéndome hacia delante y atrás gozando y haciéndole gozar a él de la impresionante follada que me estaba dando.

– Ahora vamos a ver ese coño-

– A su disposición Señor para cuando lo quiera-

– Pues ahora mismo nena.. Ahora mismo-

Y como con mi culo, la sacó de allí para taladrarme de un sólo golpe y hasta el fondo de mi bien húmeda vagina. Me bombeó largo rato y a su entero placer. Volvió de nuevo al culo y, bien lubricada su verga, ahora me penetró con más fuerza y placer. Lo mismo que sentía yo, aunque realmente estaba siendo ultrajada y usada por un desconocido. Lo que siempre sentía con todos, pero que no podía evitar que me gustase física y sexualmente hablando y sobre todo por lo que dije antes: Obedecía a mi hombre, espoleada y estimulada además por un macho que me poseía a su entero placer.

El otro hombre hasta ese momento sólo estuvo observando todo y vi por el rabillo del ojo cómo empezaba a magrearse la bragueta cachondo ya sin duda por lo que estaba viendo y mis palabras y entrega como mujer esclava que soy y ofrecida a ellos. Me extrañó que tardara tanto en “intervenir” hasta que por fin se decidió. Estaba claro que era mucho más tímido que su compañero. Pero la timidez desapareció ante la escena que tenía ante él y la seguridad de saberme sometida a la voluntad de ambos por orden de mi Señor. Se acercó al sofá, puso un pie encima del asiento y con su verga fuera y completamente tiesa, me agarró del pelo tirando de él hasta llevar mi cara a su ansioso pene. Y una sola palabra: ! CHUPA !

– Claro que si Señor, como usted quiera- Respondí sumisamente para complacerle más-

También tenía una buena herramienta aunque algo más pequeña que la me perforaba ahora otra vez el culo. Le chupé despacio y suavemente. Adentro hasta mi garganta y luego lentamente hacia fuera. Pero exigente y como loco de deseo, me obligó tironeando de mi pelo a mover la cabeza con más velocidad, cosa que hice en cuanto me obligó a ello con sus fuertes tirones en mi pelo. Al poco rato ya quería más.

– Venga tú, déjame follarla por esos agujeros y cógela tú por la boca si quieres-

– De acuerdo si, me falta probar la boca de esta linda putilla-

Se cambiaron y quien antes me follaba, ahora me metía la verga en la boca mientras que el otro se afanaba en disfrutar de mi coño. Ahí estuvo un buen rato hasta que se le antojó penetrarme el culo como su amigo. Volví a sentir el calor de la fuerte fricción en mi agujero trasero.

Bien penetrada por mis tres agujeros me tuvieron durante más de veinte minutos, hasta que el último en llegar fue el primero en “descargar”.. Sentí como su abundante y caliente semen inundaba mi intestino. Se corría con fuertes sacudidas llevando su pene hasta el fondo dejándolo clavado allí mientras acababa de correrse. Satisfecho ya, me la volvió a meter en el coño de un fuerte empujón y allí completó su orgasmo con salvajes acometidas y jadeos de placer. Acabó por restregármela en las nalgas limpiándose y al mismo tiempo golpeándome con su verga una vez que la hubo dejado seca. Me dio dos tortazos en los muslos y con eso parecía haber quedado satisfecho.

El otro no tardó, creo que demasiado estaba tardando después de haberme estado follando durante largo rato. Las caricias de mis labios y lengua le llevaron a no poder contenerse más.

– Voy a correrme en tu boca preciosa. Eso no lo tendrás prohibido puta porque me encanta.

