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Dando los buenos días contando un sueño

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Hoy me he levantado muy malito, con una erección tremenda. La culpa ha sido de Morfeo que te ha traído conmigo esta noche. La verdad es que la culpa no ha sido sólo suya, tu y yo hemos tenido mucho que ver. Sin decirte nada, me había cogido el día libre y las 9:00 te llame por teléfono como ya he hecho alguna vez.

S: Buenos días, ¿qué tal?

E: Bien, ¿y tú?

S: Bien, ¿Cómo se presenta el día?

E: Ya sabes, estoy de fin de semana, voy a ser un poco mala. ¿Y el  tuyo? ¿Mucho curro?

S: La verdad es que yo si voy a ser malo, no he ido a trabajar, me he cogido el día libre, ¿qué te parece si te duchas, te viste y nos vemos en 15 minutos donde siempre?

E: ¡Estás loco! Mejor en 20, hasta ahora

S: Hasta ahora.

Te recojo donde siempre y nos vamos del pueblo, sé que vamos hablando pero no recuerdo la conversación, sólo sé que me has pedido que pare el coche a unos pocos kilómetros, me has dicho que quieres besarme. Paro el coche, nos damos un beso muy suave, me pides que vayamos al asiento de atrás pero te digo que no, que tengo un plan mucho mejor. Vuelvo a poner en marcha el coche, seguimos hablando, he cogido tu mano y la estoy dirigiendo cada para cambiar las marchas, no sé si lo entiendes pero es una forma de decirte que este coche lo conducimos los dos. Hemos llegado a nuestro destino, te llevo hacia un hotel, te has quedado callada, hay una habitación reservada, recogemos las llaves, no sales de tu asombro, estas colorada:

E: Te voy a matar

S: Vale, haz lo que quieras pero primero viólame. (Un poquito de humor para romper la tensión).

E: jajajajaja. Eres la leche.

Subimos a la habitación, nada más cerrar la puerta me empiezas a besar, nos besamos pero te pido que pares un momento, conecto el móvil a la luz, le pongo unos pequeños altavoces y le doy al play. Empezamos a besarnos, sé que mientras lo hacemos estamos hablando pero no oigo lo que decimos, la canción que he puesto invade mis oídos en mi sueño (Secrets de One Republic). Empezamos a desnudarnos el uno al otro, estamos de pie ya desnudos, no puedo evitarlo y empiezo a bailar contigo, nos estamos mirando a los ojos, nos estamos besando, todo es muy tranquilo, tu mano empieza a acariciar mi pene, notas que empieza a estar duro, sin embargo te paro, te miro a los ojos y mientras beso tu cuello, mientras muerdo el lóbulo de una de tus orejas te susurro al oído “despacio, disfrutemos de cada segundo, bailemos”. Seguimos bailando, tu piel contra mi piel, noto tus pezones erectos, siento tu excitación, notas que estoy excitado, nos besamos muy despacio en la boca, en el cuello, en el lóbulo de una oreja, de la otra, mi lengua recorre el interior de tus orejas.

Te cojo en brazos y te llevo sobre la cama, te tumbo boca arriba y me tumbo a tu lado. Veo en tus ojos que crees que ha llegado el momento, que en breve estaré dentro de ti, pero te equivocas, hoy tengo otros planes. Empiezo a besarte, me encanta besarte, no me canso nunca de hacerlo, mientras lo hago cojo tus muñecas y las ató con un pañuelo de seda y el otro extremo lo ató al cabecero de la cama, miro tus ojos y veo la sorpresa, pero es sólo sorpresa, quizás algo mezclada con la excitación de lo que ha pasado ya, o con la excitación de lo que va a  pasar. Beso suavemente tus labios y empiezo a bajar hasta tu cuello, voy muy despacio, no tengo prisa, quiero saborear cada segundo, pero sobre todo quiero que tú lo saborees, que sientas la intensidad de cada caricia.

