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Celebrando la victoria de España

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Me puse el vestido, recogí mis cosas de la playa, las metí en el bolso y cogí el coche para ir a ver la final con mis amigas. No me puse el sujetador porque aun estaba un poco mojada del último baño y me gusta sentir la fina tela del vestido sobre mis pechos húmedos.

Llegué justo después de que Silva marcara el primer gol. Había quedado con mis amigas en un sitio pero con todo el alboroto que había me perdí entre la masa. Di varias vueltas y las llamé al móvil pero era imposible que lo oyeran. Decidí esperar al descanso para buscarlas confiando en que la gente se moviera buscando bebidas o ir al aseo.

Y marcó Alba y nuevo jaleo. Un chico que se encontraba detrás de mí me abrazó y me levantó en el aire. Me llevé un susto tremendo y me giré para recriminarle la acción pero tenía tal cara de felicidad que no le dije nada y salté y grité gol con él, dejándome llevar por el éxtasis del momento. Me abrazó de nuevo. La gente no paraba de saltar, la marea humana se movía sola, nos juntamos tanto que empecé a sentir un poco de claustrofobia. Pero no solo eso. Mi nuevo amigo me empezó a tocar las tetas aprovechando el apretón generalizado de cuerpos humanos. Aunque el vestido no era escotado y sí un poco flojo, era de una tela tan fina que parecía que había metido las manos por debajo. Intenté zafarme de su abrazo pero no pude. Se apretaba contra mí, empecé a notar su cosa dura en mi culo, me acariciaba las tetas, me pellizcaba mis pezones que estaban duros en contra de mi voluntad. Y me soltó. Me giré para darle una buena hostia pero ya no estaba.  Me fui de aquella zona, encontré a mis amigas pero me dio vergüenza contarles lo ocurrido, por eso lo hago aquí. Me daba vergüenza porque me excité, no sé por qué, pero estuve toda la noche cachonda pensando en eso.

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