Tristemente negué con la cabeza. Y digo tristemente porque era lo que peor llevaba. Tenía que hablar con Javier para que me permitiese por lo menos escupir el semen de los tíos. A la mayoría les gustaba que me lo tragase y eso además de repugnarme, me daba miedo por lo que pudieran contagiarme. Ya llevaba bastante mal sentir en mi boca la violenta entrada de esperma que a duras penas podía contener para encima tener que tragarlo. Afortunadamente la mayoría de las veces y disimuladamente lo escupía en mis manos o zapatos sin que el hombre de turno diese importancia a eso. Pero otros, me lo exigían expresamente alegando que bastante habían pagado como para que yo no les diese ese gusto. Por eso quería hablar con él, para que me lo prohibiese como los besos en la boca. Pero nunca me atrevía por que no pensara que su hembra ponía “pegas” a sus obligaciones para con sus clientes.. Tenía que encontrar el momento de pillarlo de buen humor para pedírselo, porque normalmente mostraba conmigo una actitud tan déspota y exigente que me disuadía de pedirle nada.

Y por fin llegó tan trabajoso y repugnante final para mi. En mi boca comenzó a entrar un abundante chorro de esperma caliente y espeso que como siempre me provocaba arcadas que cada vez contenía mejor pero no por eso dejaban de ser muy desagradables.

Por fin el hombre terminó follándome lentamente la boca para quedar satisfecho del todo y yo conteniendo su semen debajo de la lengua con la esperanza de que no me ordenase tragarlo. La sacó de mi boca y le limpié con los labios y sequé con mis manos por ver si mostrándome tan solícita en dejarle limpio no me exigía tragar su esperma. Además era mi obligación limpiar a los hombres cuando acababan conmigo porque las hembras de Javier eran de calidad y él siempre ofrecía calidad en todo. Y por eso debíamos dar un esmerado “servicio” hasta el final y eso incluía que el hombre no tuviera que molestarse en la limpieza de su verga o cualquier otra parte de su cuerpo que hubiese tocado el nuestro.

Cuando el hombre se hubo guardado su ya bien complacido miembro, le miré conteniendo su semen en la boca al tiempo que me quitaba un zapato.

– ¿Quieres escupir mi leche en el zapato guarrilla - Asentí-

– ¿Qué pasa te gusta eso..?- Como pude hablé-

– Es que no puedo escupirlo al suelo o en el water por respeto a Vd. Señor-

– ! Ah ! Coño te tienen bien adiestrada ¿Y porqué no te lo tragas?-

– Si usted quiere Señor...- No era cosa de pudiera decir a Javier que había puesto pegas a su deseo de tragarme su semen. Él les había prometido ! Lo que quisieran !

– Pues no, pero con el zapato me has dado una idea. Quiero que te quites las medias y los escupas repartiéndolo dentro de cada una ¿de acuerdo?-

– Claro que si Señor, como usted desee-

Me quité las medias, las recogí hasta llegar al pie y ahí escupí a partes iguales su semen. A continuación me las puse quedando las medias y mis pies empapados de esperma. Sentada en el sofá, levanté los pies para que pudiesen ver bien mis pies mojados.

– Muy bien putilla. Eso te recordará durante bastante tiempo la follada que te hemos dado-

– Si Señor, por supuesto que si. ¿Puedo ya ponerme los zapatos?-

– Claro, y camina un poco. Me gustará verte sabiendo cómo llevas los pies-

Y mientras caminaba para ellos, se podía oír el chapoteo a cada paso que daba provocado por el líquido en los zapatos. Daba traspiés pues aquello resbalaba, cosa que muchas veces me obligó a mantener el equilibrio para no caer cuando a Javier se le antojaba hacérmelo. Ese extravagante gusto de Javier por echarme su leche en los zapatos me había salvado hoy de tener que tragarme un buen golpe de esperma.

– Bueno nena, hora de irnos. Hemos hecho media hora más de servicio pero que buen “servicio”. Pregunta a tu Amo si seguimos más tiempo-

– Gracias Señor. Enseguida vuelvo-

Ya en la puerta del despacho de Javier esperé a que me autorizase a entrar. Cosa que como siempre hizo tras un breve rato.