Tus pechos me están esperando, bajo hacia ellos pero en ningún momento mi lengua se ha despegado de tu piel, noto tus escalofríos, empiezas a estar muy excitada, me dices algo, no sé lo que es, pero decido no hacerte caso. Empiezo a comerme el pezón de tu pecho derecho, como si fuera un niño pequeño, haciéndolo cada vez un poco más grande. Mi lengua abandona tu pezón pero sigue recorriendo tu pecho y luego sigue por tu costado hacia abajo, llego a la altura de tu cintura entre besos y caricias con mi lengua, sigo por el exterior de tus piernas, muy, muy despacio, hasta llegar a tus pies, empiezo a lamer tus dedos, como si fueran pequeños penes, miro hacia arriba, veo tu cara y veo tu coñito brillar. Me encanta esta sensación, saber que aún no ha pasado nada y estas súper excitada. Cojo otro pañuelo y ato el pie que estoy besando a la pata de la cama, empiezo a subir lamiendo y besando el interior de tu pierna, el interior de tu muslo hasta llegar a tu coñito. Está muy, muy mojado, mi lengua lo recorre, se introduce en la profundidad de tu intimidad, pero no tardó mucho en salir, en buscar tu clítoris, introducirlo entre mis labios, como si fuera un pequeño pezón, pero al mismo tiempo acariciándolo con la punta de mi lengua. Estas muy mojada, te escucho jadear, pero tus jadeos se confunden con la canción que está sonando ahora en mi móvil, una canción francesa muy conocida (Je t'aime... moi non plus). Tus gemidos se intensifican, uno de mis dedos se introduce en tu coñito y empiezo un ligero mete-saca mientras mi boca y mi lengua siguen acariciando tu clítoris. Así alcanzas tu primer orgasmo, abandono tu clítoris y subo hasta tu ombligo, besándote, lamiéndote, otra vez muy despacio sigo hacia arriba, pasando entre tus pechos, hasta alcanzar tus labios.

Te miro a los ojos, ahora no hablamos, nuestras miradas lo dicen todo. Simplemente nos besamos una y otra vez, muy, muy suave. Me pides que te penetre pero yo vuelvo a besarte el cuello, el lóbulo de tus orejas, estoy decidido a volverte loca, sigo otra vez hacia abajo, pero esta vez hacia tu pezón izquierdo, juego con él durante un buen rato, pero sigo por tu costado hacia abajo, acariciándolo con la punta de mi lengua, como antes pero ahora es el otro costado. Alcanzo tu caderas y sigo bajando por el exterior de tus piernas, alcanzo tu otro pie, lamo tus dedos, uno a uno, como antes, pero ahora es tu pie izquierdo y también lo ato con un pañuelo al borde de la cama y empiezo a subir besando y lamiendo el interior de tu pierna, el interior de tu muslo izquierdo hasta alcanzar tu coñito, estoy repitiendo la misma juagada que antes, me encanta comerte, sigues diciéndome cosas pero no recuerdo que me dices, meto la lengua en tu interior, sigues encharcada y vuelvo a jugar con tu clítoris, miro hacia arriba y tienes los ojos cerrados, no has podido mantenerlos abiertos, noto como empiezas a temblar. Dejo tu clítoris, me levanto y te la meto de un solo golpe hasta el fondo, no te lo esperabas, te quedas mirándome mientras gritas:

E: ¡¡¡ ahh, cabrón!!  ¡Que pollón tienes!

Tus ojos se clavan en los míos, mientras mi polla entra y sale de ti, una y otra vez, desato tus brazos, te necesito más activa y lo entiendes, me abrazas, me clavas las uñas en la espalda, con mi nanos tiro del nudo de los dos pañuelos que sujetan tus pies, ahora tus piernas también me abrazan, me aprietas con ellas como buscando que entre aún más en ti. Así alcanzas tu segundo orgasmo, noto como tus fluidos bañan mi pene, eso me pone aún más caliente. No sé si irme contigo o tratar de sacar tu tercer orgasmo, me salgo de ti, te llevo al borde de un lateral de la cama, te pongo boca arriba, cojo una almohada y la pongo bajo tu culito y estando yo de pie vuelvo a introducirme dentro de ti, te la meto hasta el fondo y prácticamente la sacó entera, me estoy entreteniendo en verla desaparecer entera dentro de ti, despacio pero con mucho recorrido, así empiezo a aumentar el ritmo, cada vez más deprisa pero con mucho recorrido, empiezo a pensar que no voy a conseguir tu tercer orgasmo, no puedo más:

S: ¿dónde quieres que acabé?