– Javier que tienen que irse. Preguntan si se quedan más tiempo-

– ¿Te has portado?-

– Claro que si, puedes preguntarle a ellos. Han quedado contentos o por lo menos eso me han dicho-

– Ya pero conmigo no porque los zapatos y las medias eran para ellos. Mi última orden conmigo era que estuvieses completamente desnuda. Ahora tendrías que haber entrado aquí descalza y sin medias-

Me eché a temblar, no caí en eso.. ¿Cómo podía tenerle tanto respeto y miedo a este sinverguenza que había destrozado mi matrimonio? Pero así era, le temía. Le temía y no sólo por mis hijos. Le tenía miedo sería ya porque me había acostumbrado a eso. Pero menos mal que tenía una excusa plausible.

– Perdona Javier. No ha sido por desobedecerte. Uno de esos hombres ha querido que me escupiera su semen en las medias y tengo los pies empapados. Claro que hubiese vuelto aquí descalza pero te hubiese manchado el suelo-

– Ya.. Pero luego hubieses podido limpiarlo antes que desobedecerme ¿no te parece?.. O ir al baño y lavarte los pies, puesto que ya has cumplido con ellos, y vienes a verme a mi ¿no crees?- Como siempre tenía salidas para todo con tal de castigarme. Y lo peor era que en éste caso tenía razón.. No caí en eso. ¿Cómo fui tan tonta conociéndole como le conocía?-

– Bueno si, tienes razón. Perdóname, con todo lo que he pasado hoy y después estar con esos hombres no he caído en ello. No volverá a pasar-

– Seguro que no volverá a pasar. Eso lo puedes jurar. En cuanto a lo que has pasado hoy no es excusa. Te lo aclaré todo y decidiste seguir sirviéndome y en cuanto a estar con esos tíos era tu deber de siempre, luego tampoco es excusa. Así que de momento te largas de aquí, le dices a esos dos que suban aquí y tú llamas a tu casa y dices a tu familia que ésta noche no vuelves a casa. Vas a pasarla conmigo-

– ¿Vas a castigarme? ¿Después de lo que me has hecho pasar hoy y de complacer a dos hombres para tu gusto, vas a castigarme?-

– ! No empieces con tus putas protestas ! A ver cuando coño se te mete en la cabeza que eres una simple y puta esclava mía y que tienes que aprender a simplemente OBEDECER y punto.. Obedecer a la perfección y sin fallos ni olvidos tontos que sabes que no soporto. Así que ! Fuera de aquí ! Y obedece a lo que acabo de mandarte-

– Vale, vale.. Ya me voy.. Como tu mandes-

– Un momento puta. Ve antes a meterte tu huevo en el coño y me traes el mando a distancia.. Y LO QUIERO YA, AHORA MISMO-

– Vale, vale Javier. Como tú mandes, enseguida te lo traigo- contesté todo lo humildemente de que fui capaz para no enfadarle más. Iba a pasar toda una noche con él.

Corrí al trastero de la cocina, busqué nerviosa y asustada aquel huevo metálico al que tanto temía. Lo metí en mi vagina, dejando fuera el cable que servía de antena y cogí el mando para llevárselo YA, como me había ordenado. Todo por no cabrearle más. Corrí de nuevo a las escaleras cuando de pronto me di cuenta de que volvía a su despacho sin estar descalza. Sólo me llevaría un minuto quitarme zapatos y medias y secarme bien los pies para no ensuciar el suelo que luego yo tendría que limpiar. Tal vez al verme rectificar y obedecerle no fuera demasiado duro conmigo. Así que como un rayo me quité zapatos y medias y en treinta segundos -aquel maldito esperma era bien pegajoso- estaba de nuevo en las escaleras. Llamé a su puerta y cuando me permitió entrar, corrí descalza y de puntillas a entregarle el dichoso mando con el que empezaría mi castigo. Pareció satisfecho de lo poco que tardé y además sin zapatos ni medias y mis pies sin dejar huellas en el suelo. Me miró, vio que estaba descalza para él, y su silencio me dio a entender que le gustó lo poco que tardé y además llegué sin zapatos ni medias y los pies limpios. Pero a pesar de eso, sabía que me castigaría de todas formas.

Si, iba a castigarme. Y bien. Y muy bien por tonta que fui. Había ya decidido seguir obedeciéndole a pesar de todo y porque aquel maldito hombre aún seguía metiéndose en mis entrañas sin poder remediarlo. Y tonta de mi que creía tener algún derecho por lo pasado hoy a sabiendas de que es un hombre sin escrúpulos ninguno. En fin, una vez más tenía que resignarme y someterme a sus insultos, vejaciones y ahora castigo, además de tener que llamar a mi casa y que estuviese Arturo y decirle que no iría esta noche sabiendo él el motivo. No podía ser más amargo lo que ahora estaba viviendo.

Rogaba por que no estuviese mi marido, -o mi ex marido- ya que con mis hijos no me resultaría tan dificil mentirles con la excusa de tener que quedarme a trabajar.

Dije a aquellos hombres que subieran al despacho, y luego de propinarme sendos tortazos en las nalgas el primero que me usó, se fueron escaleras arriba. Naturalmente, Javier me mandó llamarles no sólo para pagarles sino también por ver si encontraba otra excusa para castigarme más. Esperaba que aquellos tipejos le hablasen bien de mi. Suerte que no le hice caso cuando me pidió que le tutease.

Luego fui al teléfono y marqué el número de mi casa.

! Diga ! Voz seria, triste y amarga de Arturo. Estaba claro que la suerte me daba de lado.

– Arturo di a los niños que tengo que quedarme ésta noche en el trabajo.. Que hay mucho acumulado y me pagan horas extras por favor-

Te quedas con él no puta de mierda.. Te lo ha ordenado.. Tiene razón cuando dice que le perteneces. ¿Donde está tu dignidad guarra? Eres poco menos que una mierda sin ninguna decencia ni vergüenza. Ese cabrón podía haberte dejado tranquila hoy por lo menos, y que atendieras a tus hijos no por mi desde luego-

– Y no tengo dignidad ni vergüenza Arturo, las perdí por proteger a nuestros hijos . Y me quedo por mi culpa.. Lo siento. Acabo de meter la pata insultándole por todo lo sucedido hoy - Le mentí-

Quedarte a qué--? A que te folle lo que quiera para compensarle..?-

– No, sólo a limpiar su casa por haberle insultado-volví a mentirle- no se lo creería por supuesto, pero tampoco podía decirle la verdad de que iba a castigarme y luego usarme a su antojo-

¿Limpiarle la casa o la polla idiota? ¿Crees que soy tonto?-

– No, no eres tonto. Tienes derecho a pensar lo que quieras Arturo.. Lo siento de verdad..Crée por Dios al menos que lo siento con todo mi corazón-

Y una mierda lo sientes.. Adios y que folles y disfrutes todo lo que quieras-

Colgó violentamente y dejándome en un mar de lágrimas; me dejó destrozada como merecía, sobre todo porque ese hombre estaba en mi casa con toda seguridad sufriendo lo indecible. ¿Porqué le haces esto a un buen hombre cabrón y cruel hijo de puta cuando te lo he dado todo para mayor bienestar y deleite en tu vida. Pensé llorando amargamente y más aún porque no podía hacer nada para evitarlo.

Volví a la cocina a esperar a que esos hombres se fueran y a que el Señor me llamase mediante un doloroso y aterrador latigazo eléctrico en lo más íntimo de mi y que se extendería a mis muslos y piernas. Siempre le tuve pavor a la electricidad y ahora tenía que soportarla con verdadero pánico en todo mi ser.

Esa era mi vida.. Y lo peor, ¿hasta dónde llegaría Dios mío? De momento sólo era una extraña y aberrante mezcla de sufrimiento-placer imposible de describir. Obedecer era el único sentido y opción que me quedaba. Dirigiéndome siempre y obligatoriamente en ese sentido. Como en una autopista, sólo podía seguir ese sentido. La vida de momento no me ofrecía otra salida. Sólo OBEDECER...

 

CONTINUARÁ...

(10,00)