E: Donde quieras, te has ganado lo que quieras

Te miro a los ojos y subo aún más el ritmo, me estas mirando, tus ojos muestran una excitación sin límites, mi cara tiene que ser muy parecida, sabes lo que voy a hacer, sé que lo sabes, noto como mi polla empieza a contraerse, pero también noto como tu coño la estrangula, te estas corriendo, me estoy corriendo, noto salir mi leche, sé que notas su calor en tu interior, gritas, grito, sigo un poco más pero veo en tus ojos que te has corrido ya, me tumbo sobre ti, ruedo sobre la cama hasta ponerme en posición normal, te arrastro a mi lado, tu cabeza está sobre mi brazo y nos estamos besando, me miras a los ojos:

E: ¡Te odio!

S: ¿Por qué?

E: Por cómo me haces sentir, porque esto no lo voy a poder olvidar nunca, porque si, porque te odio.

Simplemente sonrió y te doy un piquito, me miras a los ojos, me poner boca arriba y te pones sobre mí, vas bajando hacia mi polla y empiezas a lamerla

S: Necesito tiempo para recuperarme

E: Yo necesito comértela, me da igual que se recupere

Sigues comiéndomela, mirándome a los ojos, sabes que me encanta y ella empieza a reaccionar a tus caricias, te pones a cuatro mirándome a los ojos con mi pene en tu boca y al mismo tiempo empiezas a masturbarte.

E: ¿Sabes Sergio?, así leo tus relatos

Mi polla sigue creciendo y no tardas demasiado en volverla a poner en forma, me miras a los ojos, te pones sobre ella y te dejas caer, empiezas a cabalgarme, con mucho recorrido y muy, muy deprisa. Me dices muchas cosas, pero en los sueños, no todo se oye. Vas muy rápido, tus pechos botan mientras tu botas sobre mí, una y otra vez. No puedo por menos que estrujar tus tetas pero quitas mis manos de ellas, quieres que esto se quede grabado en mi memoria y lo vas a conseguir, gimes, gimo, una y otra vez. Te cojo de la cintura y trato de ayudarte a llevar el ritmo, pero no me dejas. Quieres hacerlo tú, quieres hacérmelo tú y así sigues, en la misma postura, con la misma intensidad, una y otra vez, nuestros miradas se entrecruzan, nuestros gemidos se solapan con la canción que suena en estos momentos (Against The Wind de Bob Seger). Te aviso que me voy a correr pero sigues cabalgándome hasta el final, me corro y sigues un poco más hasta correrte tú, caes sobre mí, mirándome a los ojos.

E: Tú lo has dicho, este coche lo llevamos los dos. ¿Qué piensas?

S: Que esto es una locura y que me encantan las locuras.

Así nos quedamos un rato, abrazados, luego nos levantamos, nos duchamos juntos, con muchas caricias pero creo que no lo volvimos a hacer o tal vez si, esa parte no la recuerdo mucho, la veo como difuminada, sólo recuerdo que te confesé que me encanta la cara de una mujer recién duchada y después de haber tenido un orgasmo. Ya en el coche:

S:  Elena, abre la guantera porfa y coge un paquete que hay dentro

E: ¿Qué es esto?

S: Es un regalo para ti (lo abres, es un conjunto de ropa interior de Christian Dior de un color de esos que escapan a la escala cromática que tenemos los chicos, entre azul y verde)

E: ¡cómo te pasas, es precioso!

S: Me alegro que te guste. Sabes, me encantaría que te lo pusieras este domingo

E: ¿Y eso?

S: Porque mientras escucho atentamente esas conversaciones que algunos y algunas consideran entretenidas quiero que sepas lo que estaré pensando.

E: ¿Qué estarás pensando?

S: Mirar chicas, tras la mirada inocente de la pequeña Elena  se esconde una mujer que os deja enanas a todas vosotras, tras esa ropita hay un cuerpazo impresionante y hoy lleva un conjunto de Christian Dior que me muero de las ganas de vérselo puesto y de quitárselo. ¿Qué porque lo sé? Porque se lo he regalado yo. Esto sí que es interesante y no la conversación con la que nos estáis obsequiando, pero sabéis que es lo más interesante, la sesión que nos metimos el otro día, si lo supierais no sé de qué os ibais a morir antes, si del escándalo o de la envidia. ¿Y sabéis porque está cruzando las piernas?  Pues sí, habéis acertado.

En este momento sonó el despertador y claro, así estaba yo. En fin, no se queridas lectoras, se admiten consejos, ¿Creéis que debo intentar hacer esta fantasía realidad?, como mujeres, ¿Qué haríais si vuestro amante os da los buenos días de esta manera? Y lo más importante, ¿Qué hará Elena?

Buenos días Bichito!!!!

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